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dimanche 12 octobre 2025

La exportación silenciosa de hachís marroquí y el riesgo de una Europa secuestrada

 FUENTE/ https://ecsaharaui.com/09/2025/como-marruecos-utiliza-el-narcotrafico-para-infiltrarse-en-la-politica-europea-y-corromper-sus-instituciones-2/#google_vignette

Por Ahmed Omar


La reciente incautación de tres toneladas de resina de cannabis en el puerto de Casablanca, destinadas a Bélgica a través de empresas pantalla como Unimer Group, revela una verdad incómoda: Marruecos el mayor productor de hachís del mundo, continúa siendo un actor clave en la exportación masiva de droga a Europa. Este no es un caso aislado; es la punta de un iceberg que ha infiltrado las instituciones políticas del continente y amenaza su independencia.

Marruecos y el narcotráfico: un problema sistémico

Según informes de la ONU, Marruecos produce cerca del 70% de la resina de cannabis mundial, con rutas de tráfico que atraviesan España y Bélgica como principales puertas de entrada al mercado europeo. El puerto de Amberes, en Bruselas, se ha convertido en un epicentro del contrabando, donde cada año toneladas de droga cruzan las fronteras ocultas en contenedores de supuestos productos legales, como conservas o harina de pescado.

La red marroquí no es solo una maquinaria delictiva; su objetivo es mucho más ambicioso. A través de los beneficios del narcotráfico, Marruecos ha construido un sistema paralelo que financia operaciones de presión diplomática, sobornos y chantajes a figuras políticas europeas.

Moroccogate: Europa comprada con dinero de droga

El escándalo ‘Moroccogate’, que sacudió al Parlamento Europeo, expuso las conexiones peligrosas entre el régimen marroquí y políticos europeos. Sobornos y maletas de dinero circulaban entre bastidores para ganar apoyos en cuestiones claves como la ocupación ilegal del Sáhara Occidental o los acuerdos comerciales. Marruecos no solo compra influencia; utiliza el dinero del narcotráfico para corromper y chantajear a políticos, debilitando así las decisiones soberanas de Europa.

El Parlamento Europeo, mientras declara luchar contra la corrupción, ha visto cómo sus cimientos tiemblan. Bélgica, que acoge las instituciones europeas, paradójicamente se ha convertido en una víctima y cómplice a la vez: víctima porque su puerto es una puerta de entrada, cómplice porque la corrupción sistémica facilita estas operaciones ilícitas.

Un silencio cómplice

¿Por qué Bruselas, epicentro de las decisiones europeas, permite que Marruecos exporte droga y corrupción con tanta impunidad? La respuesta es doble: miedo e intereses económicos. Los países europeos, dependientes de Marruecos en temas como migración o comercio, prefieren mirar hacia otro lado mientras toneladas de droga destruyen a generaciones enteras.

Mientras tanto, las empresas fachada, como las mencionadas en este último caso (Unimer Group), continúan operando con total normalidad, enmascarando cargamentos de hachís como harina de pescado o productos agroindustriales.

Europa: entre la seguridad y la decadencia

Europa enfrenta una disyuntiva crítica. Permitir que Marruecos continúe utilizando el narcotráfico para financiar su agenda política no solo destruye su credibilidad, sino que pone en peligro la seguridad de millones de ciudadanos europeos. Bruselas, el símbolo de la libertad y la democracia, está bajo asedio: asedio del narcotráfico, de la corrupción y de un régimen que usa la droga como moneda de presión diplomática.

El silencio cómplice de las instituciones europeas y la tolerancia hacia Marruecos son una traición a los principios de libertad e independencia política. Europa debe actuar con firmeza, revisar sus acuerdos con Marruecos, sancionar las empresas involucradas y exigir transparencia absoluta en el comercio.

No es solo una cuestión de drogas; es una cuestión de soberanía, dignidad y justicia. Si Europa no despierta, pronto el dinero del narcotráfico controlará más que sus puertos: controlará sus políticas, sus instituciones y, en última instancia, su futuro.

La impunidad de Marruecos no solo está manchada de droga, sino también de corrupción y chantaje. Europa debe decidir si enfrentará este problema con valentía o si seguirá siendo rehén de un narcoestado diplomático.

 

dimanche 28 juillet 2024

Más migrantes mueren en el Sahara que al cruzar el Mediterráneo

 Fuente: https://ipsnoticias.net/2024/07/mas-migrantes-mueren-en-el-sahara-que-al-cruzar-el-mediterraneo/#google_vignette

Autoridades registran el hallazgo de 20 cadáveres de migrantes en la región de Agadez, una zona del desierto del Sahara en el centro de Malí. Cada año miles de personas perecen en esas difíciles travesías por el norte de África, en camino hacia las costas del Mediterráneo para tratar de llegar al sur de Europa. Imagen: Ibrahim Belsan / KAS

GINEBRA – El número de migrantes que, rumbo a Europa, mueren cada año al atravesar el desierto del Sahara en el norte de África, probablemente supera el de quienes perecen en el mar Mediterráneo tratando de alcanzar el mismo destino, indicó un informe divulgado por agencias de las Naciones Unidas este viernes 5.

Bram Frouws, director del Centro de Migración Mixta, dijo que “sabemos, aunque no disponemos de cifras totalmente precisas y, de hecho es una subestimación, que muchas personas mueren en las rutas terrestres, hasta la costa mediterránea, posiblemente incluso más que en el mar”.

Ese centro elaboró el informe titulado “En este viaje, a nadie le importa si vives o mueres”, sobre la migración que cruza el Sahara, junto con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

En el estudio se documentaron 1206 muertes de personas migrantes que intentaban cruzar el Sahara, entre enero de 2020 y mayo de 2024, pero se estima que la cifra real es mucho mayor y se presume que incluso duplica los decesos en el Mediterráneo.

En ese mar, al naufragar los frágiles botes y viejas barcazas en que viajaban, en el año 2023 perecieron 3129 migrantes y refugiados, en su mayoría provenientes de las costas norafricanas. En 2024, hasta mediados de junio, murieron o desaparecieron en sus aguas al menos 800 personas, según la OIM.

Entre las muertes registradas en el desierto, 24 % se debieron a la exposición, la deshidratación y la inanición relacionadas con las duras condiciones ambientales, 38 % a accidentes de tráfico, y 13 % a hechos de violencia.

También seis por ciento a enfermedades y falta de acceso a la atención sanitaria, tres por ciento a muertes accidentales, y 16 % a razones mixtas o desconocidas.

“Independientemente de su estatus, los migrantes y refugiados se enfrentan a graves violaciones de sus derechos humanos y abusos a lo largo de la ruta. No podemos perder nuestra capacidad de indignarnos por este nivel de violencia”, afirmó Vincent Cochetel, enviado especial de Acnur para el Mediterráneo central y occidental.

El informe señaló que las rutas por las que se trafica con personas se están desplazando hacia zonas más remotas, evitando las de conflicto activo o controles fronterizos por parte de actores estatales y no estatales, lo que expone a las personas en movimiento a riesgos aún mayores.

Los tipos de abusos denunciados incluyen tortura, violencia física, detención arbitraria, muerte, secuestro para pedir rescate, violencia y explotación sexual, esclavitud, trata de personas, trabajo forzado, extracción de órganos, robo, detención arbitraria, expulsiones y devoluciones colectivas.

El estudio acopió datos durante tres años, incluyendo entrevistas a unos 31 000 migrantes y refugiados procedentes de África, y permitió comprobar los llamados “factores de expulsión”, que impulsan a las personas a huir de sus lugares de origen.

Entre ellos destaca el deterioro de la situación en los países de origen y de acogida, como es el caso de los nuevos conflictos armados en Sudán y en países del Sahel, la franja semiárida que cruza África de este a oeste y se interpone entre el desierto y la zona de bosques en el centro del continente.

El estudio agrega “el impacto devastador del cambio climático”, los desastres y emergencias prolongadas en el este de África, así como el racismo y la xenofobia hacia los refugiados y migrantes.

Una vez que cruzan el Sahara y llegan a los países costeros del Mediterráneo (Libia y Túnez, principalmente), los migrantes se encuentran con “enormes lagunas en materia de protección y asistencia”, lo que los empuja a emprender viajes peligrosos, subraya el informe.

El apoyo y el acceso a la justicia para los supervivientes de diversas formas de abuso rara vez están disponibles en los puntos de las rutas, según indica el informe, que cita la financiación insuficiente y las restricciones al acceso humanitario.

Eso es particularmente cierto en lugares clave como los centros de detención informales y las instalaciones de detención establecidas tanto en países del norte africano como del sur europeo.

“Los grupos criminales y los traficantes son a menudo responsables de abusos terribles, pero los funcionarios estatales, como la policía, los militares y los guardias fronterizos, también desempeñan un papel”, observó Frouws.

El estudio dice que Acnur, la OIM y las organizaciones no gubernamentales con las que se asocian han intensificado sus servicios de protección y asistencia vitales, “pero la acción humanitaria no es suficiente”.

Laurence Hart, de la oficina de coordinación de la OIM en el Mediterráneo, dijo que “es importante estudiar cómo regularizar o legalizar a los migrantes en los países de tránsito, si es necesario, pero también más allá, en los países europeos que responden a la necesidad de talentos y de mano de obra”.

En todo el mundo murieron o desaparecieron en 2023 al menos 8565 personas migrantes, en peligrosas travesías por mar y tierra. Y, en los últimos 10 años, al menos 63 000.

A-E/HM