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jeudi 17 avril 2025
mardi 11 mars 2025
Nuevo espíritu para Occidente terminal
París ha muerto, su espíritu ha muerto, y lo liquido la Otan cultural de manera sistemática a partir de los años 1960, cuando Debord empezo a utilizar el término de Espectacúlo. Ahora Macron, el liquidador, usa el término de Espíritu, de un "esprit français" otanizado al mismo tiempo que encarga para él un Aston Martin tipo James Bond..
Para las trampas, siempre contar con los hijos de Gran Bretaña, expertos en leyendas negras y blancas al servicio de la City.
lundi 24 février 2025
De Imperio a Paria, la Decadencia del Reino Unido y su Royal Navy - Almt. Cem Gürdeniz
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Feb 18, 2025 |
No os dejéis amedrentar por el inicio del artículo, leedlo hasta el final, vale su peso en oro. La
fuerza del Reino Unido, como la de la mayoría de imperios, provino de
su estrategia talasocrática. Su pasado imperial dio lugar a su derrota
militar y decadencia neoliberal. Ahora el Reino Unido es incapaz de
defenderse por sí mismo. ¿Defenderse de quién? Las élites británicas
interpretaron que su enemigo era Rusia, en consecuencia organizaron a la
OTAN como verdadero ariete y escudo defensivo. En la práctica han
acabado cediendo territorio, influencia, soberanía y capacidades en
favor de EEUU, hasta el punto en que rotativos ya reclaman incorporarse
al imperio estadounidense como otra estrella más de la bandera yanky. El
mundo al revés. Salud! PHkl/tctca ________________ Traducción tarcoteca - The Inevitable Decline of the Royal Navy 29.1.2025 por almt. Cem GürdenizLas fuerzas navales de muchas monarquías se denominan “Royal Navy”, pero siempre en conjunción con el nombre del país, como la Marina Real Noruega o la Marina Real Danesa. Sin embargo, solo hay un país en el mundo cuyas fuerzas navales se conocen simplemente como “Royal Navy”, sin hacer referencia al nombre del país. Se trata de la fuerza naval del estado conocido oficialmente como Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, al que el público suele llamar Inglaterra. El nombre de “Royal Navy” RN se adoptó oficialmente durante la Restauración inglesa bajo el reinado de Carlos II en 1660. La Navalización de Britannia 1600La historia de Gran Bretaña abarca 1500 años. En los últimos 500 años de este período, se convirtieron en navegantes. En aproximadamente la mitad de los 500 años entre los siglos XV y XX, fueron los líderes tanto del poder duro como del poder blando en los océanos y mares del mundo. Como estado insular, y estado bajo presión constante del continente europeo, han ocupado su lugar en el centro de la historia mundial moderna con muchos valores agregados que han creado en la historia mundial. Se convirtieron en el estado que llevó el Imperialismo Católico que Portugal y España iniciaron en el siglo XV al Imperialismo Capitalista Global después de los Países Bajos. Se
convirtieron en los representantes del imperialismo en todos los
aspectos después del siglo XVII. Establecieron la Royal Society
(Academia de Ciencias) en 1675 y llevaron la ciencia y la razón a la fe
protestante contra el dogma y el conservadurismo de la religión.
Crecieron continuamente en el mar integrando la ética protestante con el
comercio y la marina. Bacon, el fundador de la “Royal Society”, dijo lo siguiente sobre la importancia de los mares: “Sin embargo, es cierto que quien domina el mar posee una gran libertad y puede tomar cuanto quiera por la guerra.” El crecimiento de la Royal Navy: Pax Britannica 1815La globalización de la Royal Navy y su despliegue en mares lejanos comenzó en la primera mitad del siglo XVIII. Durante las Guerras Dinásticas de los Imperios Español y Austro-Húngaro, la marina trasladó su área de actividad al Mediterráneo y los mares del Caribe. En 1760, la Royal Navy se había extendido por todos los mares del mundo, desde Canadá hasta la India, al tiempo que aumentaba el nivel de confianza entre sus almirantes y marineros. Después de que el almirante Nelson derrotara a la flota franco-española en Trafalgar frente a las costas de Cádiz en 1805, y tras la decisiva victoria del duque de Wellington contra los ejércitos de Napoleón en Waterloo en 1815, comenzó la Pax Britannica,
o Paz Británica. Durante el período de la Pax Britannica, la Royal Navy
dentro de su despliegue global estuvo presente en América del Norte, el
Mar Caribe, África Occidental, el Cabo de Buena Esperanza, las costas
meridionales de América del Sur, el Océano Pacífico, las Indias
Orientales, China, el Mar Mediterráneo y en las aguas de la Madre
Patria. En ese período, antes de la transición
de la vela al vapor, el número de navíos de línea de 2 o 3 cubiertas, y
con 70 o 120 cañones, había alcanzado la cifra récord de 150. Como
estado insular, consiguieron la hegemonía mundial gracias a su marina.
En los siglos XVIII y XIX, pudieron mantener una media de 100 navíos de
línea y casi 400 buques de guerra de diversos tonelajes cada año. Esta
situación hizo que la gran mayoría de la población masculina se
convirtiera en marineros en lugar de soldados de infantería o
caballería. La gran mayoría de estos marineros no se ofrecieron como
voluntarios para los barcos, sino que fueron llevados a la fuerza. Se
convirtieron en marineros a la fuerza mediante el alistamiento forzoso. El imperio en el que nunca se ponía el solEl Imperio Británico, protegido por la Marina Real Británica, se convirtió en el siglo XIX en el mayor estado de la historia. El Imperio, el dueño de la revolución industrial, fue descrito como aquel en el que nunca se pone el sol. Dominaba una cuarta parte de la tierra y la población de la Tierra. El comercio siguió la estela de los buques de guerra. Tenía una superficie de 28 millones de km² y una población de 372 millones. Todo esto se ganó y se conservó gracias a la Marina Real Británica. El imperio estaba gobernado por una estricta jerarquía, subordinado a la administración central y a los gobernadores de las zonas ocupadas/coloniales. Aquellos que se oponían a este orden se enfrentaban a la potencia de fuego de la Marina Real Británica y a los marines , los despiadados casacas rojas, transportados por buques de guerra. 1918 El comienzo del la caídaEl primer golpe al ascenso de la Marina Real Británica vino de los Estados Unidos. En 1890, la economía estadounidense superó a la de Gran Bretaña. El
segundo golpe, y el más importante, vino de Alemania, que completó su
unificación en 1871 y se volvió tan navalista, impulsada por la segunda revolución industrial, que a principios del siglo XX, el káiser Guillermo II quiso un lugar en los océanos para Berlín. Gran Bretaña trató de impedirlo en la Primera Guerra Mundial,
formando una alianza con sus enemigos de 300 años, Francia y Rusia.
Como resultado, impidió que llegara a los océanos al final de la guerra,
en 1918. Sin embargo, este éxito fue posible gracias a la entrada de
Estados Unidos en la guerra en 1917. La Primera Guerra Mundial se ganó como una victoria pírrica con el dólar estadounidense y la ayuda militar estadounidense. Así, la era de la Pax Britannia, que comenzó en 1815, dio paso a la hegemonía estadounidense. Así comenzó el declive. Decadencia inevitable 1945La Segunda Guerra Mundial se reinició en el punto en el que había terminado la Primera Guerra Mundial, esta vez con la Alemania de Hitler buscando acceso a los mares y reclamando espacio para sí misma en los océanos, Asia y África. En el siglo XX, los británicos habían subestimado la amenaza alemana por segunda vez. Su mayor error fue pensar que el poder de producción de Gran Bretaña, el control del acceso a las materias primas y el sólido sistema financiero serían suficientes para defender la isla. Sin embargo, la realidad fue muy diferente. Si los japoneses no hubieran atacado Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941 y los EEUU no hubieran declarado la guerra a las potencias del Eje, Hitler podría haber estado en posición de poner a Gran Bretaña de rodillas. Su huida del ejército nazi en Dunkerque en el verano de 1940 fue una gran derrota. En el bombardeo aéreo nazi, que duró desde septiembre de ese año hasta mayo de 1941, murieron 40.000 británicos en la isla. El estado insular, que estuvo sometido a un bloqueo naval masivo por parte de los submarinos alemanes hasta finales de 1943, estuvo a punto de sufrir una hambruna a finales de 1942. A principios de 1942, sufrió su mayor derrota de la historia cuando 80.000 soldados británicos se rindieron ante los japoneses en Singapur. La historia se repitió y, al igual que en la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos salvó a Gran Bretaña.
En el otoño de 1940, se encontraban en una situación tan difícil que
Churchill pidió al presidente estadounidense Roosevelt que le prestara
barcos de escolta oceánica para proteger sus rutas de comunicación
marítimas en el Atlántico y romper el bloqueo submarino alemán. Mediante
el acuerdo de préstamo y arriendo [Lend Lease Agreement], Estados Unidos alquiló 50 buques de guerra a la Marina Real Británica. A cambio, los estadounidenses recibieron el derecho a utilizar las bases británicas en el Caribe. El Nuevo Hegemón de los océanos: Estados UnidosEn 1945, Gran Bretaña salió victoriosa de la guerra, pero los dos verdaderos vencedores fueron Estados Unidos y la Unión Soviética. Gran Bretaña ya no era una potencia mundial. -Fue el actor principal en el establecimiento de la OTAN,
la formación de un bloque occidental contra los soviéticos mediante la
asistencia a Estados Unidos en su estrategia de contención dentro de la
geopolítica de los países del exterior. -Respaldó a Estados
Unidos en todas sus iniciativas tanto en política exterior como de
defensa, así como en el intercambio de información. -Se
convirtió en miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y se
convirtió en una potencia nuclear con la ayuda de Estados Unidos. A cambio, cedió el liderazgo mundial a Estados Unidos, para nunca recuperarlo.
En el siglo XIX, Gran Bretaña, como estado insular, había aspirado a
poseer un poder naval mayor que la fuerza combinada de todos los rivales
potenciales del continente europeo. Esa Gran Bretaña ya no existía.
Esta visión ahora pertenecía a Estados Unidos. El continente europeo
también había sido reemplazado por Eurasia. A
pesar de todos estos acontecimientos, la Marina Real no tenía intención
de renunciar a sus esferas de influencia. Tras la creación de la OTAN en
1949, esta mantuvo el control de todas las zonas marítimas
pertenecientes a su territorio. En 1952 se
crearon el Mando del Atlántico Este (Eastlant) y el Mando del Canal
(Cincchan) de la OTAN, ambos bajo el mando de la Marina Real Británica.
En cambio, en otros ámbitos su voz no fue escuchada. Ese mismo año, tras
intensas rivalidades con Estados Unidos, se le asignó a la Royal Navy
la responsabilidad del Mando de las Fuerzas Aliadas en el Mediterráneo
(AFMED) dentro de la OTAN. Esta misión, con base en Malta, colonia
británica desde 1813 y sede de la Marina Real, se prolongó hasta 1967. En
1956, cuando Londres, sin la aprobación de Estados Unidos, colaboró
con Francia e Israel para lanzar un ataque contra Egipto en la región
del Canal de Suez, estalló el caos [Guerra del Sinaí]. Estados Unidos ejerció una importante presión y las relaciones entre Washington y Londres se tensaron. Fueron castigados por Estados Unidos con un embargo de combustible. A partir de entonces, ya no pudieron actuar independientemente de la autoridad estadounidense. Había entrado en vigor la ley geopolítica: un Estado insular que pierde la hegemonía no puede recuperarla. En 1964, Gran Bretaña reconoció la independencia total de Malta y, en 1967, la otrora poderosa Marina Real entregó las responsabilidades de mando naval de la OTAN en el Mediterráneo a los italianos en Nápoles (CINCCHAN se cerró en 1994, EASTLANT en 2003. Hoy, MARCOM, el mando marítimo de la OTAN establecido en Northwood, cerca de Londres, en 2004, sigue siendo la única responsabilidad de mando de alto nivel de la OTAN gestionada por la Marina Real). En 1971, la
Marina Real retiró todos los despliegues permanentes al este del Suez,
en particular en el Golfo Pérsico. Esto marcó el fin de la pretensión de
Gran Bretaña de ser una potencia naval a la par de los Estados Unidos. Dependencia total de los EEUULa principal razón de la reducción de la Marina Real desde mediados de los años 60 fue su incapacidad para enfrentarse sola a la Armada Soviética. Sólo la Armada de los Estados Unidos podía equilibrar este poder. Una
evaluación estratégica de 1972 reveló que los soviéticos tenían la
capacidad de lanzar 450 aviones contra Gran Bretaña, arrojando 700
toneladas de bombas diarias o bloqueando la isla con al menos 35
submarinos. En comparación, durante la Segunda Guerra Mundial, Alemania
lanzó un promedio de 35 toneladas de bombas diarias durante 6 años. Si
una guerra de la OTAN y el Pacto de Varsovia comenzara en Europa en
1972, 5 grandes convoyes logísticos, compuestos por 192 barcos
escoltados por 70 buques de guerra, tendrían que cruzar el Atlántico
para apoyar a Europa. Sin embargo, Gran Bretaña carecía de la capacidad
para asegurar los 8 puertos de recepción y las zonas de anclaje
alrededor de sus costas. Para proteger los convoyes entre Gran Bretaña y
Europa, se necesitaba un mínimo de 32 buques de guerra y 50
helicópteros de guerra antisubmarina (ASW). La limpieza de los campos
minados planteaba desafíos adicionales, ya que requería 135 dragaminas,
pero la Marina Real Británica tenía solo 37 en 1972 (en comparación con
los solo 7 hoy). En total, en 1972, Gran Bretaña necesitaba 30 buques de
escolta, 200 helicópteros ASW, 100 dragaminas y 21.000 marineros
adicionales, lo que habría requerido un presupuesto equivalente a 14.000
millones de libras actuales. Incapaz de
cubrir esta brecha, Gran Bretaña no tuvo más opción que confiar en la
protección estadounidense bajo el paraguas de la OTAN. Mientras
tanto, Francia, bajo el liderazgo de De Gaulle, se había retirado del
mando militar de la OTAN para evitar el dominio estadounidense solo seis
años antes. Sin embargo, Gran Bretaña, totalmente dependiente de los
EEUU, optó por la complacencia estratégica, reduciendo su presupuesto de defensa anualmente, especialmente a partir de la década de 1970
en adelante. Modernizarse y adaptarse a los avances posteriores a la
Segunda Guerra Mundial en sensores y armamento resultó financieramente
inviable. La "victoria" de las Falklands 1982La intervención de 1982 en las Islas Malvinas, a miles de kilómetros del continente y en condiciones marítimas e invernales extremas, aumentó la confianza de la Royal Navy y su reputación mundial. Sin embargo, dependían en gran medida de la inteligencia estadounidense y, sin ella, sus pérdidas habrían sido mucho mayores. A pesar del importante apoyo estadounidense, Gran Bretaña perdió 7 buques de guerra, 24 helicópteros, 5 aviones y 255 marineros e infantes de marina durante este conflicto invernal. Aunque la victoria se promocionó como un éxito de relaciones públicas, no logró mitigar el declive económico interno, el desempleo y el malestar social desencadenados por el thatcherismo neoliberal. La victoria en las Malvinas, en realidad, marcó el principio del fin, ya que la Armada cayó víctima de las duras reglas del neoliberalismo. Desafíos del siglo XXIDespués de la Guerra Fría [con la caída de la URSS en 1991], la Marina Real Británica no sólo enfrentó los efectos negativos del neoliberalismo, sino también la complacencia que le generó derrotar a los soviéticos sin disparar un tiro. El llamado “dividendo de la paz” condujo a una rápida reducción de personal, influenciada por reducciones similares en Estados Unidos. Después
del 11 de septiembre 2001, cuando Estados Unidos pasó de la competencia
entre grandes potencias al paradigma de la guerra global contra el
terrorismo (GWOT), Gran Bretaña redujo aún más su armada.
Apoyó constantemente las intervenciones imperialistas de Estados Unidos
en Afganistán, Irak, Libia y Siria como un aliado cercano. La intervención rusa de 2008 en Osetia del Sur/Georgia sacó a Gran Bretaña de su complacencia estratégica, pero ya era demasiado tarde. -Cuando
terminó la Guerra Fría, la Marina Real tenía 29 submarinos (20
nucleares), 2 portaaviones, 12 destructores, 31 fragatas y 2 buques de
asalto anfibio. -Hoy, tiene 2 portaaviones, 9 submarinos
nucleares, 6 destructores y 8 fragatas, lo que supone una reducción de
79 unidades de combate clave a sólo 25. -Para octubre de 2024, sólo 8 destructores y fragatas estaban listos para el combate. Si bien Gran Bretaña aspira a ejercer influencia global bajo la marca “Gran Bretaña Global”, carece de la fuerza naval necesaria, incluso para proteger adecuadamente a sus 2 portaaviones recientemente puestos en servicio, valorados en 3.000 millones de libras. No han sabido explicar a su propio público por qué han recurrido a 2 portaaviones carísimos cuando su flota de superficie es tan débil. Por otro lado, no pueden recibir pedidos porque han perdido sus condiciones competitivas en el mercado de la industria de defensa marítima. El 29 de agosto de 2022, el portaaviones más nuevo de Gran Bretaña, el HMS Prince of Wales, con un coste de 3.000 millones de libras, regresó al puerto de Portsmouth tras averiarse en su viaje inaugural. Este incidente supuso una grave pérdida de prestigio para Gran Bretaña. El Brexit y la incertidumbre estratégicaFracaso estratégico después del BREXIT. La salida de Gran Bretaña de la UE el 31 de enero de 2020 (Brexit), fue una medida preventiva contra el desarrollo de la cooperación de la UE con Asia y el establecimiento de nuevas alianzas que amenazarían a Estados Unidos en el siglo XXI, cuando se estableciera el nuevo orden mundial. La unificación de las dos Alemanias se salía del paradigma geopolítico tradicional para Gran Bretaña. El liderazgo de Francia y Alemania en la política de seguridad y defensa de la UE era una evolución inaceptable para Gran Bretaña y Estados Unidos. Como resultado, las élites británicas prefirieron separarse de la UE en todos los sentidos e integrarse con Estados Unidos, de quien ya dependían completamente para su defensa. Hoy en día, vemos a Estados Unidos y Gran Bretaña como los protagonistas de la lucha del sistema atlántico contra Rusia y China. Para este dúo anglosajón, es inaceptable que Alemania y los países de la UE crezcan económicamente utilizando energía rusa barata. Es inaceptable que Alemania, como estado insular, se acerque a Rusia, que puede ejercer presión sobre la isla a través del Mar del Norte. Pueden lograr estos objetivos actuando en colaboración con Estados Unidos y la OTAN. La crisis económica de 2008 afectó tanto a Londres que, por primera vez en su historia, se vio obligada a contar con una estructura de fuerzas que se situara detrás de la Marina francesa. No dudó en embarcarse en nuevas búsquedas estratégicas dentro de Europa para evitar depender completamente de Estados Unidos. En 2010, firmaron con Francia un acuerdo de cooperación conjunta en materia de defensa por primera vez desde la Entente Cordiale de 1905. Este acuerdo preveía la cooperación nuclear en el ámbito de la defensa e incluso incluía artículos para la operación conjunta de portaaviones por parte de las dos armadas. Tras el acercamiento sin límites entre Gran Bretaña y Estados Unidos tras sus intervenciones en Irak, Libia y Siria, Francia y Alemania firmaron en 2019 un acuerdo conjunto de cooperación en materia de defensa. Mientras tanto, en 2021, participaron en la alianza establecida en el Lejano Oriente bajo el nombre de AUKUS por el hecho consumado de Estados Unidos. La Marina Real, que tiene una estructura de fuerza con dificultades para proteger sus propias aguas nacionales, fue enviada para apoyar a la marina estadounidense para ser utilizada contra China. Esta situación también explica por qué la Marina Real, que tiene una estructura de fuerza desequilibrada, sin precedentes en la historia marítima mundial, tiene dos nuevos portaaviones en un momento en que se encuentra en un declive económico extremadamente grave. Los 2 portaaviones se construyeron uno tras otro para su uso por parte de la Marina estadounidense. Tras
el BREXIT y la guerra entre Rusia y Ucrania, la situación en Gran
Bretaña se ha complicado aún más. En 2024, esta vez, Gran Bretaña firmó
un acuerdo de cooperación en materia de defensa muy amplio con Alemania,
que incluye la producción conjunta de armas y patrullas aéreas y
marítimas. Declive económicoEl inevitable declive de la economía, especialmente después de la crisis económica de 2008, provocó grietas en las políticas británicas. En septiembre de 2022, la agencia Reuters escribió en sus noticias económicas que Gran Bretaña tuvo su peor desempeño económico en 313 años. Según las noticias, el declive continúa rápidamente desde 2020. Si bien la razón principal de tal situación es la pandemia de Covid, se destaca que el golpe fatal fue causado por las sanciones impuestas a Rusia. La economía británica se contrajo un 11% en 2020. Esta caída lidera las caídas económicas experimentadas en todos los países occidentales y el G7. Esta tasa se experimentó por última vez en 1709. A partir de 2024, el Reino Unido ha caído al sexto lugar en el ranking mundial en términos de renta nacional nominal, después de Estados Unidos, China, Japón, Alemania e India. El declive de la marina es directamente proporcional al declive de la economía. En resumen, Gran Bretaña es consciente de que no puede competir con China y Rusia con su poder económico actual. La Marina Real está confundidaEl crecimiento militar y económico de China después de la década de 2000; su creciente influencia en Asia y Europa con la Iniciativa del Cinturón y la Ruta; la recuperación de Rusia después de la década de 2000 y su prominencia militar; y su fracaso en dar marcha atrás en la guerra de Ucrania que comenzó en 2022 contra Estados Unidos y la OTAN, siguen causando graves problemas en Estados Unidos y su inseparable socio geopolítico, Gran Bretaña, que sigue aumentando sus hostilidades con Rusia de una manera que excede su tamaño y capacidades. Como Estado insular, Gran Bretaña se había centrado en satisfacer sus necesidades de defensa y seguridad marítimas con los Estados Unidos, pero la Armada estadounidense, de la que dependía en gran medida, se ha reducido de 600 barcos a 294 y actualmente es insuficiente. Por lo tanto, también necesitan fuerzas navales de la OTAN. La principal razón por la que Gran Bretaña está a la vanguardia de la guerra entre Rusia y Ucrania, intenta por todos los medios continuar la guerra y alimenta hostilidades irreversibles con Rusia, es la expansión y el aumento de las actividades de la OTAN. Para Gran Bretaña, Rusia no debería poder salir al mar, no debería representar una amenaza para la isla y no debería contribuir al desarrollo de las economías europeas. Sin el poder económico y la potencia de fuego de Estados Unidos, la isla no puede defender sus intereses continentales y globales, por lo que la continuación de la hostilidad geopolítica entre Rusia y Estados Unidos es muy importante para Londres. Su objetivo es proteger y utilizar la energía naval estadounidense en los océanos Atlántico Norte, Ártico y Báltico de una manera que se adapte a sus propios intereses, sin recurrir al Pacífico occidental. Por esta razón, prefieren mantener la competencia entre Estados Unidos y Rusia en lugar de la competencia entre Estados Unidos y China. En este contexto, la continuación de la guerra en Ucrania, el debilitamiento de Rusia mediante sangre ucraniana barata y el daño a la economía rusa mediante sanciones de Estados Unidos y la UE, que superan las 22.000, son algunos de los objetivos de Gran Bretaña. Al igual que Israel utiliza a Estados Unidos para su propia geopolítica, Gran Bretaña también actúa con la misma lógica y visión. Pero Gran Bretaña debería aprender de su pasado y, dejando de lado el hecho de que el poder y la marina estadounidenses acudirán en su ayuda cada vez que se encuentre en problemas, debería reformatear las relaciones con Estados Unidos, de los que ha sido rehén desde 1945. En
las condiciones actuales, la Marina estadounidense no tiene ni la
estructura de fuerza ni la estabilidad e integridad en la política
interna para proteger sus propios intereses marítimos, y mucho menos los
intereses británicos. El nuevo presidente Trump está más decidido que
nunca a garantizar que los europeos paguen su parte (5%) por la defensa.
Esto también se aplica a Gran Bretaña. Trump, que acusa a los países de
la OTAN de oportunismo, puede hacer pronto los mismos comentarios sobre
Gran Bretaña. También es poco probable que Trump, que se compara con el
presidente McKinley, que llevó a Estados Unidos a la superliga en 1901,
firme un nuevo acuerdo de préstamo y arriendo con Gran Bretaña para la
modernización de la Marina Real, cuya estructura de fuerza está en la
peor condición de su historia. Porque ni siquiera tienen suficientes
buques de guerra para sí mismos. Una de las razones de los comentarios y
declaraciones despectivas tanto de Elon Musk como de Trump que tanto
humillan a Gran Bretaña es el débil estado de Gran Bretaña y de la
Marina Real, que han estado liderando las olas durante siglos. ConclusionesSi se evalúa la situación de Gran Bretaña junto con la de Estados Unidos, se llega a la siguiente conclusión: las grandes potencias tienden a volverse geopolíticamente perezosas después de obtener grandes victorias. Se encojen después de las grandes victorias, aprendiendo de los imperios pasados para proteger sus imperios [externalización de la producción, uso de ejércitos auxiliares, guerras delegadas y estados tampón]. Sin embargo, no tienen en cuenta los avances de sus rivales debido a su gran ego. Esta es la situación en que han caído hoy Estados Unidos e Inglaterra frente a China y Rusia. El nuevo presidente de Estados Unidos, Trump, está intentando crear grietas entre los aliados de la OTAN, especialmente a través de Canadá y Dinamarca, en lugar de atraer a Gran Bretaña y a los países de la OTAN a su lado. Esta es una actitud extremadamente peligrosa para los intereses de Estados Unidos. Sin duda, Gran Bretaña se quedará aún más rezagada durante la era Trump. Incluso la renuncia de Gran Bretaña a sus derechos soberanos sobre muchas islas del océano Índico que forman parte de Mauricio en octubre de 2024 es resultado de la situación en la que ha caído. No sería una sorpresa si Argentina pronto haciciera nuevas reclamaciones sobre las Islas Malvinas/Falklands. Porque Gran Bretaña no tiene el poder de intervenir en la cuenca del Atlántico Sur de Gran Bretaña. Así
como la Marina de los EEUU recién se recuperará en 2045, la Marina Real
también se recuperaría si pudiera mantenerse al margen de las
imposiciones estadounidenses. Y no parece muy probable que se mantenga
al margen de las imposiciones estadounidenses. Porque un estado
insular que pierde su poderío marítimo y soberanía no puede volver a ser
soberano en el mar e independiente en el exterior. |
lundi 9 décembre 2024
Le Royaume-Uni et ses crimes contre l’humanité à travers l’histoire
Plus personne n’ignore le rôle macabre que le Royaume-Uni joue dans les événements tragiques qui ont lieu en Ukraine.
Fin novembre 2023, David Arakhamia, qui n’est personne d’autre que le chef de la fraction parlementaire du parti de Volodymyr Zelensky « Serviteur du Peuple », a évoqué dans une interview accordée à la chaîne de télévision ukrainienne « 1+1 » les circonstances des négociations entre la Russie et l’Ukraine qui ont eu lieu à Istanbul en mars-mai 2022 alors qu’il était à la tête de la délégation ukrainienne.
Arakhamia se souvient de la position des Russes à l’époque : « Ils ont espéré presque jusqu’au dernier moment que nous allions accepter la neutralité. Cela était leur objectif principal. Ils étaient prêts à terminer la guerre si nous prenions la neutralité - comme la Finlande autre fois - et si nous prenions des obligations de ne pas entrer dans l’OTAN ».
En parlant des raisons de l’annulation de l’accord il n’en a évoqué qu’une seule sérieuse - la visite du premier ministre britannique Boris Johnson à Kiev, le 15 novembre 2022 : « ...Boris Johnson est venu à Kiev et a dit que « nous ne signerons rien du tout avec eux. Nous allons, tout simplement, faire la guerre ».
Il est à noter que le parlementaire n’a pas prononcé un seul mot concernant le massacre de Boutcha. Et, rappelons-nous, l’unique version officielle de Kiev et du camp « atlantiste » de l’époque de la raison de l’arrêt des pourparlers avec les Russes et de l’annulation de l’accord d’Istanbul était le prétendu « massacre de la population civile perpétré par des troupes russes à Boutcha ».
Ce bras droit de Zelensky termine son interview avec la grande fierté d’avoir dupé la délégation russe : « Nous avons accompli notre mission de faire trainer les choses avec la note 8 sur 10. Ils se sont [les russes] décontractés, sont partis - et nous avons pris la direction de la solution militaire ».
Cette révélation a fait découvrir au grand public ukrainien stupéfait la réalité de la guerre qui aurait pu aisément être arrêtée à ses débuts et que ce n’est qu’à l’initiative directe de l’Occident collectif via son émissaire Boris Johnson qu’elle a été relancée d’une manière forcée et a eu comme conséquences des centaines de milliers de morts ukrainiens et encore davantage de blessés graves et de mutilés, ainsi que la destruction quasi totale de l’économie et des infrastructures du pays. Il faudra des décennies au pays pour s’en remettre et revenir au niveau d’avant-guerre qui était déjà tout à fait déplorable.
Allocution du représentant de la Russie au conseil de sécurité de l’ONU
Ayant actuellement la présidence du Conseil de Sécurité de l’ONU, le
Royaume-Uni a organisé, le 18 novembre 2024, une réunion sur l’Ukraine
dédiée à 1000 jours depuis « l’agression de l’Ukraine par la Russie ».
Il y a beaucoup à dire sur les donneurs de leçon sur « la paix, la démocratie et les droits de l’homme » produite par les représentants de l’île britannique. Cela étant, dans ces pages je ne me limiterai qu’à l’exposition de la traduction intégrale de l’allocution de Vasiliy Nebenzia, représentant permanent de la Fédération de Russie à la réunion du conseil de sécurité de l’ONU sur l’Ukraine, qui expose précisément à qui nous avons affaire, quand on parle de la couronne britannique, et je ne rajouterai que quelques faits supplémentaires pour compléter la vision de la réalité souvent méconnue par un grand nombre de lecteurs :
« Monsieur le Président,
Il y a un certain symbolisme dans le fait que ce sont nos collègues britanniques qui présideront le Conseil de sécurité ce mois-ci, qui ont insisté pour que la réunion d’aujourd’hui coïncide avec 1 000 jours depuis que la crise ukrainienne est entrée dans une phase chaude. Nous avons, une fois de plus, eu une excellente occasion de nous assurer que, pour vous et vos collègues, il ne s’agit que d’un prétexte médiatique accrocheur pour diffamer la Russie, en y accrochant ces étiquettes éculées qui, comme on pouvait s’y attendre, abondaient dans les discours des membres occidentaux du Conseil. Et dans votre pays – la Grande-Bretagne – la russophobie a longtemps été élevée au rang de politique d’État, bien avant février 2022.
Permettez-moi de vous rappeler qu’en préparant la réunion d’aujourd’hui, vous avez manqué une autre occasion médiatique, bien plus importante dans le contexte de la crise ukrainienne que la date que vous avez choisie. Vendredi dernier, le 15 novembre, cela faisait exactement 950 jours depuis la visite de l’ancien chef du gouvernement britannique Boris Johnson à Kiev, lorsque, comme nous le savons tous avec certitude, il avait dissuadé le chef du régime de Kiev de signer un accord de paix avec la Russie, paraphée à Istanbul, qui mettrait un terme aux hostilités. Nous en étions alors très proches. En signe de bonne volonté, la Russie a même retiré ses troupes du nord de l’Ukraine, notamment à proximité immédiate de Kiev.
En d’autres termes, 50 jours après le début de notre opération militaire spéciale, alors que les pertes dans les rangs des forces armées ukrainiennes n’étaient pas si importantes, les opérations militaires avaient toutes les chances de prendre fin, sans l’intervention du Premier ministre britannique, qui a convaincu Zelensky qu’il devait continuer à se battre et qu’avec l’aide et le soutien des pays occidentaux il pourrait bien infliger à la Russie une défaite stratégique, ce qui intéressait précisément le Premier ministre britannique et ses complices occidentaux. Et pour expliquer d’une manière ou d’une autre un tel tournant de l’opinion publique ukrainienne et mondiale, avec la participation directe des services de renseignement britanniques et des médias, une provocation absolument maladroite a été concoctée à Boutcha, où, après le retrait de l’armée russe, des cadavres de personnes ont été amenés et étalés dans les rues, dont personne n’a pris la peine d’expliquer l’origine et la véritable cause du décès, malgré nos requêtes répétées.
De manière générale, il s’avère que la Grande-Bretagne a poussé le régime de Kiev vers une défaite inévitable, provoquant son choix en faveur de la poursuite de la confrontation avec la Russie. Je pense qu’en Ukraine, ils n’oublieront pas avant longtemps que c’est à cause des actions de votre pays que cet État se trouve aujourd’hui dans une situation économique terrible, a perdu la majeure partie de son armée et de son équipement militaire, et a également perdu au moins quatre régions, en plus de celle qui a été libérée en 2014 de la Crimée ukrainienne.
Les Ukrainiens ont depuis longtemps cessé de vouloir se battre ; l’armée ukrainienne a oublié depuis deux ans ce que sont les volontaires et le régime de Kiev, ayant empêché les hommes de quitter le pays, attrape aujourd’hui dans les rues les réfractaires, y compris en utilisant des armes à feu, et les envoie de force vers le hachoir à viande inutile et pratiquement sans préparation. Le front oriental des forces armées ukrainiennes dans le Donbass s’effondre sous nos yeux. Vous êtes bien conscient du rythme d’avancée de notre armée, et le régime de Zelensky, essayant de maintenir le soutien de l’Occident, a fait une incursion absolument insensée dans la région de Koursk et a tenté de s’emparer et de faire exploser la centrale nucléaire de Koursk, ce qui a coûté aux forces armées plusieurs dizaines de milliers de soldats bien entraînés. Cette aventure a été une erreur fatale et n’a fait qu’accélérer l’inévitable future défaite de l’Ukraine sur le champ de bataille, qu’aucune nouvelle arme occidentale ne pourra l’aider à éviter.
Les initiateurs de la réunion d’aujourd’hui devraient, par souci de transparence, partager avec nous les fabuleux bénéfices financiers que la Grande-Bretagne a reçus pendant près de trois ans de soutien militaire à l’Ukraine, comment vos sociétés d’armement se sont enrichies grâce au sang et aux tragédies des Ukrainiens ordinaires, et comment votre ministère de la Défense a réussi à se débarrasser de vieux équipements militaires en le vendant à des prix faramineux à l’Ukraine en guerre, au lieu de dépenser des sommes considérables pour les recycler. Il serait également intéressant de parler de la corruption qui accompagne ces processus, dont on ne peut que deviner l’ampleur. Ainsi, comme l’écrivent les médias ukrainiens eux-mêmes, après la victoire de Donald Trump aux élections aux EU, la panique s’est installée au sein de l’élite ukrainienne, non seulement parce que les États-Unis pourraient reconsidérer leur aide à l’Ukraine, mais parce que les nouvelles autorités pourraient vouloir gérer tout cet argent qui était envoyé en Ukraine et procéder à un audit comptable complet de l’aide déjà fournie. Ce scénario, comme le notent unanimement les experts ukrainiens, est bien le plus terrible pour Zelensky, car une partie importante de l’aide est simplement volée et appropriée par le président ukrainien périmé et son entourage.
Si l’on considère que le volume de l’aide militaire de la Grande-Bretagne à la junte de Kiev depuis février 2022 s’élève à lui seul à 9,7 milliards de dollars, votre pays apporte sans aucun doute également sa contribution à la croissance de la corruption en Ukraine. Certes, il est peu probable que nous attendions des enquêtes pertinentes de la part des autorités britanniques, car dans de tels cas, comme nous le savons, le plus important pour les enquêteurs c’est de ne pas trouver des coupables chez eux.
Monsieur le Président, en fait, pour ceux qui connaissent l’histoire du Royaume-Uni, ses nombreuses années d’intervention en Ukraine, qui ont abouti aux actions mentionnées ci-dessus, ne constituent nullement une révélation. Après tout, le Royaume-Uni se moque profondément de ses voisins, provoquant la discorde entre les États et les peuples, puis soutenant certains d’entre eux contre d’autres, avec enthousiasme et le savoir-faire acquis dans ce domaine depuis des siècles - toutes vos anciennes colonies peuvent en parler avec éclat. Soit dit en passant, sur les 193 membres actuels de l’ONU, seuls 22 États peuvent se vanter que leur territoire n’ait jamais été envahi ni combattu par la Grande-Bretagne. Notre pays ne fait pas exception à la règle : la dernière invasion de ce type a été l’intervention britannique après les événements révolutionnaires de 1917, lorsque divers prédateurs et vautours ont tenté de mettre la Russie en pièces.
Mais nous avons survécu, nous en sommes sortis, sommes devenus plus forts et sommes désormais contraints de lutter contre une nouvelle intervention par procuration des membres de l’OTAN luttant contre la Russie en Ukraine, y compris la Grande-Bretagne. C’est ainsi que l’on peut percevoir non seulement l’injection continue d’armes dans le régime de Kiev et son alimentation en données de renseignement, mais aussi la présence d’instructeurs et de mercenaires britanniques, dont des centaines ont déjà été éliminés, ainsi que les tentatives de spécialistes britanniques de créer la production de drones, de missiles et de bateaux sans pilote en Ukraine.
Nous comprenons qu’au XXIe siècle, il est difficile de laisser l’Ukraine et la Russie tranquilles, car les gènes des colonialistes qui, pendant des siècles, ont semé le chaos en Asie, en Afrique et en Europe, font des ravages. Nous savons tous que l’Empire britannique a réprimé brutalement et cyniquement la résistance de ses colonies pendant 250 ans, recourant à l’assimilation forcée et à la discrimination raciale, oubliant les valeurs humaines simples et les droits des peuples sous sa domination. Ce sont les populations civiles des pays colonisés qui ont payé de leur vie et de leur liberté les ambitions impériales de la métropole.
Il suffit de rappeler le nettoyage ethnique en Irlande, alors que sur une population de plus de 1,5 millions d’habitants, il n’en restait plus que 850 000 après la conquête britannique. Et pendant la Seconde Guerre des Boers, au tournant des XIXe et XXe siècles, ce sont les Britanniques qui furent les premiers à inventer les camps de concentration et à y rassembler la population civile pour qu’elle n’aide pas l’armée des Boers. On ne sait pas combien de personnes sont mortes à cette époque, car les Britanniques ne considéraient pas la population indigène d’Afrique comme un peuple et, en principe, n’avaient pas comptabilisé les pertes parmi les Africains. Bien que l’on sache qu’au Kenya, après le soulèvement de Mau-Mau, les Britanniques ont mené des répressions massives, assassinant environ 300 000 représentants de cette nation et chassant encore un million et demi de personnes dans des camps et en les transformant en esclaves. Et en Inde, qui a subi d’énormes dégâts pendant la période de domination britannique, entre 15 et 29 millions de personnes ont été victimes de la famine provoquée par la seule Grande-Bretagne.
Les conséquences des actions des anciens colonialistes se font encore sentir dans le monde moderne. Et bien que les empires coloniaux appartiennent formellement au passé, les anciennes méthodes – pression, manipulation et ingérence dans les affaires souveraines – continuent d’être utilisées sous de nouvelles formes. Non seulement la Grande-Bretagne n’est pas ici une exception, mais plutôt un « créateur de tendances » et, malgré tout, elle connaît des douleurs fantômes pour un empire sur lequel « le soleil ne se couchait jamais », nostalgique de la domination mondiale perdue, recourt au chantage et aux sanctions, en collaboration avec des partisans partageant les mêmes idées. Les Franco-Saxons sont engagés dans le renversement de gouvernements indésirables par le biais de « révolutions de couleur », dont l’une des victimes fut l’Ukraine en 2014.
Nous disons tout cela pour souligner qu’il n’y a pas et ne peut pas y avoir de droit moral de blâmer ou de reprocher quoi que ce soit à notre pays, qui s’est donné pour mission de se débarrasser du « nid de frelons » nationaliste et néo-nazi que vous nourrissez à nos frontières. Jusqu’à ce que ces menaces, y compris l’absorption de l’Ukraine par l’OTAN, soient éliminées, jusqu’à ce que cesse la discrimination contre la population russophone basée sur la langue, la foi, l’histoire, jusqu’à ce que l’Ukraine cesse de blanchir et de glorifier les complices d’Hitler, notre opération spéciale se poursuivra. Ces objectifs seront atteints dans tous les cas, diplomatiquement ou militairement, quels que soient les plans et projets de « paix » développés en Occident dans le but de sauver l’acteur du divertissement Zelensky et sa clique. Et indépendamment de la frénésie militariste de l’administration démocratique qui, après avoir lamentablement perdu les élections présidentielles et perdu la confiance de la majeure partie de sa propre population, est, selon les médias, en train de délivrer des « autorisations » suicidaires au régime Zelensky d’utiliser des armes à longue portée pour frapper en profondeur le territoire russe. Peut-être que Joe Biden lui-même, pour de nombreuses raisons, n’a rien à perdre, mais la myopie des dirigeants britanniques et français, qui se précipitent pour jouer le jeu de l’administration sortante et entraînent non seulement leurs pays, mais aussi l’ensemble du pays de l’Europe vers une escalade à grande échelle aux conséquences extrêmement graves, est frappant. C’est exactement ce à quoi nos anciens « partenaires » occidentaux feraient bien de réfléchir avant qu’il ne soit trop tard.
Ceux qui ont récemment parlé d’une sorte de « gel » du front et de divers projets similaires aux « accords de Minsk » rejetés à un moment donné par l’Ukraine et ses patrons occidentaux devraient également s’en souvenir. Ne perdez pas de temps, nous n’avons plus aucune confiance en vous et nous nous contenterons que d’une solution qui éliminera les causes profondes de la crise ukrainienne et ne permettra pas qu’une telle situation se reproduise. Et nous vous conseillons d’oublier les tentatives visant à vaincre la Russie sur le champ de bataille. L’Europe a essayé de le faire à plusieurs reprises, et on sait comment cela a abouti à chaque fois. Merci de votre attention. »
Le supplément de la réalité sur la grande « démocratie » Britannique : le cannibalisme à l’occidental
En exposant la véritable nature profondément sordide et sanguinaire de
la couronne britannique (à ne pas confondre la couronne et son appareil
exécutif avec le peuple), il est à souligner que le représentant de la
Russie au conseil de sécurité de l’ONU a fait une remarquable preuve
d’amabilité et de retenue en décrivant les « exploits » du pouvoir
britannique à travers l’histoire et jusqu’à ce jour.
Notamment, en parlant des 15-29 millions de morts dus à la famine orchestrée par les Britanniques en Inde, considéré en tant que « joyau de la Couronne » britannique, il n’a pas précisé que selon les études historiques les plus sérieuses, la colonisation britannique de l’Inde a causé en tout non pas 29 millions, mais dans les 165 millions de morts Indiens tant par la famine que par les conditions de travail comparables à celles des esclaves en faveur de l’ile britannique. Ne serait-ce qu’entre 1875 et 1900, environ 26 millions de personnes y ont été mis à mort.
Lorsque les statistiques dignes de ce nom sont apparues, l’espérance de vie en Inde en 1911 n’était que de 22 ans. Cependant, l’indicateur le plus éloquent était l’accessibilité des céréales alimentaires. Si en 1900, la consommation annuelle par habitant était de 200kg, à la veille de la Seconde guerre mondiale elle était déjà de 157kg. En 1946, elle est tombée encore plus - à 137 kg/hab. Soit, proportionnellement, le petit-fils mangeait 1,5-2 fois moins que son grand-père à l’époque.
Winston Churchill, le grand démocrate et combattant pour la liberté face à l’obscurantisme, disait : « Je hais les Indiens ! Ce sont des gens semblables à des bêtes avec une religion bestiale. La famine - c’est leur propre faute, car ils se reproduisent comme des lapins ! »
Cependant, les lapins ne sont pas à blâmer : la famine en Inde était due quasi exclusivement au fait qu’en près de 200 ans de sa présence parasitaire en Inde, la « Grande » Bretagne a pompé du territoire occupé l’équivalent de 200 milliards de dollars d’aujourd’hui. Pour apprécier la démesure de cette exploitation, il suffit de se rappeler, par exemple, le PIB des Etats-Unis d’Amérique qui en 2023 était de 27,36 milliards de dollars.
Le représentant de la Russie à l’ONU, n’a pas mentionné non plus l’un des plus importants génocides dans l’histoire de l’humanité, directement organisé par la couronne britannique. Celui des Chinois au XIXème siècle.
À la suite des deux « guerres de l’opium » menées par la Grande Bretagne (appuyées par la France), dont l’une des principales raisons était le déséquilibre de la balance commerciale en faveur de la Chine, le 25 octobre 1860, le traité de Pékin a été signé par le gouvernement Qing défait.
Hormis un grand nombre de concessions en faveur des Britanniques, dont l’expropriation de Hong-Kong, c’est, surtout, l’ouverture du marché chinois à la production occidentale qui a eu lieu. La marchandise qui pouvait égaliser la balance commerciale, apportant au passage de faramineux profits financiers aux britanniques, était l’opium. Ainsi, le flux constant de quantités gigantesques d’opium vendu par les Britanniques en Chine, via la porte d’entrée qui est devenue Hong-Kong, a été mis en place et a conduit vers une propagation sans égale de la toxicomanie parmi les populations. La propagation qui a directement mené vers une gravissime dégradation de l’état de santé de la nation chinoise et vers l’extinction massive de la population.
Il est difficile de quantifier précisément le nombre de morts causés par les vendeurs de drogues en faveur de la couronne britannique : selon les diverses études il se situe entre 20 et 100 millions de victimes.
Lors de la réunion au conseil de sécurité de l’ONU, Vasiliy Nebenzia, représentant permanent de la Russie aux Nations unies, n’a pas mentionné non plus la grande famine organisée en 1943 par la couronne britannique au Bengale. Au cours des sept premiers mois de 1943, 80 000 tonnes de céréales alimentaires ont été exportées du Bengale déjà affamé. Les autorités britanniques, craignant l’invasion japonaise, ont utilisé la tactique de la terre brûlée, en ayant pas le moindre scrupule vis-à-vis des populations locales laissées d’une manière préméditée à la mort certaine de faim. Non seulement la nourriture a été volée, mais également tous les bateaux capables de transporter plus de 10 personnes (66 500 navires au total) ont été confisqués, ce qui a mis à mort la pêche locale, ainsi que le système de transport par voie navigable que les bengalis utilisaient pour livrer de la nourriture. Une fois de plus, les chiffres précis de la politique britannique au Bengale sont inconnus - le nombre de morts de faim est estimé de 0,8 à 3,8 millions de personnes. Certains chercheurs indépendants estiment que même le nombre proche de 4 millions de morts qui vient des sources britanniques est inférieur à la réalité.
Par ailleurs, les débuts du supplice du Bengale sous l’occupation britannique ne date guère de 1943. Déjà en 1770, lors d’une sécheresse qui a tué environ un tiers de la population du Bengale - près de 10 millions de personnes - la Compagnie britannique des Indes orientales, qui a occupé le pays pendant cinq ans, n’a jamais envisagé de prendre la moindre mesure pour contrer la tragédie qui s’est déroulée sous ses yeux. Bien au contraire : pendant cette famine qui fait partie des plus importantes dans l’histoire de l’humanité, les fonctionnaires britanniques coloniaux sur place faisaient des rapports de bonheur et de satisfaction à leurs supérieurs à Londres sur l’augmentation de leurs revenus financiers grâce au commerce et à l’exportation de produits alimentaires depuis le Bengale.
Un grand nombre de crimes contre l’humanité perpétrés pas la couronne britannique à travers l’histoire ne sont pas comptabilisés sur ses pages qui ne recensent qu’une partie de ces derniers et qui n’ont eu lieu qu’avant la fin de la seconde guerre mondiale.
Il faut bien plus de pages pour décrire toutes les atrocités, y compris celles dès 1946 et à ce jour, commises par Londres vis-à-vis de tant de peuples sous le mode opératoire et la devise principale « diviser pour régner et tirer les profits », dont la dernière en date est sa participation directe et majore dans la mise en place des éléments menant au déclenchement inévitable de la guerre sur le territoire de l’Ukraine et à la pérennisation du conflit qui a déjà causé plus d’un million de morts, de mutilés et de blessés parmi les deux peuples-frères pour la plus grande satisfaction et profit des tireurs de ficelles anglo-saxons qui agissent en bande organisée de pyromanes mettant le monde à feu et à sang et en donnant au passage des leçons sur la paix, la démocratie, la liberté et les droits de l’homme.
Oleg Nesterenko
Président du CCIE (www.c-cie.eu)
(Ancien directeur de l’Institut International de la Reconstruction Anthropologique, ancien directeur de l’MBA)
jeudi 5 décembre 2024
IAIN SINCLAIR, explorateur en situationnisme au service de sa majesté (2011)
Dans le sillon du Journal de Samuel Pepys et des grandes œuvres mystiques de William Blake (Londres) ou Arthur Machen (L’aventure de Londres), Peter Acroyd, Stewart Home, Will Self et l’auteur de comics Alan Moore dérivent tous en même temps qu’ils écrivent, et superposent sans états d’âme passé, présent et futur dans des œuvres mêlant histoire, littérature et commentaires sur l’Angleterre contemporaine. De l’aveu de tous, leur pratique mi-sociologique, mi-occultiste n’a qu’un inventeur (Guy Debord, fondateur de la psychogéographie) et qu’un maître: le poète, romancier et essayiste Iain Sinclair.
Cet alchimiste de la langue anglaise et polémiste habitué des médias britanniques n’est pourtant pas né à Londres mais au Pays de Galles : il a déménagé deux fois dans sa jeunesse avant de s’installer en 1968 dans une maison d’Albion Drive, dans le célèbre borough de Hackney.
Partant du principe qu’on ne parcourt jamais deux fois le même chemin mais qu’on s’abreuve toujours à la même source, Sinclair n’a plus jamais bougé et fait tous ses voyages sans quitter sa ville, voire son quartier : « Mon rêve ultime est de pouvoir trouver tout et tout le monde dans un rayon de 400 mètres autour de chez moi ». Car Londres est une « ville de tours mais aussi de fondations très profondes, faites d’ossements animaux, d’artefacts, de victimes de la peste, de pièces de monnaie égarées et de pipes en terre brisées »: depuis le poème Lud Heat (1975), Sinclair se consacre presque exclusivement à la mégapole britannique et a publié plus de dix livres sur le sujet.
Sans chauvinisme mais avec une dévotion confinant à la possession, le Britannique n’a de cesse de sillonner ses rues comme on lit un texte hermétique, de fouiller les signes cachés à chacun de ses coins de rue comme on déploierait un mille-feuilles produit par 3000 ans de sédimentation. Influencé par William Burroughs et Thomas De Quincey autant que par le cinéma (il est de son propre aveu un cinéaste raté), Sinclair y a excavé plusieurs théories importantes sur Jack l’Eventreur ou l’architecte Nicholas Hawksmoor et sa propre définition de la littérature : une vaste terra incognita s’étendant entre l’essai et la fiction, où la lecture réel s’apparente à un exorcisme, et l’art de la fiction n’est qu’un prolongement shamanique des strates les plus enfouies de notre monde : « Les livres sont des formes d’exercice de magie. J’invente les rumeurs que je me propose de mettre en lumière. Mes livres sont réalistes dans ce qu’ils projettent : ils font appel aux outils et aux techniques de la fiction pour manipuler des matériaux documentaires ».
L’un de ses livres les plus célèbres, les plus polémiques et les plus ambitieux s’appelle London Orbital et il est né à l’aube de l’an 2000, en pleine controverse autour du Millenium Dome, ce raté très onéreux devenu symbole des excès du New Labour (pourtant à l’initiative de Michael Heseltine, vice-Premier ministre conservateur dans le cabinet de John Major). Après avoir rédigé un pamphlet terrible, Sinclair a eu l’idée de consacrer un livre entier à une autre initiative grondant à l’horizon: la M25, autoroute périphérique longue de 188km inaugurée par Margaret Thatcher en 1985, dont il a parcouru à pieds tous ses lieux et non-lieux limitrophes, toujours en bonne compagnie (le cinéaste Chris Petit, l’ex KLF Bill Drummond, le peintre Renchi Bicknell). Oeuvre serpentine et indescriptible, ce document fictif est à la fois une expérience littéraire toxique et une somme de savoir colossale. Fidèle à son credo psychogéographique de dérive et de rêve éveillé, Sinclair a écrit son livre au fur et à mesure des longs mois d’errance, « vandalisant les énergies endormies par l’acte de production de signes ambulants », en quête paradoxale de… son sujet. Car le psychogéographe est comme l’alchimiste, il s’intéresse moins au résultat qu’au temps qu’il consacre au processus, à la discipline de la répétition. Loin des clichés du promeneur romantique, notre nostalgique acharné fait acte de témoignage sur une Londres en voie de disparition et oeuvre de résistance contre la « magie noire du haut-capitalisme » qui la défigure. Edité en français ces jours par les éditions Inculte, London Orbital est finalement un livre terriblement contemporain, qui dépasse largement le contexte de Londres: « Le flâneur born-again est une créature rebelle, moins intéressée par les structures, les textures et les conversations philosophiques que par le fait de pouvoir tout remarquer ». On n’attend désormais plus qu’une chose : que Sinclair déménage à Paris pour, enfin, nous la faire voir autrement et, peut-être, l’aimer de nouveau.
mercredi 6 novembre 2024
Histoire africaine (URSS, 1963)
African story USSR cartoon of 1963 based on the parable of Jomo Kenyatta about the struggle of the peoples of Africa against the colonialists.
vendredi 18 octobre 2024
Sobre la persistencia de tópicos en la guerra civil. Réplica a Chris Bambery
En la entrada anterior se publicó una reseña –traducción de la publicada en Counterfire–sobre el libro de Paul Preston ‘Perfidious Albion’ – Britain and the Spanish Civil War [Pérfida Albión: Gran Bretaña y la Guerra Civil Española], que ha suscitado un pequeño intercambio de correos entre los participantes de Debat polític i social, el grupo de discusión mediante mensajería impulsado en su origen por Espai Marx. Reproducimos a continuación, ligeramente editado, el correo en respuesta a esta reseña del historiador José Luis Martín Ramos.
José Luis Martín Ramos
Universitat Autónoma de Barcelona
Parece mentira, pero es así: a estas alturas todavía domina en determinada literatura, más política que historiográfica, un relato de la Guerra civil acuñado en los años cincuenta −los de la Guerra fría, el hecho no es casual− sobre todo a partir de la obra de Bolloten, con toques posteriores de Broué. Para esa literatura no ha existido el trabajo de una ya larga lista de historiadores, fundamentalmente españoles, que ha mejorado muy mucho nuestro conocimiento (últimamente los trabajos de Viñas, Alía Miranda, Moradiellos, Bahamonde, Hernández Sánchez… o los míos sobre Cataluña y el Frente Popular). Debe de ser una mezcla de pereza intelectual y soberbia ideológica. El texto es algo largo, lo advierto.
Empecemos con la sublevación y su derrota. Se inicia el 17 de julio en África y, de acuerdo con el plan de Mola, va extendiéndose por las guarniciones de la Península. En África se impone sin problemas −por eso es allí a donde vuela Franco−, pero no en la Península, donde se enfrenta a una reacción convergente y a veces combinada del movimiento obrero y de fuerzas del orden (guardia civil y guardia de asalto). Allí donde solo intervienen los trabajadores la oposición al golpe es masacrada (ejemplos: Granada, Cáceres, ciudades de Galicia…), mientras que donde se unieron ambas fuerzas la sublevación fue derrotada (Madrid, Barcelona, Bilbao…). En Valencia, la situación no se aclaró hasta después del desenlace de los enfrentamientos en Barcelona, cuando los mandos de la guarnición acataron al gobierno de la República. El mito de la derrota de los militares por los obreros es falso; eso está bien reflejado en las fotos de Centellas, con obreros, policías y guardias civiles luchando codo a codo, o en el episodio del desfile de la guardia civil por Vía Layetana rumbo a Plaza Urquinaona, que es cuando se dio por derrotada la sublevación en Barcelona.
La sublevación solo se impuso parcialmente en la Península y, a excepción de Sevilla y Zaragoza, no lo hizo en ninguna capital importante; triunfó en la España rural, así los sublevados no pasarían hambre, pero no consiguieron el control de la industria, con lo que a medio plazo su superioridad en equipo −el de la Legión y los Regulares− estaba destinada a extinguirse. Durante algunos días hubo una situación de incertidumbre, con el fracaso del intento de asalto a Madrid por parte de Mola, hasta que el apoyo de Mussolini y Hitler proporcionó a Franco la cobertura aérea y marítima y los medios (aviones de transporte de tropas, barcos) para trasladar el ejército de África al Sur de la Península, con lo que un golpe a punto de fracasar se convirtió en guerra civil (algo previsto por Mola, lo de la guerra civil). No se impuso, pero si desestabilizó de manera importante al Estado republicano, que perdió el control parcial o total en algunos territorios: total en Asturias, donde las instituciones republicanas se desvanecieron, y en Vizcaya por el comportamiento «soberanista» del PNV; parcial con un grado diverso de afectación en el resto del territorio republicano. Esa pérdida de control produjo situaciones de conflicto entre una parte del movimiento obrero (CNT y POUM) y las instituciones republicanas.
¿Esa pérdida de control fue una revolución o el inicio de una revolución? El relato tradicional anarquista, trotskista o «poumista» afirma que así fue. Broué lo identificó como una situación de doble poder, haciendo el parangón con la Rusia de 1917. Hay que examinarlo en concreto: en Vizcaya, desde luego, no hubo ninguna revolución; en Madrid tampoco, ni siquiera se produjeron colectivizaciones importantes de las pocas industrias de la capital; en el País Valenciano la situación de incertidumbre se alargó un poco más, y donde la CNT impuso su proyecto de revolución fue únicamente en la provincia de Castellón. ¿Qué pasó en Cataluña? En Cataluña en la noche del 21 la CNT debatió en Barcelona, en asamblea regional improvisada, qué había de hacerse. Durante los combates las organizaciones obreras se adueñaron de las armas y municiones existentes en el Cuartel del Bruc y en los cuarteles de Sant Andreu; Companys, prudentemente, decidió no evitar esa incautación, lo que habría obligado a un enfrentamiento a tiros entre los trabajadores armados y la guardia de asalto y guardia civil, un enfrentamiento sobre el que no tenía garantías de imponerse, y tampoco quería Companys enfrentarse con las organizaciones obreras. Decidió negociar con ellas.
La CNT discutió y rechazó la propuesta de Garcia Oliver de «ir a por todas», es decir, proclamar la revolución social (García Oliver se quedó solo: no lo apoyó Durruti, ni Abad de Santillán, y solo Escorza hizo un comentario críptico que fue en apoyo de García Oliver). La CNT descartó desencadenar la revolución social y acordó pactar con la Generalitat, con Companys, no una dualidad de poder sino una división de funciones en el marco de una nueva correlación en el ejercicio del poder: un Comité Central de Milicias Antifascistas (CCMA), integrado por CNT, FAI, UGT, PSUC (se constituyó el 22-23), POUM, ERC y AC (solo quedó fuera Unió Democrática), asumiría la formación de las columnas de milicias −en las que se integrarían oficiales leales− para dirigirse a tomar Zaragoza y organizar patrullas de vigilancia en Barcelona y resto de ciudades y pueblos; es decir, asumiría la función militar y el Gobierno de la Generalitat mantendría la función de la administración civil, con un detalle importante, la Banca controlada por la UGT quedaría al servicio del Gobierno de la Generalitat y no del CCMA.

Con el control de la calle se produjo también la ocupación de las grandes fábricas y almacenes de venta y de algunos talleres medianos, y la formación de comités de control obrero en el sector industrial y comercial: fue el proceso de «colectivización», que en realidad fue un proceso de incautación por parte de los sindicatos. Esa dualidad de funciones estuvo afectada por los conflictos de poder derivados de la nueva correlación política y sindical, dada la concentración en las dos grandes centrales de toda la representación sindical, a excepción del campo, donde la Unió de Rabassaires siguió siendo mayoritaria.
El verano de 1936 resultó muy agitado en la retaguardia y muy negativo en el frente. Las milicias que sustituyeron necesariamente a un ejército descompuesto por la sublevación no fueron capaces de romper el frente de Aragón ni marchar sobre Zaragoza; se produjo entonces una situación que resultó absolutamente contraproducente para el desarrollo de la guerra: el frente se fragmentó en áreas dominadas por milicias partidistas, sin mando unificado, renunciando de hecho a atacar y centrándose en mantener la línea alejada de Cataluña. El CCMA nunca se impuso como autoridad central real, su autoridad no fue más allá del Barcelonés y territorios cercanos, gestionando los salarios de las empresas colectivizadas, la compra de armas y municiones para las milicias… La confirmación de que sería una guerra larga llevó a poner fin a la dualidad de funciones y a la formación en septiembre de un gobierno de unidad en Cataluña con un programa básico pactado entre CNT-FAI y UGT-PSUC , que incluía los modos y límites de la colectivización, la reorganización de la seguridad interior, la formación de un ejército que sustituiría a las milicias de partido, el reconocimiento de una sola administración y un solo gobierno, con gobiernos locales compartidos por las fuerzas del gobierno de unidad.
Poco antes se había constituido también un gobierno de unidad de la República, presidido por Largo Caballero, con un programa semejante; gobierno que se trasladó a Valencia ante el peligro de la caída de Madrid en poder de Franco. En noviembre la CNT se incorporó al gobierno de Largo Caballero para gran escándalo de los anarquistas “puros”, cono Emma Golden. Las milicias no paraban de retroceder ante la Legión y los Regulares, y desde Talavera de la Reina hubo un retroceso en desbandada.
Con el control de la calle se produjo también la ocupación de las grandes fábricas y almacenes de venta y de algunos talleres medianos, y la formación de comités de control obrero en el sector industrial y comercial: fue el proceso de «colectivización», que en realidad fue un proceso de incautación por parte de los sindicatos. Esa dualidad de funciones estuvo afectada por los conflictos de poder derivados de la nueva correlación política y sindical, dada la concentración en las dos grandes centrales de toda la representación sindical, a excepción del campo, donde la Unió de Rabassaires siguió siendo mayoritaria.
El verano de 1936 resultó muy agitado en la retaguardia y muy negativo en el frente. Las milicias que sustituyeron necesariamente a un ejército descompuesto por la sublevación no fueron capaces de romper el frente de Aragón ni marchar sobre Zaragoza; se produjo entonces una situación que resultó absolutamente contraproducente para el desarrollo de la guerra: el frente se fragmentó en áreas dominadas por milicias partidistas, sin mando unificado, renunciando de hecho a atacar y centrándose en mantener la línea alejada de Cataluña. El CCMA nunca se impuso como autoridad central real, su autoridad no fue más allá del Barcelonés y territorios cercanos, gestionando los salarios de las empresas colectivizadas, la compra de armas y municiones para las milicias… La confirmación de que sería una guerra larga llevó a poner fin a la dualidad de funciones y a la formación en septiembre de un gobierno de unidad en Cataluña con un programa básico pactado entre CNT-FAI y UGT-PSUC , que incluía los modos y límites de la colectivización, la reorganización de la seguridad interior, la formación de un ejército que sustituiría a las milicias de partido, el reconocimiento de una sola administración y un solo gobierno, con gobiernos locales compartidos por las fuerzas del gobierno de unidad.
Poco antes se había constituido también un gobierno de unidad de la República, presidido por Largo Caballero, con un programa semejante; gobierno que se trasladó a Valencia ante el peligro de la caída de Madrid en poder de Franco. En noviembre la CNT se incorporó al gobierno de Largo Caballero para gran escándalo de los anarquistas “puros”, cono Emma Golden. Las milicias no paraban de retroceder ante la Legión y los Regulares, y desde Talavera de la Reina hubo un retroceso en desbandada.
Con el control de la calle se produjo también la ocupación de las grandes fábricas y almacenes de venta y de algunos talleres medianos, y la formación de comités de control obrero en el sector industrial y comercial: fue el proceso de «colectivización», que en realidad fue un proceso de incautación por parte de los sindicatos. Esa dualidad de funciones estuvo afectada por los conflictos de poder derivados de la nueva correlación política y sindical, dada la concentración en las dos grandes centrales de toda la representación sindical, a excepción del campo, donde la Unió de Rabassaires siguió siendo mayoritaria.
El verano de 1936 resultó muy agitado en la retaguardia y muy negativo en el frente. Las milicias que sustituyeron necesariamente a un ejército descompuesto por la sublevación no fueron capaces de romper el frente de Aragón ni marchar sobre Zaragoza; se produjo entonces una situación que resultó absolutamente contraproducente para el desarrollo de la guerra: el frente se fragmentó en áreas dominadas por milicias partidistas, sin mando unificado, renunciando de hecho a atacar y centrándose en mantener la línea alejada de Cataluña. El CCMA nunca se impuso como autoridad central real, su autoridad no fue más allá del Barcelonés y territorios cercanos, gestionando los salarios de las empresas colectivizadas, la compra de armas y municiones para las milicias… La confirmación de que sería una guerra larga llevó a poner fin a la dualidad de funciones y a la formación en septiembre de un gobierno de unidad en Cataluña con un programa básico pactado entre CNT-FAI y UGT-PSUC , que incluía los modos y límites de la colectivización, la reorganización de la seguridad interior, la formación de un ejército que sustituiría a las milicias de partido, el reconocimiento de una sola administración y un solo gobierno, con gobiernos locales compartidos por las fuerzas del gobierno de unidad.
Poco antes se había constituido también un gobierno de unidad de la República, presidido por Largo Caballero, con un programa semejante; gobierno que se trasladó a Valencia ante el peligro de la caída de Madrid en poder de Franco. En noviembre la CNT se incorporó al gobierno de Largo Caballero para gran escándalo de los anarquistas “puros”, cono Emma Golden. Las milicias no paraban de retroceder ante la Legión y los Regulares, y desde Talavera de la Reina hubo un retroceso en desbandada.
En octubre podría haber caído Madrid y con ello se habría precipitado la derrota de la República. No se produjo gracias a la formación de los gobiernos de unidad y el paso de las milicias de partido o sindicato al Ejército Popular de la República. Y gracias también a que por fin la República consiguió ayuda militar exterior, la de la URSS. No es cierto que Stalin dudara en apoyar a la República, lo hizo política y económicamente, con exportaciones de grano y subsistencias; tardó más en hacerlo con tanques, aviones y armas pesadas de combate, a la espera de que Alemania e Italia cesaran la intervención y la Francia del Frente Popular vendiera a la República las armas que esta le pedía. El problema de la URSS era que se cumpliera el sueño húmedo de la derecha británica −no solo de los escasos fascistas de Mosley, sino de la mayoría del Partido Conservador−, el apaciguamiento de Hitler en Europa Occidental mediante el ataque de Alemania a la URSS. Finalmente, ante el peligro inminente de caída de la República y la confirmación de la inacción francesa, Stalin envió los tanques y los aviones que equilibraron la batalla de Madrid y la cronificaron hasta el fin de la guerra. Por cierto, todas las ayudas, tanto las de Alemania e Italia como la soviética fueron remuneradas; la República nunca lo quiso de otra manera y Hitler y Mussolini tampoco lo quisieron. Así, las reservas de oro del Banco de España se destinaron a pagar los suministros y procurando mantenerlas a salvo de una caída de Madrid o de Valencia. Y no solo se transfirieron reservas de oro a Moscú, también se envió una cantidad importante al Sur de Francia, que, como se temía, al final de la guerra fue a parar a manos de Franco.
Resumiendo lo dicho: no hubo revolución, sí descontrol, periodo de incertidumbre y confusión y finalmente, a partir del otoño, implementación de un programa frentepopulista radicalizado con toques de economía de guerra y organización de guerra para una contienda larga.
Vuelvo a Cataluña, para llegar a los hechos de mayo. El programa pactado en octubre solo se cumplió parcialmente. La CNT y el POUM bloquearon la militarización de las milicias y la CNT en particular impidió la llamada a quintas. Un hecho complejo que ahora no puedo explicar sin caer en esquematismos; en esencia la CNT consideraba que para desarrollar una guerra defensiva bastaba con las milicias y, por otra parte, la gente se resistía a ser llamada al frente, ya fuera mediante leva o mediante nuevas campañas de captación de voluntarios, que fueron un fracaso después del verano, cuando se desvaneció la ilusión de una rápida victoria sobre el fascismo. El retorno de héroes del frente se convirtió en retorno de muertos; la fiesta de la redistribución de julio y agosto en la escasez de subsistencias.
La reorganización de la seguridad interior no se produjo por la oposición de las patrullas de control de la CNT, el POUM y buena parte de los patrulleros de ERC y ACR. Se deterioró la situación en el campo por el conflicto provocado por las colectivizaciones forzosas, rechazadas por rabasaires, arrendatarios y pequeños campesinos. Conflictos duros en las comarcas del Ebro que culminaron en los incidentes de La Fatarella a finales de enero de 1937 y otros menos conocidos en Centelles, cerca de Vic, en marzo.
Se enconó la pugna entre una CNT que seguía siendo ligeramente mayoritaria, pero de ninguna manera hegemónica, y la UGT que tendía a equilibrar efectivos con CNT, pero siempre por debajo de ella, sobre todo en el sector de la producción y distribución de subsistencias.
La prolongación de la guerra avivó los debates en el seno de unos gobiernos de unidad cada vez más divididos. En Cataluña eso desembocó en diciembre en una remodelación del gobierno que supuso la exclusión del POUM, chivo expiatorio por los incumplimientos de los acuerdos de octubre y por su constante, y pública, oposición a los mismos.
A comienzos de la primavera de 1937, con la resaca de los enfrentamientos campesinos y sindicales y la crisis del gobierno de Valencia por las discusiones sobre la política militar y el hundimiento del frente asturiano, la tensión política en Cataluña se disparó, polarizada entre CNT-FAI y UGT y PSUC. En el campo anarquista se formó una fronda de protesta, integrada por quienes rechazaban participar en los gobiernos de la Generalitat y de la República, los sindicatos de la administración y el transporte y las patrullas de control que se negaban a disolverse en un nuevo Cuerpo Único de Seguridad Interior; también intervenían los comités de barrio anarquistas, formados a partir de julio de 1936, que competían con los principales sindicatos de la CNT (textil, metal, construcción) por el control de las armas y la supremacía en la organización. Agustí Guillamón sostiene que el líder intelectual de esta red de barrios era Escorza.
Cuando los que discuten van armados es posible que la discusión acabe a tiros. En los últimos días se precipitó la situación. Primero fue el asesinato de Roldán Cortada, cuadro dirigente del PSUC, por u control anarquista de carreteras, el 25 de abril; dos días más tarde, el asalto de fuerzas de orden público a Puigcerdá para recuperar el puesto fronterizo de manos de un comité anarquista encabezado por Antonio Martín, muerto en el tiroteo. Y la espiral de acción/reacción no se detuvo; las fuerzas de orden de la Generalitat hicieron una redada en L’Hospitalet en busca de los asesinos de Cortada, con resistencias y tiroteos esporádicos.
En esa situación se produjo el incidente de la interferencia de la conversación telefónica entre Azaña y Companys por el comité anarquista que controlaba el edificio central de Telefónica en Barcelona. Era grave y ponía de manifiesto el riesgo de ese control en la situación de guerra. Tarradellas, «primer Conseller», es decir, jefe del gobierno de unidad, decidió lavarse las manos, para no crear un enfrentamiento con los anarquistas y dejó en manos del Conseller de Interior, Artemi Aiguader, de ERC, el manejo del asunto. Aiguader envió al Director General de Seguridad, Rodríguez Salas, del PSUC, al frente de una patrulla de guardias de asalto para tomar el control de la Central Telefónica en nombre del Govern de la Generalitat; los anarquistas se opusieron y entonces se desencadeno una rebelión general de grupos anarquistas, que no exactamente de la CNT-FAI. No hubo «provocación estalinista», sí hubo una situación de tensión ante la que Tarradellas se puso de lado, división interna en la CNT-FAI, y en el desencadenante final imprudencia del comité anarquista de Telefónica –como poco– en la interceptación de la conversación Azaña-Companys. Y finalmente hubo rebelión anarquista, es decir, de determinados grupos y segmentos anarquistas.
Ante eso el POUM se echó al monte no solo sumándose a la rebelión, sino pretendiendo «orientarla políticamente» proponiendo al Comité Regional de la CNT tomar el poder en Cataluña; lo que el CR de la CNT rechazó, aunque quiso aprovechar la situación para presionar por un cambio en el Govern con aumento de la presencia anarquista o un gobierno sindical exclusivo.
La rebelión desbordó a la Generalitat. Companys pidió ayuda de fuerza de orden al Gobierno de la República. Largo Caballero vaciló, por motivos semejantes a los de Tarradellas –no enfrentarse a los anarquistas– y decidió probar una mediación enviando a Barcelona a sus ministros anarquistas: García Oliver y Federica Montseny; fue en balde, los grupos en rebelión no les hicieron caso. Se perdieron tiempo y vidas y finalmente se tuvo que enviar a fuerzas de orden público del Gobierno de la República, con lo que acabó la rebelión.
El episodio tuvo muchas consecuencias (muertos y heridos aparte). La intervención del gobierno de la República significó que el control del orden público en Cataluña pasaba temporalmente a dicho gobierno, de acuerdo con el estatuto. Y, con ello, la intervención del fiscal de la República que abrió diversos expedientes individuales y uno colectivo contra el POUM; no lo hizo contra CNT-FAI porque estas como tales no impulsaron la rebelión… y porque eso habría significado una grave crisis política general en la República. Pagó los platos rotos la dirección del POUM, porque ella sí se comprometió públicamente con la rebelión y llamó desde ella a un cambio de poder en Cataluña por la fuerza.
La vacilación de Largo Caballero se sumó a las disensiones que se venían arrastrando en el Gobierno de la República y en el PSOE-UGT y Azaña, que padeció los hechos de mayo en su residencia del Parque de la Ciudadela en Barcelona, le retiró la confianza a Largo Caballero (léase la Constitución de la República). De las negociaciones salió el encargo de formar nuevo gobierno a Negrín, del ala centrista del PSOE (no de la derecha, que era la de Besteiro) y este quiso formar nuevo gobierno con las mismas formaciones, incluso con Largo Caballero en él. Largo lo rechazó –o jefe de gobierno o nada– y ante ello la UGT, dividida, se abstuvo y la CNT hizo lo mismo. El nuevo gobierno no significó ningún giro derechista y en 1938 los sindicatos volvieron a ingresar en él. En Cataluña también se formó un nuevo gobierno, pero la CNT-FAI, asimismo dividida, no quiso participar y cuando en la segunda mitad de 1938 quiso reintegrarse la oposición del PSUC y de Companys lo impidió. Tampoco hubo giro derechista en Cataluña; es más, el PSUC rechazó la propuesta de ERC de dar marcha atrás en las colectivizaciones e impulsó una nueva ley agraria y una ley de municipalización de la vivienda, cuya ejecución torpedeó Tarradellas.
La guerra siguió y la economía y la política de guerra se endureció. Entre mayo de 1937 y marzo de 1939 pasó mucho tiempo y pasaron muchas cosas; pero el publicismo al que responde la interpretación de ese artículo obvia ese tiempo, porque siente que el protagonismo ya no corresponde al POUM, a la disidencia anarquista y a la revolución que se han inventado.
Algunas apostillas concretas, por orden de exposición en el texto:
- el envío de armas soviéticas –no rusas– «nunca llegaron a la escala de lo que Hitler y Mussolini proporcionaron a Franco»; lo sugieren como demérito de la URSS pasando por encima la potencia militar e industrial de unos y otros. En ese tiempo la URSS no podía competir con Alemania y con Italia por separado, y menos si se sumaban. Por otra parte los envíos soviéticos tuvieron que enfrentarse al bloqueo del Mediterráneo por franceses, británicos e italianos, que los dificultaban; se tuvo que inventar una nueva ruta desde el Báltico hasta la costa atlántica francesa, con aviones y armas pesadas por piezas, que entraban en España a través de Portbou, por tren, cuando el gobierno francés hacía la vista gorda. Finalmente en 1938 la URSS tuvo que hacer frente a una pequeña guerra en la frontera chino-siberiana, que Stalin temió que pudiera ser el inicio de una intervención extranjera; toda la disposición de armamento se dejó inmovilizada; cuando se conjuró el peligro se reanudaron los envíos, por la ruta del Báltico porque la del Mediterráneo estaba cerrada; ya no llegaron a tiempo, la traición de Casado, Miaja, Besteiro y Cipriano Mera, es decir, de una parte del mando profesional del ejército republicano, el ala derecha del PSOE y la CNT de la región Centro, impidió mantener la resistencia en espera de la llegada de los nuevos envíos.
- afirma que Helen Graham dice: «la política de Negrín era consolidar una economía liberal de mercado y un sistema de gobierno parlamentario»; es por cierto la única referencia historiográfica que se considera, después de que se haya publicado una biografía de Negrín (Moradiellos), la trilogía de Viñas, etc. etc. Pues bien, eso que dice HG es entre inexacto o falso –según la dureza de la crítica que se le quiera hacer–; el objetivo de Negrín era defender la República democrática, constituida en 1931, que era el denominador común de republicanos y antifascistas; era una República parlamentaria, que no se planteaba el cambio de sistema económico, pero admitía formas de regulación del mercado en función del interés social; en defensa de ese denominador común y contra el aventurerismo de quienes pretendían romper el eje republicano-antifascista por cualquiera de sus partes, Negrín consideró que las transformaciones sociales que habrían de producirse solo se podían impulsar tras la victoria, no obstante aceptó la permanencia de las leyes de colectivización o las leyes agrarias decretadas en Cataluña y discutirlas, en cualquier caso, también después del fin de la guerra.
- en la batalla de Teruel (febrero de 1938) no se separó Cataluña del resto de la España republicana; eso no ocurrió, por tierra, hasta la toma de Vinarós, en abril; el autor no tiene siquiera la más mínima noción de geografía española. La batalla del Ebro tenía una razón y un objetivo político que era razonable: presionar a Francia y también a Gran Bretaña –en este caso hasta donde fuera posible– para que pasaran a dar apoyo activo a la República ante la eclosión de la crisis de los Sudetes y la ofensiva expansionista de Hitler. No se alcanzó el objetivo por culpa de la traición de Chamberlain-Daladier. Desde luego, el esfuerzo que se tuvo que hacer fue grande y no se pudieron compensar las pérdidas con el giro político perseguido; pero enfocar la cuestión desde la queja nacionalista –del nacionalismo catalán en este caso– de dejar a Cataluña desprovista de medios militares para impedir su conquista es una manera muy sui generis de analizar la Guerra civil.
- el rechazo de las ofertas marroquíes es otro de los tópicos. Para empezar, el autor lo sitúa en el contexto de su crítica a Negrín, pero nada tiene que ver con Negrín, fue una cuestión suscitada en 1936 en los primeros meses de la guerra. Y una cuestión exagerada, porque todo sirve al parecer para criticar a Negrín y los malvados comunistas; la fiabilidad de los «nacionalistas» marroquíes era reducida y en efecto la oferta se producía en un momento en que todavía se esperaba un posicionamiento positivo por parte de Francia. Por otra parte el tópico da por hecho que tal rebelión se habría producido con éxito y no habría sido aplastada por el ejército francés y el ejército de Franco, que hubieran compartido un objetivo común.
- lo de la guerra de guerrillas es una tontería absoluta. Pretender que en la Guerra civil se podía sustituir el enfrentamiento convencional por la guerra de guerrillas es de una ignorancia supina. Decir que no hubo ningún decreto sobre la tierra a los jornaleros de la España del Sur supuestamente para conseguir que se levantaran contra el ejército sublevado, un despropósito absoluto. Por otra parte, la República sí había legislado sobre la tierra y en la guerra civil se aplicó esa legislación con intensidad (reforma agraria); también se legisló en Cataluña, a favor de rabassaires, arrendatarios y pequeños campesinos.
- que el juicio contra el POUM fue una reedición española de los Juicios de Moscú es mentira y una infamia absoluta, por mucho que lo hayan dicho y escrito Gorkin y otros. El juicio de la dirección del POUM fue un juicio con garantías y ahí están las sentencias para refrendarlo; los documentos falsos sobre el colaboracionismo del POUM con el fascismo no fueron tomados en cuenta por el tribunal. Mejor se haría reconociendo que en mayo de 1937 el POUM, como partido, violó la legalidad republicana mediante una acción armada en tiempos de guerra. La reacción republicana no estuvo carente de sentido, ni fue arbitraria. Y finalmente el propio gobierno republicano de Negrín puso en libertad a los condenados –todos ellos con penas de cárcel– en el momento de la retirada de Cataluña. Lo de Nin fue otra cosa, y ciertamente fue una intervención extemporánea y criminal de la NKVD, o más precisamente de Orlov. Es mentira que Negrín no hiciese nada, por el contrario intentó averiguar lo que pasaba junto con Zugazagoitia, pero no lo consiguió; la reacción de Negrín fue reorganizar los servicios de información republicanos e impulsar el SIM, dirigido por socialistas, y alejar a los agentes soviéticos del sistema de información republicano.
PD.: Obviamente no había colusión del POUM con el fascismo y los hechos de mayo no fueron un levantamiento fascista, como la propaganda comunista de la época sostuvo. Pero sí había en Cataluña una «quinta columna» y alguien pudo tener intención de pescar en río revuelto. Franco dijo que había tenido agentes en los sucesos; no necesariamente fue una provocación o una baladronada, entre los heridos en Barcelona La Vanguardia cita a un tal Trillo-Figueroa, tío de Federico Trillo-Figueroa, miembro activo del régimen como toda su familia en la postguerra. Cuando lo intenté no pude acceder a archivos del Servicio de Información franquista, y ya no le seguí la pista, pero lo cito siempre que puedo, a ver si alguien se anima.
- Final. Eso de que el desenlace de los hechos de mayo fue una de las razones por las que Barcelona cayó sin lucha es otra infamia, pero también es una cierta confesión de parte, puede ser que inconsciente. Entre mayo del 37 y enero del 39 pasaron muchas otras cosas que explican el desenlace de la decisión de abandonar Barcelona sin lucha, sin pretender repetir en la capital catalana el «No pasarán». Explicarlo sería explicar todos esos meses de guerra: el cansancio de la guerra, el hambre, la constatación de la superioridad franquista en equipo, las maniobras de una parte de los republicanos (empezando por Azaña) y sobre todo de los nacionalistas catalanes (ERC, Tarradellas) para poner fin a la resistencia y pretender una paz «negociada» con Franco –eso sí que causó desafección y desmoralización de combate en buena parte de la población barcelonesa– y, finalmente, el desgaste sufrido en el combate de la batalla del Ebro, que obligaba a retirarse para reagrupar fuerzas y no a plantarse para entablar una nueva batalla que podría ser la derrota definitiva. La confesión de parte: sí hubo una parte de la militancia anarquista que empezó a considerar que aquella guerra no iba con ellos; fue una consideración miope, como la de Besteiro, como la de Cipriano Mera; para otros también hubo algo de oportunismo, de caer en la trampa de la solidaridad rojinegra frente al comunismo como los que pasaron a aceptar e incluso a colaborar con el régimen franquista tras la derrota de la República.
Referencias:
Martín Ramos, J. L. (2015), El Frente Popular: victoria y derrota de la democracia en España. Pasado & Presente, Barcelona.
— (2018), Guerra y revolución en Cataluña. Crítica, Barcelona
Fuente: Conversación sobre la historia