España tiene 4.762 lugares de culto evangelistas, 300 más que en octubre de 2024. El número de parroquias ha aumentado un 54% desde 2011. La mayoría se ubican en el extrarradio de las grandes ciudades.
"El evangelismo se nutre de los valores religiosos para apelar a la población que lo pasa mal y necesita respuestas que no llegan, muchas veces políticas. El problema es que utiliza los espacios de culto para darle forma a un nuevo cuerpo de pensamiento", señala la socióloga María José Vicente.

"Dios está aquí, no penséis que está lejos de ustedes. No, no, no". Dani Alves empieza a predicar en una iglesia evangélica de Girona. El exfutbolista no suelta el micrófono, recorre de un lado a otro el hueco que se abre entre dos bloques de sillas negras. Los fieles lo miran. Lo graban. Alves suena exaltado, convencido, convincente. "Hay que tomar en serio las cosas de Dios. Hay que tener fe, hermanos míos. Yo soy la prueba de ello". La homilía no ha terminado. Falta la moraleja. "El amor es amar cuando alguien no lo merece. Fue lo que hizo Cristo por mí. El Señor murió para que ustedes fueran sanados". El discurso lo tiene todo: referencias a la espiritualidad, confianza –ciega– en la llamada divina, mucha emoción y una experiencia personal. Dani Alves se ha convertido en una de las caras visibles del evangelismo, la segunda confesión por número de centros y feligreses en todo el país.
España tiene 4.762 lugares de culto evangelistas, según los últimos datos disponibles. Son más de cinco aperturas a la semana desde octubre del año pasado. El grueso de estas parroquias se encuentran en las grandes ciudades –más concretamente, en su extrarradio–. Madrid tiene 462. Barcelona, 244. Y València, 126. Las cifras ha ido in crescendo durante los últimos años. En octubre 2024, había 4.455 espacios de culto evangelistas. Y justo antes de la pandemia, 4.362. La tendencia es todavía más evidente si nos remontamos una década atrás. Las parroquias de esta doctrina no superaban las 3.769 en 2015. El movimiento ha crecido un 9,2% en los últimos cinco años. Y un 26,3% en los últimos diez. Los registros más antiguos en la web del Observatorio del Pluralismo Religioso en España son los de 2011, cuando los evangelistas solo tenían 3.092 parroquias. El crecimiento desde entonces es del 54%.
"Las iglesias evangélicas llevan aquí más de cincuenta años, pero se han multiplicado como setas en los últimos veinte. España empezó a crecer económicamente y al mismo tiempo, recibió mucha migración, buena parte, procedente de América Latina", arranca Antonio Montañés, antropólogo e investigador en la Universidad de Oxford. "Las iglesias pentecostales, que son las que están ganando realmente peso, tienen su origen en Estados Unidos, pero pronto se hicieron fuertes en Brasil, México, Costa Rica o Ecuador. Los pastores latinoamericanos que llegaron aquí intentaron trasladar sus creencias y abrir parroquias, primero en los barrios populares, donde se asentaba la población migrante, y ahora también en el centro de las grandes ciudades. El evangelismo cada vez tiene más visibilidad", continúa.
Lo que hasta hace dos décadas se movía en una suerte de clandestinidad, ahora resuena en plazas y canales de YouTube. Lo que empezó siendo un movimiento "de valores ligeramente progresistas" ha virado hacia un neoconservadurismo populista, moralista y retrógrado. Y los que en el siglo pasado esquivaban el debate político, ahora entran de lleno y hacen campaña por las extremas derechas de todo el mundo. Público ha intentado ponerse en contacto con la Federación de Entidades Evangélicas de España para plantearle una serie de preguntas sobre sus actividades pero hasta la fecha de publicación de esta información no ha obtenido respuesta.
La expansión del evangelismo por España
El catolicismo sigue siendo la confesión predominante en España. La Iglesia católica tiene casi 31.000 lugares de culto en todo el país. Las religiones minoritarias cuentan con 8.428 espacios. Y los evangelistas se llevan aquí la palma: gestionan tres de cada cinco parroquias no católicas. "El crecimiento de esta doctrina se hace más evidente a partir de 2015. Las iglesias evangélicas hasta entonces habían estado en polígonos industriales o incluso pisos, todo de una forma bastante precaria, sin ornamentos. Lo que ha sucedido en los últimos años es que han ido ganando relevancia otros lugares, algunos, vinculados a las multinacionales evangélicas más potentes a nivel mundial", reconoce Mar Griera, catedrática de Sociología en la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro del grupo de Investigaciones en Sociología de la Religión (ISOR). La Asamblea de Dios, Hillsong Barcelona y la Igrejia Universal do Reino de Deus son algunas de las grandes iglesias evangelistas con presencia en España.
Las fuentes consultadas por Público destacan sin embargo la "heterogeneidad" del mundo protestante. Por eso, apuntan, resulta "tan complicado" hablar en términos generales. El evangelismo, eso sí, no solo se extiende de la mano de multinacionales. "Las iglesias evangélicas siguen el viejo dogma protestante del sacerdocio universal, es decir, cualquier persona que reciba la llamada del espíritu santo puede ejercer como pastor o pastora. Lo único que tiene que hacer es convencer a sus clientes de que el llamamiento es verdadero y ganarse su fidelidad, independientemente de que tenga o no una superestructura detrás", insiste Antonio Montañés. "Los perfiles con los que conectan [los pastores] vienen muchas veces de integrar las élites en sus países de origen y tienen unos valores extremadamente conservadores. El contexto actual en el que la marginalidad y lo tradicional se entienden a menudo como cualidades antisistema les hace ganar cierto atractivo", añade Eduardo Tena, politólogo y coautor de La derecha radical europea en la actualidad (Tirant).
La proliferación del evangelismo tampoco se puede explicar sin tener en cuenta los vacíos representativos, las vulnerabilidades,
los miedos, incluso la enfermedad. Esto es lo que estructura sus
discursos. Y lo que ha favorecido su rápida expansión: primero por América Latina,
luego por España. "Los discursos evangelistas actuales son populismo
puro y duro. Esta doctrina se nutre de los valores religiosos para
apelar a la población que lo pasa mal y necesita respuestas que no
llegan, muchas veces políticas. El problema es precisamente ese: la utilización de los espacios de culto para darle forma a un nuevo cuerpo de pensamiento e influencia política", desliza María José Vicente, profesora de Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad de Castilla-La Mancha.