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vendredi 14 mars 2025

El dilema del constructivismo ruso (Armando Arteaga Nuñez, 1988)

(Del libro: “La modernidad en la arquitectura”)
 
El constructivismo arquitectónico ruso tiene el equivalente del Bauhaus alemán.
 
EL DILEMA DEL CONSTRUCTIVISMO RUSO Por Armando Arteaga 
 
Esta época estuvo muy caracterizada: los pintores “proyectaban” y los los arquitectos “dibujaban”.

El constructivismo ruso es el movimiento arquitectónico que mejor se conoce en occidente. Para la cultura nacional rusa, en su totalidad, el período del vanguardismo ruso en el arte, y particularmente, en el campo de la arquitectura, es un periodo que comprende una parte muy importante de esta cultura. Los rusos han sido siempre una nación de intérpretes geniales de esta apertura hacia lo occidental, y han llevado sus aportes hasta la cumbre misma del proceso histórico-cultural y artístico de la humanidad. Tal fue la herencia de Bizancio en la Rusia Antigua, y también, con la cultura europea desde los tiempos de Pedro El Grande; y mejor, si hablamos, de una cultura rusa “moderna” cuando desarrollaron un ambiente cultural propio gracias al vanguardismo de la primera década del Siglo XX. 

El constructivismo ruso fue un buen momento para la historia de la arquitectura.

Por los caminos de la arquitectura, y el vanguardismo de los años veinte de este Siglo XX, podemos acercarnos a la espiritualidad, a la cosmovisión, y a las tradiciones, de varios pueblos islámicos, eslavos y occidentales, que desde la revolución bolchevique han venido buscando desarrollar sus propias individualidades a través de un estado multinacional. Los rusos han ocupado un ambiente cultural -muy sugestivo- gracias al vanguardismo desde la primera década del siglo veinte. El constructivismo ruso fue un buen momento para la historia de la arquitectura. Pero, sobre todo, es una parte importante de esa historia del vanguardismo -como escuela y como tendencia arquitectónica-. Así, como también, es la parte más importante de este original movimiento artístico de ruptura con la tradición rusa. El constructivismo ruso -como concepción vanguardista- fue capaz de dar muchas ideas nuevas para la arquitectura: esa corriente de la arquitectura universal que se llama “desconstructivismo” por ejemplo, y que está enraizada dentro del constructivismo ruso. El constructivismo ruso tuvo el acierto de no conformarse con el “prolekultur”, sino que solo formó parte de ese “prolekultur”. El “prolekultur” fue una corriente de extrema izquierda en todo el arte, en toda la cultura rusa, que buscaba una nueva unidad entre la ciencia, la industria y el arte. Y, con mucha lucidez política, el constructivismo formó parte orgánica de este movimiento cultural.
 
Vladimir Tatlin fue un excelente pintor ruso, el más ilustre representante del constructivismo pictórico desde la época en que se formó el movimiento donde estaban otros como Malevich, Rodckenko, Kandinsky y Gan Lissitzky, entre otros, que crearon grandes “obras” para el conjunto de las artes plásticas y el diseño gráfico dentro del vanguardismo.


El constructivismo arquitectónico ruso tiene el equivalente del Bauhaus alemán, y fue parte importante del vanguardismo de los años veinte. Dentro de esta vanguardia, el constructivismo ruso fue una rama de las tantas de ese árbol frondoso. Metido en esa vanguardia, el constructivismo ruso no fue un movimiento más de los tantos que existieron. Sucedió que el constructivismo ruso dentro de todas estas tendencias nuevas impulsó mejor su concepción, y fue el único movimiento arquitectónico y pictórico que logró realizarse totalmente en la práctica. Los otros movimientos -cognoscibles y coexistentes- de ese momento solo quedaron como decoraciones fantásticas, como ideas novedosas y expresiones sinceras, de creadores alborotados. Los vanguardistas rusos lograron una producción espiritual, y los constructivistas rusos consolidaron “obras” materiales (aunque hoy “piezas” de museos) que son testimonios –si se hiciera una verdadero rescate valorativo- para una interesante “revelación cultural” que albergó una autentica “revolución cultural”; reseñaron para la posteridad una revista de “agitación” y comenzaron a construir sus “nuevos” proyectos. Estos proyectos “altisonantes” de los constructivistas llamaron mucho la atención occidental, y está acción “proyectual” levantó la propaganda hacia el constructivismo como movimiento artístico. No por eso dejaron de existir otras tendencias que no eran menos interesantes que el discutido constructivismo. El constructivismo fue el único movimiento ruso que logró captar la atención a nivel mundial en el exterior. Solo comparable a este éxito cultural -con etiqueta de revuelta- son las obras cinematográficas de Eisenstein y de Pudovkin. *(1). 
 
Vladimir Tatlin fue un excelente pintor ruso, el más ilustre representante del constructivismo pictórico.

Vladimir Tatlin fue un excelente pintor ruso, el más ilustre representante del constructivismo pictórico desde la época en que se formó el movimiento donde estaban otros como Malevich, Rodckenko, Kandinsky y Gan Lissitzky, entre otros, que crearon grandes “obras” para el conjunto de las artes plásticas y el diseño gráfico dentro del vanguardismo **(2). Esta época estuvo muy caracterizada: los pintores “proyectaban” y los arquitectos “dibujaban”. De la pintura se llegó a la arquitectura. Se puede decir que el símbolo del vanguardismo arquitectónico de los años veinte fue el proyecto de Vladimir Tatlin para el edificio en la III Internacional Comunista. Aprovechando los nuevos materiales de los últimos tiempos, y de las nuevas “estructuras” con el uso del hierro, el cemento, y el nuevo estilo espectacular del concreto “armado”. 

El “proyecto” de Tatlin es un proyecto fantástico.


El “proyecto” de Tatlin es un proyecto fantástico: el arquitecto ha creado una nueva imagen, un nuevo lenguaje para la arquitectura y para el arte. Era un “proyecto” extraordinario, una visión filosófica nueva. Era un edificio que miraba hacia el futuro: la forma del edificio era una “espiral”. Una “espiral” que se desarrollaba de abajo hacia arriba, un edificio inclinado y con un ángulo de inclinación que coincidía con el ángulo de inclinación de la tierra. El edificio de Tatlin era una “estructura” que se desarrollaba y se lanzaba hacia el futuro. La “espiral” nos hace recordar el desarrollo de la humanidad de abajo hacia arriba, era un icono simbólico del progreso. Era una visión del “futurismo”. Sin embargo, este edificio era una reminiscencia fiel a la imagen “historicista” de la Torre de Babel, algo que nos remitía al Génesis –según el designio divino de poblar la tierra de habitantes reunidos en la llanura del Senaar-, después del Diluvio, cuando decidieron construir aquella célebre torre bíblica: donde Dios confundió milagrosamente el lenguaje de los constructores de ese vasto monumento llamado Birs-Nimrud; o un enorme parecido al “babélico” cuadro del holandés Brueghel llamado también “Torre de Babel”. La misma congruencia edificable -era esa imagen de Tatlin-, que alternaba y friccionaba muy bien -en altivez- con la Torre de Eiffel (a cuya fastuosidad “futurista” le expresó más tarde su admiración Vladimir Maiacovski en su poema Conversando con la Torre de Eiffel). 
 
Era un edificio que miraba hacia el futuro: la forma del edificio era una “espiral”.


El trabajo de Tatlin no fue solamente construir un icono, una obra monumental, sino este edificio era para albergar el trabajo de la III Internacional Comunista. Y, aquí, se puede volver al contenido del termino constructivismo. Hay una opinión –tergiversada- que los constructivistas son aquellos arquitectos que experimentaban con las “estructuras”. La semántica de la palabra “construcción” en ruso no significa “estructura”, sino “edificación”. El constructivismo esperaba -entonces- con esta palabra no referida a las “estructuras” sino a las “edificaciones” del mundo, hacer “un cambio” en el mundo, y generar ciertos procesos sociales de “cambios” a través de la arquitectura. 

El edificio de Tatlin era una “estructura” que se desarrollaba y se lanzaba hacia el futuro.

El materialismo y el pragmatismo en la obra arquitectónica de Ginzburg es también “el último suspiro” del constructivismo. Se puede afirmar que Ginzburg fue una de las figuras más representativas del constructivismo arquitectónico, y se puede decir también que era el ideólogo. Filosóficamente, el constructivismo era un movimiento cultural que estaba relacionado con los grupos de arquitectos constructivistas. En la cultura rusa, espontánea y rigurosamente, o quizá, insólitamente, es “la regla de oro” de la cultura rusa donde se mezclan las cosas que parecen ser muy distintas. Por eso -en el constructivismo- se mezclan el positivismo con el pragmatismo, el realismo con lo fantástico, un idealismo insólito con un racionalismo permanente. El constructivismo, como teoría y agitación cultural, tenía entre sus “manifiestos” una concepción filosófica, una ideología idealista para transformar el mundo. Los arquitectos constructivistas se contradecían, pretendían hacerlo con “métodos” muy concretos, con “postulados” y “teoremas”, con propuestas matemáticas e ingeneriles, y con teorías muy pragmáticas.
Era una visión del “futurismo”.


La Asociación de Arquitectos Contemporáneos (OSA) que de manera formal estaba bajo la dirección de Lissitzky era una organización que presionaba hacia la modernidad, pero este impulso efectista liquidó un proyecto “futurista” y dió pasó al rígido Plan de Vivienda. Los constructivistas no estaban solos en el escenario de los años 30, había otras tendencias. Ginzburg era el iceberg de cierta tendencia “futurista”, con sus ideas, y teniendo como representantes artísticos a los hermanos Vesnian, ellos se aproximaron a cierto surrealismo. Se acercaron a las formas occidentales de la arquitectura contemporánea, en este vaivén cultural, expusieron sus concepciones teóricas, y Lizzitsky fue el predicador de cierto activismo modernizante en el año 32, donde también destacaron otros arquitectos como Leonidov, Golosov, Melnikov y Ladovsky, entre otros, de gran aporte conceptual y de “proyectos” que han quedado para la posteridad en la historia de la arquitectura, y en “El Constructivismo”. 

El constructivismo ruso fue un buen momento para la historia de la arquitectura.

Estos “sindicatos” de artistas y arquitectos que agitaban , empezaron a ser vistos como emporios de disconformidad, estas uniones independientes y contestatarias fueron declarados fuera de la ley, y se creó otro orden administrativo burocrático, una sola y vertical organización para todos los arquitectos de la Unión Soviética que se llamaba Unión de Arquitectos de la URSS. Esta fue una de las fórmulas represivas que se estilaron durante el régimen duro de Stalin, no solamente para controlar e intervenir en asuntos del oficio de la arquitectura, sino en todas las demás artes, incluidas otras esferas de la vida espiritual y cultural. Fueron prohibidos los ejercicios de diversas profesiones, se formaron organizaciones totalitarias que fiscalizaban las actividades creativas de los arquitectos, pintores, cineastas, músicos y escritores. 


Estos proyectos “altisonantes” de los constructivistas llamaron mucho la atención occidental, y está acción “proyectual” .

La idea de unir a todos los arquitectos en una sola asociación nació el año 28, en la misma Sociedad de Arquitectos, porque existían tantas tendencias y tantas fracciones que se peleaban entre ellos, y eso distraía la atención de los arquitectos de los problemas fundamentales e importantes. Los iniciadores de esta nefasta iniciativa, los promotores de estas ideas unionistas eran –precisamente- los mismos constructivistas y en particular Guinzburg. No se puede precisar si la OSA., fue un pretexto de los unionistas para liquidarla y suspenderla, de todas formas, habían condiciones para que hubiera terminado así clausurada e inutilizada, desde su interior brotaba un sector estalinista, pro-burócrata, y otro sector: más libre –por lo menos- de las hegemonías políticas. El burocratismo que propició Stalin, contribuyó a que en la arquitectura se diese la proliferación de las construcciones prefabricadas, algo que transformó la arquitectura rusa en monocorde, en una arquitectura de diseño elemental y soso. Los estanilistas decían que no había recursos para construir, y otros decían que no había arquitectos para el diseño de la nueva arquitectura, y se justificaba el pre-fabricado. Ahora, mirando hacia atrás, no es valida ninguna de las dos apreciaciones.

“Proyectos” que han quedado para la posteridad en la historia de la arquitectura.

Yo afirmaría, una apreciación de carácter muy personal, que durante el régimen estalinista, la arquitectura precisamente ha tenido un desarrollo de austeridad que Stalin como dictador entendía de cierta importancia, era una arquitectura pragmática para con el pueblo ruso, y por eso se postergaba lo que este llamó “pomposidad” en la arquitectura rusa. En la época de Stalin, hubo además un desarrollo peculiar -por supuesto- para la arquitectura. Aún durante el estalinismo, el ser arquitecto era una de las cosas más prestigiosas de entonces, era algo muy importante, se respetaba mucho el aporte “libre” de los arquitectos, y creo que la monotonía empezó con más fuerza –justamente- con la muerte de Stalin. Una tendencia hacia el clasicismo se dio en la arquitectura rusa durante Stalin y solo ahora hay un nuevo estado de ánimo, y esto es parte fundamental de esta crisis actual de unidad y de identidad nacional, desde cuando se da el clasicismo como sistema formal y que llegó a Rusia, desde los tiempos de Pedro El Grande, y sin embargo, a pesar de que llegó algo tarde: el clasicismo encontró un terreno fértil para sus hazañas y primores. La idea de la reglamentación era muy típica para la mentalidad del clasicismo, tanto para la mentalidad imperial como para la burocrática socialista, que desde entonces, hubo la tendencia de que la arquitectura tenía que ser muy reglamentada. Por otro lado, las ideas imperiales, no eran propias solamente al círculo que las rodeaba y las fomentaba, sino que la intelectualidad izquierdista –también- los apoyaba en una Rusia caótica y muy desordenada. Las ideas de una organización estricta, las ideas de un ordenamiento total, tenían bastante atractivo. Y, por eso, se puede decir que el clasicismo en Rusia es algo orgánico para el espíritu ruso a pesar de que el arte se desarrollaba en ascenso muy libre. Los artistas y arquitectos en algún momento levantaron ese clasicismo y después lo derrumbaron, sin embargo, en otras épocas, la apertura fue más romántica, con más intensidad. Inclusive, en la época de la vanguardia se mantuvo esa intensidad romántica que ha rechazado completamente toda la influencia histórica occidental, toda herencia. Se puede, hasta hoy, descubrir la utilización de esa intensidad romántica. Yo creo que el clasicismo es un sistema filosófico libre que pretende armonizar y ordenar el mundo a su manera perfeccionista. Tiene un futuro kantiano, y va a darse a través de nuevas ideas tanto para la arquitectura como para otras artes, todavía en el clasicismo anidan principios democráticos y básicos de la extensa humanidad. 


Lizzitsky fue el predicador de cierto activismo modernizante en el año 32.

Ahora, con la oportunidad y la presencia de la “perestroika”, con el regreso de la economía de mercado a Rusia, los arquitectos van a tener que volver y buscar al cliente, aunque se supone también que desde ciertos sectores de la iniciativa privada se han organizado e impulsado también algunas cuestiones fundamentales de las nuevas tendencias en la arquitectura. Por supuesto, que en el futuro, esta nueva forma va a ser igual que en cualquier otra parte, hay una tendencia a “internacionalizar” los estilos. La relación entre comprador y vendedor en la arquitectura rusa aún no se define, tan mercantilmente. Pero la labor del arquitecto es hacer un mundo mejor y nuevo, cada vez más hermoso, nosotros estamos porque se tenga una visión critica del proceso histórico del vanguardismo y la arquitectura, se ponga mayor énfasis en lo educativo por parte del usuario en cualquier clase social, y en donde “espacio” necesite, se edifique con libertad creativa los nuevos “diseños” de esta arquitectura rusa actual. Teniendo en cuenta, muy claramente, que el asunto historicista del constructivismo levantó trementadas expectativas en el lado occidental. 


Por los caminos de la arquitectura, y el vanguardismo de los años veinte de este Siglo XX. 

Vislumbro en estos momentos de “la transparencia” soviética, de estas reformas de la “perestroika”, una situación favorable para superar aspectos dogmáticos, para superar estancamientos políticos, con las nuevas reformas por parte de todos estos pueblos que forman parte del estado soviético, y que están en contra del burocratismo, claro está, mirando las cosas desde afuera. Vislumbro cambios, rechazando revisionismos trasnochados, si es que estamos preparados para el cambio permanente de las cosas como querían los constructivistas. Estamos por el lado de revisar desapasionadamente los diseños y las obras de los arquitectos del constructivismo ruso, y seguro vamos a encontrar que su aporte sincero está en tener una actitud por el cambio, ellos estaban por la renovación de los estilos, por democratizar el lenguaje y el mensaje de la gran edificación que se proyectaba hacia el futuro, y también creo que no fueron muy comprendidos en su momento de moda que agitaron, sino algo muy tarde todavía, a partir de la década del setenta, en que empieza esta enorme valoración por sus aportes desde occidente. Pero el futuro ya pasó, y la “modernidad” de las cosas planteadas desde ese enorme potencial fantástico de sus proyectos es algo que importa mucho para el diseño; quedan sus obras edificadas, y por último: un lugar muy especial de prestigio aun no comprendido en la historia de la arquitectura para el constructivismo ruso.
Marzo 1988.


Los vanguardistas rusos lograron una producción espiritual, y los constructivistas rusos consolidaron “obras” materiales (aunque hoy “piezas” de museos) que son testimonios –si se hiciera una verdadero rescate valorativo- para una interesante “revelación cultural” que albergó una autentica “revolución cultural”; reseñaron para la posteridad una revista de “agitación” y comenzaron a construir sus “nuevos” proyectos. ----------

*(1) Para una mejor comprensión de estas etapas de ciertos idealismos esteticistas de la cultura rusa recomendamos investigar en algunos libros y textos siguientes en castellano: -“Constructivismo”. Varios autores. 376 páginas. Madrid, Comunicación (Alberto Corazón Editor.), 1973. -“El Nuevo Realismo Plástico” K. Malevitch. 181 páginas. Madrid, Comunicación (Alberto Corazón Editor), 1975. -“La Bauhaus”. Varios autores. 230 páginas. Madrid, Comunicación (Alberto Corazón Editor). -“El sistema de los signos: teoría y práctica del estructuralismo soviético”. Varios autores. 190 páginas. Madrid, Comunicación (Alberto Corazón Editor). -“Formalismo y Vanguardia”, Sklovski, Eijenbaum, Tinianov. 172 páginas. Segunda Edición. Madrid, Comunicación (Alberto Corazón Editor). -“Cine soviético de vanguardia. Teoría y lenguaje”, Tinianov, Eisenstein, Dziga Vertov, Nebrodovo. 208 páginas. Madrid, Comunicación (Alberto Corazón Editor). -“La arquitectura del siglo XX: textos”. Varios autores. 540 páginas. Madrid, Comunicación (Alberto Corazón Editor). -“Teoría de la historiografía arquitectónica”, R. De Fusco. 220 páginas. Madrid, Comunicación (Alberto Corazón Editor). 

Malevitch fue productivamente hablando un gran teórico.


** (2) El inicio de Malevitch es cubista y llega al futurismo, teoriza y transforma su accionar tras los acontecimiento de 1915. Deja la pintura para ocuparse en la arquitectura. Empieza su camino en cierto idealismo que más tarde le abre las puertas hacia el “suprematismo”. Es una figura decisiva en la lucha contra la arquitectura neo-regionalista rusa, su texto “La arquitectura como afrenta al cemento armado” es parte de este accionar. Publica otros textos en el Bauhaus en 1927, son ideas nuevas que han ajustado cuentas con sus otras ideas iniciales, antípodas de aquel entusiasmo por la revolución, el hombre nuevo, la economía socialista, etc. De ese malestar que acusan las ideas de Malevitch se configurar el “suprematismo” tal como la historiografía consagra a este interesante momento: “Elemento fundamental al suprematismo –dice Malevitch-, tanto en pintura como en arquitectura, es la liberación de toda tendencia social o materialista. Toda idea social, por grande y significativa que pueda ser, proviene de la sensibilidad pictórica o plástica. Ya sería el momento de reconocer de una vez por todas que los problemas artísticos, de una parte, y los del estomago y la razón, de otra, se hallan considerablemente separados entre sí”. Más tarde vendrán las arremetidas vanguardistas que subyacen finalmente al mismo Malevitch, a Kandinski, a Mondrian, sus atributos son muy parecidos. 

 

jeudi 24 octobre 2024

René Gabriel, un designer avant la lettre

 SOURCE: https://explore.psl.eu/fr/le-magazine/focus/rene-gabriel-un-designer-avant-la-lettre

Une vie = une œuvre

Aucune image de l’homme ou de ses proches, pas de documents administratifs, de correspondance : les quelque 3 500 archives de René Gabriel, accessibles via la bibliothèque numérique de PSL, sont exclusivement des travaux préparatoires et des photographies de ses productions. La vie de cet artiste au parcours éclatant reste dans l’ombre.

René Gabriel, Publicité. Dessin à la mine de plomb et à la gouache
Publicité. Dessin à la mine de plomb et à la gouache, 1940 (© René Gabriel. Droits réservés)

René Gabriel naît en 1890 à Maisons-Alfort, dans un milieu modeste. Il entre à l’École Germain Pilon en 1912 puis à l’École supérieure des Arts Décoratifs (aujourd’hui l’EnsAD, établissement associé de l’Université PSL), dont il sort diplômé en 1917. Désargenté, il gagne sa vie en montant des décors de spectacles et se lie alors d’amitié avec l’homme de théâtre Léon Chancerel.

Sigismond Chrome, dominotier

En 1919, René Gabriel s’établit dominotier, c’est-à-dire fabricant artisanal de papier peint, ouvrant une boutique rue de Solferino. Il refuse la mécanisation et travaille « à la planche ».

La publicité pour ses produits passe par un personnage imaginaire, « Sigismond Chrome », vieux dominotier inventé par Léon Chancerel et s’exprimant par sa plume. René Gabriel lui dessine un visage et met en page ses slogans, démarrant à cette occasion une activité durable de graphiste et d’illustrateur.

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Sigismond Chrome. Impression d’un dessin de René Gabriel, 1929 (© René Gabriel. Droits réservés)
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Table d’impression d’un dominotier. Dessin à l’encre, 1931 (© René Gabriel. Droits réservés)
Projet de céramique pour la Manufacture de Sèvres. Dessin à la mine de plomb et à la gouache, 1927 (© René Gabriel. Droits réservés)
Projet de céramique pour la Manufacture de Sèvres. Dessin à la mine de plomb et à la gouache, 1927 (© René Gabriel. Droits réservés)

Un créateur polyvalent

En 1919, René Gabriel crée également des meubles, qu’il présente au Salon d’Automne et au Salon des Artistes Décorateurs, le SAD ; il acquiert très vite succès et notoriété. À partir de 1924, il enseigne le dessin à l’École des Arts appliqués de la Ville de Paris.

Son travail se diversifie encore au cours des années vingt puisqu’il dessine des céramiques et réalise des décors de théâtre.

De l’Art Déco à l’épure

Les premières créations de René Gabriel s’inscrivent dans le style « Art déco », qui donne une place importante à l’ornementation. Cependant, l’artiste s’oriente rapidement vers des formes simples et des matériaux peu coûteux.

Son importante participation à l’Exposition internationale des Arts Décoratifs en 1925 témoigne d’un style moderne tranchant sur les décors surchargés qui dominent.

Cuisine. Dessin à la mine de plomb et à la gouache, 1925
Cuisine. Dessin à la mine de plomb et à la gouache, 1925 (© René Gabriel. Droits réservés)

La technique à visage humain

En 1929, René Gabriel revend sa boutique pour rejoindre l’entreprise Viacroze, qui édite et diffuse son mobilier et ses papiers peints.

Ceux-ci sont désormais produits mécaniquement : l’artiste prend le tournant de l’industrialisation mais il saura, tout au long de sa carrière, donner à la production industrielle un visage humain.

Son travail s’incarne d'ailleurs à nouveau dans un personnage : « l’Oncle Sébastien », vieillard imaginaire dont il dessine les traits en masque de théâtre et qui vante les produits Viacroze par la plume de Léon Chancerel.

Les Propos de l’Oncle Sébastien
Les Propos de l’Oncle Sébastien : gazette de bonne entente commerciale paraissant six fois l'an, éditée par Viacroze à l'intention des dépositaires et collaborateurs de la maison. Imprimé, s.d. (© René Gabriel. Droits réservés)
Bar avec comptoir courbe, chaises et tables en tube métallique
Bar avec comptoir courbe, chaises et tables en tube métallique. Dessin à la mine de plomb et à la gouache, 1932 (© René Gabriel. Droits réservés)

Un modernisme social

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Éléments RG : meubles avec liseré bleu. Dessin à la mine de plomb et au crayon de couleur, s.d. (© René Gabriel. Droits réservés)

Avec la crise des années trente, René Gabriel fait montre d'un souci accru d’économie et de gain de place, auquel s’ajoute l’objectif de la fabrication en série. Il conçoit des meubles composés de modules baptisés « éléments RG », dont les multiples assemblages et combinaisons possibles permettent d’optimiser de petits espaces. 

Car René Gabriel est un artiste socialement engagé ; à sa mort, Léon Chancerel soulignera dans son hommage funèbre que son ami a « voué sa vie à la création et à la diffusion d'un mobilier et d'un équipement susceptibles d'apporter le confort et la joie à ceux qui n'étaient pas des privilégiés de la fortune. »

Le mot « populaire » fait donc sens lorsque, en 1934, René Gabriel quitte Viacroze pour fonder les « Ateliers d’Art Populaire », à la même adresse que le centre d’art dramatique dirigé par Léon Chancerel.

Théâtre

René Gabriel s’est intéressé à l’espace théâtral assez tôt dans sa carrière, scénographiant dès 1927 des mises en scène de Louis Jouvet. Pour le théâtre, il invente des machineries sophistiquées, des scènes rondes ou rectilignes, des salles de spectacle, et même des costumes. Il réalise les programmes et les décors des « Comédiens Routiers », troupe fondée par Léon Chancerel au sein du mouvement scout, et travaille aussi pour le « Théâtre de l’Oncle Sébastien ».

Salle de théâtre avec scène surélevée. René Gabriel
Salle de théâtre avec scène surélevée. Dessin à la mine de plomb et à la gouache, s.d. (© René Gabriel. Droits réservés)

Esprit d’enfance

Le Village des enfants : le « Théâtre municipal ». René Gabriel
Le Village des enfants : le « Théâtre municipal ». Dessin au crayon et à la gouache, 1937 (© René Gabriel. Droits réservés)

Car l’Oncle Sébastien, ancien porte-parole de Viacroze, s’est mué en effigie d’un théâtre pour enfants fondé par Chancerel. Le bonhomme est aussi devenu l’emblème d’une collection de livres pour la jeunesse, les « Albums de l’Oncle Sébastien », illustrés par René Gabriel.

Celui-ci n’a jamais eu d’enfant mais nombre de ses créations manifestent une proximité avec le monde de l’enfance, s’exprimant principalement dans ses papiers peints par des couleurs fraîches, des tracés clairs et des thèmes naïfs.

En 1937, René Gabriel construit le « Village des enfants » de l’Exposition internationale de Paris, décor rural de carton-pâte traversé d’une rivière, où les petits visiteurs peuvent déambuler.

Le Village des enfants, avec présence d'enfants. Jean Collas
Le Village des enfants, avec présence d'enfants. Tirage photographique, 1937 (© photographie Jean Collas. © René Gabriel. Droits réservés)

La notoriété

Pavillon de la France, Groupe des matières premières pour la parfumerie, à l’exposition internationale de New York
Pavillon de la France, Groupe des matières premières pour la parfumerie, à l’exposition internationale de New York. Dessin à la mine de plomb et à la gouache, 1939 (© René Gabriel. Droits réservés)

Au cours des années trente, René Gabriel expose régulièrement au Salon des Artistes Décorateurs (SAD) et, à partir de 1935, il participe chaque année au Salon des Arts Ménagers. L’Exposition internationale de 1937 à Paris, puis celle de New York en 1939, comprennent des pavillons, des halls et des stands entièrement aménagés et décorés par l’artiste.

Son modernisme sensible, encore marginal au milieu des années vingt, rencontre, une décennie plus tard, la tendance devenue majoritaire chez les décorateurs, convertis à l’épure mais rejetant le purisme froid d’une avant-garde radicale.

Pauvres et riches

En 1938, René Gabriel abandonne les Ateliers d’art populaire pour ouvrir son agence à Montparnasse. Maître incontesté du mobilier industriel de qualité, il fait distribuer ses meubles en bois blanc dans les grands magasins, tout en créant aussi de luxueux ensembles sur mesure pour une clientèle aisée.

Dès 1940, la guerre plonge dans le dénuement des milliers de sinistrés. En 1941, le Service des Constructions Provisoires commande pour eux du mobilier d’urgence. René Gabriel exécute alors un nombre considérable de dessins et de plans pour ce type d’équipements.

Chambre d’étudiant sous les combles. René Gabriel
Chambre d’étudiant sous les combles. Dessin au crayon et à la gouache, s.d. (© René Gabriel. Droits réservés)
Bureau d’un dirigeant, mobilier en bois ciré. René Gabriel
Bureau d’un dirigeant, mobilier en bois ciré. Dessin au crayon et à la gouache, s.d. (© René Gabriel. Droits réservés)

Consécration d’un visionnaire

Après la guerre, le Ministère de la Reconstruction et de l’Urbanisme (MRU) sollicite architectes et décorateurs pour redonner un cadre de vie aux plus démunis. Les meubles en série ont prouvé leur nécessité, ils connaissent un franc succès au SAD de 1946. René Gabriel est alors nommé président de la Société des Artistes Décorateurs. Le MRU fait appel à lui pour meubler les cités expérimentales construites après-guerre et, en 1947, il collabore avec Auguste Perret aux nouveaux appartements du Havre.

La même année, il devient chef d’atelier à l’École nationale des Arts décoratifs.

Mobilier pour sinistrés. © René Gabriel.
Mobilier pour sinistrés. Dessin à la mine de plomb sur calque, 1944 (© René Gabriel. Droits réservés)

Les dernières années de sa vie, René Gabriel travaille beaucoup pour l’hôtellerie, un univers aux contraintes familières de petits habitats temporaires meublés en série. En 1949, il supervise la section Hôtellerie du SAD et, la même année, il se voit décerner la Légion d’Honneur.

Postérité

Chambre avec mobilier combiné - René Gabriel
Chambre avec mobilier combiné, le tour de lit devenant table de travail. Dessin au crayon et à la gouache, s.d. (© René Gabriel. Droits réservés)

À la mort de René Gabriel, en 1950, ses idées avant-gardistes triomphent : les équipements modulaires sont devenus courants, les sobres meubles de la Reconstruction dégagent une esthétique intemporelle, prisée parce qu’indémodable.

Aujourd’hui, les intuitions de l’artiste se révèlent prémonitoires à travers le besoin croissant d’équipements pour la précarité et l’urgence, le rejet d’une technologie déshumanisante, ou encore la recherche d’une beauté dictée par les usages et portée par des matériaux simples – le credo des designers.

Retrouvez l'ensemble des archives de René Gabriel dans la bibliothèque numérique de PSL.

Focus conçu et rédigé par Catherine Geoffroy, chef du Pôle documentaire de l’École nationale supérieure des Arts Décoratifs

En savoir plus

CHAUVIN, Élisabeth, GENCEY, Pierre, Utopie domestique : intérieurs de la Reconstruction, 1945-1955. Paris : Éd. Piqpoq ; Ville du Havre , 2014

CHAUVIN, Élisabeth, GENCEY, Pierre, Appartements témoins de la reconstruction du Havre. Bonsecours : Éd. Points de vues ; Ville du Havre, 2007

FERRET, Céline, René Gabriel, architecte-décorateur. Mémoire de DEA, Université de Paris I Panthéon-Sorbonne, 2002 [consultable à la bibliothèque de l’EnsAD]

GENCEY, Pierre, Jacques Hitier, modernité industrielle. Paris : Éd. Piqpoq , 2012

GENCEY, Pierre, Marcel Gascoin : design utile. Paris : Éd. Piqpoq ; Ville du Havre , 2011

Art utile, blog de Pierre Gencey 

L’appartement témoin d’Auguste Perret et René Gabriel au Havre

À voir aussi : les céramiques conçues par René Gabriel à la Manufacture de Sèvres et les meubles créés par l’artiste au Musée des Arts Décoratifs.

+ SUR BLOG "ART UTILE" : http://art-utile.blogspot.com/search/label/GABRIEL

jeudi 26 septembre 2024

Les villes et décors psychédéliques de Wenzel Hablik (synthèse de arts)

 

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Wenzel Hablik 
(1881, Brüx, Bohème, Autriche-Hongrie ; 
1934, Itzehoe, Allemagne)
 
 
       Self-Supporting Cupola with five Mountain Peaks as Basis, 1925
 
À l'âge de six ans, il trouve un cristal dans lequel il voit des "châteaux et montagnes magiques". Plus tard, il s'en rappelera dans son art (ou ses arts: arts visuels, peinture, graphisme, architecture, design textil), Expressioniste, constructiviste, membre de l'Arbeitsrat für Kunst (Conseil des travailleurs pour l'Art ou encore Soviet des Arts) et de la Gläserne Kette (la chaîne de verre ou la chaîne de cristal). 

Archivo:Wenzel Hablik, Křišťálový zámek v moři, 1914, Národní galerie v Praze.jpg   
Crystal Castle in the Sea, 1914, National Gallery in Prague

Dans ses peintures il laisse libre cours à ses utopies urbaines en dehors de toute considération pratique, et ramène ses décors dans l'espace intérieur concret. Fascinant.

Archivo:Wenzel Hablik.jpg  
Cycle's Utopian Architectures, Airplane Towers, Silos, Artist Apartments, 1921, huile sur châssis, 94x189.5 cm
 
 On pense tout de suite à L'Age de cristal (le film des années 1970) en voyant ses villes volantes, ses châteaux, de cristal: mais en beaucoup plus "large".



Grandes construcciones utópicas coloridas, (1922) 
Grandes construcciones utópicas coloridas, 1922

Je me demande si Roger Caillois, qui aimait lui aussi pierres et cristaux, connaissait son oeuvre? 

 Exhibition Space Wallpapers by Wenzel Hablik | Obelisk Art History  
Design pour une salle de bal, 1924, Wenzel-Hablik-Stiftung, Itzehoe

Évidemment on pense au Formulaire de Chtcheglov, à La Nouvelle Babylone de Constant, et plus largement à la synthèse des arts, des romantiques aux situationnistes.

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La maison de Wenzel Hablik à Itzehoe