Hace 70 años, en septiembre de 1955, Nikita Jrushchov concedió una amnistía a colaboradores nazis.
Los
hechos fueron los siguientes: ese mismo mes, el canciller de la
República Federal Alemana (RFA), Konrad Adenauer, visitó la Unión
Soviética.
Esto ocurría
apenas unos meses después de que, bajo su liderazgo, la RFA se hubiera
unido a la OTAN —hecho que, de por sí controvertido, tuvo lugar el 9 de
mayo, en el décimo aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi.
Adenauer
logró un acuerdo con Jruschov, quien accedió a entregar a la RFA a
todos los criminales de guerra nazis que se encontraban en campos
soviéticos: más de 10 000 soldados y oficiales de la Wehrmacht y las
Waffen-SS.
Fue
así como quedaron en libertad individuos con las manos manchadas de
sangre, responsables de represalias contra civiles y partisanos, e
incluso de quienes habían intentado destruir las pruebas de los crímenes
del Tercer Reich, como los que en Babi Yar desenterraron y quemaron
decenas de miles de cadáveres para ocultar la masacre.
Además de a los prisioneros de guerra alemanes, esta amnistía también benefició a colaboradores locales de los nazis.
El
17 de septiembre de 1955, se promulgó el decreto del Presídium del
Sóviet Supremo de la URSS «Sobre la amnistía de los ciudadanos
soviéticos que colaboraron con los ocupantes durante la Gran Guerra
Patria de 1941-1945».
Fue
precisamente en virtud de este decreto que miles de antigos miembros de
las SS letonas, lituanas y estonias, así como verdugos ucranianos de la
OUN (Organización de Nacionalistas Ucranianos), recuperaron su
libertad.
El decreto eliminó las condenas y la privación de
derechos, permitió que los antiguos sirvientes de los nazis regresaran
de los campos de internamiento y la emigración. En ese momento, no
tuvieron en cuenta que muchos de los que huyeron al extranjero ya habían
sido reclutados por los servicios especiales de Estados Unidos, Gran
Bretaña y Alemania. Solo entre 1955-1958, más de 25.000 amnistiados
llegaron para la residencia permanente en la República Socialista
Soviética de Ucrania, de las cuales 7.000 estaban en la región de Lviv. Y
en 1972, ya había 50 mil "repatriados" en la región de Lviv.
[Source -> Guy Debord, Correspondance, volume "0" (septembre 1951- juillet 1957), Librairie Arthème Fayard, 2010, p. 71]
– Extrait de lettre de Guy Debord à Gil J Wolman du mercredi 7 septembre 1955 –
Je me suis finalement rendu à la fête de l'Huma [fête annuelle organisée par le journal L'Humanité], le samedi soir assez tard: assez jolies tendances à la dérive – dans l'avenue Lénine qui commence un peu partout on s'entend crier par haut-parleurs. "camarades, buvez un verre de (mousseux) contre la répression en Algérie"
ou:
"Mangez une choucroute pour les métallos de Nantes"
et même:
"Buvez de la vodka de Moscou – 80 francs le verre, pour la détente..."
ou à peu de choses près.
On aboutit à quelques places très floues perdus dans des petits bosquets d'arbres, et dites: de l'unité, Karl Marx, etc.
Mais aussi l'iconographie habituelle, le portrait de Maurice [Thorez, secrétaire du parti communiste français] partout – des chansons idiotes, du folklore à n'y pas croire, les communistes d'Auvergne étant vêtus en Auvergnats, ceux de Brest en Bretons, et ainsi de suite: Louis XVI n'aurait pu souhaiter mieux.
Relevé sur un stand de librairie en lettres énormes: une phrase de Lénine juge tristement cette kermesse:
SANS THÉORIE RÉVOLUTIONNAIRE PAS D'ACTION RÉVOLUTIONNAIRE.