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lundi 8 décembre 2025

Guillermo Monroy, el artista malogrado de Atlántica (2022)

 El Espacio Sirvent de Vigo exhibe una selección de su obra, la gran mayoría inédita

Uno de los lienzos que forman la exposición.  | // FDV

Ágatha de Santos VIGO

Coincidiendo con el cuarenta aniversario de la muerte de Guillermo Monroy (Vigo, 1954-1982), el Espacio Sirvent de Vigo inaugura mañana una selección de sus obras, en su mayoría inéditas, que muestra solo una parte de una década de dedicación plena a la pintura que truncó un desafortunado accidente. Tenía solo 28 años. Sin embargo, dejó un importante legado y de una gran madurez artística a pesar de su juventud.

Guillermo Monroy, en 1978.  | // FDV 
Guillermo Monroy, en 1978. | // FDV / a. de santos

Según su comisario, Ángel Cerviño, esta muestra se presenta como un ejercicio de memoria y llamada de atención sobre una producción artística de extraordinaria calidad que ya forma parte indisoluble de nuestro imaginario colectivo y sobre la figura de un artista injustamente olvidado. A la inauguración de la muestra, que podrá visitarse hasta el 4 de febrero, asistirá Flor Monroy, hermana del artista y albacea de su legado.

Guillermo Monroy formó parte del núcleo fundacional del movimiento artístico Atlántica, que propició una radical renovación de las prácticas artísticas en Galicia, y fue una pieza sin la que no se podría entender este grupo de jóvenes artistas. “Según todos los testimonios de sus compañeros de aventura, el vitalismo y la generosidad de Guillermo fueron unos de los elementos integradores del grupo, el nexo cohesionador que marcará con su impronta plástica e ideológica numerosos aspectos del movimiento, hasta el punto que se llegará a afirmar que ‘Atlántica xestouse no seu estudio’”, sostiene.

Esta energía vital y la celebración de la existencia serán también las características más señaladas de su trabajo pictórico. “Una suerte de panteísmo visual en el que el más humilde objeto se verá elevado a la categoría de acontecimiento. Una obra dotada, por otro lado, de un fuerte componente analítico que arranca siempre de la estricta geometría del soporte, paralelepípedo a partir del cual se establecen las líneas compositivas básicas: el trazado arquitectónico de lo real, recubierto por juegos cromáticos de complementariedad y contraste sobre los que la dinámica del gesto traza nuevos ritmos y procesos de desarrollo y crecimiento”, explica.

El accidente que le costó la vida dejó a Galicia sin un artista que legó una “producción artística única e irrepetible” en apenas diez años. En una década de intenso trabajo y dedicación plena a la pintura, Guillermo desarrolló un proyecto artístico de inusitada madurez y coherencia, que parece desmentir su extremada juventud. “Su legado lo constituyen una gran cantidad de lienzos y dibujos sobre papel, centenares de bocetos y apuntes; pintura aplicada sobre toda clase de soporte: tela, papel, cartones y embalajes encontrados, como si –sobre todo en sus últimos años– “un oscuro presentimiento lo empujara a una infatigable actividad creadora gobernada por la voluntad de entregar su vida a la pintura”, comenta Cerviño.