Cette macro-oeuvre de land art n'a certainement rien à voir avec la psychogéographie mais tout avec le bétonnage fasciste, mettant dans un sarcophage la mémoire des habitants et empêchant toute poésie des ruines. Je crains que les Guerres de l'histoire en cours n'arrivent à la même prouesse au niveau planétaire.
Article épinglé

samedi 5 juillet 2025
dimanche 20 avril 2025
Operación Gladio: cómo la CIA y la OTAN llevaron a cabo ataques terroristas en Italia
A pesar de que estos hechos impactantes fueron expuestos hace 30 años y afectaron a todos los gobiernos europeos de la OTAN, siguen siendo en gran medida desconocidos fuera de Italia.
Por Massimo Innamorati | 21/01/2025
En 1990, el primer ministro italiano Giulio Andreotti se vio obligado a revelar la existencia de una vasta red paramilitar clandestina que operaba en Italia desde hacía décadas bajo el mando de la OTAN . Esta red, llamada Gladio, había sido responsable de varios atentados terroristas que habían causado cientos de víctimas civiles, así como de dos intentos de golpe de Estado (1964 y 1970).
Estas revelaciones, que implicaban a muchos países europeos, entre ellos Gran Bretaña y Estados Unidos, dieron lugar a una serie de investigaciones nacionales y durante meses provocaron una tormenta política internacional que compitió con la Guerra del Golfo por conseguir atención en la prensa. Sin embargo, hoy esas revelaciones parecen haber sido borradas de la memoria histórica.
Sin duda, las lecciones políticas que se deben extraer de estos acontecimientos son la razón de su eliminación. Los acontecimientos de la Operación Gladio demostraron cómo responde la burguesía imperialista cuando siente que su dominio está amenazado, incluso si la oposición juega según las reglas de las propias instituciones de la burguesía.
Raíces de la operación
Durante la mayor parte del siglo XX, los comunistas en Italia gozaron de un apoyo masivo, siendo reconocidos como la primera línea de la resistencia partidista contra el fascismo , y el Partido Comunista Italiano (PCI) creció hasta tener más de dos millones de miembros (más que cualquier otro partido en Europa durante la mayor parte del período de posguerra), obteniendo más del 34 por ciento del voto electoral en su apogeo y desempeñando un papel clave en la vida social y cultural de la clase trabajadora.
Tras la caída del fascismo, el PCI contó también con el apoyo de miles de hombres y mujeres armados, antiguos miembros de la resistencia partisana y también de las fuerzas policiales de la nueva república. Si bien esa base podría haberse movilizado para hacer avanzar la posición de la clase obrera, el líder del PCI, Palmiro Togliatti, optó por mantener la línea de guerra de un frente único con las fuerzas democrático-burguesas, que se había establecido como parte de la lucha contra el fascismo.
Según su línea, que convertía de manera oportunista el frente único de una táctica antifascista en un principio general, el partido debía obtener el poder por medios parlamentarios burgueses y sólo entonces sus fuerzas armadas serían movilizadas defensivamente. Pero para la burguesía incluso estas condiciones eran inaceptables.
Esta fue la situación en la que el imperialismo intentó montar una ofensiva aprovechando las fuerzas más reaccionarias de la sociedad italiana: el fascismo, la mafia y la Iglesia.
Tras el desembarco aliado en Sicilia en 1943 durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos había reclutado los servicios de la mafia a través de la Operación Underworld. En 1945, el comandante fascista Príncipe Junio Valerio Borghese, que había sido capturado por los partisanos y estaba a la espera de ser ejecutado, fue rescatado por la predecesora de la CIA (la OSS) y absuelto de sus crímenes de guerra.
Muchos de estos casos de colaboración permitieron a Estados Unidos establecer una red de agentes fascistas en el país que podrían emplear como fuerzas anticomunistas. Licio Gelli fue otro de los camisas negras fascistas que escapó de la justicia partidaria gracias a la protección de Estados Unidos. Más tarde, la CIA le encargó que dirigiera el ala política secreta de Gladio, una sociedad secreta conocida como Propaganda Due o P2, que fue descubierta en 1981 y que contaba con más de 900 miembros, entre los que se encontraban altos oficiales del ejército, la policía y los servicios secretos, así como industriales, políticos y jueces (uno de los miembros más conocidos fue el ex primer ministro Silvio Berlusconi).
En las elecciones de 1948, las primeras desde la caída del fascismo, compitió el Frente Democrático Popular (FDP) del PCI contra los Demócratas Cristianos (DCI), respaldados por Estados Unidos. Aunque aparentemente se le dio al pueblo la opción de elegir entre dos coaliciones, en la práctica quedó claro que la elección era entre la continuación del gobierno burgués bajo el DCI o la guerra civil, ya que la dirección del DCI dejó en claro que no concedería la victoria al PCI ni siquiera si obtenía la proporción necesaria de votos.
Tras las revelaciones de los años 90, el presidente Francesco Cossiga admitió que la DCI había creado su propia organización paramilitar, lista para entrar en acción en caso de una victoria comunista, y que él mismo estaba “armado hasta los dientes”.
La victoria del DCI en estas elecciones dudosas, caracterizadas por una tremenda injerencia norteamericana , fue seguida por una larga serie de protestas, durante las cuales más de 60 trabajadores, la mayoría de ellos comunistas, fueron asesinados por el Estado. El líder del PCI, Togliatti, sobrevivió a un intento de asesinato durante este período, pero mientras los militantes comunistas se rebelaban, Togliatti llamó a la calma.
Ya en los años 50, los “Gladiadores” (como se denominaba internamente a los agentes de Gladio) empezaron a recibir entrenamiento en Gran Bretaña y armas de los Estados Unidos. Se hicieron planes para iniciar un conflicto e incluso invadir el país si los comunistas ganaban las elecciones o se les permitía participar en algún gobierno. Se instaló una base de Gladio en Cerdeña donde los gladiadores podían recibir entrenamiento británico y estadounidense.
A medida que la organización de la clase trabajadora aumentaba y el PCI continuaba ganando mayor apoyo en las elecciones siguientes, amenazando finalmente el monopolio del DCI en los puestos del gabinete en 1963, la clase dominante dependió de sus activos de Gladio para responder con una violencia cada vez mayor, tanto de manera dirigida como indiscriminada.
Golpes de Estado, atentados y asesinato de Aldo Moro
En 1963, por primera vez en la historia de la República, la DCI tuvo que ceder puestos en el gabinete al Partido Socialista Reformista (PSI) y al PCI. Preocupada por que el líder de la DCI, Aldo Moro, estuviera haciendo demasiadas concesiones al PSI reformista, un sector de la burguesía organizó un golpe de Estado conocido como «Piano Solo», con la colaboración de la CIA, el jefe de la policía paramilitar De Lorenzo y los servicios secretos italianos, encargados de dirigir las operaciones de Gladio bajo el mando del coronel Renzo Rocca.
La primera fase del golpe consistió en atentados con bandera falsa contra las oficinas de la DCI, de los que se atribuyó la culpa a grupos comunistas. La segunda fase, en junio de 1964, comenzó bajo la apariencia de un desfile militar. Después del desfile, las tropas permanecieron en Roma con el falso pretexto de «cuestiones logísticas», preparándose para llevar a cabo el golpe. Tras una reunión entre Aldo Moro y el general De Lorenzo, el golpista, el gobierno anunció la intención del PSI de renegar de muchas de sus demandas reformistas. Esta genuflexión ante la clase dominante por parte del PSI socialdemócrata fue suficiente para calmar la situación y abortar el golpe.
A finales de los años 60, cuando la lucha de clases se intensificó, las huelgas masivas exitosas permitieron a la clase obrera italiana obligar al Estado a hacer varias concesiones, entre ellas, protección legal contra el despido por razones políticas (como la actividad sindical) y protección contra la vigilancia en el lugar de trabajo. Al mismo tiempo, los operadores de Gladio llevaron a cabo varias acciones terroristas.
Una de ellas fue la masacre de la Piazza Fontana (1969), un atentado indiscriminado contra los trabajadores agrícolas del Banco Nacional de Agricultura. En un principio se atribuyó la acción a grupos anarquistas, pero, aunque más tarde se descubrió a los autores fascistas, ninguno fue castigado. Como testificó más tarde Vincenzo Vinciguerra, miembro de la organización fascista responsable, Ordine Nuovo (Orden Nuevo):
“Había que atacar a los civiles, a la población, a las mujeres, a los niños, a gente inocente, a gente desconocida, alejada de cualquier juego político. El motivo era muy sencillo: se pretendía obligar a esa gente, a la opinión pública italiana, a dirigirse al Estado para pedir más seguridad.
“Éste fue precisamente el papel de la derecha en Italia: ponerse al servicio del Estado, que creó una estrategia llamada acertadamente “Estrategia de la tensión”, en la medida en que tuvo que hacer aceptar a la gente común que en cualquier momento durante un período de 30 años, desde 1960 hasta mediados de los años ochenta, podía declararse el estado de excepción.
“Así, la gente estaría dispuesta a cambiar parte de su libertad por la seguridad de poder caminar por la calle, viajar en tren o entrar en un banco. Ésta es la lógica política que se esconde detrás de todos los atentados. Quedan impunes porque el Estado no puede condenarse a sí mismo.” [1]
En documentos desclasificados de la P2, Renzo Rocca también afirmó: “Una acción anticomunista eficaz y global… requiere la creación de grupos activistas, grupos de jóvenes, pandillas que puedan utilizar todos los métodos, incluidos los no ortodoxos como la intimidación, las amenazas, el chantaje, las peleas callejeras, los asaltos, el sabotaje y el terrorismo”. [2]
En el frente político, la clase dominante también encargó al ex fascista y agente de la CIA Junio Valerio Borghese que liderara otra operación golpista en diciembre de 1970. Bajo el nombre clave Tora Tora, varios grupos armados se reunieron en Roma y Milán con el plan de ocupar edificios gubernamentales, arrestar a figuras políticas y reprimir la resistencia en zonas obreras.
Pero el golpe fue abortado en el último momento en circunstancias misteriosas. El agente de la CIA y mafioso Tommaso Buscetta especuló más tarde que el golpe había sido detenido debido a la presencia de barcos soviéticos en el Mediterráneo. De hecho, durante las investigaciones sobre la masacre de Gladio en Piazza Fontana, se supo que el golpe había sido abortado por órdenes de los EE.UU.
Durante las investigaciones también se descubrió la complicidad de la sociedad secreta P2 y de los grandes grupos mafiosos. De los más de 100 conspiradores, todos fueron finalmente absueltos, mientras que el líder del golpe Borghese pudo huir a España, demostrando una vez más la complicidad de todas las instituciones del Estado burgués.
Tras las elecciones de 1976, el PCI y el DCI estaban empatados, obteniendo alrededor del 34% y el 38% de los votos respectivamente. Incapaz de marginar legítimamente al PCI en ese momento, el líder del DCI, Aldo Moro, se abrió a la teoría revisionista del PCI de lo que llamó el «Compromiso Histórico» (Compromesso Storico).
Esta teoría, creada por el líder del PCI Enrico Berlinguer, sostenía que la experiencia chilena del líder marxista Salvador Allende, que había sido asesinado en un golpe de estado tras su victoria electoral, demostraba la necesidad de que los comunistas impidieran una alianza entre el “centro” y la “derecha” burguesa “colaborando con fuerzas de orientación católica u otra orientación democrática”. [3]
En otras palabras, el PCI pretendía cortejar al ala “moderada” de la burguesía para impedir que se aliara con los golpistas fascistas (lo que no sabía era que todos los jefes de gobierno habían sido informados secretamente de Gladio, y más tarde incluso Bettino Craxi del supuestamente “izquierdista” PSI).
Para este propósito, el partido rompió oficialmente sus vínculos con el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), dando paso a la tendencia corrupta y traidora del eurocomunismo.
A pesar de la debilidad de esa posición antimarxista, el gobierno estadounidense seguía insistiendo ante Moro en que no se toleraría ninguna apertura hacia el PCI. No obstante, Moro decidió desafiar las directivas estadounidenses e incluir al PCI en su gobierno. Sin embargo, el 16 de marzo de 1978, Moro fue secuestrado y asesinado después de 55 días de cautiverio por el grupo guerrillero urbano comunista conocido como las Brigadas Rojas (BR).
Los BR pensaron que acorralando a la DCI podrían hacer estallar las contradicciones entre la base proletaria del PCI y su dirección oportunista. Sin embargo, el PCI se mantuvo firme junto a la DCI y al Estado al negarse a cualquier compromiso para rescatar a Moro. Cerca del momento de su ejecución, Moro, que comprendió que las instituciones del Estado no tenían intención de organizar su liberación, exigió que nadie de su propio partido, la DCI, pudiera asistir a su funeral.
Un informe oficial de 1995 afirmaba que las Brigadas Rojas habían sido convertidas en instrumentos de un complot político más amplio. En 1979, Carmine Pecorelli, periodista de investigación y miembro de la P2, fue asesinado por la mafia por su trabajo, lo que indicaba la complicidad del Estado en el caso Moro (el líder de la DCI, Andreotti, fue posteriormente juzgado y condenado por ordenar el asesinato, pero fue absuelto en 2003).
Hasta el día de hoy, el panorama completo del caso de Moro sigue siendo oscuro. No obstante, es revelador comparar el caso de Moro con el secuestro del oficial de la OTAN estadounidense James L. Dozier por parte de los BR en 1981. En el caso de Dozier, el Estado movilizó todas las fuerzas e incluso llevó a cabo una campaña de tortura salvaje contra los brigadistas encarcelados, con el fin de lograr la liberación del cautivo.
El terrorismo de Estado continuó, a menudo con motivos poco claros, y alcanzó su punto álgido en la masacre de la estación de trenes de Bolonia en los años 80. Un grupo de fascistas atacó a la gente que esperaba en la sala de espera de la clase económica y colocó una bomba que mató a más de 80 personas. El jefe de la P2, Licio Gelli, fue acusado de intentar desbaratar las investigaciones, mientras que los dos fascistas encarcelados por el crimen, Francesca Mambro y Valerio Fioravanti, fueron liberados en 2004 y 2008. Aunque admitieron otros asesinatos, siguen negando cualquier implicación en la masacre de Bolonia.
El revisionismo del PCI acabó dando sus frutos amargos. El número de miembros del partido había ido disminuyendo de forma lenta y constante desde el XX Congreso del PCUS de 1956, en el que Nikita Khrushchev denunció el legado de Stalin . Creció en la década posterior a las exitosas luchas de finales de los años 1960, pero volvió a declinar a partir de finales de los años 1970.
En aquella época, el ritmo acelerado de las exportaciones de capital, que trasladaban al exterior una proporción cada vez mayor de la producción, estaba llevando a un desempoderamiento constante del proletariado en todos los países imperialistas occidentales. Durante los años eurocomunistas de 1980, el PCI perdió apoyo y finalmente se liquidó con la caída de la URSS en 1991.
Tras estos acontecimientos, la estrategia de tensión y terrorismo de Estado también llegó a su fin.
Cómo se deshizo el nudo
A partir de los años 60, los funcionarios de la OTAN comenzaron a cultivar relaciones con organizaciones terroristas fascistas como Ordine Nuovo (ON), entre otras. En esa época, ya se había formado una división dentro del campo fascista entre los llamados «fascistas» y los «neofascistas». Los primeros acusaban a los segundos de traicionar al fascismo al convertirse en agentes de la OTAN y del régimen liberal burgués.
Estos fascistas, a diferencia de los «neofascistas», expresaban una posición estrictamente nacionalista burguesa y consideraban al régimen liberal de posguerra como un enemigo (a pesar de que tanto los estados fascistas como los liberales eran formas de gobierno burgués). Como resultado, también entraron ocasionalmente en conflicto armado con las fuerzas estatales. A este grupo pertenecían Valerio Fioravanti, su esposa Francesca Mambro y Vincenzo Vinciguerra.
En 1972, Vinciguerra colocó una bomba en la ciudad nororiental de Peteano (muy cerca de la frontera con Eslovenia) que mató a tres policías, una acción que él consideraba parte de una lucha contra el Estado y una ruptura con el movimiento neofascista que estaba “dirigido por el Estado y los poderes internacionales”. Esta acción fue encubierta por un agente de la ON que operaba dentro de las fuerzas policiales y reutilizada como una operación de bandera falsa.
Durante diez años estuvo atribuido oficialmente a un grupo militante comunista, hasta que el juez de instrucción Felice Casson, al revisar el caso, descubrió sus irregularidades y ordenó la detención de Vinciguerra.
La desilusión de Vinciguerra con el «neofascismo» de ON lo motivó a revelar lo que sabía sobre la operación Gladio, la naturaleza organizada de la violencia política y el terrorismo y los vínculos profundos e insolubles entre las organizaciones fascistas y el aparato estatal italiano. Sus declaraciones se destacan porque no fueron realizadas a cambio de una reducción de la pena, sino por convicción política.
Fue el trabajo del juez Casson el que acabó implicando al propio primer ministro Andreotti. Las revelaciones de Andreotti también introdujeron una narrativa oficial, según la cual esta red secreta existía para “ser activada en caso de agresión soviética”. De hecho, la clase obrera italiana organizada era el objetivo de la operación, que no estaba latente sino extremadamente activa, y la clase dominante italiana y sus amos imperialistas estadounidenses estaban dispuestos a calificar cualquier avance de los trabajadores de “intervención soviética”.
A principios de los años 90, cuando la batalla legal se intensificó, Andreotti se dio cuenta de que sus superiores podrían estar preparándose para sacrificarlo como chivo expiatorio para poner fin al creciente escándalo. Para protegerse, comenzó a quitarle la alfombra a otros funcionarios estatales involucrados, así como a los gobiernos de Estados Unidos y otros países europeos. Se reveló que la CIA había distribuido alijos de armas por todo el país para que las usaran gladiadores seleccionados ideológicamente. Además, los líderes de todos los países de la OTAN estaban al tanto de las reuniones de Gladio y habían participado en ellas .
Al final, incluso el Parlamento Europeo se vio obligado a reconocer la existencia de Gladio, sus vínculos con los servicios secretos europeos, la OTAN y los Estados Unidos, así como sus arsenales de armas. En 1990, una resolución exigía que se realizaran investigaciones parlamentarias en todos los Estados miembros, así como procesos judiciales y el desmantelamiento de todas las redes de Gladio. Como era de esperar, ninguna de esas demandas se llevó a cabo.
Una profunda lección política
La Operación Gladio demuestra claramente el vínculo inquebrantable que existe entre el poder burgués y las instituciones burguesas, que la clase dominante está dispuesta a proteger mediante los crímenes más atroces. También pone al descubierto los cuentos de hadas revisionistas sobre «vías parlamentarias al socialismo» como ingenuos e idealistas temerarios.
Mientras el Partido Comunista italiano se ocupaba de la reconciliación de clases, el Estado burgués llevaba a cabo acciones terroristas para evitar incluso reformas socialdemócratas moderadas. Mientras el revisionismo quería dejar de lado el antagonismo de clases, la clase dominante nunca cuestionó ni por un momento su necesidad de aplastar a la clase obrera organizada por cualquier medio necesario.
Al promover la idea de que el parlamento burgués podía ofrecer a los trabajadores un camino hacia el socialismo, el PCI no sólo desvió las energías de sus miembros y del movimiento en general, sino que también concedió un argumento ideológico central de la burguesía: que la democracia formal que se había restaurado después de la guerra era lo suficientemente buena para todas las clases. En el contexto de una militancia generalizada de la clase obrera, no es difícil entender que la renegación de la dirección del PCI contribuyó a la formación espontánea de grupos guerrilleros urbanos comunistas como las Brigadas Rojas, que al final estaban desesperadamente mal equipados para participar en una confrontación prolongada con el Estado.
Los acontecimientos de Gladio también pusieron de manifiesto la íntima relación entre el Estado, las organizaciones fascistas y la mafia. Estas últimas eran instrumentos utilizados en la lucha de clases, a veces sin saberlo, pero a menudo con complicidad explícita. Se podía confiar en ellas para llevar a cabo operaciones que las fuerzas estatales oficiales no podían permitirse asumir sin dañar su legitimidad, como ataques violentos contra trabajadores y manifestantes e incluso actos de terrorismo.
Esta actividad requería un apego ideológico inquebrantable a la clase dominante y un desprecio absoluto por el proletariado (es decir, anticomunismo). Por esta razón, surgió un sistema de dos capas dentro de las instituciones estatales italianas, una de las cuales era encubierta y operaba sobre una base anticomunista y otra que abierta pero ciegamente buscaba defender nociones burguesas de legalidad y democracia que, de hecho, ya no eran sostenibles ni siquiera para la propia burguesía.
Fueron las contradicciones dentro del propio sistema burgués las que finalmente llevaron a los activos fascistas como Vinciguerra a volverse contra el Estado. La clase dominante pretendía representar los intereses de «la nación», pero en realidad actuó como un voluntario asistente de una burguesía extranjera más fuerte con el fin de mantener su lugar en la mesa del capital financiero global y su papel en la cadena imperialista. Esto alienó a los elementos pequeñoburgueses del movimiento fascista que adherían a un nacionalismo puramente idealista muy similar a los «pequeños ingleses» que imaginan que hay algún camino de regreso a los «días de gloria» del imperio británico.
Para las masas italianas, estos acontecimientos expusieron la perversidad de las instituciones estatales y la vacuidad de su democracia. Nociones como el «estragismo di stato» (doctrina de las masacres estatales) ganaron popularidad y quedaron grabadas en la comprensión popular de la historia italiana. El papel de liderazgo de la CIA en la supervisión de la Operación Gladio expuso la naturaleza limitada de la soberanía italiana desde la Segunda Guerra Mundial, y de los países de Europa occidental en general.
Si queremos honrar a los trabajadores que perdieron la vida durante esas décadas, y si queremos evitar una repetición de las terribles calamidades causadas a nuestro movimiento por la traición revisionista, debemos recordar y difundir la conciencia de la memoria de esta historia y sus profundas lecciones.
Notas:
[1] Allan Francovich, entrevista con Vinciguerra para BBC2 Timewatch, 1992.
[2] Informe sobre la masacre de Piazza della Loggia expediente n. 1962-2-21-32: “Aspetti dell’azione anticomunista in Italia e suggerimenti per attuare una politica anticomunista”.
[3] Enrico Berlinguer, Riflessioni sull’Italia dopo i fatti del Cile , publicado en Rinascita, 12 de octubre de 1973.
Il processo di Verona (Carlo Lizzani, 1963)
FUENTE: https://www.rebeldemule.org/foro/filmoteca-ficcion/tema13784.html
Sinopsis:
- [propia]Roma (Italia), 25 de julio de 1943. El gobierno fascista es incapaz de repeler el empuje antifascista, que se está desplegando rápidamente por el sur. Se reúne el Gran Consejo del Fascismo para evaluar la situación. Para sorpresa de Mussolini, el grueso vota en favor de su destitución y la entrega del poder ejecutivo a la monarquía, que está en mejores condiciones de pactar una rendición honrosa ante lo inevitable.
Los alemanes, conscientes de que así pierden un aliado clave, reaccionan en septiembre con un contragolpe: ponen a salvo a Mussolini, que proclama una república independiente en el norte de Italia (vulgarizada como "de Saló"), con sede oficiosa en Verona, y toman el control político-militar de todas las regiones que aún no han caído en manos de la coalición angloestadounidense. Sin embargo, se encuentran con un problema adicional. Entre los golpistas del 25 de julio destaca Galeazzo Ciano, que ha sido uno de los validos del Duce, su cuñado carnal y primer embajador. Este posee un diario donde ha anotado, en primera persona, sucesos y órdenes controvertidas que, de caer en manos antifascistas, podría ser usado contra los vencidos al final de la Guerra. Gane quien gane, Ciano no podría estar en peor lugar.
Comentario personal:
- Su
moraleja es que toda esa palabrería que sobre el honor gastan los
fascistas, viejos o nuevos, son pamplinas. Como ley primera, la gente de
poder quiere mantener una situación social que, a su vez, la mantiene
como sujeto, por lo que buscará su reproducción: el ejercicio de
virtudes republicanas o aristocráticas (típicas del fascismo las
segundas) es una evocación que es relegada cuando ese objetivo está en
riesgo. En su última hora, todos estos camaradas de armas, honorables
samuráis del fascio, hermanados por la sangre y una firme voluntad de
trascendencia histórica, se acuchillan entre ellos y les importa una
mierda todo lo que no sea sobrevivir, como comprobamos en la actual fantasía escapista de los ricos o en el cobardica jefe del rojipardo Frente Obrero.
En la introducción, en el guion, se escribió:En 1943, los ejércitos del Eje se replegaban en todos los frentes. El 10 de julio de 1943, en Sicilia, desembarcaban los Aliados. La noche del 25 de julio, el Gran Consejo fascista, ante la amenaza de la catástrofe ya inminente, se reúne en el Palacio de Venecia.
Galeazzo Ciano, interpretado por Frank Wolff, escribió:
Augusto Martínez Torres, en "El proceso de Verona", en El País, el 28 de enero de 1999, escribió:Escrita por Ugo Pirro, su máximo interés radica, más que en la reconstrucción de unos hechos históricos, en los esfuerzos de Edda Mussolini para que su padre, el Duce, salve la vida a su marido, el conde Ciano.
Jorge García, en "Los olvidados: desde Italia: Carlo Lizzani", en Con los Ojos Abiertos, el 1 de abril de 2021, escribió:[...] recrea con intensidad un hecho histórico en los días de la caída de Mussolini, cuando un grupo de fascistas de su gabinete, encabezados por el Conde Ciano, esposo de la hija del dictador (una excelente Silvana Mangano) son acusados de haberlo traicionado y serán juzgados y condenados por sus propios compañeros, con el diario del Conde como macguffin del relato.
Ficha técnica
- Guion: Sergio Amidei, Ugo Pirro.
Música: Mario Nascimbene.
Fotografía: Leonida Barboni.
Productora: Duilio Cinematografica, Orsay Films.
Reparto:
- Silvana Mangano (Edda Ciano).
- Frank Wolff (Galeazzo Ciano).
- Vivi Gioi (Donna Rachele).
- Françoise Prévost (Frau Beetz).
- Salvo Randone (Pubblico accusatore Andrea Fortunato).
- Giorgio De Lullo (Alessandro Pavolini).
- Ivo Garrani (Roberto Farinacci).
- Andrea Checchi (Dino Grandi).
- Henri Serre (Emilio Pucci).
- Claudio Gora (Giudice istruttore Vincenzo Cersosimo).
- Tiziano Cortini (Console Vianini).
- Umberto D'Orsi (Luciano Gottardi).
- Filippo Scelzo (Giovanni Marinelli).
- Andrea Bosic (Tullio Cianetti).
- Gennaro Di Gregorio (Emilio de Bono).
- Tino Bianchi (presidente del tribunale speciale straordinario).
- Loris Loddi (Marzio il figlio di Ciano).
mardi 25 mars 2025
Du situationnisme d'Aragarar à la théorie de la complexité. Entretien avec Mario De Paoli
par Marc Tibaldi
La revue Agaragar, dirigée par le philosophe Mario Perniola a eu 5 numéros de 1970 à 1972, 3 publiés par Silva Editore et 2 par Arcana Editrice (en 2020 ils ont été réédités par PGreco). Agaragar était un e revue né de la rencontre avec le mouvement situationniste, en particulier avec Guy Debord, avec lequel Perniola avait établi une relation d'amitié et de polémique. Dans les années 1960, Perniola était entré en contact en France avec le mouvement étudiant et avec les derniers rejetons du surréalisme, devenant l'une des premiers à porter en Italie les thèses du mouvement situationniste, grâce à Agaragar. La pensée que Perniola a développé au cours de ces années restera dans ses réflexions avec l'attention de mettre en évidence les contradictions et la complexité de la société du spectacle. Cofondateur d'Agagar, avec Perniola, Mario De Paoli qui, après la fin de la revue, a poursuivi ses recherches en développant – dans une série de publications – une théorie originale de la complexité qui réunit l'analyse de l'évolution des processus sociaux et l'analyse de la dynamique des processus psychiques. Ses recherches méritent d'être connues, c'est pourquoi nous sommes allés l'interviewer. De Paoli, né à Dolo, Venise, en 1940, vit à Padoue, une ville où il est d'abord diplômé en chimie, puis en physique et où il a enseigné au lycée scientifique Eugenio Curiel.
Il nous dit d'abord comment il a rencontré Mario Perniola et comment a été la naissance d'Agaragar ?
Nous nous sommes rencontrés pendant notre service militaire à
Padoue, à la fin des années 1960. Nous venions de terminer l'université, moi en études scientifiques, malgré les différentes
formations, il y avait une sensibilité culturelle en commun et après
avoir lu mon étude (qui sera publiée dans le troisième numéro du
magazine avec le titre: « Market Economics and Rational Language: Money
and Logos »), qui m'a proposé de participer à l'élaboration d'Agaragar. Au
cours de ces années, il a travaillé sur les études qui vont ensuite
fusionner dans l'Aliénation Artistique, qui, je pense, est
toujours l'un de ses meilleurs livres. La première année, il n'y avait
que nous deux dans la rédaction, il s'intéressait également aux
relations avec l'éditeur Silva. Avec Perniola, j'avais des points
communs et quelques différences. Il part de la question de l'aliénation
artistique, dans laquelle il considère la séparation d'une réalité
dénuée de sens dans l'économie politique et d'un sens sans réalité dans
l'art. Cette séparation a été accentuée à la Renaissance avec la
séparation de l'art et de l'artisanat. Séparation significative marquant le
début de la fracture entre production matérielle et production
immatérielle. Séparation décisive pour comprendre que le capitalisme a
agi non seulement au niveau de la production matérielle, mais aussi au
niveau linguistique/immatériel. Il était important d'examiner le
développement du capitalisme au niveau du contrôle de la production
matérielle mais aussi dans la production immatérielle: dans la
littérature, dans les processus psychiques, en science. Il ne faut pas
oublier que Perniola sur Agaragar fait également une critique du
situationnisme. Les situationnistes ne considéraient qu'un seul aspect
de la séparation entre la réalité et le sens, ils n'ont pas ramené le
sens des processus linguistiques à la réalité, ces deux aspects devaient être recomposés.
Perniola, dans Terrorisme comme l'un des beaux-arts
(Mimesis, 2014), l'un de ses derniers livres, consacre un chapitre à
l'aventure d'Agaragar, et parle également de votre rencontre avec Debord.
Avez-vous lu les situationnistes avant de connaître Perniola ?
Non. Je connaissais la pensée de l'école de Francfort. Dans mes
réflexions sur le lien entre le capitalisme commercial et le langage
rationnel, j’avais à l’esprit Adorno et Horkheimer qui, dans Dialettica
of the Enlightenment, décrivent Ulysse comme le premier «Enlightenment»
qui utilise le langage pour avoir un avantage.
Nous sommes allés à Bruxelles pour rencontrer Guy Debord et Raoul
Vaneigem. Debord ne nous a pas très bien accueilli. Il nous a renvoyé à jouer au foot. Graziella, la très gentille épouse de Perniola, se moquait discrètement de Debord, qui lui semblait arrogant et antipathique. La relation était beaucoup mieux avec Vaneigem. Je me souviens en
particulier d'une discussion dans une brasserie où j'ai souligné que «
l'imagination au pouvoir » était celle du capitalisme qui contrôlait la
production d'informations.
Dans les années où vous avez conçu le magazine, il y avait au
moins deux autres personnes en Italie qui suivaient de près le
situationnisme, Giorgio Agamben et Gianni-Emilio Simonetti. As-tu eu
des relations avec eux ?
Simonetti je ne l'ai jamais connu. Agamben était un ami de Perniola, je
me souviens que nous allions lui rendre visite sur un de ses domaines,
près de Rome. Agamben a insisté pour que je monte un cheval
qu'il disait docile et qui partit dans un galop infernal.
Pendant mon séjour dans la maison romaine des Perniola, à l'occasion
de mon écriture de L'éducation comme un processus productif, j'ai
accroché une affiche représentant la louve du Capitole avec l'un des
jumeaux crachant du lait, et en-dessous j'ai écrit les mots « enfants du
monde, unissez-vous ». Un matin, Graziella, la très gentille épouse
de Mario, m'a fait croire que Perniola avait rêvé qu'il était Marx et
moi Engels. Je raconte ces anecdotes car elles mettent en lumière les détournements ludiques du groupe.
La première année, il n'y avait que nous deux dans la rédaction,
Perniola s'occupait également des relations avec l'éditeur Silva. La
collaboration entre nous ne s'est pas poursuivie au-delà du début des
années 70, mais malgré nos chemins culturels, les intérêts
philosophiques chez lui, scientifiques chez moi, cela n'a pas affecté notre amitié
et, au fil des ans, nous avons continué à nous entendre, en échangeant
certains des livres que nous avions publiés.
Comment Agaragar a-t-il été reçu dans le débat idéologique de ces années-là? Cela a-t-il suscité des discussions?
Le débat culturel, les discussions et les critiques ont été très intenses dans les années 70 parce que, précisément à cette époque, il y a
eu un changement de paradigme dans le mode de production du capital (la
transition du fordisme au toyotisme a commencé en 1976). Mais, alors que le
capital financier recombinait une nouvelle synthèse de la production
matérielle et de la production immatérielle, les différents mouvements
de gauche sont restés divisés entre eux, oscillant entre les extrêmes de l'ouvriérisme et du situationnisme. Agaragar a proposé une «synthèse
sociale» alternative à celle du capital. Le magazine a été
accueilli avec un certain enthousiasme, mais a également été mal
compris. Pour donner un exemple : Giuseppe Sertoli, rédacteur en chef de Nuova
Corrente (qui en ces années était un magazine important de littérature
et de philosophie, note de l'éditeur) alors qu'il s'est déclaré en parfait accord avec les
écrits de Perniola, a sévèrement critiqué mes écrits du premier
numéro de la revue. Perniola et moi lui avons répondu par une lettre de
quatre pages indiquant l'importance de notre recherche d'une nouvelle
synthèse sociale. Nous pensions également qu'une analyse
historique-critique de la relation entre la science et le capital était
nécessaire. En 1972 (à l'époque de la guerre du Viêt Nam), j'ai assisté à
une conférence internationale sur l'histoire de la science dans
laquelle plusieurs physiciens, dont Paul Dirac, ont pris note d'une «
soumission massive de la science du capital », qui a commencé avec le
projet Manhattan pour la construction de la bombe nucléaire.
Dans
Agagar, vous avez exposé la critique du matérialisme dialectique de
Marx, qui ne considère pas le caractère génétique-structural des
processus psycholinguistiques et la synthèse sociale constituée par
l'évolution parallèle des structures économiques et des structures
linguistiques.
Oui, oui. Dans l'éducation en tant que processus productif
(Agaragar n.2, 1970), j'ai soulevé le problème de la genèse sociale.
Étant donné la forte dépendance à l'égard des soins parentaux et une
capacité remarquable à apprendre par l'expérience, l'évolution
biologique de l'espèce humaine s'étend à une évolution sociale médiatisée
par un processus éducatif. Un système de signes qui médiatise socialement la relation entre l'homme et la nature devient ainsi un «code
génétique» de sociétés humaines spécifiques comprises comme des «espèces
sémiotiques». Une hypothèse similaire, de la prolongation de
l'évolution biologique dans l'évolution sociale, a ensuite été formulée
par le biologiste évolutionniste Stephen Jay Gould dans l'essai Ontogeny et Phylogeny (Belknap Press of Harvard University Press, 1977). Dans l'économie commerciale et le langage rationnel: argent et logos
(Agaragar n.3, 1971), j'ai ensuite posé le problème de la synthèse
sociale compte tenu de l'évolution «isomorphe» parallèle des
déterminations formelles de la politique économique et du langage
rationnel dans la société grecque classique. Une corrélation similaire
entre la langue et l'économie dans la polis grecque a été mise en
évidence par le philosophe Sohn-Rethel In Intellectual Work and Manual Work: pour la théorie de la synthèse sociale (Feltrinelli, 1977), mais alors je ne connaissais pas ses recherches, elles n'avaient pas encore été traduites.
Après avoir collaboré avec Perniola, comment vos recherches ont-elles continué ?
De 1973 à 2005, j'ai enseigné les mathématiques et la physique au
Liceo scientifico Eugenio Curiel à Padoue, où j'ai été le promoteur de
l'introduction de l'histoire des sciences dans l'enseignement et parmi
les organisateurs et les orateurs du projet Ipazia pour la promotion de
la culture scientifique dans les lycées. À ce moment-là, j'ai écrit les révolutions isomorphes parallèles sages. Copernicus, Ariosto et Josquin de Prez (publié plus tard par Aracne en 2015), dans lequel je mets l'accent sur la synthèse sociale entre les sphères économique, cosmologique, littéraire et musicale à l'époque de la constitution de l'état politique moderne et des modèles dynamiques de l'évolution de la civilisation urbaine
(publié plus tard par Aracne en 2022), dans laquelle je considère la
genèse sociale du capitalisme. En 2018, j'ai écrit un dernier essai
intitulé Capital financier et populisme. La science dans l'évolution du capital
(Aracne, 2020), dans laquelle je considère l'évolution parallèle de
l'économie et de la science politiques dans les trois étapes
fondamentales de l'évolution du capital.
[COUPURE]
L'analyse
de ces formes de pouvoir l'a-t-elle également amenée à identifier et/ou
proposer de nouvelles possibilités d'affrontement, de conflit, de
changement?
Je pense que la conception d’une décroissance heureuse et l’opposition du souverainisme populiste au mondialisme néolibéral - comme l’opposition
politique des propriétaires terriens de la politique grecque au
capitalisme commercial - sont réactionnaires car ils limitent
le développement de la capacité humaine de production et de
communication. Dans la Renaissance de Mirandola, Pico della Mirandola a
déclaré que l'homme a la capacité extraordinaire de produire les plus
grandes innovations et les pires atrocités. Malheureusement, l'évolution
du capitalisme s'est détériorée. Il s'agit d'une évolution de la
direction et, d'une part, de réduire au minimum l'augmentation de l'incertitude en répartissant à l'ensemble de la communauté la richesse des informations
accumulées par un petit groupe dominant, d'autre part, pour réduire au
minimum l'augmentation de l'environnement. Les mouvements artistiques et
littéraires de gauche qui, comme le situationnisme, le «rando» des
mondes alternatifs possibles, ne considèrent pas le fait qu'une
réduction en esclavage de la science soit la base du pouvoir du capital.
L'"imagination au pouvoir" n'est possible qu'avec le détournement
de la production scientifique et technologique pour la mettre au
service de l'ensemble de la communauté et avec une nouvelle synthèse
sociale entre la narration et la production qui réalise d'éventuels mondes alternatifs à ceux proposés par le capital.
lundi 24 mars 2025
Mario Perniola: Berlusconi ou Mai 68 réalisé
mercredi 8 janvier 2025
Un coin tranquille à la campagne/Un tranquillo posto di campagna (Elio Petri, 1968)
Avec Franco Nero, Vanessa Redgrave, Georges Géret.
Parti se ressourcer dans une demeure hantée par une comtesse nymphomane, un peintre milanais à la mode sombre peu à peu dans la folie. Petri utilise les thèmes familiers du giallo pour sonder le versant décadent du monde de l'art et de sa marchandisation. Sa mise en scène à la limite de l'expérimental et son couple d'interprètes enfiévrés lui valent un Ours d'argent au Festival de Berlin.
dimanche 15 décembre 2024
mardi 8 octobre 2024
Elio Petri et le "Spectacle"
La Propriété c'est plus le vol, film sorti en 1973, reçoit un accueil houleux auprès du public inquisitorial, gauchiste, de Venise. Elio Petri y répond dans le nº 74 de Jeune Cinéma en novembre 1973:
"Peut-être, le moment est-il venu de renoncer à faire du cinéma tout court. Mais pour quelqu'un comme moi, qui fait des films pour un grand public, la structure traditionnelle dramatique traditionnelle est la formule la plus simple et peut-être aussi la plus facile. Des concessions au public? Franchement je ne crois pas, je me sens moi-même un élément de ce public. [...] J'aime le spectacle. J'ai lu Guy Debord et sa Société du spectacle. Mais si on s'engage dans cette voie, il faut détruire tout ce qui nous entoure. Tout est spectacle: une vitrine, une démarche, une manière de regarder, de s'habiller. L'homme, c'est l'homme qui aime le spectacle. Accepter le spectacle, c'est accepter sa propre condition."
Petri entend le Spectacle à sa façon. Mais la version cinématographique qu'il en donne est utile, vous accroche à une "Société du spectacle" concrète, de 1973 (l'année méridienne, de bascule dans le siècle et de la sortie en film de La Société du spectacle), justement par le "spectacle" qu'il en donne.
Tandis que Debord crée le grand Satan du spectacle pour devenir lui-même son propre spectacle. Il n'échappe pas à son temps, qu'il a bien vu, celui du nouvel art spectacularisé (celui des Yves Klein et du Pop art de l'Otan culturelle), mais devenant lui aussi sa propre oeuvre et finalement un mythe construit tout au long de sa vie comme une très longue et spectaculaire "situation construite".
dimanche 29 septembre 2024
samedi 28 septembre 2024
vendredi 26 juillet 2024
Entre Tim et la Cassa Depositi e Prestiti , les mains de Petraeus et de l'ex-CIA sur les actifs stratégiques de l'Italie
La Meloni, qui était une mauvaise post-fasciste avant de se soumettre à l'Otan et de sortir l'Italie des Routes de la Soie, est donc devenue une bonne post-fasciste: elle vend son pays à la découpe comme le fait Macron et le veut "le projet européen" d'origine étatsunienne (voir les travaux d'Annie Lacroix-Riz sur le carcan européen et le Plan Marshall).
6 Juillet 2024
[TIM est l'opérateur historique de réseaux de télécommunications en Italie. Comme France Télécom, il a été privatisé dans les années 1990 et est aujourd'hui une société cotée en bourse dans laquelle l'État italien détient une participation. Cassa depositi e prestiti est le correspondant italien de la Caisse des dépôts et consignations.]
L'acquisition du réseau de télécommunications italien de TIM par le fonds américain KKR et le fait de confier les activités d'intelligence économique de la Cassa Depositi e Prestiti à Globintech, une société de cybersécurité dirigée par d'anciens cadres de la CIA, soulèvent des questions préoccupantes quant à la souveraineté technologique et à la sécurité nationale de l'Italie. Ces deux événements mettent en lumière une tendance inquiétante : l'influence croissante d'entités étrangères, liées aux services de renseignement et militaires américains, sur les secteurs stratégiques italiens.
L'affaire TIM
L'acquisition
du réseau TIM, qui passera par FiberCop puis par Optics BidCo contrôlé
par KKR, représente une étape cruciale. Le groupe de réflexion qui
soutient KKR dans l'analyse des scénarios géopolitiques et mondiaux, le
KKR Global Institute, est dirigé par David H. Petraeus, ancien directeur
de la CIA et général ayant fait une longue carrière dans les forces
armées américaines.
Petraeus n'est pas seulement un homme
d'affaires, sa présence symbolise un lien direct avec les structures de
pouvoir et de renseignement des États-Unis. Le réseau de
télécommunications est l'une des infrastructures les plus critiques pour
une nation, et son contrôle par une entité étrangère, surtout avec de
telles connexions, met en péril la sécurité des communications et
l'autonomie décisionnelle du pays.
Globintech et l'intelligence économique
Parallèlement,
la Cassa Depositi e Prestiti a passé un contrat avec Globintech pour la
fourniture de services de renseignement en matière de cybersécurité.
Globintech est cofondée par Robert Gorelick, ancien chef de centre de la
CIA en Italie, et Alberto Manenti, ancien directeur de la branche
extérieure des services secrets italiens (AISE). Bien que cette
collaboration promette des services de haute qualité en matière
d'intelligence économique et de conseil en matière de risques, elle
soulève des inquiétudes quant à la gestion des données sensibles. La
présence de personnalités ayant un passé aussi marquant dans les
services de renseignement soulève des doutes quant à la possibilité
d'une influence étrangère dans la gestion d'informations critiques.
Implications géopolitiques
Ces
deux affaires démontrent clairement que l'Italie cède le contrôle de
secteurs clés de son économie et de sa sécurité à des entités liées aux
États-Unis. L'acquisition du réseau TIM par KKR, avec Petraeus à la
barre, pourrait être considérée comme une tentative des États-Unis
d'étendre leur influence sur l'infrastructure de communication de
l'Italie. Cela place l'Italie dans une position vulnérable, exposée à
d'éventuelles pressions et ingérences extérieures.
L'externalisation
des activités d'intelligence économique de la CDP à Globintech, dirigée
par d'anciens cadres de la CIA, accentue encore cette vulnérabilité. Le
traitement de données sensibles par une société ayant des liens étroits
avec les services de renseignement américains pourrait compromettre
l'autonomie décisionnelle du pays et mettre en péril la sécurité
nationale.
L'Italie est confrontée à un défi crucial : protéger sa souveraineté technologique et sa sécurité nationale dans un contexte d'interdépendance mondiale croissante. La vente d'infrastructures critiques à des entités étrangères et l'externalisation de services de renseignement à des entreprises ayant des liens avec les services de renseignement américains constituent une menace sérieuse pour la souveraineté du pays.
Le gouvernement italien doit évaluer soigneusement les implications de ces choix et prendre des mesures pour s'assurer que les infrastructures critiques et les données sensibles sont gérées de manière sûre et indépendante. La protection de la souveraineté technologique est cruciale pour la sécurité nationale et la préservation de l'autonomie décisionnelle du pays. Dans un monde de plus en plus interconnecté, il est essentiel que l'Italie garde le contrôle de ses ressources stratégiques pour assurer sa sécurité et sa prospérité à long terme.
mardi 2 juillet 2024
Sbatti il mostro in prima pagina / Viol en première page (Marco Bellochio, 1972)
Synopsis
mercredi 1 mai 2024
Roma citta' libera (La notte porta consiglio), Marcello Pagliero, 1946
Une dérive d'une nuit dans Rome occupée/libérée. Un voleur philosophe enmène l'action, un petit cognac par-ci, un autre par-là, retour au même bistrot à l'aube. Le tout sur fond d'une histoire de perles qui fait avancer l'intrigue, mais le véritable protagoniste est cette nuit romaine entre survie et surréalisme, où surtout les femmes pâtissent, entraînant les parcours, les rencontres. C'est un peu triste, plein de nécessité, je l'adore ce "petit film". Vittorio de Sica, l'amnésique, deviendra ministre. Le couple qu'il fallait, sera. Le voleur continuera à soulager les portefeuilles le long des rues ("buon viaggio!").
Réalisateur: Marcllo Pagliero; Photographie: Aldo Tonti ; Musique: Nino Rota (la mélodie des Vitelloni).