
Las autoridades de ocupacion israelíes informaron a organizaciones de derechos humanos que mantienen detenidos a 2.790 personas de la Franja de Gaza. Sin embargo, se ha descubierto que otros 144 detenidos no aparecen en los datos israelíes y se desconoce su paradero. Las autoridades no han explicado su omisión, según un comunicado emitido el miércoles por el Comité contra la Tortura.
Según un comunicado de las autoridades israelíes, al 31 de mayo, 
660 de los 2.790 detenidos de la Franja de Gaza se encontraban recluidos
 en centros de detención militares israelíes.
Las autoridades de la ocupacion israelíes respondieron afirmando 
que el centro de detención militar de Anatot, conocido por sus duras 
condiciones de detención y la tortura de los detenidos, había sido 
cerrado, y que el centro de detención de la base de Amiad, designado 
para retener a combatientes de Hezbolá, también había sido cerrado.
Según las autoridades israelíes, desde finales del año pasado, 
1.244 detenidos gazatíes han sido liberados, la mayoría como parte del 
intercambio de prisioneros de enero, pero 455 gazatíes han sido 
arrestados. El Comité contra la Tortura señaló que, a pesar de la 
disminución del número de detenidos, las autoridades israelíes siguen 
negándose a derogar la Ley de Combatientes Ilegales.
«Instamos a las autoridades a que ofrezcan explicaciones completas 
sobre el destino de los 144 detenidos no mencionados en los datos y a 
que modifiquen de inmediato la legislación que viola los derechos 
fundamentales de los detenidos», declaró Tal Steiner, director general 
del Comité contra la Tortura.
Añadió: «Los inquietantes informes sobre tortura en centros de 
detención y duras condiciones de vida, que incluso han provocado la 
muerte de muchos detenidos, exigen una investigación inmediata y un 
cambio radical en la atención a los detenidos. La Ley de Combatientes 
Ilegales permite graves violaciones de derechos y es incompatible con 
los valores democráticos y el derecho internacional».
En febrero de 2024, aproximadamente cuatro meses después de la 
guerra en Gaza, organizaciones de derechos humanos —el Comité Contra la 
Tortura, Médicos por los Derechos Humanos, Gisha, Adalah y el Centro 
para la Protección del Individuo— presentaron una petición para exigir 
la derogación de las enmiendas aprobadas por la Knéset en virtud de la 
Ley de Encarcelamiento de Combatientes Ilegales, que permiten la 
extensión de la detención temporal y la continua negación del acceso de 
los detenidos a abogados. Esta petición se presentó debido a la grave 
violación de los derechos a la libertad, la vida, la integridad física y
 un proceso judicial justo, de una manera incompatible con los valores 
democráticos, sin un propósito legítimo y desproporcionada con respecto a
 los derechos de los detenidos.