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mardi 28 octobre 2025

EL CUARENTA Y UNO / Сорок первый (Grigori Tchoukraï, 1956)

"¡Muy bien! ¡Dejemos que cada niña se enamore del enemigo y luego lo mate!" 

FUENTE : https://cinerusia.blogspot.com/2012/03/el-cuarenta-y-uno.html?




Argumento:

En los primeros años de la Guerra Civil Rusa, un destacamento del Ejército Rojo compuesto por veintitrés combatientes liderado por el comisario Evsyukov, retrocede derrotado desde el Mar Caspio hacia las arenas del desierto de Karakum.

Entre el grupo sobresale la figura de Maryutka, una francotiradora que ha abatido 38 guardias blancos. Al avistar a un grupo de tres jinetes Maryutka da muerte a los números 39 y 40. Pero el tercer jinete lograr escapar. El objetivo del destacamento de Evsyukov es alcanzar el mar de Aral y llegar hasta Kazalinsk, donde está el Estado Mayor. Una mañana, Maryutka avista una caravana de kazajos con diez camellos. Los soldados rojos atacan a la caravana para apoderarse de los camellos, y Maruytka falla al disparar a un oficial blanco que viaja con los kazajos. Hubiera sido su víctima número 41. El comisario Evsyukov accede a llevarse sólo la mitad de los camellos, ante los ruegos del jefe kazajo. Evsyukov ordena a Maryutka custodiar al prisionero blanco, el teniente Govoruja-Otrok, enviado en misión diplomática por el almirante Kolchak.
Al acampar para su descanso nocturno, el campamento es asaltado por los kazajos robando los camellos. Más tarde, la caravana kazaja es interceptada por el Ejército Blanco, que conoce entonces que el teniente Govoruja-Otrok ha sido capturado por el destacmento de Evsyukov. El coronel blanco ordena al capitán Kuchkovski la persecución de los rojos para así liberar al teniente. El destamento continúa, pese a todo, su penoso viaje por las blancas arenas del desierto. Lo soldados van pereciendo por el camino, pero finalmente siete personas, entre ellos el teniente prisionero, llegan al Mar de Aral. Más tarde arriban a un poblado kazajo, donde son agasajados tras conocer que han sido capaces de atravesar el desierto.
En el poblado una joven kazaja se encapricha de la hombrera del uniforme del teniente blanco, y Maryutka se la da. Durante la noche, Maryutka lee sus épicos versos sobre la revolución al teniente blanco, que le anima a estudiar para mejorar su escritura. A la mañana siguiente Evsyukov decide enviar en un bote a Maryutka y al prisionero junto con dos combatientes, para llegar al Estado Mayor. Pero el bote es abatido por una tormenta y sólo se salvan la francotiradora y el teniente blanco, que consiguen arribar a tierra. Los cautivos se refugian en una cabaña, donde el teniente enferma y es atendido por Maryutka. Mientras tanto, el destacamento blanco de Kuchkovski llega al poblado kazajo, donde la joven que se había quedado con la hombrera confiesa que los combatientes rojos llevaban consigo al teniente Govoruja-Otrok.
Los dos enemigos, la francotiradora roja y el teniente blanco, finalmente se enamoran, aunque tienen tiempo para discutir ante la firmeza de los ideales de Maryutka y el escepticismo del teniente. El tiempo pasa lentamente, hasta que un día avistan un velero, que piensan que será de pescadores. Pero realmente en él viajan un grupo de soldados blancos. El teniente se da cuenta de ello y corre hacia el barco, y Maryutka no duda en cumplir la orden encomendada por Evsyukov... da muerte al 41.

El director:

Grigori Chujrai nació en 1921 en Melitopol (Ucrania) y falleció el año 2001 en Moscú. Fue distinguido como Artista Popular de la URSS en 1981. Cursó estudios de dirección en la Universidad Estatal de Cinematografía Gerasimov, graduándose en 1953. Empezó a trabajar como ayudante de dirección, para pasar en 1955 a trabajar para Mosfilm. Fue en 1956 cuando hizo su debut detrás de las cámaras, dirigiendo su opera prima, el drama bélico ambientado en los años de la revolución, El cuarenta y uno. La cinta conseguiría al año siguiente el Premio Especial en el Festival de Cannes. Chujrai volvería a rodar un nuevo film bélico en 1959, ambientado en este caso en la Gran Guerra Patria, Баллада о солдате (La balada del soldado). Con esta película, entre otros premios, logró el premio BAFTA a la mejor película en 1962. En 1961 dirige Чистое небо (Cielo despejado), drama sobre un ex-piloto de aviación ambientado en la decada de los 50. En 1964 realiza el drama Жили-были старик со старухой (Erase una vez un viejo y una vieja), sobre unos ancianos que pierden su hogar en un incendio y viajan al Ártico a reunirse con su hija. Su siguiente largometraje no llega hasta el año 1977, el drama bélico Трясина (Terreno pantanoso), protagonizado por Nonna Mordyukova. En 1980 dirige la coproducción italo-soviética Жизнь прекрасна (La vida es bella), drama protagonizado por Giancarlo Giannini y Ornella Muti, que sería el último largometraje de ficción del director.



Los intérpretes:

Izolda Izvitskaya (Maryutka Filatovna) nació en 1932 en Dzerzhinsk y falleció con sólo 38 años en Moscú. En 1950, tras acabar la escuela secundaria se matrículo, sin conocimiento de sus padres en la Universidad Estatal de Cinematografía Gerasimov, en Moscú. Sus padres no se opusieron y de ese modo se graduó en 1955. Debuta en 1953, todavía estudiando, con un papel episódico en la cinta de aventuras «Богатырь» идёт в Марто (El "Bogatir" se dirige a Marto), codirigida por Evgeni Bryunchugin y Sigizmud Navrotski. En 1955 trabaja para Mijail Kalatozov en el melodrama Первый эшелон (El primer escalón). Al año siguiente hace el papel más importante de su carrera, el de la soldado del Ejército Rojo en el drama bélico  El cuarenta y uno. En 1957 protagoniza la comedia К Чёрному морю (Hacia el Mar Negro), cinta dirigida por Andrei Tutishkin. Ese mismo año interviene en el drama Поэт (El poeta), bajo la dirección de Boris Barnet. En 1960 protagoniza el drama dirigido por Nikolai Rozantsev Человек с будущим (El hombre con futuro). En 1962 participa en el drama Армагеддон (Armageddon), dirigido por Mijail Izrailev. Su última interpretación antes de su temprana muerte fue en 1969, en el melodrama de Samon Samsonov Каждый вечер в одиннадцать (Cada noche a las once).

Oleg Strizhenov (Teniente Govoruja-Otrok) nació en Blagoveschensk en 1929. Fue distingudio como Artista Popular de la URSS en 1988. Cursó sus estudios de interpretación en la Escuela Teatral Shukin, graduándose en 1953. Ese mismo año se convirtió en actor del Teatro Dramático Estatal de Tallinn. Debuta ante las cámaras en 1951 con un papel de figurante en la comedia Спортивная честь (Honor deportivo), del director Vladimir Petrov. Su siguiente trabajo, ya como protagonista principal, es en el drama de Alexander Faintsimmer Овод (El moscardón), adaptación de la novela de Ethel Voynich. Al año siguiente hace el papel del teniente del Ejército Blanco Govoruja-Otrok en El cuarenta y uno. En 1958 protagoniza otro de sus papeles más importantes en el biopic histórico Хождение за три моря (Viaje más allá de tres mares), sobre la figura del explorador ruso Afanasi Nikitin, y codirigido por Vasili Pronin y Jozhda Abbas. Ese mismo año protagoniza el drama histórico Капитанская дочка (La hija del capitán), a partir de la novela de Alexander Pushkin, con dirección de Vladimir Kaplunovski. Al año siguiente protagoniza Белые ночи (Noches blancas), adaptación de la novela de Fyodor Dostoevski dirigida por Ivan Pyryev. En 1965 protagoniza el melodrama de Zhan Drevil Третья молодость (La tercera juventud). En 1975 participa en el drama de Valdimir Motyl Звезда пленительного счастья (La estrella de la felicidad cautivadora), ambientado en la revolución decembrista. Su último papel hasta el momento llega en 2005 en la cinta policíaca Пять звезд (Cinco estrellas), del director Valeri Konovalov.

Nikolai Kryuchkov (Comisario Evsyukov) nació en 1911 en Moscú y falleció en la misma ciudad en 1994. Entre muchos galardones fue distinguido con el Premio Stalin en 1941, y el de Héroe del Trabajo Socialista en 1980. Con sólo 16 años debuta como actor de teatro. Debutó como actor de cine con un pequeño papel en el drama de Lev Kuleshov Горизонт (Gorizont). En 1938 hace el papel principal en el drama histórico Комсомольск (Komsomolsk), dirigido por Sergei Gerasimov. Al año siguiente protagoniza la comedia dramática Трактористы (Tractoristas), dirigida por Ivan Pyryev. En 1942 protagoniza el drama bélico Парень из нашего города (un joven de nuestro tiempo), codirigido por Alexander Stoller y Boris Ivanov. En 1956 hace el papel del comisario del Ejército Rojo Evsyukov en El cuarenta y uno. En 1962 interviene en la comedia musical de Eldar Ryazanov Гусарская баллада (La balada del húsar). En 1976 protagoniza el drama Семьдесят два градуса ниже нуля (Setenta y dos grados bajo cero), codirigido por Evgeni Tatarski y Sergei Danilin. En 1979 interviene en la comedia dramática Осенний марафон (Maratón de otoño), dirigida por Georgi Daneliya. En 1991 participa en el drama histórico de Gennadi Vasiliev Царь Иван Грозный (El zar Iván el Terrible). En 1993 participa en el film bélico Ангелы смерти (Los ángeles de la muerte), dirigido por el especialista en cine bélico Yuri Ozerov.

Vadim Zajarchenko (Capitán Kuchkovski) nació en 1929 en Novosibirsk y falleció en 2007 en Moscú. Se graduó en 1953 en la Universidad Estatal de Cinematografía Gerasimov de Moscú. Intérprete de más de 250 películas, casi siempre en papeles secundarios, debutó en 1954 en el film bélico Школа мужества (Escuela de coraje), dirigida por Vladimir Basov. Su siguiente papel es el del capitán del Ejército Blanco Kuchkovski en El cuarenta y uno. En 1958 participa en Тихий Дон (El Don apacible), el drama basado en la obras de Mijail Sholojov, dirigido por Sergei Gerasimov. En 1967 interviene en el film fantástico de Konstantin Ershov Вий (Viy), inspirado en un relato de Nikolai Gogol. En 1982 participa en la comedia Берегите мужчин! (¡Cuidado, hombres!), dirigida por Alexander Seriy. Ese mismo año participa en la cinta de detectives Возвращение резидента (El regreso del residente), dirigida por Beniamin Dorman. En 1988 participa con un pequeño papel en Маленькая Вера (La pequeña Vera), melodrama dirigido por Vasili Pichul. En 1994 colabora con el director Yuri Kara en la adapatación que éste hace de la obra de Bulgakov Мастер и Маргарита (El maestro y Margarita).

Georgi Shapovalov (Terentyev) debuta como actor de cine en 1948 con un papel episódico en el drama bélico de Sergei Gerasimov Молодая гвардия (La joven guardia). En 1956 participa en el drama Берёзы в степи (Abedules en la estepa), del director Georgi Pobedonostsev. Ese mismo año hace el papel del soldado del Ejército Rojo Terentyev en El cuarenta y uno. En 1958 interviene en el drama bélico de Tatyana Lioznova Память сердца (La memoria del corazón). En 1962 interviene en el film bélico Двое в степи (Una pareja en la estepa) dirigido por Anatoli Efros. En 1982 participa en la cinta de detectives Возвращение резидента (El regreso del residente), dirigida por Beniamin Dorman. 

Nikolai Dupak (Andrei Chupilko) nació en 1921 en Donetsk (Ucrania). Empezó a estudiar interpretación en la Escuela de Arte Dramático de Rostov, concluyendo sus estudios en una escuela dramática en Moscú. Actor en el Teatro Stanislavski entre 1944 y 1963 y posteriormente en el Teatro Taganka de Moscú, debuta como actor de cine en 1944 en el drama bélico Однажды ночью (Una vez, por la noche), dirigido por Boris Barnet. En 1956 hace el papel del soldado del Ejército Rojo Andrei Chupilko en El cuarenta y uno. En 1958 participa en la cinta infantil Мальчики (Muchachos), dirigida por Sulamif Tsibulnik. En 1968 participa en el drama bélico Служили два товарища (Sirvieron dos camaradas), dirigido por Evgeni Karelov. En 1975 interviene en la adaptación de la novela de Julio Verne 20.000 leguas de viaje submarino, Капитан Немо (El capitán Nemo), dirigida por Vasili Levin. En 1980 vuelve a colaborar con Grigori Chujrai con un pequeño papel en el drama Жизнь прекрасна (La vida es bella). En 1982 colabora en la cinta de aventuras Баллада о доблестном рыцаре Айвенго (Balada sobre el valiente caballero Ivanhoe), sobre la obra de Walter Scott, dirigida por Sergei Tarasov.

Pyotr Lyubeshkin (Guzhov) nació en 1913 en la aldea Lapino. En 1936 concluyó sus estudios de interpretación. Debuta como actor de cine en 1942 con un pequeño pepael en el drama bélico Парень из нашего города (un joven de nuestro tiempo), codirigido por Alexander Stoller y Boris Ivanov. En 1953 participa en el film histórico Корабли штурмуют бастионы (Las naves atacan el baluarte), dirigida por Mijail Romm. En 1956 hace el papel de Guzhov en El cuarenta y uno. En 1964 participa en el drama bélico de Vasili Ordinski У твоего порога (En tu puerta). En 1968 colabora en el drama bélico На войне как на войне (La guerra es la guerra), dirigido por Viktor Tregubovich. En 1976 interviene en la comedia Встретимся у фонтана (Quedamos en la fuente), dirigida por Oleg Nikolaevski. En 1980 colabora en el melodrama de Viktor Obujov Алёша (Alyosha).

Trailer


Comentarios:

El cuarenta y uno está basada en la obra del mismo título de 1924 escrita por Boris Lavrenyov, que combatió durante la Guerra Civil Rusa en el Ejército Rojo. La obra ya fue llevada a la pantalla anteriormente por Yakov Protazanov en 1927.

La película obtuvo el Premio Especial del Jurado del Festival de Cannes en 1957 "por su guión original, su calidad humana y su grandeza romántica".

Destaca sobremanera la interpretación de la heroína, la francotiradora del Ejército Rojo Maryutka, por parte de Izolda Izvitskaya, que retrata la imagen de una fiel seguidora del ideario revolucionario, que vierte su amor por esos ideales en los versos que escribe... Pero su lealtad a esos principios no es obstáculo para enamorarse de un enemigo, del teniente blanco que interpreta Oleg Strizhenov, leal también al ejército que representa, y que tiene muchas dudas sobre el objetivo de la revolución y es totalmente escéptico ante los logros que ésta pueda conseguir.

Igual interés cabe mostrar por la fotografía de la película, pese a que ver las copias que circulan por la red no sean el mejor modo para apreciar su calidad.


Fotografía:

Sergei Urusevski nació en 1908 en San Petersburgo y falleció en 1974 en Moscú. Entre otros galardones fue distinguido con el Premio Stalin en 1948 y 1952. Autor de la dirección de fotografía de El cuarenta y uno, su debut se produce en 1941 en la comedia Как поссорился Иван Иванович с Иваном Никифоровичем (Cómo combatió Ivan Ivanovich con Ivan Nikiforovich). En 1947 participa en el drama de Mark Donskoi Сельская учительница (Profesora de aldea). En 1955 inicia su fructífera colaboración con el director Mijail Kalatozov, para el que rueda el melodrama Первый эшелон (El primer escalón), el drama bélico Летят журавли (cuando pasan las cigüeñas) en 1957, el drama Неотправленное письмо (La carta jamás enviada) en 1959, o la coproducción cubano-soviética Я — Куба (Soy Cuba) en 1964.

vendredi 24 octobre 2025

Fenêtre Rosta suprématiste de Wladyslaw Strzeminski

 
Wladyslaw Strzeminski, Rosta, 1920 : 
« L'armée rouge combat héroïquement au front. La base arrière doit aider le front rouge. »
 
 
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dimanche 12 octobre 2025

La Joven guardia (Sergueï Guerassimov, 1948)

 






El 11 de octubre de 1948 tenía lugar el estreno del drama bélico "Молодая гвардия" (La joven guardia), largometraje dirigido por Sergei Gerasimov para los Estudios de Cine Gorki.
Adaptación de la novela homónima de Alexander Fadeev, la película está protagonizada por Vladimir Ivanov, Inna Makarova, Sergei Gurzo, Boris Bityukov, Nonna Mordyukova, Sergei Bondarchuk, Lyudmila Shagalova y Vyacheslav Tijonov, entre otros, y atrajo a las salas de cine soviéticas a más de 34 millones de espectadores.
Sinopsis - Julio de 1942. Unidades del ejército soviético abandonan la ciudad minera de Krasnodon y los alemanes la ocupan. Los tanques enemigos cortan la carretera y un grupo de miembros del Komsomol se ve obligado a regresar a casa. En respuesta a las atrocidades nazis, los estudiantes recién llegados a la escuela formaron una organización clandestina, la "Joven Guardia", que librará una guerra encubierta contra los ocupantes: distribuyen panfletos, liberan a un grupo de soldados del Ejército Rojo capturados, incendian una bolsa de valores alemana, salvando a sus compatriotas de la esclavitud nazi, y ondean banderas rojas soviéticas en el aniversario de la Revolución de Octubre.


jeudi 12 septembre 2024

Le récit du « jour de la Victoire » des Russes (ou l’Histoire de la Seconde Guerre mondiale rarement évoquée en Occident)

 SOURCE SECONDAIRE: https://brigittebouzonnie.substack.com/p/le-recit-du-jour-de-la-victoire

Article rédigé 11 mai 2018 par Michael Jabara Carley pour le site Réseau Voltaire

Professeur d'histoire contemporaine à l'université de Montréal, Michael, Jabara Carley raconte ici le rôle de l'Union soviétique contre le nazisme. Puis il analyse la manière dont cette histoire a été volontairement déformée par les Anglo-Saxons et est malhonnêtement enseignée dans le monde occidental (l'Hégémon).

 Chaque année, le 9 mai, la Fédération de Russie commémore un événement historique majeur : le jour de la Victoire. Ce même jour de l’année 1945, le maréchal Georgy Konstantinovich Youkov, commandant du 1er front biélorusse, qui avait pris d’assaut Berlin, recevait l’acte de reddition inconditionnelle des Allemands. Au final, la Grande Guerre patriotique aura duré 1418 jours, d’un niveau inimaginable de violence, de destruction et de brutalité. De Stalingrad et du Caucase septentrional en passant par le Nord-Ouest de la périphérie de Moscou aux frontières occidentales de l’Union Soviétique, à Sébastopol au sud et jusqu’à Léningrad et la frontière finnoise au nord : le pays a été ravagé. On estime à 17 millions les pertes civiles — hommes, femmes et enfants — bien qu’il soit impossible de déterminer le chiffre exact. De nombreuses villes et villages ont été détruits ; des familles entières ont disparues sans personne pour se souvenir de leurs membres ou les regretter.



La plupart des citoyens russes ont perdu de la famille durant la guerre. Personne n’a été épargné.

Plus de dix millions de soldats russes ont péri dans les combats visant à repousser le terrible envahisseur nazi et dans l’offensive finale conduisant à l’occupation de Berlin à la fin d’avril 1945. Les soldats de l’Armée Rouge morts au combat, ont été abandonnés sans sépulture — ou dans des fosses anonymes — lors de la marche vers l’Ouest, faute de temps. La plupart des citoyens russes ont perdu de la famille durant la guerre. Personne n’a été épargné.

La Grande Guerre patriotique a débuté le 22 juin 1940 à 3h30 du matin, quand la Wehrmacht a envahi l’Union Soviétique sur le front qui s’étend de la mer Baltique à la mer Noire avec 3,2 millions de soldats, répartis en 150 divisions, accompagnés par 3 350 tanks, 7 184 pièces d’artillerie, 600 000 camions et 2 000 avions de guerre. Les armées finnoises, italiennes, roumaines, hongroises, espagnoles, et slovaques, entre autres, ont rejoint l’armée allemande. Le Haut Commandement allemand a estimé que l’opération « Barberousse » aboutirait à la capitulation de l’Union Soviétique dans un délai de 4 à 6 semaines. À l’ouest, les états majors états-uniens et britanniques validaient ces prédictions. De surcroit, quelle armée pouvait se targuer d’avoir défait la Wehrmacht ? L’Allemagne nazie était un colosse invincible. La Pologne avait été balayée en quelques jours. La tentative franco-anglaise visant à défendre la Norvège avait été un fiasco. Quand la Wehrmacht a attaqué à l’ouest, la Belgique se hâta de quitter la zone de combat. La France a rendu les armes en quelques semaines. L’armée britannique a été éconduite de Dunkerque, nue, sans armes ni véhicules. Au printemps 1941, La Yougoslavie et la Grèce ont été éliminé à moindre coût pour les Allemands.



Les pertes au sein de l’Armée Rouge ont été colossales, deux millions de soldats morts au bout de 3 mois et demi de combat.

L’armée allemande a balayé toute résistance en Europe jusqu’à ce qu’elle atteigne la frontière soviétique. L’Armée Rouge a été prise par surprise, partiellement mobilisée, car le dictateur soviétique Joseph Staline n’a pas pris au sérieux les avertissements de ses propres services de Renseignement, ou ne voulait pas provoquer l’Allemagne hitlérienne. Au final, ce fut une catastrophe. Mais contrairement à la Pologne ou à la France, l’Union Soviétique ne s’est pas rendue au bout de 4 à 6 semaines. Les pertes au sein de l’Armée Rouge ont été colossales, deux millions de soldats morts au bout de 3 mois et demi de combat. Les États baltes étaient perdus. Smolensk est tombée, puis Kiev : défaite la plus cuisante de toute la guerre. Léningrad était encerclée. Un vieil homme a demandé aux soldats « D’où vous retranchez-vous ? » Le chaos régnait partout. Mais, dans des lieux comme la forteresse de Brest-Litovsk, ainsi que dans des centaines de bois, de champs, de jonctions routières, de villes et de villages anonymes, l’Armée Rouge s’est battue jusqu’au bout. Elle a réussi à éviter l’encerclement et a pu rejoindre ses propres lignes ou bien disparaître dans les forêts ou les marais de Biélorussie et du nord de l’Ukraine, s’organisant en unités de résistance pouvant mener des raids contre l’arrière-garde allemande. À la fin de 1941, les pertes militaires soviétiques s’élevaient à 3 millions (la majorité étant des prisonniers de guerre, tués par des mains allemandes) ; 177 divisions ont été anéanties. Pourtant, L’Armée Rouge continuait de se battre, faisant même reculer les Allemands à Ielnia, au sud-est de Smolensk, à la fin du mois d’août. La Wehrmacht a pu ressentir la morsure d’une Armée Rouge ébranlée mais pas abattue. Les forces allemandes recensaient, en moyenne, dans leurs rangs, 7 000 victimes par jour : une nouveauté pour eux.



A certains endrois comme la forteresse de Litovsk, les soldats de l’Armée Rouge se sont battus jusqu’au dernier.

Sur les traces de la Wehrmacht, les escadrons de la mort SS (Einsatzgruppen) éliminaient les Juifs, les Tziganes, les communistes, les prisonniers de guerre soviétiques ou n’importe quel individu se trouvant sur leur chemin. Ils ont bénéficié de l’assistance de collaborateurs nazis, baltes et ukrainiens, pour ces crimes de masse. Les femmes et enfants soviétiques étaient dépouillés de leurs vêtements et alignés sur le peloton d’exécution. En plein hiver, les soldats allemands abattaient les villageois ou les forçaient à sortir de leur maison, tout de haillons vêtus, leur confisquant leur foyer, vêtements d’hiver et nourriture.

À l’ouest, ceux qui avaient prédit une débâcle russe, les sempiternels soviétophobes, n’eurent pas l’air malin et durent revoir leurs prévisions. L’opinion publique comprit qu’Hitler avait mis là le pied dans un bourbier ; aucune commune mesure avec la campagne de France. Bien que la résistance soviétique bénéficiait du soutien du citoyen anglais, le gouvernement britannique, lui, ne fut pratiquement d’aucune aide. Certains membres de l’exécutif étaient même réticents à considérer l’Union Soviétique comme un allié. Churchill a interdit à la BBC de diffuser le dimanche soir, l’hymne national soviétique, l’Internationale, en compagnie des autres hymnes alliées.



L’opinion publique comprit qu’Hitler avait mis là le pied dans un bourbier ; aucune commune mesure avec la campagne de France.

L’Armée Rouge tout en battant en retraite continuait désespérément de se battre. Ce n’était pas une guerre ordinaire, mais un combat d’une violence exceptionnelle contre un envahisseur cruel, pour la défense de sa maison, de sa famille, de son pays, et de sa vie elle-même. En novembre, l’Armée Rouge, largua un pamphlet au dessus des lignes allemandes citant Carl von Clausewitz, le stratège militaire prussien : « Il est impossible d’occuper la Russie ou de la conquérir ». Bien que tentative d’intimiditation, vu les circonstances ; cette assertion n’était pas moins vraie. Finalement, aux portes de Moscou, en décembre 1941, l’Armée Rouge, sous le commandement de Gueorgui Joukov repoussa une Wehrmacht épuisée, environ trois cents kilomètres plus au sud. Le mythe de l’invincibilité nazie volait en éclat. « Barberousse » était trop ambitieux, l’offensive éclair (blitzkrieg) avait échoué, et la Wehrmacht subissait son premier échec sur le plan stratégique. À Londres, Churchill accepta, à contrecœur, de laisser jouer l’hymne soviétique par la BBC.



Le mythe de l’invincibilité nazie volait en éclat.

En 1942, l’Armée Rouge continuait de subir des défaites et d’énormes pertes, dans la mesure où elle était livrée à elle-même. Cependant, en novembre de cette année, à Stalingrad, sur la Volga, l’Armée Rouge lança une contre offensive qui se conclut par une victoire historique et par la retraite de la Wehrmacht, en ce printemps 1942, à sa position d’origine ; exception faite pour le 6e corps d’armée allemande, pris au piège dans le chaudron de Stalingrad. Là, 22 divisions allemandes, parmi les meilleures, furent détruites. Stalingrad fut le Verdun de la Seconde Guerre mondiale. « Mais c’est un véritable enfer ! » ; « Non… C’est dix fois pire ! ». À la fin de la campagne hivernale de 1943, du côté de l’Axe, les pertes se démultipliaient : une centaine de divisions allemandes, italiennes, roumaines, hongroises étaient anéanties ou ravagées. Le président des États-Unis, Franklin Roosevelt, reconnut que le conflit venait de basculer : la dernière heure de la grande Allemagne avait sonné.



Des femmes au front lors de la bataille de Stalingrad.

Février 1943. Pas une seule division britannique, états-unienne ou canadienne ne se bat en Europe contre la Wehrmacht, seize mois avant le débarquement en Normandie. Les Britanniques et les États-uniens combattaient alors 2 ou 3 divisions allemandes en Afrique du Nord : un divertissement comparé au front russe. L’opinion publique occidentale savait qui portait à lui seul tout le fardeau de la guerre contre la Wehrmacht. En 1942, 80 % des divisions de l’Axe étaient engagées dans le combat contre l’Armée Rouge. Au début de 1943, il y avait 207 divisions allemandes postées sur le front est. Les Allemands jouant leur va tout, lancèrent une dernière offensive contre la « citadelle » de Koursk en juillet 1943. L’opération sera un échec. L’Armée Rouge lancera une contre offensive à travers l’Ukraine conduisant à la libération de Kiev en novembre. Plus au nord, Smolensk avait été libérée un mois auparavant.

L’état d’esprit des Soviétiques était admirable, ainsi que leur Armée Rouge. Le correspondant de guerre Vasilii Semenovich Grossman en a capturé l’essence dans son journal intime, Nuit, tempête de neige. Il écrit en 1942, « Les véhicules, l’artillerie, avancent en silence. Soudain, une voix rauque se fait entendre. "Hé, quel est le chemin pour se rendre à Berlin ?". Éclat de rire. »



L’opinion publique occidentale savait qui portait à lui seul tout le fardeau de la guerre contre la Wehrmacht.

Les soldats n’étaient pas toujours braves. Parfois, ils désertaient. « Un chef de bataillon armés de deux revolvers se mit à hurler, "Où courez-vous comme ça, sales fils de ***. En avant marche, pour la Mère patrie, pour Jésus-Christ, bande d’enc*** ! Pour Staline, merdeux !..." » Ils retournèrent à leur poste. Ces types furent chanceux ; l’officier aurait pu les abattre. Ça arrivait parfois. Un soldat s’est porté volontaire pour exécuter un déserteur. « Avez-vous ressenti de la pitié pour lui ? » demanda Grossman. « Comment peut-on parler de pitié ?! » répondit le soldat. À Stalingrad, sept Ouzbeks ont été accusés d’auto-mutilation. Ils ont tous été exécutés. Grossman lit une lettre retrouvée dans la poche d’un soldat soviétique mort. « Tu me manques beaucoup. Viens me rendre visite, s’il te plait… À l’instant où j’écris ces mots, mes larmes coulent sur le papier. Papa, s’il te plait, viens me voir... »

Les femmes ont combattu aux côtés des hommes en tant que snipers, armurières, conductrice de tanks, pilotes, infirmières, dans les mouvements de résistance. Elles ont aussi apporté de l’aide aux armées postées en Russie. « Les villages sont devenus le royaume des femmes » écrit Grossman « Elles conduisaient des tracteurs, gardaient les entrepôts, les écuries… Les femmes assumaient une énorme charge de travail. Elles prenaient toutes sortes de responsabilités, expédiaient du pain, des avions, des armes et des munitions au front. » Quand les combats ont fait rage sur la Volga, elles n’ont pas reproché à leurs hommes d’avoir céder tant de terrain. « Un regard mais pas un mot » écrit Grossman, « … pas une pointe d’amertume. » Bien que parfois, dans les villages près du front, ce soit arrivé.



La fin de l’Allemagne nazie n’était plus qu’une question de temps.

Pendant ce temps, les alliés occidentaux attaquèrent l’Italie. Staline a longtemps exigé un second front en France, mais Churchill s’y opposa. Il voulait attaquer l’Axe en son point faible, non pas pour aider l’Armée Rouge, mais pour contrecarrer son avancée dans les Balkans. L’idée était de traverser rapidement le nord de la péninsule italienne, puis les Balkans, afin de de stopper la progression de l’Armée Rouge. Cependant, Berlin se trouvait au nord-nord est. Le plan de Churchill était un fiasco ; les Alliés occidentaux ne sont pas entrés dans Rome avant juin 1944. Il y avait approximativement 20 divisions allemandes en Italie se battant contre des forces alliées plus conséquentes. À l’est, il restait encore plus deux cents divisions de l’Axe, soit dix fois plus qu’en Italie. Le 6 juin 1944, quand l’opération Overlord débuta en Normandie, l’Armée Rouge stationna sur les frontières polonaises et roumaines. Une quinzaine de jours après le débarquement en Normandie, l’Armée Rouge lança l’opération Bagration, une offensive massive qui aboutit à une percée en plein milieu de la ligne de front allemande à l’est et à une avancée de plus de 500 kilomètres vers l’ouest, pendant que les alliés occidentaux restaient bloqués dans la péninsule du Cotentin, en Normandie. L’Armée Rouge était irrésistible. La chute de l’Allemagne nazie n’était plus qu’une question de temps. Quand le conflit prit fin en mai 1945, il s’avéra que l’Armée Rouge avait été responsable de 80 % des pertes de la Wehrmacht et plus si on considère la période qui précède le débarquement en Normandie. « Ceux qui n’ont pu vivre la rudesse de l’été 1941 » écrit Vasily Grossman, « ne pourront apprécier complétement la joie procurée par cette victoire ». Les troupes comme le peuple chantaient de nombreux hymnes pour garder le morale. Sviashchennaia voina, « sacrée guerre » était une des plus populaires. Les Russes se lèvent toujours lorsqu’ils l’entendent.

Une polémique persiste chez les historiens. Quel est le moment clé de la guerre en Europe ? Certains proposent le 22 juin 1941, le jour où la Wehrmacht a franchi la frontière soviétique. D’autres mettent le doigt sur les batailles de Moscou, Stalingrad ou Koursk. Durant la guerre, l’opinion publique occidentale semblait plus acquise à la cause de l’Armée Rouge que certains dirigeants occidentaux, comme Winston Churchill. Roosevelt, lui, qui était un dirigeant politique bien plus pragmatique, a volontiers reconnu le rôle prépondérant joué par les Soviétiques dans la guerre contre l’Allemagne nazie. L’Armée rouge, déclarait-il à un général dubitatif en 1942, a tué plus de soldats allemands et détruit plus de chars allemands que tout le reste de la coalition alliée réunie. Roosevelt savait que l’Union Soviétique était la clé de voûte de la grande coalition contre l’Allemagne nazie. J’appelle FDR (Franklin Delano Roosevelt) : le parrain de la « grande alliance ». Néanmoins, les principaux détracteurs de l’Union soviétique restaient tapis dans l’ombre attendant le bon moment pour refaire surface. Plus la victoire sur l’Allemagne nazie semblait assurée, plus les opposants à la grande alliance se faisaient entendre.

Les États-uniens peuvent être un peu « soupe au lait » lorsque l’on évoque le rôle essentiel joué par l’Armée rouge dans la destruction de la Wehrmacht. « Que faites-vous du prêt-bail ? » répondent-ils, « sans notre soutien logistique, l’Union soviétique n’aurait pas battu les Allemands. » En réalité, la plupart du matériel fourni dans le cadre du prêt-bail n’arriva en URSS qu’après Stalingrad. Les soldats de l’Armée Rouge, facétieux, aimaient appelés les boites de conserve, reçues par le biais du prêt-bail, « le deuxième front » dans la mesure où le vrai se faisait un peu tardif. En 1942, l’industrie soviétique produisait déjà bien plus d’armes que l’Allemagne nazie. Le T-34 était-il un char états-unien ou russe ? Staline a toujours su être reconnaissant envers le gouvernement US pour les Jeeps et les camions Studebaker. Ils ont accru la mobilité de l’Armée rouge. Vous avez fourni l’aluminium, aiment à répondre les Russes, nous avons fourni… le sang. Des rivières de sang...



Tout un chacun, en Europe et aux États-Unis, savaient très bien à qui attribuer le succès contre la Wehrmacht.

À peine la guerre fut-elle terminée que le Royaume-Uni et les États-Unis commencèrent à envisager une autre guerre, cette fois contre l’Union Soviétique. En mai 1945, le haut commandement britannique élabore le plan « unthinkable » (impensable), une offensive top-secrète, avec le renfort des prisonniers de guerre allemands, contre l’Armée Rouge. Les salauds ! Les ingrats ! En septembre 1945, les États-uniens envisagèrent l’utilisation de 204 bombes atomiques afin de rayer l’Union Soviétique de la carte. Le président Roosevelt venait de décéder en avril et en quelques semaines les États-uniens soviétophobes appliquaient déjà une politique diamétralement opposée. La Grande Alliance n’était qu’une trêve au milieu de la guerre Froide, qui avait pour origine la prise du pouvoir par les Bolcheviks en novembre 1917 ; cette dernière redevenait d’actualité en 1945 maintenant le conflit terminé.

À ce moment là, les gouvernements états-uniens et britanniques avaient toujours l’opinion publique contre eux. Tout un chacun, en Europe et aux États-Unis, savaient très bien à qui attribuer le succès contre la Wehrmacht. Il n’était pas possible d’adopter à nouveau, comme si de rien n’était, la stratégie éculée de la haine envers l’Union Soviétique sans faire oublier le rôle prépondérant de l’Armée Rouge dans la victoire commune contre l’Allemagne hitlérienne. Les Occidentaux ont donc ressorti le dossier sur le pacte de non-agression d’août 1939 entre Hitler et Staline en omettant volontairement de mentionner certains faits antécédents, comme l’opposition franco-anglaise à la proposition soviétique d’un traité de sécurité collective contre l’Allemagne nazie et, surtout, la trahison envers la Tchécoslovaquie, livrée aux Allemands (Accords de Munich, 1938). Comme des cambrioleurs en pleine nuit, Londres et Washington s’attribuèrent le crédit de la victoire contre l’Allemagne nazie.

Déjà en décembre 1939, les Britanniques prévoyaient de publier un livre blanc attribuant la responsabilité de l’échec des négociations (printemps-été 1939) à Moscou en vue d’une alliance entre Anglais, Français et Soviétiques. Les Français se sont opposés à ce projet car le livre blanc risquait de permettre à l’opinion publique de prendre conscience du caractère effectif de la résistance soviétique contre le nazisme, ce qui n’a pas été le cas côté anglais ou français. Ainsi, le livre blanc a terminé sur une étagère. En 1948, Le département d’État états-unien a diffusé une série de documents attribuant la responsabilité de la Seconde Guerre mondiale à Hitler et Staline. Moscou a riposté en publiant à son tour des documents mettant en évidence les liens étroits entre le monde occidental et le régime nazi. Beaucoup d’énergie fut déployée pour que l’on se souvienne de l’Union Soviétique comme signataire du pacte de non-agression et non comme le principal responsable de la destruction de la Wehrmacht.



Les Occidentaux ont ressorti le dossier sur le pacte de non-aggression d’août 1939 entre Hitler et Staline.

Qui n’a pas vu un de ces films hollywoodiens dans lesquels le débarquement en Normandie est présenté comme un tournant de la guerre ? « Que serait-il advenu si le débarquement avait échoué ? » entend-on souvent « Oh…, pas grand-chose... » est la réponse qui convient. La guerre aurait duré plus longtemps, et l’Armée Rouge, venant de l’Est, aurait planté ses étendards sur les plages de Normandie. Puis, il y a les films qui présentent la campagne de bombardement de l’Allemagne par les alliés comme le facteur décisif dans la victoire de ces derniers. Dans les films hollywoodiens sur la Seconde Guerre mondiale, l’Armée Rouge est invisible. C’est comme si les États-uniens (et les Britanniques) se couronnaient de lauriers qu’ils ne méritaient pas.

J’aime posé cette question à mes étudiants lorsque l’on aborde la Seconde Guerre mondiale : qui a entendu parler de l’opération Overlord ? Tout le monde lève le main. Puis je demande : qui a entendu parler de l’opération Bagration ? Quasiment personne ne se manifeste. Je demande, facétieux, qui a gagné la guerre contre l’Allemagne nazie et la réponse est évidemment : « les Américains ». Seuls quelques étudiants, en général ceux qui ont eu d’autres cours avec moi, répondent : l’Union Soviétique.

Difficile pour la vérité de se frayer un chemin vers la lumière dans un monde occidental où les « fakes news » (mensonges) sont la norme. L’OSCE (l’Organisation pour la sécurité et la coopération en Europe) et le Parlement européen attribuent la responsabilité de la guerre à l’Union Soviétique, sous-entendant la Russie et le président Vladimir Poutine. Hitler est quasiment omis dans ce tohu-bohu d’accusations sans fondements. Soutiennent cette version malhonnête des faits historiques : les États baltes, la Pologne et l’Ukraine, vociférant leur haine de la Russie. Les Baltes et les Ukrainiens célèbrent aujourd’hui, comme gloire nationale, les collaborateurs nazis et leurs agissements. En Pologne, la pilule est dure à avaler pour certains ; ils se souviennent trop bien des collaborateurs nazis ukrainiens qui ont assassiné des dizaines de milliers de Polonais en Volhynie. Malheureusement, de tels souvenirs n’ont pas empêché les hooligans polonais de vandaliser les monuments aux morts de l’Armée Rouge, ainsi que de profaner les cimetières de guerre soviétiques. Les nationalistes polonais ne veulent pas se souvenir de l’Armée Rouge libérant la Pologne de l’Allemagne nazie.



Les vétérans, de moins en moins nombreux chaque année, continuent de porter des uniformes qui ne leur vont plus guère ou des treillis usés, parsemés de médailles et de récompenses diverses.

En Russie, cependant, la propagande mensongère des Occidentaux n’a aucun effet. L’Union Soviétique, ainsi que la Fédération de Russie, a produit ses propres films sur la Seconde Guerre mondiale, les plus récents sur la défense de la forteresse de Brest-Litovsk et de Sébastopol, et sur la bataille de Stalingrad. Le 9 mai, chaque Russe a une pensée pour les les millions de soldats qui se sont battus et ont perdu la vie ainsi que pour les millions de civils qui ont souffert et sont morts entre les mains de l’envahisseur nazi. Les vétérans, de moins en moins nombreux chaque année, continuent de porter des uniformes qui ne leur vont plus guère ou des treillis usés, parsemés de médailles et de récompenses diverses. « Traitez-les avec tact et respect » écrit Youkov dans ses mémoires : « C’est le moins que vous puissiez faire après ce qu’ils ont fait pour vous entre 1941 et 1945. » Lorsque je les observais en ce jour de commémoration, il y a quelques années, je me demandais comment ils ont pu composer avec la menace de mort permanente, la désolation et toutes ces épreuves.



Une marche des « immortels » à Moscou.

De nos jours, chaque année en ce 9 mai, le régiment des « immortels » défile. Les Russes, aux quatre coins du pays et à l’étranger, marchent ensemble en portant des photographies grand format de membres de leur famille, hommes ou femmes, qui se sont battus pendant la guerre. « Nous ne vous oublions pas » , ils semblent dire « et ne vous oublierons jamais. »

Michael Jabara Carley

Traduction Jean-Marc Chicot      Source Strategic Culture Foundation (Russie)

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AJOUTS PERSONNELS

 

Deux jour après le lancement de l'opération Barbarossa par les nazis allemands et leurs alliés européens, le 24 juin 1941, Harry s. Truman (futur président des USA), déclarait:

"Si nous voyons l'Allemagne gagner, nous devrions aider la Russie et, si la Russie est en train de gagner, nous devrions aider l'Allemagne, pour que le plus grand nombre périsse des deux côtés."



Si l'on veut comprendre, a minima, la guerre à l'Est, voir le film d'Elem KLIMOV, Requiem pour un massacre, de 1985. L'action se déroule sur le territoire de la Biélorussie soviétique en 1943. En France, on connait le massacre d'Oradour-sur-Glane, commis par la division SS Das Reich. Elle a opéré avec d'autres en Biélorussie, où il eut 600 villages massacrés de la sorte...600 Oradour-sur-Glane.

vendredi 21 juin 2024

Retour à Odessa

 À l'heure où Emmanuel Néron à "envoyer des mecs à Odessa", il convient d'autant plus de revenir sur la précédente intervention française dans les parages avec la sortie du livre du professeur Michael JABARA CAREY, La France contre la Russie soviétique.