Fuente: https://www.cubainformacion.tv/mundo/20250924/118119/118119-las-sanciones-de-ee-uu-y-la-ue-han-matado-a-38-millones-de-personas-desde-1970
Jason Hickel, Dylan Sullivan y Omer Tayyab
Misión Verdad
Una nueva investigación revela que las sanciones impuestas por
Estados Unidos y Europa han causado la muerte de 38 millones de personas
desde 1970.
Estados Unidos y Europa llevan mucho tiempo utilizando las sanciones
unilaterales como herramienta de poder imperial para disciplinar e,
incluso, destruir los gobiernos del Sur Global que tratan de liberarse
del dominio occidental, de trazar un camino independiente y de
establecer cualquier tipo de soberanía significativa.
Durante la década de 1970 había en promedio unos 15 países sometidos
por Occidente a medidas de este tipo. En muchos casos, ellas tenían por
objeto estrangular el acceso a la financiación y al comercio
internacional, desestabilizar las industrias e inflamar las crisis para
provocar el colapso del Estado.
Por ejemplo, cuando el popular socialista Salvador Allende fue
elegido presidente de Chile en 1970, el gobierno estadounidense impuso
un brutal embargo contra el país. En una reunión celebrada en septiembre
de ese año en la Casa Blanca, el presidente estadounidense Richard
Nixon explicó que el objetivo era "hacer chillar la economía (chilena)".
El historiador Peter Kornbluh describe las sanciones como un "bloqueo invisible"
que aisló a Chile de las finanzas internacionales, creó malestar social
y allanó el camino hacia el golpe de Estado respaldado por Estados
Unidos, que instauró la brutal dictadura de derecha de Augusto Pinochet.
Desde entonces, Estados Unidos y Europa han aumentado drásticamente
el uso de esos mecanismos. Durante las décadas de 1990 y 2000 una media
de 30 países estaban sometidos a sanciones unilaterales occidentales en
un año determinado. Y ahora, en la década de 2020, son más de 60, una
proporción sorprendentemente alta de los países del Sur Global.
Las sanciones suelen tener un enorme coste humano. Los académicos lo han demostrado en varios casos muy conocidos, como las medidas impuestas por Estados Unidos sobre Irak
en la década de 1990, que provocaron malnutrición generalizada, falta
de agua potable y escasez de medicamentos y electricidad. Más
recientemente, la guerra económica contra Venezuela
ha provocado una grave crisis. Según un estudio, las sanciones causaron
40 mil muertes adicionales en solo un año, entre 2017 y 2018.
Hasta ahora, los investigadores han tratado de comprender el coste
humano de las sanciones caso por caso. Se trata de una labor difícil que
solo nos permite obtener una visión parcial. Pero eso ha cambiado con
una nueva investigación
publicada este año en The Lancet Global Health, que nos ofrece por
primera vez una visión mundial. Dirigido por el economista Francisco
Rodríguez, de la Universidad de Denver, el estudio calcula el número
total de muertes excesivas asociadas con los bloqueos internacionales
entre 1970 y 2021.
Los resultados son impactantes. En su estimación central, los autores
concluyen que las sanciones unilaterales implementadas por Estados
Unidos y la Unión Europea desde 1970 están relacionadas con 38 millones de muertes.
En algunos años, durante la década de 1990, murieron más de un millón
de personas. En 2021, el año más reciente del que se tienen datos, las
sanciones causaron más de 800 mil muertes.

Muertes debidas a las sanciones de EE.UU. y la UE. 1970-2021 (Foto: Global Inequality Project)
Muertes debido a las sanciones de EE. UU. y la UE, 1970-2021
Según estos resultados, cada año mueren por estas causas varias veces
más personas que las que fallecen como víctimas directas de la guerra.
Más de la mitad de las víctimas son niños y ancianos, las personas más
vulnerables a la malnutrición. El estudio revela que, solo desde 2012,
las sanciones han causado la muerte de más de un millón de niños.
El hambre y las privaciones no son un subproducto accidental de ellas sino un objetivo clave. Esto queda claro en un memorándum
del Departamento de Estado redactado en abril de 1960, en el que se
explica el propósito de las sanciones estadounidenses contra Cuba. El
memorándum señalaba que Fidel Castro —y la revolución en general— gozaba
de una gran popularidad en Cuba. Argumentaba que "se deben tomar todas
las medidas posibles para debilitar la vida económica de Cuba",
"negándole dinero y suministros, para reducir los salarios monetarios y
reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno".
El poder de tal especie de medidas depende de su control sobre las
monedas de reserva mundiales —el dólar estadounidense y el euro—, su
control sobre los sistemas de pago internacionales (Swift) y su
monopolio sobre tecnologías esenciales —por ejemplo, satélites,
computación en la nube, software—. Si los países del Sur Global
desean trazar un camino más independiente hacia un mundo multipolar,
deberán tomar medidas para limitar su dependencia en estos aspectos y
así aislarse de las reacciones adversas. La experiencia reciente de
Rusia demuestra que este enfoque puede tener éxito.
Los gobiernos pueden lograr una mayor independencia mediante el
desarrollo del comercio Sur-Sur y las líneas de intercambio fuera de las
monedas principales, utilizando la planificación regional para
desarrollar las tecnologías necesarias y estableciendo nuevos sistemas
de pago fuera del control occidental. De hecho, varios países ya están
dando pasos en esta dirección. Es importante destacar que los nuevos
sistemas que se han desarrollado en China —por ejemplo, CIPS para pagos
internacionales, BeiDou para satélites, Huawei para telecomunicaciones—
ofrecen ahora a otros países del Sur Global opciones alternativas que
pueden convertirse en una vía para salir de la dependencia occidental y
de la red de sanciones.
Estos pasos son necesarios para los países que desean alcanzar un
desarrollo soberano, pero también son un imperativo moral. No podemos
aceptar un mundo donde cada año mueren medio millón de personas para
sostener la hegemonía de Occidente. Es necesario desmantelar y sustituir
un orden internacional que se basa en este tipo de violencia.
Jason Hickel es profesor del Instituto de Ciencia y Tecnología
Ambiental (ICTA-UAB), investigador visitante sénior de la London School
of Economics y miembro de la Royal Society of Arts. Dylan Sullivan es
doctor en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Macquarie
de Sydney, donde enseña política, sociología y antropología. Omer Tayyab
es economista e investigador del Instituto de Ciencia y Tecnología
Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona, España.
Este artículo fue publicado originalmente por Al Jazeera English el 3 de septiembre de 2025, republicado en el Substack de Jason Hickel el 9 de septiembre de 2025 y fue traducido para Misión Verdad por Spoiler.