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vendredi 10 octobre 2025

27 de septiembre de 1975: la noche más larga del franquismo

 FUENTE: https://arainfo.org/la-noche-mas-larga-del-franquismo/

Hace 50 años, Franco ejecutaba a cinco jóvenes antifascistas tras juicios sin garantías. La Plataforma de Acción por la Memoria de Aragón recuerda a Txiki, Otaegi, Baena, Sánchez Bravo y García Sanz, que siguen vivos en la memoria, subrayando la brutalidad del régimen, la necesidad de justicia y alertando frente a los rebrotes fascistas que todavía amenazan nuestra sociedad.

Foto: AraInfo

La mañana del 27 de septiembre de 1975, apenas dos meses antes de la muerte del dictador, el franquismo asesinaba a cinco jóvenes antifascistas: José Humberto Baena (24 años), José Luis Sánchez Bravo (22), Ramón García Sanz (27), militantes del FRAP, y Jon Paredes Manot “Txiki” (21) y Angel Otaegi (33), militantes de ETA. Los fusilamientos, con pelotones formados por policías y guardias civiles voluntarios, tuvieron lugar en el campo de tiro de Hoyo de Manzanares, en la sierra madrileña, en la prisión de Burgos y Barcelona, cerca del cementerio de Cerdanyola, tras procesos sumarísimos sin garantías, convertidos en una farsa judicial.

Los fusilamientos tras aquella “noche más larga” fueron las últimas ejecuciones firmadas por Franco, pero no los últimos asesinatos del franquismo: después de la muerte del dictador, grupos parapoliciales y ultras siguieron actuando con total impunidad durante años, dejando un reguero de víctimas en lo que se llamó la “guerra sucia” contra militantes antifascistas, independentistas y personas comprometidas con la transformación social.

Los consejos de guerra de aquel 1975 que dictaron las penas de muerte ni siquiera respetaron la propia legalidad franquista. Se denegaron todas las pruebas y testigos de las defensas. La decisión de matar ya estaba tomada de antemano. “Tenían decidido que iban a matar a cinco”, recuerdan colectivos memorialistas.

La mañana del 27 de septiembre comenzó con la ejecución de Txiki en Barcelona. Al alba. Poco después era fusilado Angel Otaegi en Burgos. Finalmente, en Hoyo de Manzanares caían Baena, Sánchez Bravo y García Sanz. En una última carta a sus padres horas antes de ser asesinado, José Humberto Baena escribió: “Pensad que yo muero, pero la vida sigue. Cuando me fusilen mañana pediré que no me tapen los ojos para ver la muerte de frente”. También Txiki, “a la espera de ser ejecutado”, dejó sus últimas palabras en un manuscrito de su puño y letra: “Viva la solidaridad de los pueblos oprimidos”.

El impacto de estos cinco asesinatos fue inmediato y global. Marcaron un antes y un después. Decenas de países retiraron embajadores, miles de personas salieron a las calles en Europa y América Latina, y hasta el Papa Pablo VI pidió clemencia. Sin embargo, Franco y sus ministros decidieron firmar la muerte. Como recuerda la Plataforma de Acción por la Memoria de Aragón (PAMA), “la intención del régimen franquista, desde que llegó al poder, fue sostenerse sobre la sangre de sus opositores y así lo reafirmó desde la sublevación militar de 1936 hasta 1975 con la muerte del dictador”.

La presión internacional consiguió la conmutación de seis de las once penas de muerte dictadas en aquellos consejos de guerra. Pero las protestas no lograron detener todas las ejecuciones. El objetivo del régimen era claro: escarmentar a una sociedad que ya mostraba un rechazo mayoritario a seguir soportando una interminable dictadura. Franco eligió morir como vivió: matando.

Cincuenta años después, el grito de memoria sigue vivo. Dos de los fusilados, Baena y Sánchez Bravo, han sido reconocidos recientemente, en agosto de este año y el pasado noviembre, como víctimas del franquismo por el Gobierno español, gracias a la lucha incansable de sus familiares. El caso de García Sanz sigue en trámite. Paredes y Otaegi recibieron este reconocimiento en 2012 por parte del Gobierno vasco.

“Hoy recordamos tan atroces asesinatos y nos reafirmamos en nuestra lucha por la reivindicación de todas las personas represaliadas. Reclamamos la vigilancia sobre los rebrotes fascistas que alientan los partidos de ultraderecha”, añaden desde la plataforma que agrupa a las entidades memorialistas aragonesas.

PAMA denuncia además los intentos de blanqueamiento de aquella dictadura que todavía hoy incomodan a los herederos ideológicos del franquismo. “Seguiremos trabajando para que ninguna víctima de la dictadura quede en el olvido. Cada día es más patente la necesidad de que nuestra sociedad conozca la verdad sobre los crímenes del franquismo”, añade el comunicado, que concluye con un mensaje de solidaridad a las familias y una advertencia clara: “Esta historia no debe repetirse. Fascismo, nunca más”.

 

jeudi 20 mars 2025

Châteaux en Espagne (René Wheeler, 1955)


 

Espagnolade otanesque typique alors que les USA ont fait rentrer l'Espagne de Franco à l'ONU cette même année (1955), les bases US s'installant dans le pays depuis les accords de Madrid de 1953. Après le génocide de l'Espagne rouge, la nouvelle Espagne reconquise fut le premier laboratoire d'une Riviera sous contrôle politico-militaire yankee (prélude à la même opération, bestialement concentrée, qu'envisage Trump pour Gaza): les classes moyennes européennes allaient déferler sur la côte méditerranéenne et la paysannerie espagnole –rendue ignorante par les curés après la tuerie de masse des maîtres d'écoles–  remonter bien "résiliente" vers l'Europe industrielle.  

 Châteaux en Espagne

 

 

Lorsque la séduisante Française Geneviève Dupré (Danielle Darrieux), secrétaire d'un homme d'affaires espagnol, se rend à Madrid pour annoncer le décès de son patron au frère de celui-ci, le célèbre torero Mario Montes, (Pepín Martín Vázquez) c'est le coup de foudre. Ce mélodrame plein de lumières de trahisons et de sang, tourné en Espagne, se déroule dans le monde trouble des corridas. 

Il va y en avoir des Montes dans la décennie. La même année, la Lola Montès de Max Ophuls qui plaira tant à Guy Debord: orientalisme, femme ardente, Carmen bis...Une vision dont il ne va pas se départir, et à laquelle contribue ce genre de film. 

Le château situationniste est sous cet aspect tributaire des projections romantico-ringardes du Nord sur le Sud comme territoire de toutes les débauches: ça se termine avec des Rosbifs qui sautent des balcons de leur hôtel, à Palma ou ailleurs, et des fois la piscine n'y est pas.