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samedi 29 novembre 2025

Salut Maria/Салют, Мария! (Iossif Kheifitz, 1970)


 

Synopsis

L'histoire se déroule en 1919. Une guerre civile fait rage dans les étendues de l'ancien Empire russe. Une guerre mondiale vient de se terminer en Europe, et les pays vainqueurs organisent une intervention militaire en Russie afin d'aider les Armées blanches dans la lutte contre le pouvoir soviétique.

Les troupes de l'Entente, y compris celles d'Espagne, arrivent dans l'un des ports du sud. La jeune clandestine Maria est chargée de propagande dans le milieu des marins et soldats espagnols. C'est alors qu'elle rencontre le marin Pablo. L'amour mutuel éclate.

La guerre civile se termine. Après une longue séparation, Maria et Pablo se retrouvent et partent cette fois ensemble pour l'Espagne en tant qu'agents du Komintern, pour préparer une révolution locale et en même temps y mener des activités de renseignement. Ils ont un fils.

Cependant, le bonheur ne dure pas longtemps, le mouvement de nazis se renforce et Pablo sera l'une de ses premières victimes. La guerre civile éclate en Espagne. Le fils de Maria, pilote de chasse, est tué dans un combat aérien. Ayant perdu son mari et son fils, Maria retourne dans son pays natal, où elle devient instructeur dans une école de renseignement soviétique.

Mariya Fortus: nuestra sombra que cruzó la península ibérica


En el fragor de la guerra civil española surgió una sombra que se movía, sin que nadie se diera cuenta, tras el frente de batalla: Mariya Fortus. Con pasaporte uruguayo, bajo el alias “Julia Jiménez Cárdenas” la historia de la agente ilegal del NKVD desplegada en España se encuentra llena de increíbles méritos, así como de incógnitas, todavía sin desclasificar. Proveniente de una familia pudiente de Jersón que se arruinó, Fortus cayó en la más absoluta pobreza

En 1917 se unió a los revolucionari.os y, por sus increíbles habilidades para la noble profesión (labores de agitprop y de contrainteligencia), ingresó en 1918 en la familia chequista. Entre los chicos es recordada por su labor en 1918 en la Checa de Jersón, cuando la encargaron trasladar joyas y diamantes de la Cheka de Jersón a la de Kiev: cosiéndoselos en un cinturón, disfrazándose de embarazada, y cruzando a pie, con varios chequistas, las estepas durante más de una semana, con el fin de evitar a los ojos enemigos.

Sin embargo, la gran aventura de su vida comenzaría de la forma más inesperada: mientras estudiaba en la Universidad Comunista de los Trabajadores del Este (KUTV, Moscú), allí conoció al prófugo y exiliado anarquista español Ramón Casanellas Lluch. No solo se enamoró completamente de él: se enamoró, también, de España, cuyo idioma comenzaría a aprender. La pareja se casó y tuvieron un hijo y, como una buena familia avenida (¡la familia siempre permanece unida!), Ramón y Mariya son enviados en 1929 a España, donde nuestra heroína comenzó a operar como consejera técnica y traductora del consejero militar soviético K. A. Meretskov, pasando rápidamente a roles más operativos: formando parte de la red del NKVD en Barcelona creada por el mítico Naum Eitingon; infiltrándose en la Dirección General de Seguridad (DGS) española, y manteniendo interacción constante con el Servicio de Inteligencia Militar (SIM) español.

Todo ello, con el objetivo, no solo de de recopilar información estratégica para los chicos de Lubianka, sino también con el fin de aumentar la influencia soviética en España. Con su labor, ella sola, consiguió forjar una enorme infraestructura de inteligencia que operó entre Madrid y Cataluña. Y, entre sus logros más célebres, figura la operación de reconocimiento que realizó tras el frente de Aragón, desde donde Fortus aportó información clave sobre la presencia de bombarderos alemanes de la Legión Cóndor en un aeródromo franquista. En 1938, fue llamada de vuelta a Moscú, donde se enteró de la muerte de su hijo Ramón, piloto de la República, derribado precisamente sobre Zaragoza unas semanas antes (...)
 
Su carrera no concluyó con el fin de la guerra civil española. Tras regresar de España, estudió en la Academia militar Frunze y trabajó como instructora del GRU, formando a futuros operativos especializados en sabotajes y en operaciones sensibles. Tras el comienzo de la invasión alemana, fue llamada a dirigir a las aviadoras soviéticas, puesto que rechazó, porque prefirió involucrarse directamente sobre el terreno, realizando ella misma labores de operativa de Inteligencia tras las retaguardia enemiga. Y lo volvió a conseguir magistralmente: en 1942 se le asigna una unidad de guerrilla de tipo irregular: la 4.ª Compañía Española del OMSBON, compuesta mayoritariamente por excombatientes republicanos españoles entrenados por el NKVD. Durante la Gran Guerra Patria, pese a resultar herida en 1943, realizó labores de sabotaje y de infiltración en el frente ucraniano, rumano, húngaro, austriaco y alemán; consiguiendo información privilegiada y saboteando a las tropas nazis.

Las operaciones que realizó fueron de película. En Rumanía se hizo pasar por una aliada rumana de los nazis, haciendo que un oficial alemán le revelara la posiciones de tropas alemanas y depósitos de combustible. En el cerco de Budapest, para poder transmitir mensajes al mando soviético, se hizo pasar por madre en busca de su hijo, cruzando una plaza repleta de francotiradores; e informando a los chicos, por lo que descubría por el camino, sobre las posiciones de ametralladoras enemigas. En Ucrania, un explosivo que tenía que volar un tren militar, falló a última hora, teniendo nuestra heroína que improvisar, a última hora, una mecha, y detonarlo manualmente a poca distancia, jugándose la vida. Durante la caída del III Reich, participó directamente en la exfiltración de talento científico en la zona nazi. Y en Austria, tras la Gran Guerra Patria, y gracias a la información que obtuvo como agente a lo largo de la guerra, encontró una fábrica oculta de cohetes V-2.

Durante la Guerra Fría, ya doctorada como socióloga, siguió trabajando para el NKVD con el grado de coronel y como instructora de Inteligencia, convirtiéndose en figura de referencia para generaciones de futuros agentes del KGB. Sus condecoraciones avalan su recorrido: dos Órdenes de Lenin, dos Órdenes de la Bandera Roja, la Orden de la Estrella Roja, entre innumerables medallas. Su figura en la cultura de Inteligencia rusa como paradigma de agente ilegal y heroína del frente invisible podemos encontrarla en la película soviética ¡Salud, María! (1970). Y, entre sus obras más conocidas, nos dejó por escrito su legado como exoperativa de Inteligencia soviética en España: En la España Combatiente (1968); el país que marcó toda su vida. Nos abandonó en 1981.