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mardi 13 mai 2025

Port de Lattaquié : les terroristes syriens signent un accord stratégique avec la France

 

 

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Le terroriste d'Ahmad al-Sharaa récompense la compagnie maritime française CMA CGM en lui accordant le contrôle du principal port du pays, dans une démonstration de continuité avec la logique coloniale. Les rapports faisant état de massacres sectaires et de crimes multiples sur la côte syrienne ne constituent pas un obstacle à la cupidité européenne.

Le 1er mai, le régime de facto en Syrie a signé un contrat de concession de 30 ans avec la multinationale française CMA CGM pour l'exploitation, l'extension et la modernisation du port de Lattaquié, principal point d'accès maritime du pays. L'accord a été signé en présence du "président par intérim" autoproclamé Ahmad al-Sharaa au palais présidentiel de Damas, alors que la province dont la ville portuaire est la capitale continue d'être le théâtre de massacres et de graves violations des droits humains.

Selon les médias officiels syriens, l'entreprise française investira 30 millions d'euros la première année et 200 millions d'euros supplémentaires les trois années suivantes, dans le but de construire un nouveau quai et d'adapter l'infrastructure aux normes internationales. Le contrat stipule que les revenus seront partagés à 60% entre le gouvernement syrien et à 40% entre CMA CGM, bien que ce pourcentage puisse changer en fonction du volume de fret.

« Nous nous engageons à moderniser le port, à l'agrandir et à approfondir son bassin », a déclaré Joseph Dakak, directeur régional de la compagnie maritime, sans évoquer le contexte de répression et de violence généralisées dans la zone.

La province côtière de Lattaquié a récemment été l’épicentre de crimes perpétrés par les forces du régime imposé par l’Occident en Syrie, notamment des massacres de civils de la communauté islamique alaouite. Depuis mars, plusieurs rapports ont documenté l'enlèvement et l'asservissement de jeunes par des militants de groupes salafistes liés à Ahmad al-Sharaa, anciennement connu sous le nom de leader extrémiste Abou Mohammad al-Julani et fondateur d'Al-Qaïda en Syrie.
CMA CGM gère le terminal à conteneurs de Lattaquié depuis 2009, dans le cadre d'un contrat prolongé à plusieurs reprises sous le gouvernement de Bachar al-Assad. Le renouvellement de 2025, qui dure désormais depuis trois décennies, consolide le rôle de la France dans l’exploitation des ressources syriennes tout en ignorant les atrocités commises par le nouveau régime de facto et ses alliés.

La signature du contrat entre CMA CGM et le terroriste al-Sharaa révèle bien plus qu'une simple opération portuaire : c'est la consolidation de l'opportunisme européen dans un pays dévasté par des années d'intervention étrangère. La France, qui, comme le reste de l’OTAN, a soutenu politiquement et logistiquement pendant plus d’une décennie la destruction de l’État syrien et le renversement de Bachar al-Assad, a désormais choisi de normaliser le nouvel homme fort de Damas.
Ce changement de cap de Paris, passant d’un soutien à l’opposition civile syrienne à une négociation directe avec une figure issue de l’extrémisme armé, reflète un pragmatisme économique et géopolitique qui confine à l’hypocrisie.

CMA CGM, qui opère déjà dans des ports d'Afrique et du Moyen-Orient dans des conditions douteuses, agit ici comme un bras économique de l'Etat français. Cet accord s’inscrit dans une stratégie plus large visant à étendre l’influence française en Méditerranée orientale, en concurrence avec des puissances telles que la Russie, l’Iran et la Turquie.

Source: Diario Sirio-Libanes

 

dimanche 20 avril 2025

Operación Gladio: cómo la CIA y la OTAN llevaron a cabo ataques terroristas en Italia

 FUENTE: https://nuevarevolucion.es/operacion-gladio-como-la-cia-y-la-otan-llevaron-a-cabo-ataques-terroristas-en-italia/

A pesar de que estos hechos impactantes fueron expuestos hace 30 años y afectaron a todos los gobiernos europeos de la OTAN, siguen siendo en gran medida desconocidos fuera de Italia.

Por Massimo Innamorati | 21/01/2025

En 1990, el primer ministro italiano Giulio Andreotti se vio obligado a revelar la existencia de una vasta red paramilitar clandestina que operaba en Italia desde hacía décadas bajo el mando de la OTAN . Esta red, llamada Gladio, había sido responsable de varios atentados terroristas que habían causado cientos de víctimas civiles, así como de dos intentos de golpe de Estado (1964 y 1970).

Estas revelaciones, que implicaban a muchos países europeos, entre ellos Gran Bretaña y Estados Unidos, dieron lugar a una serie de investigaciones nacionales y durante meses provocaron una tormenta política internacional que compitió con la Guerra del Golfo por conseguir atención en la prensa. Sin embargo, hoy esas revelaciones parecen haber sido borradas de la memoria histórica.

Sin duda, las lecciones políticas que se deben extraer de estos acontecimientos son la razón de su eliminación. Los acontecimientos de la Operación Gladio demostraron cómo responde la burguesía imperialista cuando siente que su dominio está amenazado, incluso si la oposición juega según las reglas de las propias instituciones de la burguesía.

Raíces de la operación

Durante la mayor parte del siglo XX, los comunistas en Italia gozaron de un apoyo masivo, siendo reconocidos como la primera línea de la resistencia partidista contra el fascismo , y el Partido Comunista Italiano (PCI) creció hasta tener más de dos millones de miembros (más que cualquier otro partido en Europa durante la mayor parte del período de posguerra), obteniendo más del 34 por ciento del voto electoral en su apogeo y desempeñando un papel clave en la vida social y cultural de la clase trabajadora.

Tras la caída del fascismo, el PCI contó también con el apoyo de miles de hombres y mujeres armados, antiguos miembros de la resistencia partisana y también de las fuerzas policiales de la nueva república. Si bien esa base podría haberse movilizado para hacer avanzar la posición de la clase obrera, el líder del PCI, Palmiro Togliatti, optó por mantener la línea de guerra de un frente único con las fuerzas democrático-burguesas, que se había establecido como parte de la lucha contra el fascismo.

Según su línea, que convertía de manera oportunista el frente único de una táctica antifascista en un principio general, el partido debía obtener el poder por medios parlamentarios burgueses y sólo entonces sus fuerzas armadas serían movilizadas defensivamente. Pero para la burguesía incluso estas condiciones eran inaceptables.

Esta fue la situación en la que el imperialismo intentó montar una ofensiva aprovechando las fuerzas más reaccionarias de la sociedad italiana: el fascismo, la mafia y la Iglesia.

Tras el desembarco aliado en Sicilia en 1943 durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos había reclutado los servicios de la mafia a través de la Operación Underworld. En 1945, el comandante fascista Príncipe Junio ​​Valerio Borghese, que había sido capturado por los partisanos y estaba a la espera de ser ejecutado, fue rescatado por la predecesora de la CIA (la OSS) y absuelto de sus crímenes de guerra.

Muchos de estos casos de colaboración permitieron a Estados Unidos establecer una red de agentes fascistas en el país que podrían emplear como fuerzas anticomunistas. Licio Gelli fue otro de los camisas negras fascistas que escapó de la justicia partidaria gracias a la protección de Estados Unidos. Más tarde, la CIA le encargó que dirigiera el ala política secreta de Gladio, una sociedad secreta conocida como Propaganda Due o P2, que fue descubierta en 1981 y que contaba con más de 900 miembros, entre los que se encontraban altos oficiales del ejército, la policía y los servicios secretos, así como industriales, políticos y jueces (uno de los miembros más conocidos fue el ex primer ministro Silvio Berlusconi).

En las elecciones de 1948, las primeras desde la caída del fascismo, compitió el Frente Democrático Popular (FDP) del PCI contra los Demócratas Cristianos (DCI), respaldados por Estados Unidos. Aunque aparentemente se le dio al pueblo la opción de elegir entre dos coaliciones, en la práctica quedó claro que la elección era entre la continuación del gobierno burgués bajo el DCI o la guerra civil, ya que la dirección del DCI dejó en claro que no concedería la victoria al PCI ni siquiera si obtenía la proporción necesaria de votos.

Tras las revelaciones de los años 90, el presidente Francesco Cossiga admitió que la DCI había creado su propia organización paramilitar, lista para entrar en acción en caso de una victoria comunista, y que él mismo estaba “armado hasta los dientes”.

La victoria del DCI en estas elecciones dudosas, caracterizadas por una tremenda injerencia norteamericana , fue seguida por una larga serie de protestas, durante las cuales más de 60 trabajadores, la mayoría de ellos comunistas, fueron asesinados por el Estado. El líder del PCI, Togliatti, sobrevivió a un intento de asesinato durante este período, pero mientras los militantes comunistas se rebelaban, Togliatti llamó a la calma.

Ya en los años 50, los “Gladiadores” (como se denominaba internamente a los agentes de Gladio) empezaron a recibir entrenamiento en Gran Bretaña y armas de los Estados Unidos. Se hicieron planes para iniciar un conflicto e incluso invadir el país si los comunistas ganaban las elecciones o se les permitía participar en algún gobierno. Se instaló una base de Gladio en Cerdeña donde los gladiadores podían recibir entrenamiento británico y estadounidense.

A medida que la organización de la clase trabajadora aumentaba y el PCI continuaba ganando mayor apoyo en las elecciones siguientes, amenazando finalmente el monopolio del DCI en los puestos del gabinete en 1963, la clase dominante dependió de sus activos de Gladio para responder con una violencia cada vez mayor, tanto de manera dirigida como indiscriminada.

Golpes de Estado, atentados y asesinato de Aldo Moro

En 1963, por primera vez en la historia de la República, la DCI tuvo que ceder puestos en el gabinete al Partido Socialista Reformista (PSI) y al PCI. Preocupada por que el líder de la DCI, Aldo Moro, estuviera haciendo demasiadas concesiones al PSI reformista, un sector de la burguesía organizó un golpe de Estado conocido como «Piano Solo», con la colaboración de la CIA, el jefe de la policía paramilitar De Lorenzo y los servicios secretos italianos, encargados de dirigir las operaciones de Gladio bajo el mando del coronel Renzo Rocca.

La primera fase del golpe consistió en atentados con bandera falsa contra las oficinas de la DCI, de los que se atribuyó la culpa a grupos comunistas. La segunda fase, en junio de 1964, comenzó bajo la apariencia de un desfile militar. Después del desfile, las tropas permanecieron en Roma con el falso pretexto de «cuestiones logísticas», preparándose para llevar a cabo el golpe. Tras una reunión entre Aldo Moro y el general De Lorenzo, el golpista, el gobierno anunció la intención del PSI de renegar de muchas de sus demandas reformistas. Esta genuflexión ante la clase dominante por parte del PSI socialdemócrata fue suficiente para calmar la situación y abortar el golpe.

A finales de los años 60, cuando la lucha de clases se intensificó, las huelgas masivas exitosas permitieron a la clase obrera italiana obligar al Estado a hacer varias concesiones, entre ellas, protección legal contra el despido por razones políticas (como la actividad sindical) y protección contra la vigilancia en el lugar de trabajo. Al mismo tiempo, los operadores de Gladio llevaron a cabo varias acciones terroristas.

Una de ellas fue la masacre de la Piazza Fontana (1969), un atentado indiscriminado contra los trabajadores agrícolas del Banco Nacional de Agricultura. En un principio se atribuyó la acción a grupos anarquistas, pero, aunque más tarde se descubrió a los autores fascistas, ninguno fue castigado. Como testificó más tarde Vincenzo Vinciguerra, miembro de la organización fascista responsable, Ordine Nuovo (Orden Nuevo):

“Había que atacar a los civiles, a la población, a las mujeres, a los niños, a gente inocente, a gente desconocida, alejada de cualquier juego político. El motivo era muy sencillo: se pretendía obligar a esa gente, a la opinión pública italiana, a dirigirse al Estado para pedir más seguridad.

“Éste fue precisamente el papel de la derecha en Italia: ponerse al servicio del Estado, que creó una estrategia llamada acertadamente “Estrategia de la tensión”, en la medida en que tuvo que hacer aceptar a la gente común que en cualquier momento durante un período de 30 años, desde 1960 hasta mediados de los años ochenta, podía declararse el estado de excepción.

“Así, la gente estaría dispuesta a cambiar parte de su libertad por la seguridad de poder caminar por la calle, viajar en tren o entrar en un banco. Ésta es la lógica política que se esconde detrás de todos los atentados. Quedan impunes porque el Estado no puede condenarse a sí mismo.” [1]

En documentos desclasificados de la P2, Renzo Rocca también afirmó: “Una acción anticomunista eficaz y global… requiere la creación de grupos activistas, grupos de jóvenes, pandillas que puedan utilizar todos los métodos, incluidos los no ortodoxos como la intimidación, las amenazas, el chantaje, las peleas callejeras, los asaltos, el sabotaje y el terrorismo”. [2]

En el frente político, la clase dominante también encargó al ex fascista y agente de la CIA Junio ​​Valerio Borghese que liderara otra operación golpista en diciembre de 1970. Bajo el nombre clave Tora Tora, varios grupos armados se reunieron en Roma y Milán con el plan de ocupar edificios gubernamentales, arrestar a figuras políticas y reprimir la resistencia en zonas obreras.

Pero el golpe fue abortado en el último momento en circunstancias misteriosas. El agente de la CIA y mafioso Tommaso Buscetta especuló más tarde que el golpe había sido detenido debido a la presencia de barcos soviéticos en el Mediterráneo. De hecho, durante las investigaciones sobre la masacre de Gladio en Piazza Fontana, se supo que el golpe había sido abortado por órdenes de los EE.UU.

Durante las investigaciones también se descubrió la complicidad de la sociedad secreta P2 y de los grandes grupos mafiosos. De los más de 100 conspiradores, todos fueron finalmente absueltos, mientras que el líder del golpe Borghese pudo huir a España, demostrando una vez más la complicidad de todas las instituciones del Estado burgués.

Tras las elecciones de 1976, el PCI y el DCI estaban empatados, obteniendo alrededor del 34% y el 38% de los votos respectivamente. Incapaz de marginar legítimamente al PCI en ese momento, el líder del DCI, Aldo Moro, se abrió a la teoría revisionista del PCI de lo que llamó el «Compromiso Histórico» (Compromesso Storico).

Esta teoría, creada por el líder del PCI Enrico Berlinguer, sostenía que la experiencia chilena del líder marxista Salvador Allende, que había sido asesinado en un golpe de estado tras su victoria electoral, demostraba la necesidad de que los comunistas impidieran una alianza entre el “centro” y la “derecha” burguesa “colaborando con fuerzas de orientación católica u otra orientación democrática”. [3]

En otras palabras, el PCI pretendía cortejar al ala “moderada” de la burguesía para impedir que se aliara con los golpistas fascistas (lo que no sabía era que todos los jefes de gobierno habían sido informados secretamente de Gladio, y más tarde incluso Bettino Craxi del supuestamente “izquierdista” PSI).

Para este propósito, el partido rompió oficialmente sus vínculos con el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), dando paso a la tendencia corrupta y traidora del eurocomunismo.

A pesar de la debilidad de esa posición antimarxista, el gobierno estadounidense seguía insistiendo ante Moro en que no se toleraría ninguna apertura hacia el PCI. No obstante, Moro decidió desafiar las directivas estadounidenses e incluir al PCI en su gobierno. Sin embargo, el 16 de marzo de 1978, Moro fue secuestrado y asesinado después de 55 días de cautiverio por el grupo guerrillero urbano comunista conocido como las Brigadas Rojas (BR).

Los BR pensaron que acorralando a la DCI podrían hacer estallar las contradicciones entre la base proletaria del PCI y su dirección oportunista. Sin embargo, el PCI se mantuvo firme junto a la DCI y al Estado al negarse a cualquier compromiso para rescatar a Moro. Cerca del momento de su ejecución, Moro, que comprendió que las instituciones del Estado no tenían intención de organizar su liberación, exigió que nadie de su propio partido, la DCI, pudiera asistir a su funeral.

Un informe oficial de 1995 afirmaba que las Brigadas Rojas habían sido convertidas en instrumentos de un complot político más amplio. En 1979, Carmine Pecorelli, periodista de investigación y miembro de la P2, fue asesinado por la mafia por su trabajo, lo que indicaba la complicidad del Estado en el caso Moro (el líder de la DCI, Andreotti, fue posteriormente juzgado y condenado por ordenar el asesinato, pero fue absuelto en 2003).

Hasta el día de hoy, el panorama completo del caso de Moro sigue siendo oscuro. No obstante, es revelador comparar el caso de Moro con el secuestro del oficial de la OTAN estadounidense James L. Dozier por parte de los BR en 1981. En el caso de Dozier, el Estado movilizó todas las fuerzas e incluso llevó a cabo una campaña de tortura salvaje contra los brigadistas encarcelados, con el fin de lograr la liberación del cautivo.

El terrorismo de Estado continuó, a menudo con motivos poco claros, y alcanzó su punto álgido en la masacre de la estación de trenes de Bolonia en los años 80. Un grupo de fascistas atacó a la gente que esperaba en la sala de espera de la clase económica y colocó una bomba que mató a más de 80 personas. El jefe de la P2, Licio Gelli, fue acusado de intentar desbaratar las investigaciones, mientras que los dos fascistas encarcelados por el crimen, Francesca Mambro y Valerio Fioravanti, fueron liberados en 2004 y 2008. Aunque admitieron otros asesinatos, siguen negando cualquier implicación en la masacre de Bolonia.

El revisionismo del PCI acabó dando sus frutos amargos. El número de miembros del partido había ido disminuyendo de forma lenta y constante desde el XX Congreso del PCUS de 1956, en el que Nikita Khrushchev denunció el legado de Stalin . Creció en la década posterior a las exitosas luchas de finales de los años 1960, pero volvió a declinar a partir de finales de los años 1970.

En aquella época, el ritmo acelerado de las exportaciones de capital, que trasladaban al exterior una proporción cada vez mayor de la producción, estaba llevando a un desempoderamiento constante del proletariado en todos los países imperialistas occidentales. Durante los años eurocomunistas de 1980, el PCI perdió apoyo y finalmente se liquidó con la caída de la URSS en 1991.

Tras estos acontecimientos, la estrategia de tensión y terrorismo de Estado también llegó a su fin.

Cómo se deshizo el nudo

A partir de los años 60, los funcionarios de la OTAN comenzaron a cultivar relaciones con organizaciones terroristas fascistas como Ordine Nuovo (ON), entre otras. En esa época, ya se había formado una división dentro del campo fascista entre los llamados «fascistas» y los «neofascistas». Los primeros acusaban a los segundos de traicionar al fascismo al convertirse en agentes de la OTAN y del régimen liberal burgués.

Estos fascistas, a diferencia de los «neofascistas», expresaban una posición estrictamente nacionalista burguesa y consideraban al régimen liberal de posguerra como un enemigo (a pesar de que tanto los estados fascistas como los liberales eran formas de gobierno burgués). Como resultado, también entraron ocasionalmente en conflicto armado con las fuerzas estatales. A este grupo pertenecían Valerio Fioravanti, su esposa Francesca Mambro y Vincenzo Vinciguerra.

En 1972, Vinciguerra colocó una bomba en la ciudad nororiental de Peteano (muy cerca de la frontera con Eslovenia) que mató a tres policías, una acción que él consideraba parte de una lucha contra el Estado y una ruptura con el movimiento neofascista que estaba “dirigido por el Estado y los poderes internacionales”. Esta acción fue encubierta por un agente de la ON que operaba dentro de las fuerzas policiales y reutilizada como una operación de bandera falsa.

Durante diez años estuvo atribuido oficialmente a un grupo militante comunista, hasta que el juez de instrucción Felice Casson, al revisar el caso, descubrió sus irregularidades y ordenó la detención de Vinciguerra.

La desilusión de Vinciguerra con el «neofascismo» de ON lo motivó a revelar lo que sabía sobre la operación Gladio, la naturaleza organizada de la violencia política y el terrorismo y los vínculos profundos e insolubles entre las organizaciones fascistas y el aparato estatal italiano. Sus declaraciones se destacan porque no fueron realizadas a cambio de una reducción de la pena, sino por convicción política.

Fue el trabajo del juez Casson el que acabó implicando al propio primer ministro Andreotti. Las revelaciones de Andreotti también introdujeron una narrativa oficial, según la cual esta red secreta existía para “ser activada en caso de agresión soviética”. De hecho, la clase obrera italiana organizada era el objetivo de la operación, que no estaba latente sino extremadamente activa, y la clase dominante italiana y sus amos imperialistas estadounidenses estaban dispuestos a calificar cualquier avance de los trabajadores de “intervención soviética”.

A principios de los años 90, cuando la batalla legal se intensificó, Andreotti se dio cuenta de que sus superiores podrían estar preparándose para sacrificarlo como chivo expiatorio para poner fin al creciente escándalo. Para protegerse, comenzó a quitarle la alfombra a otros funcionarios estatales involucrados, así como a los gobiernos de Estados Unidos y otros países europeos. Se reveló que la CIA había distribuido alijos de armas por todo el país para que las usaran gladiadores seleccionados ideológicamente. Además, los líderes de todos los países de la OTAN estaban al tanto de las reuniones de Gladio y habían participado en ellas .

Al final, incluso el Parlamento Europeo se vio obligado a reconocer la existencia de Gladio, sus vínculos con los servicios secretos europeos, la OTAN y los Estados Unidos, así como sus arsenales de armas. En 1990, una resolución exigía que se realizaran investigaciones parlamentarias en todos los Estados miembros, así como procesos judiciales y el desmantelamiento de todas las redes de Gladio. Como era de esperar, ninguna de esas demandas se llevó a cabo.

Una profunda lección política

La Operación Gladio demuestra claramente el vínculo inquebrantable que existe entre el poder burgués y las instituciones burguesas, que la clase dominante está dispuesta a proteger mediante los crímenes más atroces. También pone al descubierto los cuentos de hadas revisionistas sobre «vías parlamentarias al socialismo» como ingenuos e idealistas temerarios.

Mientras el Partido Comunista italiano se ocupaba de la reconciliación de clases, el Estado burgués llevaba a cabo acciones terroristas para evitar incluso reformas socialdemócratas moderadas. Mientras el revisionismo quería dejar de lado el antagonismo de clases, la clase dominante nunca cuestionó ni por un momento su necesidad de aplastar a la clase obrera organizada por cualquier medio necesario.

Al promover la idea de que el parlamento burgués podía ofrecer a los trabajadores un camino hacia el socialismo, el PCI no sólo desvió las energías de sus miembros y del movimiento en general, sino que también concedió un argumento ideológico central de la burguesía: que la democracia formal que se había restaurado después de la guerra era lo suficientemente buena para todas las clases. En el contexto de una militancia generalizada de la clase obrera, no es difícil entender que la renegación de la dirección del PCI contribuyó a la formación espontánea de grupos guerrilleros urbanos comunistas como las Brigadas Rojas, que al final estaban desesperadamente mal equipados para participar en una confrontación prolongada con el Estado.

Los acontecimientos de Gladio también pusieron de manifiesto la íntima relación entre el Estado, las organizaciones fascistas y la mafia. Estas últimas eran instrumentos utilizados en la lucha de clases, a veces sin saberlo, pero a menudo con complicidad explícita. Se podía confiar en ellas para llevar a cabo operaciones que las fuerzas estatales oficiales no podían permitirse asumir sin dañar su legitimidad, como ataques violentos contra trabajadores y manifestantes e incluso actos de terrorismo.

Esta actividad requería un apego ideológico inquebrantable a la clase dominante y un desprecio absoluto por el proletariado (es decir, anticomunismo). Por esta razón, surgió un sistema de dos capas dentro de las instituciones estatales italianas, una de las cuales era encubierta y operaba sobre una base anticomunista y otra que abierta pero ciegamente buscaba defender nociones burguesas de legalidad y democracia que, de hecho, ya no eran sostenibles ni siquiera para la propia burguesía.

Fueron las contradicciones dentro del propio sistema burgués las que finalmente llevaron a los activos fascistas como Vinciguerra a volverse contra el Estado. La clase dominante pretendía representar los intereses de «la nación», pero en realidad actuó como un voluntario asistente de una burguesía extranjera más fuerte con el fin de mantener su lugar en la mesa del capital financiero global y su papel en la cadena imperialista. Esto alienó a los elementos pequeñoburgueses del movimiento fascista que adherían a un nacionalismo puramente idealista muy similar a los «pequeños ingleses» que imaginan que hay algún camino de regreso a los «días de gloria» del imperio británico.

Para las masas italianas, estos acontecimientos expusieron la perversidad de las instituciones estatales y la vacuidad de su democracia. Nociones como el «estragismo di stato» (doctrina de las masacres estatales) ganaron popularidad y quedaron grabadas en la comprensión popular de la historia italiana. El papel de liderazgo de la CIA en la supervisión de la Operación Gladio expuso la naturaleza limitada de la soberanía italiana desde la Segunda Guerra Mundial, y de los países de Europa occidental en general.

Si queremos honrar a los trabajadores que perdieron la vida durante esas décadas, y si queremos evitar una repetición de las terribles calamidades causadas a nuestro movimiento por la traición revisionista, debemos recordar y difundir la conciencia de la memoria de esta historia y sus profundas lecciones.


Notas:

[1] Allan Francovich, entrevista con Vinciguerra para BBC2 Timewatch, 1992.

[2] Informe sobre la masacre de Piazza della Loggia expediente n. 1962-2-21-32: “Aspetti dell’azione anticomunista in Italia e suggerimenti per attuare una politica anticomunista”.

[3] Enrico Berlinguer, Riflessioni sull’Italia dopo i fatti del Cile , publicado en Rinascita, 12 de octubre de 1973.

 

mercredi 18 décembre 2024

La fin de la Syrie

 SOURCE: https://www.vududroit.com/2024/12/la-fin-de-la-syrie/

Alastair Crooke est un ancien diplomate britannique installé à Beyrouth. Il sait de quoi il parle. Il a fait le boulot concernant la disparition de la Syrie.

Merci à lui.

Régis de Castelnau

La Syrie est entrée dans l’abîme : les démons d’Al-Qaïda, de l’EI et des éléments les plus intransigeants des Frères musulmans rôdent dans le ciel. Le chaos règne, les pillages, la peur et une terrible soif de vengeance fait bouillir le sang. Les exécutions de rue sont monnaie courante.

Peut-être que Hayat Tahrir Al-Sham (HTS) et son chef, Al-Joulani, (suivant les instructions turques), pensaient contrôler les choses. Mais HTS est un groupe-cadre comme Al-Qaida, ISIS et An-Nusra, et ses factions ont déjà sombré dans des combats entre factions. « L’État » syrien s’est dissous au milieu de la nuit ; la police et l’armée sont rentrées chez elles, laissant les dépôts d’armes ouverts aux shebabs pour qu’ils les pillent. Les portes des prisons ont été ouvertes (ou forcées). Certains, sans aucun doute, étaient des prisonniers politiques ; mais beaucoup ne l’étaient pas. Certains des détenus les plus vicieux errent désormais dans les rues.

En quelques jours, les Israéliens ont totalement éviscéré l’infrastructure de défense de l’État dans plus de 450 frappes aériennes : défense antimissile, hélicoptères et avions de l’armée de l’air syrienne, marine et armureries – tous détruits dans la « plus grande opération aérienne de l’histoire d’Israël ».

La Syrie n’existe plus en tant qu’entité géopolitique. A l’est, les forces kurdes (avec le soutien militaire des Etats-Unis) s’emparent des ressources pétrolières et agricoles de l’ancien Etat. Les forces d’Erdogan et ses mandataires tentent d’écraser complètement l’enclave kurde (bien que les Etats-Unis aient désormais négocié une sorte de cessez-le-feu). Et au sud-ouest, les chars israéliens se sont emparés du Golan et de terres au-delà, jusqu’à 20 km de Damas. En 2015, le magazine The Economist écrivait : « De l’or noir sous le Golan : les géologues israéliens pensent avoir trouvé du pétrole – dans un territoire très délicat ». Les pétroliers israéliens et américains pensent avoir découvert une mine d’or dans ce site des plus inconfortables.

Et un obstacle majeur aux ambitions énergétiques de l’Occident – ​​la Syrie – vient de disparaître.

Le contrepoids stratégique et politique que constituait la Syrie depuis 1948 pour Israël a disparu. Et l’apaisement des tensions entre la sphère sunnite et l’Iran a été perturbé par l’intervention brutale des renoms de l’EI et par le revanchisme ottoman en collaboration avec Israël, via des intermédiaires américains (et britanniques). Les Turcs ne se sont jamais vraiment réconciliés avec le traité de 1923 qui a mis fin à la Première Guerre mondiale, par lequel ils ont cédé ce qui est aujourd’hui le nord de la Syrie au nouvel État syrien.

En quelques jours, la Syrie a été démembrée, divisée et balkanisée. Alors pourquoi Israël et la Turquie continuent-ils à bombarder ? Les bombardements ont commencé au moment du départ de Bachar el-Assad, car la Turquie et Israël craignent que les conquérants d’aujourd’hui ne soient éphémères et ne soient bientôt eux-mêmes déplacés. Il n’est pas nécessaire de posséder une chose pour la contrôler. En tant qu’États puissants de la région, Israël et la Turquie souhaiteront exercer un contrôle non seulement sur les ressources, mais aussi sur le carrefour et le passage régional vital qu’est la Syrie.

Il est cependant inévitable que le « Grand Israël » se heurte un jour ou l’autre au revanchisme ottomaniste d’Erdogan. De même, le front saoudo-égypto-émirati n’accueillera pas favorablement la résurgence des refontes de l’EI, ni celle des Frères musulmans, inspirés par la Turquie et ottomanisés. Ces derniers représentent une menace immédiate pour la Jordanie, désormais limitrophe de la nouvelle entité révolutionnaire.

Ces inquiétudes pourraient pousser ces États du Golfe à se rapprocher de l’Iran. Le Qatar, fournisseur d’armes et de financements au cartel HTS, pourrait à nouveau être ostracisé par les autres dirigeants du Golfe.

La nouvelle carte géopolitique pose de nombreuses questions directes sur l’Iran, la Russie, la Chine et les BRICS. La Russie a joué un rôle complexe au Moyen-Orient : d’un côté, elle mène une guerre défensive contre les puissances de l’OTAN et gère ses intérêts énergétiques clés ; de l’autre, elle tente de modérer les opérations de la Résistance contre Israël afin d’empêcher que ses relations avec les États-Unis ne se détériorent complètement. Moscou espère – sans grande conviction – qu’un dialogue avec le nouveau président américain pourrait émerger, à un moment ou à un autre.

Moscou en conclura probablement que les accords de cessez-le-feu tels que l’accord d’Astana sur le confinement des djihadistes dans les frontières de la zone autonome d’Idlib en Syrie ne valent pas le papier sur lequel ils ont été rédigés. La Turquie, garante d’Astana, a poignardé Moscou dans le dos. Il est probable que cela rendra les dirigeants russes plus intransigeants à l’égard de l’Ukraine et de toute discussion occidentale sur un cessez-le-feu.

Le guide suprême iranien a déclaré le 11 décembre : « Il ne fait aucun doute que ce qui s’est passé en Syrie a été planifié dans les salles de commandement des États-Unis et d’Israël. Nous en avons la preuve. L’un des pays voisins de la Syrie a également joué un rôle, mais les principaux planificateurs sont les États-Unis et le régime sioniste ». Dans ce contexte, l’ayatollah Khamenei a mis un terme aux spéculations sur un éventuel affaiblissement de la volonté de résistance.

La victoire par procuration de la Turquie en Syrie pourrait néanmoins se révéler pyrrhique. Le ministre des Affaires étrangères d’Erdogan, Hakan Fidan, a menti à la Russie, aux États du Golfe et à l’Iran sur la nature de ce qui se tramait en Syrie. Mais le bazar est désormais aux mains d’Erdogan. Ceux qu’il a trahis devront à un moment ou à un autre se venger.

L’Iran va vraisemblablement revenir à sa position antérieure, qui consiste à rassembler les différents éléments de la résistance régionale pour combattre la réincarnation d’Al-Qaïda. Il ne tournera pas le dos à la Chine, ni au projet BRICS. L’Irak – rappelant les atrocités commises par l’EI lors de sa guerre civile – se joindra à l’Iran, tout comme le Yémen. L’Iran sera conscient que les éléments restants de l’ancienne armée syrienne pourraient bien, à un moment donné, entrer dans la lutte contre le cartel HTS. Maher Al-Assad a emmené toute sa division blindée avec lui en exil en Irak la nuit du départ de Bachar Al-Assad.

La Chine ne sera pas ravie des événements en Syrie. Les Ouïghours ont joué un rôle important dans le soulèvement syrien (on estime qu’il y avait 30 000 Ouïghours à Idlib, formés par la Turquie (qui considère les Ouïghours comme la composante originelle de la nation turque). La Chine aussi verra probablement le renversement de la Syrie comme une mise en évidence des menaces occidentales qui pèsent sur ses propres lignes de sécurité énergétique qui passent par l’Iran, l’Arabie saoudite et l’Irak).

Enfin, les intérêts occidentaux se disputent depuis des siècles les ressources du Moyen-Orient – ​​et c’est précisément ce qui se cache derrière la guerre d’aujourd’hui.

Est-il ou n’est-il pas favorable à la guerre ? C’est ce que les gens demandent à propos de Trump, puisqu’il a déjà indiqué que la domination énergétique serait une stratégie clé de son administration.

Les pays occidentaux sont lourdement endettés, leur marge de manœuvre budgétaire se réduit rapidement et les détenteurs d’obligations commencent à se mutiner. On assiste à une course pour trouver de nouvelles garanties pour les monnaies fiduciaires. C’était autrefois l’or ; depuis les années 1970, c’est le pétrole, mais le pétrodollar a vacillé. Les Anglo-Américains aimeraient bien récupérer le pétrole iranien – comme ils l’ont fait jusqu’aux années 1970 – pour le garantir et construire un nouveau système monétaire lié à la valeur réelle inhérente aux matières premières.

Mais Trump affirme vouloir « mettre fin aux guerres » et non les déclencher. Le remaniement de la carte géopolitique rend-il plus ou moins probable une entente mondiale entre l’Est et l’Ouest ?

Malgré tous les débats autour d’éventuels « accords » de Trump avec l’Iran et la Russie, il est probablement trop tôt pour dire s’ils se concrétiseront – ou pourront se concrétiser.

Apparemment, Trump doit d’abord conclure un « accord » intérieur avant de savoir s’il dispose des moyens nécessaires pour conclure des accords de politique étrangère.

Il semble que les structures dirigeantes (notamment l’élément « Never-Trump » au Sénat) accorderont à Trump une latitude considérable sur les nominations clés des départements et agences nationaux qui gèrent les affaires politiques et économiques américaines (ce qui est la principale préoccupation de Trump) – et permettront également une certaine discrétion sur, disons, les départements de « guerre » qui ont ciblé Trump au cours des dernières années, comme le FBI et le ministère de la Justice.

Le prétendu « accord » semble être que ses nominations devront encore être confirmées par le Sénat et devront globalement être « en phase » avec la politique étrangère inter-agences (notamment sur Israël).

Les hauts dignitaires de l’Inter-Agency auraient cependant insisté sur leur droit de veto sur les nominations touchant aux structures les plus profondes de la politique étrangère. Et c’est là que réside le nœud du problème.

Les Israéliens célèbrent généralement leurs « victoires ». Cette euphorie aura-t-elle un écho auprès des élites du monde des affaires américain ? Le Hezbollah est contenu, la Syrie est démilitarisée et l’Iran n’est pas à la frontière d’Israël. La menace qui pèse aujourd’hui sur Israël est d’un ordre qualitatif inférieur. Cela suffit-il en soi à apaiser les tensions ou à faire émerger des accords plus larges ? Beaucoup dépendra de la situation politique de Netanyahou. Si le Premier ministre sort relativement indemne de son procès pénal, devra-t-il prendre le grand « pari » d’une action militaire contre l’Iran, alors que la carte géopolitique s’est soudainement transformée ?

 

vendredi 25 octobre 2024

Apologie du terrorisme : l’ex-juge antiterroriste Marc Trévidic dénonce un «usage dévoyé de la loi»

FUENTE:  https://www.liberation.fr/societe/apologie-du-terrorisme-lex-juge-antiterroriste-marc-trevidic-denonce-un-usage-devoye-de-la-loi-20241009_KN66MILFKVGMNHC5IXBFF3LAPE/

 Un an après les attaques du Hamas en Israël, le nombre de signalements et plaintes pour «apologie du terrorisme» a explosé. L’ancien juge, qui s’était positionné pour un renforcement des sanctions, dénonce aujourd’hui un «véritable abus».      par LIBERATION et AFP publié le 9 octobre 2024 à 12h40

Ça n’était pas ce qu’il avait prévu. L’ex-juge antiterroriste Marc Trévidic, qui avait soutenu dans les années 2010 le durcissement des sanctions pour apologie du terrorisme, a nuancé sa position, ce mercredi 9 octobre. La multiplication des poursuites pour ce délit constitue «un véritable abus» et un «usage totalement dévoyé de la loi», dénonce-t-il dans l’Humanité.

Depuis l’attaque sanglante du Hamas en Israël, le nombre de signalements et plaintes pour «apologie du terrorisme» a explosé. Entre le 7 octobre 2023 et le 23 avril 2024, le parquet de Paris, qui gère la majorité de ces affaires, comptait 386 saisines en lien avec ce conflit – à titre de comparaison, pour l’année 2022, le pôle haine en ligne avait été saisi 500 fois, toutes affaires confondues. «On voit pleuvoir les condamnations, parfois très lourdes, jusqu’à plusieurs années de prison ferme», constate le magistrat, désormais président de la cour d’assises à Versailles. «On est dans un véritable abus, un usage totalement dévoyé de la loi», ajoute-t-il.

«Il faudrait oser faire marche arrière»

Créée en 2006, l’apologie du terrorisme était une infraction relevant du droit de la presse et donc de la liberté d’expression avant de passer en 2014 dans le droit commun pour être réprimée plus sévèrement. La peine encourue est de cinq ans d’emprisonnement, sept si publication en ligne. Marc Trévidic reconnaît qu’il avait pourtant plaidé, quand il était juge d’instruction antiterroriste, auprès de Bernard Cazeneuve, alors ministre de l’Intérieur, pour changer la loi, constatant «l’influence croissante des sites islamistes dans le recrutement des jeunes».

Aujourd’hui, il porte un regard critique sur cette évolution. «Il aurait fallu laisser l’apologie du terrorisme dans la loi sur la presse et édicter un texte de répression spécialement consacré aux sites de propagande jihadiste», estime-t-il. Actuellement, «tous les tribunaux sont compétents», «tous les juges peuvent apprécier si une parole, un texte, une pancarte est un acte terroriste ou pas», remarque le magistrat. «Or, c’est une notion qu’il faut savoir manier. C’est dangereux de ne pas avoir de spécialiste là-dessus», estime-t-il.

L’apologie de crime de guerre, par contre, est restée inscrite dans la loi sur la presse. «On peut aujourd’hui clamer que les bombardements sur Gaza sont légitimes sans être poursuivi», ou alors dans le cadre de la loi sur la presse avec beaucoup de contraintes, avance-t-il. «Tandis qu’un simple tag en soutien à la Palestine vous fait encourir la prison.» «Il faudrait oser faire marche arrière. Tout cela m’a servi de leçon», conclut-il.

mercredi 25 septembre 2024

Pourquoi les soldats israéliens violent, torturent et massacrent les Palestiniens

Instiller la peur auprès du peuple palestinien n’est pas le corollaire des brutales violations des droits humains perpétrées par les forces de défense israéliennes. C’est une stratégie.

Source : Common Dream, Ramzy Baroud
Traduit par les lecteurs du site Les-Crises

 
Des groupes d’extrême droite manifestent devant le parquet militaire alors que le tribunal militaire israélien instruit l’affaire de 9 soldats emprisonnés pour avoir torturé sexuellement un prisonnier palestinien dans le centre de détention de Sde Teiman où sont détenus les Palestiniens de Gaza, à Kfar Yona, Israël, le 30 juillet 2024. (Photo par Mostafa Alkharouf/Anadolu via Getty Images)

Le 25 octobre 2023, le responsable politique israélien Moshe Feiglin a déclaré à Arutz Sheva-Israel National News : « Les musulmans n’ont plus peur de nous. »

Il peut sembler étrange que Feiglin considère que la peur soit un élément essentiel au bien-être, voire à la survie même d’Israël.

En réalité, cet élément de peur est directement lié au comportement d’Israël et il est fondamental dans son discours politique.

De tout temps dans l’histoire, Israël a perpétré des massacres avec une stratégie politique bien précise à l’esprit : il s’agit d’instiller la peur requise pour chasser les Palestiniens de leurs terres. Deir Yassin, Tantara et les plus de 70 massacres documentés au cours de la Nakba, ou Catastrophe palestinienne, en sont les exemples.

Israël a également eu recours à la torture, au viol et à d’autres formes d’agression sexuelle pour atteindre des objectifs similaires dans le passé, il s’agissait d’obtenir des informations ou de briser la volonté des prisonniers.

Des experts affiliés à l’ONU ont déclaré dans un rapport publié le 5 août : « Ces pratiques visent à punir les Palestiniens pour avoir résisté à l’occupation et cherchent à les détruire individuellement et collectivement. »

La guerre qu’Israël mène actuellement à Gaza a donné cours à toutes ces stratégies horribles d’une manière sans précédent dans le passé, tant en termes de généralisation que de multiplication.

Pour l’armée israélienne, utiliser la torture est une stratégie concertée.

Dans un rapport intitulé « Bienvenue en enfer », publié le 5 août, le groupe israélien de défense des droits humains, B’tselem, a déclaré : « Les centres de détention israéliens, dont les détenus sont délibérément soumis à de fortes et incessantes douleurs et souffrances, fonctionnent en fait comme des camps de torture. »

Quelques jours plus tard, le groupe de défense des droits des Palestiniens, Addameer, a publié son propre rapport documentant « des cas de torture, de violence sexuelle et de traitements dégradants, ainsi que des sévices systématiques et des violations des droits humains infligés aux détenus de Gaza ».

Si les cas de viols, d’agressions sexuelles et d’autres formes de torture étaient indiqués sur une carte, ils couvriraient une vaste zone géographique, à Gaza, en Cisjordanie et en Israël même, notamment dans le tristement célèbre camp de Sde Teiman.

Compte tenu de la taille et de l’implantation de l’armée israélienne, les preuves bien documentées de viols et de tortures démontrent que ces tactiques ne sont pas liées à une branche spécifique de l’armée. Cela veut dire que l’armée israélienne utilise la torture comme une stratégie concertée.

Une telle stratégie a été associée à des personnalités comme Itamar Ben-Gvir, ministre israélien de la sécurité nationale. Ses déclarations agressives, par exemple celle voulant que les prisonniers palestiniens soient « abattus d’une balle dans la tête au lieu de continuer à être nourris », sont en parfaite adéquation avec ses actions tout aussi violentes : la politique qui consiste à affamer des prisonniers, la normalisation de la torture et l’apologie du viol.

Mais Ben-Gvir n’a pas initié ces politiques tortionnaires. Elles lui sont antérieures de plusieurs décennies et elles ont été utilisées contre des générations de prisonniers palestiniens, qui bénéficient de peu de droits au regard de ceux inscrits dans le droit international, en particulier dans la quatrième convention de Genève.

Mais pourquoi les Israéliens torturent-ils les Palestiniens aussi massivement ?

Les guerres menées par Israël contre les Palestiniens comportent deux éléments : un élément matériel et un élément psychologique. Le premier se manifeste dans le génocide en cours, l’assassinat de dizaines de milliers de personnes, les blessures infligées à des dizaines de milliers d’autres et la quasi-destruction de Gaza.

Le facteur psychologique, quant à lui, vise à briser la volonté du peuple palestinien.

Law for Palestine, un groupe de défense juridique, a publié une base de données de plus de 500 cas montrant que des dirigeants israéliens, dont le Premier ministre Benjamin Netanyahou, ont incité au génocide à Gaza.

La plupart de ces déclarations semblent se focaliser sur la déshumanisation des Palestiniens. Prenons par exemple, la déclaration du 11 octobre du président israélien Yitzhak Herzog qui estime : « Il n’y a pas de civils innocents à Gaza. » Voilà qui a contribué à la condamnation à mort collective qui a rendu l’extermination des Palestiniens moralement justifiable aux yeux des Israéliens.

La sinistre référence biblique inquiétante de Netanyahou lui même, qui a appelé les soldats israéliens à se venger des Palestiniens en déclarant : « Souvenez-vous de ce qu’Amalek vous a fait » [référence aux Amalékites, les ennemis bibliques des Israélites antiques, NdT], était également un blanc-seing pour un massacre de masse.

En choisissant de ne pas considérer les Palestiniens comme des êtres humains, des êtres innocents, dignes de vivre et d’être en sécurité, Israël a donné carte blanche [en français dans le texte] à son armée pour agir comme elle l’entendait à l’encontre de ces « animaux humains », pour reprendre les termes du ministre israélien de la défense, Yoav Gallant.

Les massacres, la famine, les viols et les tortures que subissent les Palestiniens sont le résultat inévitable de cette dialectique choquante. Mais l’objectif global d’Israël n’est pas simplement d’exercer une vengeance, même si cette dernière a joué un rôle important dans le désir de reconstruction nationale d’Israël.

En essayant de briser la volonté des Palestiniens par la torture, l’humiliation et le viol, Israël veut rétablir une autre forme de dissuasion, celle qui lui a échappé le 7 octobre.

À défaut de rétablir une dissuasion militaire ou stratégique, Tel-Aviv investit dans la dissuasion psychologique, c’est-à-dire dans le rétablissement de l’élément de peur qui a été rompu le 7 octobre.

Violer des prisonniers, faire fuiter des vidéos de ces actes horribles et les perpétrer encore et encore, cela fait partie de la stratégie israélienne, à savoir recréer la peur.

Mais Israël échouera, tout simplement parce que les Palestiniens ont déjà réussi à démolir la matrice de 76 ans de domination physique et de torture mentale d’Israël.

La guerre israélienne contre Gaza s’est avérée être la plus destructrice et la plus sanglante de toutes les guerres menées par Israël. Pourtant, la résilience palestinienne ne cesse de se renforcer, simplement parce que les Palestiniens ne sont pas passifs, ils participent activement à l’élaboration de leur propre avenir.

Si la résistance populaire est effectivement le processus de restauration du moi, les Palestiniens de Gaza prouvent que, nonobstant leur indicible douleur et leur affliction, ils ressortent comme un tout, prêts à arracher leur liberté, quel qu’en soit le prix

Notre travail est placé sous licence Creative Commons (CC BY-NC-ND 3.0). N’hésitez pas à le republier et à le partager largement.

Ramzy Baroud est journaliste et rédacteur en chef de Palestine Chronicle.

Source : Common Dream, Ramzy Baroud, 16-08-2024

Traduit par les lecteurs du site Les-Crises

 

mercredi 27 mars 2024

"Désir d'absolu" dans deux lettres de Guy Debord à Hervé Falcou

Que dire du mot "absolu" sinon qu'il nomme ce qui n'est accessible que par une expérience rare intraduisible: une expérience que l'on peut donc qualifier de mystique avec des sentiments océaniques qui saturent et produisent toutes sortes de vertiges; on peut les nommer sous les catégories d'illimité, de néant ou de dieu. Par ce genre d'expériences on pourrait dire que l'on est au sens figuré dans le registre de l'ivresse et de la gueule de bois, mais concernant Debord on peut le dire aussi au sens propre car l'alcool est moteur d'absolu comme il l'évoque à la fin de sa vie dans Panégyrique (en 1993): 

J'ai d'abord aimé, comme tout le monde, l'effet de la légère ivresse, puis très bientôt j'ai aimé ce qui est au-delà de la violente ivresse, quand on a franchi ce stade: une paix magnifique et terrible, le vrai goût du passage  du temps.

Le "désir d'absolu" se produit avec une spéciale acuité pour nombre d'entre nous à l'adolescence et durant la vingtaine, en somme quand on est neuf face au monde et que l'on voudrait le bouffer en entier. Les attendus étant déçus cela peut conduire à des tentatives de suicide. Ce fut peut-être son cas, les assertions suivantes au "désir d'absolu" dans deux lettres à Falcou coïncident avec des tentatives précoces de sa part (il mourra suicidé mais en 1994, pour ne pas continuer à souffrir d'une maladie très invalidante et sans rémission possible).

 

 Lettre de Guy Debord à Hervé Falcou, (premier semestre?) 1950:

Rimbaud me plaît beaucoup actuellement. Pas tout ce qu’il a écrit, mais ce silence.
Ce silence terrifiant.
Je comprends maintenant combien il était écœurant de supposer cette chasse spirituelle. 
Le plus difficile est mon désir d’absolu. Il ne me laisse plus aucune solution.

Le Marquis de Sade à des yeux de fille, p. 63

 

Lettre de Guy Debord à Hervé Falcou, décembre 1950:

 Cela devait s’appeler désir d’absolu. Bien peu de minutes m’ont satisfait et je n’ai pas pu bâtir sur elles ma vie.   

Le Marquis de Sade à des yeux de fille, p.74