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lundi 12 mai 2025

Mitos occidentales de la II guerra mundial (1931-1945) consisten en ignorar a China y minimizar a Rusia

 

WANG WEN, Decano de la Escuela de Liderazgo Global,
Universidad Renmin de China.

Con el 80º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, se ha hecho cada vez más visible cómo los roles vitales de China y Rusia en la derrota del fascismo se degradan y distorsionan en la narrativa occidental.

La memoria selectiva de Occidente distorsiona la percepción pública del pasado y confunde la política global actual. Cuatro mitos persistentes sobre la Segunda Guerra Mundial siguen moldeando la geopolítica moderna. 

Mito uno. La falacia de los seis años

Uno de los conceptos erróneos históricos más persistentes es el período de seis años que duró la Segunda Guerra Mundial, que limita su comienzo a la invasión de Polonia por parte de Alemania en 1939. Esta visión ignora la invasión de Etiopía por parte de Italia en 1935, la Guerra Civil Española (1936-1939) y la agresión a gran escala de Japón en Asia que comenzó en 1931 con la invasión de Manchuria, casi una década antes de que comenzara la guerra en Europa.

Los historiadores occidentales de pensamiento libre AJP Taylor y John Toland reconocieron que las brutales acciones de Japón en China fueron un precursor crucial de la Guerra del Pacífico. La agresión japonesa desafió el orden internacional posterior a la Primera Guerra Mundial y envalentonó a los regímenes fascistas, incluido el nazi en Alemania. Las matanzas y las atrocidades sistemáticas de Japón, como la Masacre de Nanjing, presentaban escalofriantes paralelismos con los crímenes nazis contra los judíos. Ciudades como Nanjing fueron sometidas a la destrucción y sus habitantes a ejecuciones masivas y violaciones. Estos hechos están profundamente arraigados en la memoria colectiva china.

Desde la perspectiva china, esta larga y brutal lucha, conocida en China como la Guerra de Resistencia contra Japón y que se extendió desde 1931 hasta la rendición de Japón en 1945, sentó las bases para la victoria aliada. Sin embargo, Occidente ignora en gran medida esta perspectiva.

Mito dos. El papel central de Occidente

La idea de que los acontecimientos centrales de la Segunda Guerra Mundial se desarrollaron en Europa distorsiona aún más la verdad histórica. Estados Unidos y el Reino Unido llevan mucho tiempo destacando la importancia del desembarco de Normandía como un punto de inflexión crucial. Mientras tanto, el papel de la Unión Soviética en la derrota de la Alemania nazi —que costó millones de vidas— ha sido minimizado o ignorado en Occidente, especialmente en el contexto de la Guerra Fría.

El papel de la Unión Soviética en la derrota de las fuerzas nazis en el Frente Oriental es innegable. Antes de la apertura del Frente Occidental en 1944, la Unión Soviética ya había infligido importantes derrotas a Alemania, con un coste inmenso. Con 27 millones de bajas, la contribución de la Unión Soviética fue crucial para la victoria definitiva de los Aliados.

Mito tres. La resistencia a largo plazo de China

El papel de China en la Segunda Guerra Mundial suele descuidarse o minimizarse en las narrativas occidentales.

Sus bajas durante los diez años de la Guerra de Resistencia contra Japón ascendieron a más de 35 millones, pero a pesar del inmenso coste, China se presenta desde la perspectiva occidental como una víctima pasiva o un participante indirecto. Mientras tanto, las fuerzas chinas colaboraron con las potencias aliadas en el Sudeste Asiático. Colaborando con Estados Unidos en la campaña de la Carretera de Birmania, China contribuyó a la mayor contribución de los aliados en su esfuerzo bélico y debilitó la capacidad militar japonesa, permitiendo así que la Unión Soviética se centrara más en el frente europeo.

La resistencia militar china desempeñó un papel estratégico: al contener al ejército japonés, limitó la capacidad de Japón para combatir en otros frentes. China fue una fuerza crucial que ayudó a inclinar la balanza en el Pacífico. La resistencia china fue indispensable para agotar los recursos japoneses y debilitar su posición estratégica general, lo que sentó las bases para la derrota de las potencias del Eje.

Mito cuatro. La victimización de Japón

La representación de Japón como víctima de la Segunda Guerra Mundial, especialmente tras los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, es otro tema delicado para muchos en China. Esta narrativa tiende a minimizar el papel de Japón como agresor en Asia. La Masacre de Nanjing, en la que las tropas japonesas asesinaron a cientos de miles de civiles chinos, sigue siendo un tema controvertido en Occidente, con debates inmersos en las cifras de víctimas, el contexto histórico y las susceptibilidades políticas.

Muchos en China ven esto como un intento de reescribir la historia, especialmente cuando el sufrimiento de los civiles chinos se ve eclipsado por el hecho de que Japón es víctima de los bombardeos atómicos.

El desprecio por la abrumadora evidencia de los crímenes de guerra cometidos por Japón, incluidos los relatos de testigos oculares y las fotografías de las atrocidades y la esclavitud sexual, despierta ira en la sociedad china. 

La renuencia de los dirigentes japoneses a reconocer plenamente estos crímenes y a ofrecer disculpas oficiales y sin reservas, y la falta de voluntad de algunas figuras e instituciones políticas para afrontar este oscuro capítulo de la historia exacerban las tensiones e impiden una reconciliación genuina.

Reescribiendo la historia con cooperación internacional

Estos cuatro mitos, profundamente arraigados en la política de la Guerra Fría, reflejan los persistentes esfuerzos de Occidente por mantener su dominio global. Al enfatizar la contribución de Occidente y minimizar la de China y la Unión Soviética, estas narrativas contribuyen a consolidar el poder político e ideológico de Occidente.

Hoy, a medida que la política global evoluciona hacia la multipolaridad, es crucial corregir estos errores históricos. Corregirlos requiere una sólida cooperación académica internacional, así como una comprensión más matizada por parte de los académicos occidentales de las contribuciones de China y la Unión Soviética a la victoria en la Segunda Guerra Mundial.

Esto podría ayudar a prevenir malentendidos en el futuro y promover una narrativa histórica global más precisa. El 80.º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial ofrece una excelente oportunidad para honrar el papel de todas las naciones vencedoras —no solo las occidentales— en la derrota del fascismo.

jeudi 24 avril 2025

Comment les États-Unis ont financé les crimes présumés de Duterte contre l’humanité

J. Renau



L’ancien président philippin attend d’être jugé pour sa guerre brutale contre la drogue. Il l’a menée avec le soutien du gouvernement américain.

Source : Responsible Statecraft, Gideon Pardo
Traduit par les lecteurs du site Les-Crises

L’ancien président des Philippines Rodrigo Duterte a été arrêté à Manille et emmené à La Haye, où il sera jugé pour crimes contre l’humanité par la Cour pénale internationale.

De 2016 à 2022, le gouvernement de Duterte a mené une campagne d’exécutions de masse de gens soupçonnés de consommer de la drogue. On estime que 27 000 personnes, pour la plupart pauvres et indigentes, ont à sa demande, été exécutées sans procès par des policiers et des milices. Les enfants ont également été régulièrement victimes des raids antidrogue de Duterte, que ce soit en tant que victimes collatérales ou en tant que cibles.

Pendant ce temps, les États-Unis fournissaient des dizaines de millions de dollars par an à l’armée et à la police nationale philippines. Les fonds se sont déversés pratiquement sans interruption, tandis que les groupes de défense des droits humains du monde entier criaient au scandale.

Dès le début, Duterte avait fait part de son intention de mener une répression brutale contre la drogue. Avant d’accéder à la présidence, il avait été maire de Davao, la troisième ville du pays. C’est là qu’il a présidé à l’exécution de 1 400 criminels présumés et enfants des rues par un groupe de voyous justiciers connu sous le nom d’« escadron de la mort de Davao ». Duterte a d’abord nié toute implication directe dans ces mises à mort, avant de laisser entendre qu’il les avait en fait soutenues, en déclarant : « Comment ai-je obtenu ce titre de ville la plus sûre du monde ? En les tuant tous. »

 ARTICLE INTÉGRAL

lundi 24 mars 2025

L'impérialisme US change de forme

 SOURCE: https://carlosgarrido.substack.com/p/trump-as-todays-fdr?utm_source=post-email-title&publication_id=2220396&post_id=159689987&utm_campaign=email-post-title&isFreemail=true&r=4aiktl&triedRedirect=true&utm_medium=email 

Carlos L. Garrido: cet article est une version étendue de celle qui est parue dans l'Académie chinoise le mois dernier. Le mois du recul a, à mon avis, confirmé les préoccupations que j’avais exprimées au sujet de l’apparente « démontage » de l’administration Trump des institutions de l’impérialisme américain. Loin de voir toute véritable attaque contre les institutions de l’empire, nous voyons une restructuration – un empire prenant une nouvelle forme pour soutenir une hégémonie décroissante. Pour cette « nouvelle forme », les institutions de réveil, l’impérialisme humanitaire du passé (USAID, NED, etc.) sont peu utiles.

Josep Renau

 

L'histoire nous enseigne que les empires ne peuvent jamais affirmer explicitement les véritables raisons de leurs activités impériales. Il est impossible d'obtenir une population de personnes dépossédées pour aider à envoyer leurs enfants en guerre lorsque vous êtes ouvert au sujet de la classe de personnes qui en bénéficient. C’était Platon dans sa république qui avait déjà noté que les États dont le fondement économique est fondé sur « l’acquisition sans fin de monnaie », trouvent qu’ils doivent « saisir une partie des terres de leur voisin ». Cette dynamique économique conduit inévitablement à la guerre. Et « quand les riches font la guerre », comme l’a dit Jean-Paul Sartre, « ce sont les pauvres qui meurent ». Cela est vrai pour toutes les sociétés qui ont été fragilisées par classe. Il y a toujours une classe de gens qui fait le profit, et une classe qui fait la mort, en temps de guerre.

Les élites au pouvoir des États belligérants n'ont jamais été en mesure d'annoncer explicitement les raisons économiques de la guerre. La légitimation de la guerre a toujours dû inclure une tromperie du grand public. Aschyle avait raison de dire que « en guerre, la vérité est la première victime ». Le respect de la guerre exigeait toujours un récit qui peut être conçu pour fabriquer le consentement des gouvernés.

Les Grecs de l'Antiquité et l'empire britannique ont justifié les efforts de guerre et la colonisation par des appels nobles, presque humanitaires, à des appels à la civilisation des barbares. Ceux qui étaient de leur espèce sont toujours ceux qui sont pleinement humains. Et ceux qui n'ont pas porté la odeur de l'altérité barbare sur eux. De l'hellénisation à l'empire où le soleil ne se couche jamais, la guerre coloniale est elle-même présentée comme un acte de charité et de bonne volonté. Vous devriez être reconnaissants que nous avons dépensé nos précieuses ressources « civilisées » par vous.

Paradoxalement, les guerres expansionnistes ont aussi souvent pris la forme d'une entreprise défensive. L'Empire romain a souvent eu recours à la nécessité de se protéger contre les menaces extérieures barbares pour justifier l'expansion. L'offensive est souvent présentée comme la meilleure forme de défense. C'est en conquérant que nous pouvons garder notre peuple à la sécurité à la maison. Pendant les guerres puniques, par exemple, l'expansion coloniale a été légitimée en tant que tentative de contrer la menace carthaginoise.

La légitimation idéologique de la guerre du moins si-cendres au XXe thsiècle a pris la même forme. Il s'agissait de pillages impériaux et de conquêtes justifiées par leur présentation de mesures défensives visant à empêcher la propagation du communisme. L'offensive a de nouveau été déguisée comme défense.

À l'époque moderne, nous avons assisté à une combinaison cohérente des deux par l'empire américain, bien qu'à n'importe quel moment, il puisse être soit « l'offense-comme-défense » soit la « conquête humanitaire » qui pourrait prendre la domination sur l'autre.

Par exemple, pendant la guerre en Irak, le modèle qui s'est avéré le plus efficace. Oui, nous avions encore un contingent du modèle de justification de la « conquête humanitaire » qui appelait la nécessité d'« aider les femmes opprimées » ou d'« apporter la démocratie » dans la région. Mais cela a finalement joué un rôle secondaire à la peur du « autre » brun, musulman, que la classe dirigeante ait pu infuser dans la population, en particulier après le 11 septembre. Cette crainte était essentielle pour le modèle de légitimation de l'infraction de défense. Comme Bush l'a dit dans le discours de West Point le 1er juin 2002, « Si nous attendons que les menaces se concrétisent, nous aurons attendu trop longtemps. Nous devons prendre la bataille contre l'ennemi, perturber ses plans et faire face aux pires menaces avant qu'ils n'ément n'ément. »

La domination du modèle de l'offensive comme défense a laissé un mauvais goût dans la bouche des Américains, qui sont venus à temps pour s'opposer à l'unanimité la guerre en Irak, réalisant qu'il s'agissait d'une guerre pour le pétrole et le contrôle des marchés pétroliers, pour ne pas nous défendre contre les dangers fabriqués de la destruction des armes de destruction massive.

Cela a permis à la classe dirigeante de pivoter vers le modèle humanitaire car la forme clé de la légitimation pour la guerre prendra. Assad a dû être renversé parce qu’il « gazait son peuple ». Cuba a dû être renversée parce qu'elle réprimait les « artistes noirs » du mouvement San Isidro financé par Miami. Le Venezuela a dû être renversé parce que Maduro était un dictateur brutal qui opprimait les LGBTQ, la même chose avec l'Iran, la Russie, etc. La Chine a dû être renversée parce qu'elle produisait un « génocide » de la minorité musulmane ouïghoure. Bien sûr, on n'a jamais fourni de preuves réelles de l'une quelconque des accusations, comme les « preuves » des armes de destruction massive.

De plus en plus, la forme spécifique adoptée par le modèle de conquête humanitaire a été le réveil. Le théoricien politique Marius Trotter l'a bien dit il y a quelques années quand il a dit :

« Face à une Chine en pleine montée et à une Russie résurgente, la classe dirigeante américaine a besoin d’une croisade moralisante pour motiver son contre-offensive contre ses ennemis, tant dans le pays qu’à l’étranger. Sous les bannières de Black Lives Matter, des drapeaux de la Fierté multicolores et des trompettes annonçant les bons pronoms de genre, les canons de l'Empire américain répandront le credo de Woke Imperialism ».

Mais comme le wokisme lui-même a été étendu à des extrêmes aussi absurdes qu'aucune personne saine d'esprit ne pouvait accepter, il est rapidement devenu sanctuaire comme modèle de légitimation de la guerre. Personne ne se soucie d'aller à la guerre pour les droits des transsexuels battus par l'USAID dans les pays de l'Est. Personne n'adhère vraiment dans le récit sans fondement que les États-Unis, qui ont passé les 20 premières années du siècle à bombarder des musulmans, tuant des millions d'entre eux, se soucient maintenant d'eux au Xinjiang. Et où était la preuve que quelque chose se passait en premier lieu ? Comme l'a fait valoir le philosophe cubain Ruben Zardoya, lorsque les machinations de domination deviennent transparentes, la domination elle-même s'affaiblit. C'est ce qui s'est produit à la forme de légitimation impériale, et pour éviter l'affaiblissement du pouvoir impérial et de la domination, la classe dirigeante a dû changer de cap.

Quand la conscience des gens hors-la-loi est hors du modèle éveil de l'impérialisme, la classe dirigeante a besoin d'une liste propre. Trump et ses cohortes de faux droitistes dissidents, qui mènent une croisade anti-fou, étaient l’alternative parfaite. À une époque où le peuple américain veut être dissident et anti-establishment, donne-lui le même statu quo, mais sous la forme d'une dissidence. Donnez-leur des gens qui luttent contre la forme que revêt l’idéologie impérialiste ces dernières années, mais pas contre l’impérialisme lui-même – pas contre le système qui l’a produit en premier lieu.

Comme Jackson Hinkle et Haz Al-Din l'ont déjà noté, nous ne devrions pas être surpris si l'intensification des absurdités du wokisme était intentionnellement conçue pour soutenir un « droit dissident » qui n'est « dissident » que pour les composantes les plus superficielles et les plus profondes de l'ordre de la décision.

J'ai déjà soutenu qu'il s'agit d'une époque, aux États-Unis, marquée par la nécessité de l'hégémonie se présenter comme contre-hégémonique. Les dirigeants doivent, à tout moment, manipuler le public pour les voir comme subalternes, impuissants et mener une croisade contre les élites elles-mêmes. Des conservateurs aux libéraux, aux différents « gauchers » trotskistes et « socialistes démocratiques », toute la politique américaine prend de plus en plus la forme de dissidence. C'est une aristocratie du capital qui survit à travers la perspective de se battre continuellement contre lui-même pour le pouvoir. Comme dans The Trial de Kafka, où la bureaucratie de la cour est reproduite précisément en se présentant comme des sujets impuissants subjugués par le système, la dialectique de l'autorité politique américaine aujourd'hui prend également la forme de cette feintesse pour soutenir leur omnipotence systémique. Le pouvoir se maintient par le prétexte de l'impuissance.

Et maintenant nous sommes ici. Dans une présidence de Trump qui démantèle l’USAID – l’un des hommes de main misérables de « l’impérialisme humanitaire » – et qui s’oriente vers des attaques impérialistes impérialistes, qui s’oriente peut-être vers la bonne volonté pour la démocratie et de nombreuses autres institutions liées à la forme moderne de légitimation et de réalisation d’agressions impérialistes.

Je voudrais penser qu'il s'agit d'une révolution contre un État exaltante qui aspire le sécher de la république hôte, comme l'a suggéré Scott Ritter. J'espère vraiment que ce pourrait être cela, et que le jubilé de la dette que Ritter prétend être possible avec cette « révolution » se déchaîne. 1

Philosophie partagée en crise

Mais mon bon sens marxiste, ma compréhension des formes toujours en évolution de l'impérialisme américain qui justifie idéologiquement m'indique que, peut-être, quelque chose d'autre est en train de se passer : un retour à une précédente forme de légitimation. 2

Peut-être un retour à la domination du modèle d'offensive en tant que défense que nous avons vu dans la guerre froide et au cours des premières décennies de ce siècle. Celui-ci semble certainement dominer dans le discours autour de la Chine, qui est présenté comme une « menace existentielle » pour la sécurité et la position géopolitique des États-Unis. Le conseiller à la sécurité nationale de Trump, Michael Waltz, a déclaré que « nous sommes dans une guerre froide avec le Parti communiste chinois » et que la Chine est une « menace existentielle pour les États-Unis avec le renforcement militaire le plus rapide depuis les années 1930 ». Ce discours sur la Chine en tant que menace existentielle, qui est très courante dans la création de la politique étrangère, est fondamental pour le modèle d'offensive de défense de l'impérialisme.

Certains analystes ont suggéré un retour à un impériaalisme de style Monroe Doctrine, où l'on est plus ouvert sur les objectifs de conquête pour la conquête, voilé à peine avec un appel à un mandat divin. C'est une autre forme que nous avons vue dans l'histoire des empires. Il est clair que ce modèle de discours est utilisé dans la rhétorique utilisée pour la politique étrangère des États-Unis dans l'hémisphère occidental.

La vérité, cependant, c'est que nous ne savons pas. Nous devrons attendre et voir ce qui se passe réellement.

Cette indétermination n'est pas seulement dans notre connaissance de la situation actuelle. Je ne pense pas que le problème, pour le moment, soit un problème qui se situe dans notre connaissance du monde, de la façon dont l'impérialisme américain se développera dans les années à venir. L'indétermination est dans le monde lui-même. Le régime américain est lui-même à la dépouille pour comprendre ses prochaines mesures, pour voir ce qu'il peut faire pour soutenir au moins un semblant d'hégémonie dans un monde où le Weltgeist se déplace vers l'est.

Nous pouvons dire aujourd'hui de cette indétermination la même chose que Hegel a répondu au dilemme de Kant concernant le « fossé » entre notre savoir phénoménal et la chose en soi (Ding un sich) : il n'y a rien de soi qui n'est déjà une chose pour nous. Le fossé n'est pas entre mes connaissances et le monde; le fossé est dans le monde lui-même. C’est « l’incomplétude qu’ontologique la réalité », comme l’appelle Slavoj ziek, que nous traitons ici, et pas simplement une incomplétude de nos connaissances. Traiter le contraire - c'est-à-dire s'accrocher à l'idée que les événements mondiaux sont déjà déterminés, que le problème est de nature épistémologique - est de suivre la même abstraction que Hegel a critiquée dans Kant. Tout comme la « chose en soi », qui n'est pas toujours prête (comme le dirait Heidegger) une chose pour nous, n'est rien de plus qu'une « abstraction vide » kantienne, en maintenant que les impérialistes d'aujourd'hui ont un ordre du jour clairement déterminé et cartographié, et que ce qui nous empêche de le savoir définitivement est une limitation dans notre compréhension, c'est de se déplacer au même niveau.

Cela confère à ces institutions un pouvoir mystique qui n'est pas nécessairement là, qui ressemble plus étroitement aux films hollywoodiens sur la CIA que la situation réelle. Ils aussi, face à la crise actuelle, essaient de s'orienter dans le monde, en essayant de concevoir de nouveaux moyens par lesquels leur pillage de la planète peut se poursuivre sans être remis en question.

Ce que je pense que nous pourrions être les plus sûrs, ce sont les suivants : ce n'est pas une révolution anti-impérialiste qui se produit dans le ventre de la bête par la main des milliardaires eux-mêmes. Lorsque certains des principaux milliardaires, des ONG, des groupes de réflexion et des entreprises d’investissement financier sont parfaitement, ou même favorables, de l’administration Trump, cela n’inspire pas confiance dans la thèse selon laquelle il intente une grande attaque contre le système. Après tout, si quelqu'un incarne le mieux le système, ce sont ces profiteurs qui ont continué à gagner de l'argent, quel que soit celui qui a été à la Maison Blanche. Ils composent le corps non élu de dirigeants qui reste le même avec tous les changements d'administration. Avec l’agence de renseignement qui sert leurs intérêts, ils forment le fameux « Deep State ». Quand le PDG de BlackRock, Larry Fink, nous dit, comme il l'a fait pendant les campagnes présidentielles, qu'il est « fatigué d'entendre que c'est la plus grande élection de votre vivant », et que « la réalité est dans le temps, peu importe », peut-être devrions-nous écouter.

Au lieu d'une attaque contre le système impérialiste et l'État profond, il est beaucoup plus probable qu'il s'agit d'un pivot vers une nouvelle forme de gouvernance impérialiste et de légitimation. Tout comme le capitalisme américain avait besoin de prendre une nouvelle forme après la grande dépression pour survivre, dans cette grande crise de l'Empire, les États-Unis doivent faire de même. Trump est donc ici, un chiffre homologue à Franklin D. Roosevelt (FDR). Le FDR rompt avec les orthodoxies des idéologues de l'économie de marché pour sauver le capitalisme. Il a rompu avec la forme que le système avait jusqu'alors prise pour le maintenir en vie. Peut-être Trump, de même, est-il un chiffre qui aspire à aider à sauver l'impérialisme américain par l'assaut contre l'orthodoxie et les institutions qui l'ont amené au bord de l'effondrement.

 

C'est ce que la brillante maîtrise des États, visant à soutenir l'hégémonie des États-Unis à long terme, ferait pour essayer de sauver l'empire de ce déclin. Après tout, comme Giuseppe Tomasi di Lampedusa l'a écrit dans son roman, Le Léopard, les choses doivent changer pour qu'elles puissent rester les mêmes.

Bien que j'espère me tromper, je pense que c'est le type de changement que nous voyons. Une modification d'une nouvelle forme de légitimation, nécessaire pour maintenir la base essentielle de l'impérialisme américain.


[1]Pour être juste avec Scott, il s’est déclaré de plus en plus critique à l’égard des actions de Trump au Moyen-Orient depuis la publication initiale de cet article. Dans un tweet, la journée de rebut du bombardement du Yémen, Scott a déclaré : « Et dans une nuit de mégalomanie narcissique, Donald Trump a abandonné le titre de pacificateur, l’échangeant contre un fauteur de requin-bassins, et s’est mis sur la voie de devenir le plus grand perdant de l’Amérique. L'Amérique ne peut plus être « grande » quand le prix du pétrole passe par le toit. Et le début d’une guerre avec l’Iran restera dans l’histoire comme l’une des pires blessures auto-infligées qu’un président américain jamais commis. » Cependant, même en ce qui concerne la guerre en Ukraine, les mesures prises par Trump ont été des demi-pas. Il n'y a pas eu de tentative sérieuse d'arrêter le régime zelensky. Ici, la perspective donnée par le colonel Douglas Macgregor est, à mon avis, beaucoup plus correcte.

[2]Après avoir publié une version abrégée de cet article pour The China Academy, un camarade appelé par l'attention sur une vidéo que Brian Berletic avait faite sur le sujet, où il a présenté une analogie extrêmement utile pour capturer ce que j'avais en tête en écrivant cet article. Pensez à un seigneur de guerre qui est sorti pillé diverses régions, ajoutant dans chaque aventurerie filiale d'escrime ses ennemis tombés à la sienne. Alors que l'épée a l'air effrayante, les lames vont dans tous les sens, et ne peuvent donc pas servir à couper quoi que ce soit. Après cette prise de conscience, le seigneur de la guerre décide de se débarrasser de toutes les épées supplémentaires et de s'en tenir à sa tête d'origine. Les villageois infantiles, bien sûr, se répondent et pensent « enfin, notre cauchemar collectif est terminé ». Après une inspection plus approfondie, il ne reste plus que la lame d'origine, qu'il affûme de toute sa force. Bien que l'épée n'ait peut-être pas l'air aussi effrayante que la précédente, elle est maintenant bien meilleure pour faire ce que l'épée est censée faire - prendre quelques crânes. Peut-il s’agir du genre de « démantèlement » que Trump nous a sous les yeux ?


 

jeudi 20 mars 2025

EE.UU. pidió sanciones para los gobiernos que hacen uso de misiones médicas cubanas (por trata de personas!)

 

Estados Unidos coloca a Cuba en todo tipo de listas malas, una de las cuales es la lista de países que se dedican a la trata de personas. La isla caribeña fue incluida en esta lista por la Casa Blanca debido a las misiones que los médicos cubanos desempeñan por el mundo, incluida Italia.

Para presionar a los gobiernos de países considerados amigos de Cuba, que recurren a médicos cubanos para abordar la escasez de personal médico, María Werlau, directora ejecutiva del Archivo Cuba, pidió sanciones a los ministros de salud de los países aliados del régimen cubano. Según ella, estos países deberían ser sancionados porque han asumido misiones médicas que han sido clasificadas como trata de personas. La solicitud realizada por Werlau tuvo lugar el miércoles en una audiencia del Subcomité de Salud Global, Derechos Humanos Globales y Organizaciones Internacionales de la Cámara de Representantes de Estados Unidos que aborda los abusos a los derechos humanos que ocurren a diario en Cuba.

Según Werlau, se deberían implementar restricciones de viaje y sanciones, en virtud de la Ley Helms-Burton, para combatir este tipo de trata de personas, así como sancionar a los ministros de salud pública de los países aliados.

El promotor de este último intento de condena al gobierno cubano pidió también condicionar el financiamiento de Cuba por parte de la Organización Panamericana de la Salud, a declarar que México ha violado el acuerdo con Estados Unidos y Canadá para la asunción de estas misiones médicas, a prohibir la mayoría de los intercambios científico-técnicos con la isla y el financiamiento de las instituciones cubanas.

Las misiones médicas cubanas y otras misiones de trabajo han sido ampliamente denunciadas como trata de personas durante años por Estados Unidos y otras organizaciones financiadas directamente con fondos federales estadounidenses. Está claro que la intención de las distintas administraciones estadounidenses es privar a Cuba de los ingresos económicos que las propias misiones proporcionan. Ingreso económico que se utiliza para financiar el sistema de salud gratuito que tienen los cubanos a diferencia de los ciudadanos de Estados Unidos.

La definición de Estados Unidos de las misiones médicas cubanas como trata de personas se basa en informes parciales elaborados por el propio gobierno estadounidense y las organizaciones que financia.

Uno de estos documentos es el informe sobre trata de personas para 2021, elaborado por el propio Estados Unidos en el que denuncian violaciones de derechos en las “misiones médicas” que el gobierno cubano vende a otros países, definiéndolas arbitrariamente como un ejemplo de ” trata de seres humanos.”

La sección Cuba del informe afirma que hay “fuertes indicios de trabajo forzoso” por parte del gobierno cubano en “su programa de misiones médicas en el extranjero”, ya que La Habana obligaría a los médicos cubanos a ejercer en el extranjero fuera de su voluntad. Conozco decenas de médicos que han llevado a cabo más de una misión médica en el extranjero, pero ninguno de ellos me ha dicho nunca que se vio obligado a participar en dichas misiones. Sería interesante saber cuántos médicos dijeron que fueron obligados a trabajar en el extranjero, pero no se proporcionaron esos datos.

Según el informe revelado por la organización española Prisoners Defenders, médicos, enfermeras y otros profesionales serían amenazados y sometidos a diversos tipos de violencia, incluida violencia sexual, por parte de funcionarios del gobierno cubano si se negaran a participar en las misiones.

El presidente de Prisoners Defenders, Javier Larrondo, declaró, refiriéndose a que en España y Europa se presentan espectáculos artísticos, deportivos, misiones médicas y más, que los profesionales se encuentran “en estado de trabajos forzados y de esclavitud, con pasaportes confiscados, sin mínimos”. libertades, y que si decidían quedarse en España serían acusados ​​de deserción y castigados con 8 años sin poder volver a ver a sus hijos en Cuba.”

Prisoners Defenders es la misma organización que elaboró ​​un informe denunciando que no hay libertad religiosa en Cuba, basando su denuncia en sólo 56 entrevistas en las que sólo 21 personas declararon haber sufrido algún acto de persecución por parte del gobierno por su fe religiosa. Informe completamente poco fiable, pero que bastó para que la Casa Blanca incluyera a Cuba en otra lista de los malos, la de los países en los que no se respeta la libertad religiosa. Veremos qué pasará con las comunidades religiosas no suníes en Siria después de que los asesinos del ISIS, que milagrosamente se convirtieron en buenos tipos, tomaran el poder.

En su sitio web, la ONG se presenta oficialmente como una organización “que trabaja legalmente para proteger y promover los derechos humanos en países gobernados por la tiranía” que “abarca a Cuba y varios países de Asia”. La organización está presidida por el empresario cubano-español Javier Larrondo, quien en su presentación afirma tener “amplia experiencia en la implementación de proyectos prodemocracia en Cuba, tanto filantrópicos como con financiación a fondo perdido”.

En definitiva, la petición de María Werlau de dictar sanciones contra los ministros de Sanidad de los gobiernos que hacen uso de misiones médicas cubanas se basa en informes totalmente parciales: uno elaborado por el propio gobierno estadounidense y otro redactado por una organización no gubernamental española financiada directamente. por los Estados Unidos.

Para concluir, quisiera recordarles que entre los ministros que deberían ser sancionados también estaría el de nuestro país, ya que acogimos dos misiones médicas cubanas durante el período Covid: una en Crema y otra en Turín. Ahora, sin embargo, muchos médicos cubanos están trabajando en Calabria para frenar la dramática situación sanitaria en la región.

dimanche 16 mars 2025

« Gender-washing » : comment les multinationales du secteur extractiviste détournent les revendications féministes

 TotalEnergie dans la région:

Ouganda totalenergie ouganda 

Tanzanie totalenergie tanzanie

Monzambique totalenergie mozambique

SOURCE: https://multinationales.org/fr/enquetes/survivre-a-eacop/gender-washing-comment-les-multinationales-du-secteur-extractiviste-detournent

Face à la contestation sociale et environnementale, les multinationales pétrolières ou minières se posent de plus en plus souvent en champions de l’égalité des femmes pour légitimer leurs projets controversés. Enquête sur ce « gender-washing » dont TotalEnergies en Ouganda fournit une parfaite illustration.

Publié le 11 mars 2025 , par Agatha Allain


KABerglund cc by-sa

« C’est une pionnière. Elle défie les obstacles, les surmonte, inspire le changement, et ouvre la voie aux leaders de demain. » Ces louanges, on peut les lire sur le site de Women In Mining, une organisation dédiée à la promotion des femmes dans le secteur minier, qui récompense chaque année cent femmes censées incarner cet idéal éblouissant. Cela pourrait sembler un paradoxe pour ce secteur souvent qualifié de « boys club » du fait de son inaccessibilité aux personnes ne correspondant pas aux normes de masculinité et de virilité [1]. Pourtant, le sujet semble être devenu incontournable. En effet, les industries extractives (minières, pétrolières et gazières), régulièrement dénoncées pour leurs impacts irréversibles sur l’environnement – dégradations des sols, déforestation, pollutions, pertes de biodiversité – et pour la dépossession des communautés locales, sont embarquées depuis les années 2000 sur un nouveau terrain : celui de l’égalité hommes-femmes. Une tendance qu’illustrent parfaitement les activités de Women in Mining, tout comme elles illustrent la conception particulière, individualiste et très « corpo-compatible », de l’émancipation des femmes qui est promue par l’industrie.

Cet intérêt n’a rien de fortuit. Selon Kyra Grieco, anthropologue spécialiste des inégalités créées par le développement minier au Pérou, les multinationales ont commencé à intégrer la question du genre dans les années 2005-2010 afin de répondre aux nombreuses publications dénonçant les impacts des activités minières et pétrolières sur les femmes, leurs moyens de subsistance, leur sécurité, et les nouvelles inégalités de genre que l’extractivisme entraîne au sein des familles et des communautés [2]. « L’industrie minière a ainsi été obligé d’intégrer l’égalité de genre parmi ses objectifs en matière de responsabilité sociale d’entreprise (RSE), » explique-t-elle. L’attention médiatique grandissante sur les activistes, juristes et chercheuses participant aux oppositions locales aux projets d’extraction a aussi contribué à amplifier les revendications des femmes et des mouvements féministes.

TotalEnergies, défenseur autoproclamé des femmes

Dans le secteur pétrolier et gazier, un groupe comme TotalEnergies cherche ainsi à se construire une image de défenseur de la cause des femmes et de leur émancipation économique dans le cadre de ses projets en Ouganda et en Tanzanie – les forages pétroliers dans la région du lac Albert et le projet d’oléoduc EACOP destiné à transporter l’or noir vers l’océan Indien en vue de son exportation [3]. En donnant la parole aux femmes sur le terrain, l’Observatoire des multinationales et le Tasha Research Institute ont cependant montré comment, malgré les promesses de TotalEnergies, l’EACOP a engendré de nouvelles inégalités de genre, que ce soit au sein de l’entreprise ou dans les communautés affectées (lire notre enquête Survivre à EACOP).

Ce grand écart entre les beaux discours favorables aux femmes et la réalité du terrain a un nom : le « gender-washing » – soit l’équivalent pour les questions de genre du « greenwashing » pour les questions environnementales. Outre TotalEnergies pour ses activités ougandaises, d’autres multinationales derrière des projets extractivistes très contestés ont elles aussi adopté cette stratégie pour tenter de neutraliser la contestation sociale – dont celle menée par des femmes. C’est le cas par exemple du groupe TCEnergy, responsable du Coastal Gas Link, un gazoduc de 670 kilomètres acheminant principalement du méthane jusqu’à un site d’exportation à Kitimat, en Colombie Britannique, au Canada, qui traverse différents territoires autochtones. Ou encore du géant suisse Glencore à propos de sa mine de charbon à ciel ouvert de Cerrejón en Colombie, qui a derrière elle un lourd passif de répression et de déplacement de populations (lire notre article).

Comme souvent en matière de RSE, les multinationales concernées cherchent à se construire une légitimité à travers des partenariats avec des acteurs externes ou avec des institutions internationales. Par exemple, TotalEnergies s’est associé avec le Forum de Davos pour s’engager à réduire les inégalités de genre avec une vingtaine d’autres entreprises pétrolières dont Shell, BHP et Saudi Aramco en 2016, citant des objectifs vagues tels que : « créer une culture d’entreprise inclusive et ouverte où tous les genres peuvent s’épanouir ». En 2023, et malgré les différentes accusations des femmes des communautés affectées par l’EACOP – dont celle de ne pas respecter le droit à une compensation juste et digne à travers la sous-évaluation de leurs terres [4] –, TotalEnergies a instrumentalisé la journée mondiale des femmes du 8 mars afin de signer un partenariat avec l’Organisation internationale de la francophonie en faveur de l’émancipation des femmes. TCEnergy s’est associé au réseau professionnel Women+Power, tandis que Glencore finance la Canadian Mining Association, qui lui apporte de la visibilité auprès de la cause féminine. Cette organisation organise les HuEllas awards, qui ont récompensé la directrice de la mine Cerrejón, Claudia Bejarano, pour son engagement auprès des femmes, et est financée par Glencore à hauteur de 120 541 dollars en 2023 [5].

La machine méritocratique de Glencore, TotalEnergies et TCEnergy

Le « gender-washing » a deux terrains d’actions – à l’extérieur, au sein des communautés affectées, mais aussi à l’intérieur même des entreprises concernées. C’est ainsi que les secteurs miniers et pétroliers – comme on l’a dit traditionnellement très masculins – cherchent aujourd’hui à faire croître la part des femmes dans leurs effectifs, qui se situe aujourd’hui respectivement à 10 et 29% [6].

Une de leurs stratégies de prédilection se résume à sélectionner, récompenser, et mettre en avant certaines employées dans leur communication. On peut ainsi voir TCEnergy et Glencore mettre en avant les « femmes qui font une différence » (« women making a difference ») [7]. TCEnergy publie des entretiens de sept employées qui témoignent avec fierté sur leur parcours personnel, sur l’importance qu’elles se sentent accordées dans leur rôle, et même sur les stéréotypes qu’elles entendent briser : « Je veux montrer à ma fille qu’il n’existe pas de rôles genrés lorsqu’il s’agit de faire ce que l’on aime », déclare l’une d’elles. Glencore de son côté met en avant la figure de Claudia Bejarano, directrice de la mine et poste sur son site une vidéo où une employée, parée d’une cape de super-héroïne, affirme : « Dans le secteur minier, nous devons mettre fin aux stéréotypes, et moi, la youtubeuse minière, je m’engage à y mettre fin ! »

Représentation sélective

Si ces entreprises mettent en avant des employées qui se sentent épanouies, elles ne communiquent pas ou peu sur les discriminations sexistes et sexuelles que subissent d’autres employées. En 2022, une cheffe de chantier du Coastal Gas Link porte plainte contre TCEnergy pour agression sexuelle, citant un échec de la part de l’entreprise étant donné « l’isolement du lieu de travail et la fréquence des violences sexuelles sur ces lieux ». À Cerrejón, Hidanora Pérez, responsable de la branche santé du syndicat IndustriALL regroupant 50 millions de travailleur.euses des industries minières, énergétiques et industrielles, affirme que les employées ont été discriminées lors d’un licenciement massif en 2020, et soumises à des mutations lorsqu’elles se sont plaintes de ces discriminations.

Lors de la Journée internationale des femmes dans l’industrie minière célébrée le 15 juin, des intervenantes ont souligné des défis persistants. Un nuage de mots illustrent les domaines où elles souhaitent voir plus d’efforts de la part de l’industrie : congé maternité, travail émotionnel, égalité salariale, harcèlement, machisme, responsabilité des dirigeants… Curieusement, ces termes apparaissent en petits caractères dans l’illustration, limitant leur lisibilité. Une ambassadrice de l’IWiM, aujourd’hui directrice d’une mine en Afrique du Sud, mentionne aussi les efforts qu’elle a dû faire pour s’intégrer, et la difficulté à défendre son nouveau statut économique et social [8].

Ainsi, les « success stories » de quelques-unes, masquent la réalité collective de beaucoup d’autres. C’est ce que Rosie Walters appelle la représentation sélective ou selective disclosure [9]. C’est tout l’exercice d’illusion auquel se prête la RSE, « l’arbre qui cache la forêt » selon Kyra Grieco. « Ces interventions ponctuelles cachent des inégalités systémiques grandissantes. Quand on va regarder de près la trajectoire de ces femmes, ce n’est pas si simple : du fait de leur transgression (faire un métier « d’hommes ») elles sont souvent sujettes à des violences dans leur vie privée et professionnelle, qui ne sont rien d’autre que des rappels à l’ordre du genre. » La sociologue Delphine Lacombe parle quant à elle de « femmes vitrines » pour désigner ces opérations de communication désignée à masquer des inégalités structurelles en ne visibilisant que certains enjeux.

« Contrôle de leur vie »

En dehors des entreprises, le « gender-washing » se traduit par une mise en scène de l’« empowerment » (émancipation, autonomisation, renforcement des capacités...) que les entreprises extractivistes apporteraient aux femmes, en les aidant comme le prétend par exemple TotalEnergies à prendre « contrôle de leur vie ». Mais de quel contrôle parle-t-on, alors que les grands projets extractivistes se traduisent avant tout par la prise de possession brutale des territoires de vie ?

L’extractivisme, qu’il soit minier, gazier ou pétrolier, intensifie la répression et génère de nouvelles inégalités en renforçant le contrôle sur les corps et les vies des femmes. Comme nous l’avons vu, le déploiement sans avertissement d’une force de police spécialisée le long du tracé de l’oléoduc EACOP engendre, de nouveaux risques pour les femmes, qu’elles s’opposent ou non au projet de TotalEnergies.

La collaboration étroite des multinationales avec les forces armées menace aussi particulièrement les femmes qui s’opposent publiquement à l’extraction, ainsi que les défenseuses des peuples autochtones, en les exposant à davantage de violences sexistes et sexuelles. Le mouvement Sütsuin Jieyuu Wayúu (ou Fuerza de Mujeres Wayúu) dénonce ainsi depuis 2006 les impacts environnementaux de la mine Cerrejón et les disparitions alarmantes de femmes Wayúu – puisque la mine Cerrejón traverse les terres de peuples autochtones Wayúu, de communautés afro-colombiennes (protégées juridiquement en Colombie) et paysannes.

Hiérarchisation des femmes en territoires non-cédés

Au Canada, de nombreuses organisations ont documenté les controverses qui ont accompagné la construction du Coastal Gas Link, notamment celle de ne pas respecter le consentement libre, préalable et informé du peuple autochtone Wet’suwet’en dont le gazoduc traverse les territoires [10]. Ces controverses sont accompagnées du harcèlement qu’on subit les femmes Wet’suwet’en défendant leur droit à la souveraineté. « Presque toutes nos luttes de terrain sont dirigées par des femmes », affirme Sleydo’, cheffe de la maison Cas Yikh du peuple Wet’suwet’en, et médiatisée dans la lutte pour le respect de la souveraineté autochtone [11]. « Les personnes qui affrontent la police, les unités canines et les fusils militarisés de la CMP [Police montée canadienne], sont toutes des femmes de nos communautés. » Sleydo’ fait référence ici aux raids menés entre 2019 et 2023 pour expulser les communautés autochtones qui bloquaient le chantier, et qui ont été l’occasion de discours jugés « racistes, insultants, et déshumanisants » envers les activistes par la Cour suprême [12].

Pour délégitimer les résistances aux projets extractivistes, une entreprise comme TCEnergy s’approprie très sélectivement les revendications féministes, en communiquant sur trois employées issues de peuples autochtones différents. La représentation sélective de ces femmes s’articule autour de qualifiants qui font d’elles de bonnes employées et dresse ainsi le portrait désirable de femmes engagées qui ont brisé le plafond de verre [13] et les stéréotypes de genre.

Selon Karla Tait, membre du clan Gilseyhu du peuple Wet’suwet’en, cette stratégie « monte les gens les uns contre les autres au sein de nos communautés, en appliquant le ’diviser pour mieux régner’ à laquelle nous avons été confrontés à chaque étape depuis la colonisation ». Kyra Grieco ajoute « c’est d’ailleurs ça la base du patriarcat, de mettre les femmes en compétition sur la base de la beauté, du succès, ou autre ». TCEnergy bénéficie pour ce faire d’une équipe de communication à toute épreuve : l’entreprise a payé Meta à hauteur de 9500 dollars en seulement cinq semaines pour produire des publicités sur l’engagement de TCEnergy auprès des peuples autochtones.

Féminisme sélectif

Le « gender-washing » porte ainsi un discours selon lequel la seule possibilité de libération féministe est individuelle, jamais collective, et réservée aux femmes méritantes de ces entreprises. Il tend aussi à avoir une vision particulièrement restrictive et hétéronormative du genre, comme on l’a vu lorsque TotalEnergies s’est associée avec la « première dame » de l’Ouganda pour seize jours d’action contre les violences liées au genre, alors que le régime au pouvoir a adopté une des lois les plus rétrograde au monde envers la communauté queer, prévoyant jusqu’à la peine de mort pour les personnes LGBTQIA+.

Notons aussi qu’il ne peut pas y avoir de « féminisme » sur des territoires non-cédés, dans un continuum colonial. Laetitia Braconnier Moreno, docteure en droit public et présidente de la Commission justice transitionnelle de l’Association des juristes franco-colombiens explique que « selon la lecture de beaucoup de représentants autochtones, la fin du conflit armé sera quand toutes ces entreprises se retirent de leurs territoires, quand le droit à la consultation préalable est respecté ; quand les autorités autochtones récupèreront le contrôle sur leurs territoires et qu’il n’y aura plus d’acteurs armés ou d’acteurs privés présents sans leurs consentement ». En s’appropriant un langage progressiste sur l’égalité de genres, les multinationales tentent en réalité de dissimuler des pratiques illégales d’accaparement des terres et d’expulsions de communautés locales.

Trompeur, sélectif, discriminatoire, le « gender-washing » tel que le pratiquent les multinationales extractivistes a-t-il même un avenir ? De retour à la Maison Blanche, Donald Trump a lancé la guerre contre le « wokisme » en demandant aux entreprises d’effacer toute trace d’engagement environnemental ou social, aussi superficiel soit-il – ce que Chevron et ExxonMobil se sont empressés de faire. Le mot « femme » a même été interdit dans la recherche scientifique[[Voir les articles de Reporterre et de Mediapart].]. Ces changements politiques auront forcément des répercussions sur les stratégies RSE des entreprises dans le monde, ainsi que sur les femmes affectées de loin ou de près par leurs activités. Pourtant, certaines continuent à réutiliser un langage progressiste et féministe afin de le dévoyer de sa charge politique, ce dont témoigne à sa manière la mode du « gender-washing ». Comme le dit l’économiste Stéphanie Treillet, « on ne tente de récupérer que ce qui paraît menaçant ou subversif ».

Article publié par Agatha Allain

Notes

[1Voir par exemple cet article.

[2Voir par exemple ce rapport d’Oxfam.

[4-Voir notre enquête Survivre à EACOP et le rapport des Amis de la Terre.

[5Page 9 du rapport de Glencore 2023 Review of our direct and indirect advocacy.

[6Voir ici et .

[8Voir la vidéo (25.00).

[9-La chercheuse Rosie Walters, professeure en relations internationales à l’université Cardiff a publié sur les différentes stratégies de gender washing utilisées par les multinationales.

[10Certains chefs héréditaires Wet’suwet’en, protégés par le jugement de la Cour Suprême en 1997 leur conférant compétence sur leurs territoires, dénoncent ne pas avoir consenti à la construction du gazoduc. En 2023, le rapporteur des Nations Unies Francisco Cali alerte que le principe de consentement préalable, libre et éclairé n’est toujours pas respecté au Canada dans le cadre des projets d’extraction. Voir aussi « Discursive Infrastructures of Settler Colonialism : The Coastal Gaslink Pipeline, Indigenous Workers, and the Ongoing Promise of Integration » de Alana Lajoie-O’Malley

[11Propos recueillis dans l’entretien de Sleydo’ le 14 février 2022 par Cultural Survival Voir aussi ici. Et le documentaire YINTAH, qui retrace le combat du peuple Wet’suwet’en pour sa souveraineté.

[12Cette oppression s’inscrit plus largement dans une représentation sexiste et raciste du corps des femmes autochtones au Canada dont les multinationales se saisissent , comme l’explique l’anthropologue Audra Simpson. Voir « Mohawk Interruptus : Political Life Across the Borders of Settler States », où elle écrit sur la manière dont les structures politiques Canadiennes font du corps des femmes autochtones un terrain balisé et vulnérabilisé.

[13Voir le glossaire de La Déferlante sur la définition du plafond de verre : un concept sociologique qui désigne l’accès « élitiste » de quelques femmes à des postes de responsabilité, mais sans changement des conditions de travail pour les femmes des classes moyennes ou inférieures.

jeudi 13 mars 2025

De quoi Murray Bookchin était-il réellement le nom ?

 SOURCE: https://www.librairie-tropiques.fr/2020/10/de-quoi-murray-bookchin-etait-il-reellement-le-nom.html

Le héros anarchiste Murray Bookchin
était un sioniste

qui dissimulait le colonialisme
et les crimes de guerre israéliens

 

 

Voilà qui devrait intéresser les apologistes d’Apo (surnom d’Abdullah Öcalan) et du « Rojava », ce nouvel Israël en terre syrienne. Il est légitime de comparer la création d’Israël à celle du « Rojava » : dans les deux cas, l’idéologie gauchiste a été utilisée pour créer un état ethnique aux mains de l’Occident. Dans les deux cas, des agents d’influence ont présenté le nouvel état comme une formidable expérience d’autogestion. Des gauchistes du monde entier ont afflué en Israël pour travailler dans les kibboutz, pensant faire ainsi la révolution sociale ; des gauchistes du monde entier ont également afflué au « Rojava », dans le même but.

Notons qu’en France, c’est une orga auparavant appelée Alternative Libertaire et maintenant Union Communiste Libertaire, qui promeut cet assemblage idéologique ; l’UCL a envoyé de l’argent mais aussi des combattants vers la Syrie, elle a organisé une tournée de promotion des YPG dans toute la France pour inciter les jeunes « déters » à partir en Syrie tuer des Arabes avec des armes US, au nom de l’anarchisme.

Et l’UCL, c’est quoi ? Une orga d’à peine plus de 500 militants, créée à l’origine par George Fontenis, celui qui dans les années 50 a traumatisé la Fédération Anarchiste en y créant un comité secret qui prenait toutes les décisions dans le dos des adhérents… voilà d’où vient l’anti-complotisme de l’UCL : elle a été créée par un comploteur dénué de honte (il assuma cette trahison jusqu’à la fin de sa vie). Mais Fontenis a-t-il fait ça par soif de pouvoir ou simplement parce qu’il travaillait pour d’autres forces ? L’histoire ne le dit pas. Toujours est-il que l’UCL est une orga ridiculement petite qui malgré ses discours « anarchistes », « libertaires » ou « communistes libertaires », bénéficie de la promotion du Monde, traque les horribles « conspirationnistes », a soutenu les guerres de l’OTAN en Libye et en Syrie, et à l’heure actuelle réagit à l’arrivée du technofascisme de la même manière que la CGT (dont elle est proche) : ils valident le récit officiel de la « terrible pandémie ».

Avec des amis comme ça, le prolétariat n’a pas besoin d’ennemis !

Murray Bookchin at the Toward Tomorrow Fair, mid-1970s. par Lionel Delevingne.

 

article original : https://bennorton.com/anarchist-murray-bookchin-zionist-israel-colonialism/

traduction : Pierre Royer et Vincent Lenormant

14 juin 2019 – Ben Norton

Pour les anarchistes, Murray Bookchin est une sorte de saint. Ses idées à propos de l’écologie sociale et de ce qu’il nommait le « municipalisme libertaire » et le « communalisme » ont influencé des générations de gauchistes auto-proclamés, et il était souvent cité comme l’une des forces idéologiques soutenant les mouvements anti-mondialisation ainsi que Occupy Wall Street.

Bookchin devint particulièrement influent au sein des milieux kurdophiles après qu’Abdullah Öcalan, le chef emprisonné [par la Turquie] du Parti des Travailleurs du Kurdistan (PKK) a adopté sa conception du « confédéralisme démocratique ». Conception que ses partisans tenteront plus tard de mettre en pratique dans le nord-est de la Syrie – avec l’aide de l’armée américaine.

Ce que l’on omet le plus souvent de dire, cependant, c’est que - à l’instar de nombre de ses pairs anarchistes et « communistes libertaires » - Bookchin se montrait très tendre vis-à-vis de l’impérialisme, voire dans certains cas carrément élogieux.

En particulier, Bookchin, sioniste, dissimulait ou pire légitimait les crimes contre l’humanité commis par Israël. De plus, il diabolisait souvent les gouvernements issus de l’accession à l’indépendance des pays du Sud, se faisant ainsi l’écho de la propagande impérialiste et des légendes chauvines ciblant les pays dont les États-Unis entendent « changer le régime » .

En 1986, Bookchin publie un long laïus libéral-sioniste qu’un éditocrate néoconservateur du New York Times n’aurait pas renié. La tribune (intégralement reproduite ci-dessous) débite sans aucune distance critique l’argumentaire de la Hasbara [Mot hébreu qui désigne la propagande israélienne.], escamote l’histoire de l’épuration ethnique des Palestiniens indigènes et fait porter l’échec des pourparlers paix aux États arabes voisins ainsi qu’aux « irrédentistes arabes ».

L’article de Bookchin propage une vision raciste des Arabes, présentés comme une horde fanatique d’antisémites sanguinaires. Ce héros de la gauche anticommuniste présente les nations arabes indépendantes comme les véritables « impérialistes » du Proche-Orient et compare les dirigeants anti-impérialistes de cette région aux juntes militaires de droite soutenues par les États-Unis en Amérique latine.

Le chauvinisme de cette vision sommaire des pays du Sud explique peut-être pourquoi la solution mise en avant par Bookchin pour mettre fin aux carnages causés par la machine à massacrer capitaliste fut de s’installer à Burlington dans le Vermont, au sein d’une communauté presque entièrement blanche et d’y organiser des « community councils » avec ses amis anarchistes issus de la classe moyenne – pendant que son gouvernement bombardait et torturait des pauvres partout sur la planète, y compris de nombreux communistes et socialistes du Tiers-Monde qu’il dénigrait comme « autoritaires ».

Ceci explique peut-être aussi pourquoi Murray Bookchin considérait les libertariens de droite, apologètes du libre marché, comme ses alliés politiques, et pourquoi il qualifiait la gauche internationale communiste et socialiste de « totalitaire ». (« Les libertariens qui promeuvent le concept de capitalisme ne me posent aucun problème », affirmait Bookchin au magazine Reason, propriété des frères Koch. « Permettez-moi d’être très clair à ce propos : si le socialisme, ce que j’appelle la version autoritaire du collectivisme, advenait, je rejoindrais votre communauté [libertariens de droite]. » Et d’ajouter : « Que ce soient les anarcho-communistes, les anarcho-syndicalistes ou les libertariens qui croient en la liberté d’entreprendre, je considère leur héritage comme le véritable héritage de la gauche, et je me sens beaucoup plus proche idéologiquement de ces individus-là que des gens de la gauche totalitaire ou des marxistes-léninistes d’aujourd’hui. »)

Les anarchistes soutenus par l’impérialisme étasunien

Le soutien public explicite que Murray Bookchin apporte au colonialisme israélien ainsi que ses véhémentes réprobations à l’encontre des anti-sionistes de gauche sont occultés par une gauche occidentale « libertaire » avide de présenter les alliés de l’impérialisme états-unien comme les véritables forces progressistes.

Grâce à la guerre internationale par proxies interposés qui débuta en Syrie en 2011, la renommée de Bookchin atteignit de nouveaux sommets. Les Unités de Protection du Peuple (YPG), des milices kurdes liées au Parti des Travailleurs du Kurdistan (PKK) et dont le programme politique s’est largement inspiré de la pensée de Bookchin, ont bénéficié du soutien de l’empire américain.

En 2015, à la demande directe du Pentagone, les YPG changèrent leur nom en « Forces Démocratiques Syriennes » (FDS). Elles donnèrent par la suite leur aval pour la construction de plus d’une douzaine de bases militaires américaines dans le nord-est de la Syrie.

En 2017, le porte-parole des YPG persiste et signe : les troupes américaines resteront dans la région « pour des décennies » car le maintien de cette occupation militaire est d’intérêt stratégique pour Washington.

Il s’agit bel et bien d’un intérêt stratégique pour les États-Unis car la plupart des réserves pétrolières syriennes sont situées dans cette région qui joue aussi le rôle de grenier à blé national.

Des nationalistes kurdes soutenus par les États-Unis, fiers zélotes de l’idéologie anarchiste de Bookchin, ont même cédé aux exigences de Washington en séquestrant la production céréalière régionale et en refusant de vendre du blé à Damas, instrumentalisant ainsi la privation de nourriture comme arme politique et économique.

Dans cette région sous occupation étasunienne qui constitue environ 30 % du territoire syrien souverain, une zone composite aux plans ethnique et religieux, où vivent non seulement des Kurdes mais aussi des Assyriens, des Arméniens, des Turkmènes, des Arabes, etc...

Dans cette région, donc, des nationalistes kurdes soutenus par les États-Unis ont créé une région autonome qu’ils appellent Rojava.

Le Rojava fit l’objet d’une propagande agressive de la part de l’appareil idéologique des médias visant à le présenter comme une expérience sociale utopiste égalitaire. Pour percevoir l’ironie de la chose, rappelons que ce même appareil médiatique publie depuis des décennies la propagande servant à justifier les guerres d’agression menées contre toute trace de socialisme défiant l’impérialisme capitaliste dirigé par les États-Unis.

De larges fractions de la gauche occidentale continuent de vénérer comme un fétiche les groupes kurdes présents en Syrie, idéalisés dans le style ripoliné des orientalistes, si bien que les journalistes de la grande presse, d’habitude viscéralement hostiles à la gauche socialiste, rivalisent d’emphase, compte rendu après compte rendu, pour conter la geste incroyable, courageuse, éclairée, démocratique et féministe des YPG et de leur branche féminine (les YPJ). Ces éloges sont arrivés, comme par hasard, au moment précis où ces forces se sont alliées aux États-Unis et ont autorisé l’occupation militaire états-unienne de près d’un tiers de la Syrie. (D’ailleurs, dans l’armée syrienne aussi, il y a des femmes, et dans les milices qui lui sont alliées. Mais ces femmes-ci sont déshumanisées et qualifiées avec mépris de « combattantes de Bashar al-Assad », comme si elles lui appartenaient.)

L’écrivain David Mizner a remarqué que l’organe de propagande Voice of America, qui depuis longtemps se fait le porte-voix des mensonges et de la guerre de désinformation orchestrée par la CIA contre la gauche internationale, avait « félicité Bookchin » [https://twitter.com/DavidMizner/status/898224991010922496] pour avoir servi d’inspiration aux alliés kurdes de Washington en Syrie.

Le penchant que le prétendu « socialisme libertaire » a pour l’impérialisme – et celui que les impérialistes ont réciproquement pour les « communistes libertaires » - explique peut-être pourquoi les figures dominantes de l’anarchisme contemporain, y compris Noam Chomsky et David Graeber, ont signé en 2018 une lettre ouverte dans la New York Review of Books pour appeler l’empire américain à « poursuivre son soutien militaire aux FDS ».

David Harvey, l’universitaire marxiste reconnu, Michael Walzer, un social-démocrate sioniste qui avait soutenu la guerre d’Irak en 2003, Gloria Steinem, sommité féministe de gauche et ancien agent de la CIA, de même que Debbie Bookchin, la fille de Murray qui a dédié sa vie au Rojava, tous ont signé l’appel militariste avec Chomsky et Graeber.

La tribune sioniste de Murray Bookchin et la déshumanisation des Arabes

A ce stade, il ne surprendra personne d’apprendre que ce « communiste libertaire » états-unien et ouvertement anti-communiste, dont les écrits ont façonné l’idéologie d’une milice ouvertement alliée à l’impérialisme états-unien, avait effectivement soutenu le sionisme et les projets impérialistes au Proche-Orient.

Le 4 mai 1986, Murray Bookchin publia un article intitulé « Les attaques contre Israël ignorent la longue histoire du conflit arabe » dans le Burlington Free Press, un quotidien du Vermont.

Une traduction de cette article est proposée ci-dessous.

À la lecture, le laïus de cette grande figure de l’anarchisme prétendument radical ne se distingue guère de la rhétorique néo-conservatrice des éditocrates de la « grande presse » bourgeoise.

Bookchin dépeint Israël comme un phare de la démocratie au milieu d’un désert obscurantiste. Ainsi la Syrie, la Libye, l’Iran, l’Irak, l’Égypte et les autres… ne sont que des bastions de l’indécrottable despotisme oriental.

Il condamne « le sentiment anti-israélien qui émerge dans la presse locale ainsi que l’équation entre sionisme et racisme anti-arabe. Il présente également les Arabes comme des sauvages violents.

Bookchin supplie le lecteur de ne jamais « oublier les hommes et les femmes juifs massacrés par les partisans du nationalisme arabe » et rend les « irrédentistes arabes » responsables de l’échec du processus de paix (que ni Israël ni son loyal protecteur l’empire étasunien ne souhaitaient sincèrement voir aboutir).

Il condamne également « l’invasion du pays par les armées arabes » sans même mentionner la Nakba : l’épuration ethnique meurtrière perpétrée entre 1947 et 1948 par les milices sionistes à l’encontre de la population indigène de Palestine, à l’origine de la crise des réfugiés qui précipita la guerre israélo-arabe de 1948-1949.

En fait, l’icône « communiste libertaire » va jusqu’à qualifier l’Égypte, la Syrie et la Jordanie d’ « impérialistes » lorsqu’il affirme que sans leur guerre contre Israël, il y aurait aujourd’hui un état palestinien indépendant.

La tribune de Bookchin renverse la réalité en présentant les colonialistes israéliens comme de malheureuses victimes de la brutalité « impérialiste » d’Arabes autoritaires.

Il assimile le dirigeant nationaliste palestinien Yasser Arafat au Grand Mufti de Jérusalem qui avait collaboré avec les nazis et compare les anciens dirigeants libyen Mouammar Kadhafi et syrien Hafez al-Assad aux dictateurs fascisants d’Amérique latine alliés à Washington.

Bookchin régurgite la propagande impérialiste mensongère lorsqu’il prétend qu’Assad « a massacré entre 6.000 et 10.000 personnes à Kama en février 1982 car elles menaçaient son pouvoir sur le pays ».

Ce qu’il ne dit pas, bien sûr, c’est que la prétendue révolte de Hama (qu’il orthographie mal) n’avait rien à voir avec la démocratie ou la liberté. Elle était dirigée par des extrémistes islamistes, violents et sectaires, et directement soutenue par une bienveillante démocratie située au nord, la Turquie, avec l’appui des services de renseignement étasunien et britannique – de même que la prétendue révolte syrienne de 2011 – avec un air de déjà-vu impérialiste…

Bookchin n’est pas de ceux qui s’embarrassent des faits têtus qui pourraient démentir son apologie du sionisme. Au contraire, Bookchin condamne ce qu’il nomme « l’impérialisme syrien », et parle d’Hafez al Assad, laïc revendiqué, comme d’un alaouite sectaire semblable au théocrate fasciste israélien Meir Kahane.

Dans l’article, Bookchin écrit même qu’il souhaitait que le projet colonial israélien soit un modèle de sa vision décentralisée de la société : « Pendant des années, j’avais espéré qu’Israël ou la Palestine puissent évoluer en une confédération de Juifs et d’Arabes sur le modèle suisse ».

Mais l’icône anarchiste ne parvient pas à cacher son profond mépris à l’égard des Arabes. Il se fait ainsi l’écho de clichés racistes lorsqu’il déplore que les Arabes se servent de la cause palestinienne pour masquer leurs propres « problèmes culturels ».

De quoi Murray Bookchin était-il réellement le nom ?

Voici l’article de Bookchin :

Les attaques contre Israël ignorent
l’histoire longue du conflit arabe


Murray Bookchin

Il y aurait certainement beaucoup à dire sur la politique israélienne, et encore plus avec le Likoud au gouvernement, parti qui a orchestré l’invasion du Liban. Mais le torrent de haine contre Israël qu’on a pu observer dans la presse locale et l’équation entre sionisme et racisme anti-arabe m’obligent à y répondre avec vigueur.

Pendant des années j’ai nourri l’espoir qu’Israël ou la Palestine puissent évoluer en une confédération de Juifs et d’Arabes, sur le modèle suisse, au sein de laquelle les deux peuples pourraient vivre en paix et développer leur culture créativement et harmonieusement.

Tragiquement, ça ne s’est pas passé comme ça. La résolution des Nations Unies de 1947, qui partagea la Palestine entre des états juif et arabe, fut suivie de l’invasion du pays pat les armées arabes, plus précisément les armées égyptienne, syrienne, et la très bien entrainée « Légion Arabe » de Jordanie, avec l’aide directe ou indirecte de l’Iraq et d’autres nations arabes.

Dans certains cas ces armées, et en particulier les milices arabes qui les accompagnaient, ne faisaient pas de prisonniers au cours de leurs assauts contre les communautés juives. En général, ils essayaient de raser systématiquement tout village juif se trouvant sur leur chemin, jusqu’à ce qu’ils soient arrêtés par la résistance acharnée et coûteuse des Juifs.

L’invasion et le combat à mort qu’elle a entrainé ont créé un sentiment de peur et d’amertume difficile à oublier pour les Juifs israéliens. Le fait que quelques Juifs cinglés et fanatiques se soient comportés de la même manière avant d’être arrêtés par les toutes nouvelles forces armées israéliennes ne doit pas nous faire oublier les Juifs et les Juives massacrés par les représentants du nationalisme arabe, alors qu’ils avaient levé le drapeau blanc de la capitulation.

Je n’ai pas beaucoup entendu parler de ces terrifiantes façons de « combattre », qui ont entaché les invasions arabes de la Palestine et qui ont si profondément influencé la confiance des Juifs envers les « pourparlers » et les accords de paix avec les irrédentistes arabes. En effet, les frontières établies après les invasions de 1948 sont le fruit de combats sanglants, elles ne sont pas le fait des « sionistes impérialistes » « voleurs de terre », pour utiliser le langage en vogue aujourd’hui.

Je n’entends pas non plus parler des tentatives sincères de la Haganah (la milice citoyenne juive de la zone de partition) pour encourager les Arabes à rester dans leurs quartiers et leurs villes, ni des véhicules israéliens qui circulaient avec des hauts parleurs à Jaffa par exemple, pour exhorter les Arabes à ne pas succomber au sentiment de panique engendré par la guerre et par les extrémistes des deux côtés.

Le fait que de nombreux Arabes soient restés en Israël remet clairement en cause le mythe des Juifs israéliens vidant le pays de ses habitants musulmans. Ce qui est passé sous silence, c’est la certitude qu’il aurait pu y avoir un état arabe en Palestine, côte à côte avec l’état juif, si les armées égyptienne au sud, syrienne au nord, et jordanienne à l’est n’avaient pas tenté d’envahir les deux zones délimitées par l’ONU, avec leurs propres intérêts impérialistes, et si après leur échec elles n’avaient pas utilisé les réfugiés palestiniens pour négocier avec Israël et ses soutiens occidentaux.

Un autre mythe doit être abattu : celui selon lequel la situation délétère actuelle découlerait des conflits israélo-arabes ; la relation entre Juifs et Arabes aurait été « parfaite » avant d’être empoisonnée par les « ambitions sionistes ». Si on met de côté l’image simpliste du Moyen-Orient véhiculée par cette idée, il s’agit d’une très grave distorsion des faits au sujet des relations israélo-arabes.

Doit-on oublier que la persécution arabe des Juifs, bien que moins génocidaire que son pendant européen, est vieille de plusieurs siècles, à l’exception de l’Espagne musulmane et de la Turquie ottomane ? Que les pogroms contre les Juifs n’ont jamais cessé dans la Palestine d’avant-guerre, culminant dans l’extermination de la très vieille communauté juive d’Hébron (l’ancien siège de la confédération des tribus hébraïques) à la fin des années 20 ? Que dans les années 30, le Grand Mufti de Jérusalem (précurseur de Yasser Arafat deux générations plus tôt) était un admirateur d’Hitler et appelait à une « guerre sainte » d’extermination des Juifs de Palestine, avant et pendant la seconde guerre mondiale ? Que la Légion Arabe jordanienne a rasé Jérusalem Est en 1948, et a transformé le mur occidental du Temple d’Hérode en écurie, profanant l’endroit le plus sacré du judaïsme ?

Doit-on oublier que le général Hafez Assad, le soi-disant « président » syrien (élu par une « majorité » de 99 ,97 % de l’ « électorat » syrien) a massacré entre 6000 et 10000 personnes à Kama en février 1982, pour avoir osé défier son pouvoir ?

On se demande pourquoi il n’y a pas eu de protestations quand Amnesty International déclara en 1983 que « les forces de sécurité syriennes violaient systématiquement les droits humains, pratiquaient la torture et l’assassinat politique en toute impunité grâce aux lois d’exception ? Pourquoi personne ne s’inquiète de l’impérialisme syrien ? Assad nourrit le fantasme d’absorber le Liban et la Palestine, Israël inclus, s’il vous plaît, au sein d’un empire syrien ; un objectif que tout expert du Moyen-Orient reconnaît comme la version arabe du projet fou de « Grand Israël » de Rabi Kahane, qui est vigoureusement rejeté par les organisations juives et sionistes responsables, en Israël comme ailleurs.

Au Moyen-Orient, si le « coeur du problème » est la confiscation des territoires palestinien par Israël, à quoi ressemblerait la région entière si Israël et toute la population juive disparaissait d’un coup de baguette magique ? La Syrie serait-elle un état moins policier ? Sa majorité sunnite se sentirait-elle moins dominée, exploitée, manipulée par le général Assad, qui représente la minorité alaouite du pays ?

Les princes saoudiens arrêteraient-ils de gaspiller la richesse de leur pays en limousines, en palais, en bijoux, en biens immobiliers à l’étranger, apporteraient-ils un minimum de liberté à leur peuple ? Les propriétaires égyptiens, qui vivent dans l’opulence au milieu d’une misère noire, rendraient-ils une partie de leurs terres à la paysannerie égyptienne affamée ? L’Iraq libérerait-il sa population kurde, pour ne parler que de sa minorité la plus rebelle, lui accorderait-il une véritable autonomie ?

La guerre Iran-Iraq, qui a emporté un million de vies au cours des dernières années, prendrait-elle fin ? Le colonel Kadhafi cesserait-il d’être un militariste vaniteux qui essaye de grapiller le territoire de ses voisins ? Khomenei et son fondamentalisme musulman, qui se dresse contre toute forme de modernité et de culture occidentale, donnerait-il l’égalité aux femmes et la liberté aux critiques du régime théocratique actuel ?

Le plus perturbant avec ces attaques continues contre Israël, c’est qu’elles contribuent à brouiller le vrai « coeur du problème » du peuple palestinien. Ce peuple abandonné est utilisé de manière déraisonnable par les états arabes pour escamoter leurs graves problèmes économiques, sociaux et culturels chez eux et au Moyen-Orient en général. Il va sans dire que les différents entre Israéliens et Palestiniens doivent être résolus de manière équitable afin que chaque peuple puisse vivre en sécurité et en oubliant les traumatismes du passé pour atteindre une harmonie constructive.

Je ne sais pas quelle sera la solution. Mais on ne la trouvera ni dans les actes de terrorisme de l’OLP contre des maires arabes indépendants qui cherchent à négocier des arrangements entre les deux peuple, ni chez des fous comme Rabi Kahane qui veulent expulser les Palestiniens de leurs propriétés et de leurs communautés.

Même si un accord de paix est crucial, il ne faut pas oublier le véritable « coeur du problème » du Moyen-Orient : ses politiciens cyniques, ses propriétaires, ses barons du pétrole, ses juntes militaires, ses religieux fanatiques, ses prédateurs impérialistes qui profitent de la confusion, et les problèmes tragiques qui sont apparus entre Israéliens et Palestiniens.

Ceci étant posé, on serait bien avisé de se souvenir que les deux peuples ont plus d’intérêts en commun que de différences. Ce serait un splendide exemple d’indépendance politique si ceux qui ont légitimement conspué les juntes militaires d’Amérique Latine se rendaient compte que la situation est exactement la même au Moyen-Orient, du colonel Kadhafi au général Assad.

 

Pour en savoir plus : sur le "ROJAVA"

"Rojava toi d'là que j'm'y mette ! " proclament aujourd'hui haut et fort les libertaires, les post-trotskystes citoyens, et la gauche morale (et "radicale") française, à l'unissons des émirats, des sionistes israéliens les plus cyniques, du Pentagone,...