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lundi 9 décembre 2024

Rhapsodie ukrainienne (Sergueï Paradjanov, 1961)

 

Oukrainskaïa rapsodia (Oukraïnska rapsodia / Українська рапсодія)

Sergueï Paradjanov
URSS (Ukraine) / 1961

Avec Olga Petrenko, Eduard Kochman, Youriï Gouliaev.

Sur fond de Seconde Guerre mondiale qui sépare les amants, le portrait d'une villageoise devenue cantatrice à succès. Des rues de Paris aux champs de ruines, la rhapsodie de Paradjanov se pare des couleurs du mélodrame en Sovcolor, dans un récit livré par bribes, reliées par la musique et le chant d'un lyrisme flamboyant.

Les Fresques de Kiev (Serguei Parajanov, 1966)


 

Kievskie freski (Kyïvs’ki fresky / Київські фрески)
Sergueï Paradjanov
URSS (Ukraine) / 1966 / 13 min / DCP / VOSTF / Version restaurée

Avec Tengiz Archvadze, Viia Artmane.

À partir des vestiges d'un film censuré par les autorités qui demandent sa destruction, Paradjanov réalise une mosaïque d'images sur le destin d'une famille disloquée par la guerre, et amorce le tournant esthétique pleinement révélé dans Sayat Nova.

Israel representa los "valores europeos" o la bandera arcoíris para liquidar Palestinos

#TITRE 
Udi Raz ha sido detenido diversas veces por organizar manifestaciones de apoyo a Palestina y fue despedido de su trabajo como guía en el Museo Judío por usar el término “apartheid”. 

SandraVicente

Udi Raz (Haifa, 1987) cubre su cabeza con una kipá y su cuello con una kufiya palestina. Debajo, una larga falda que le llega a los pies completa la representación de las tres luchas que le definen como persona judía antisionista y no binaria. Es consciente de que su mera existencia es percibida como una contradicción y más de una vez se ha sentido en peligro.

Por eso se mudó a Alemania con 24 años, donde estudia su doctorado. Allí ha sido bandera de la lucha queer y la liberación de Palestina. Ambas causas que, asegura, tienen que ir de la mano. Su posicionamiento le ha llevado a ser detenido por organizar manifestaciones para pedir el alto al fuego y también a perder su trabajo como guía en el Museo Judío de Berlín por decir que Israel aplica un régimen de apartheid. Una muestra, dice, de “la larga sombra del sionismo”.

Visita Barcelona en el marco de las jornadas ’Cambiar la educación para cambiar el mundo’, organizadas por entidades como Lafede.cat y administraciones como la Generalitat, la Diputación o el Ayuntamiento de Barcelona.

Nace en Israel, pero se muda a Alemania. ¿Por qué?

Porque acababa de perder a un gran amigo en un ataque terrorista en un espacio seguro para personas queer en Tel Aviv. Su nombre era Nir. Junto a él también perdieron la vida diversas personas y otros amigos míos resultaron heridos.

Todavía no se sabe quién perpetró el ataque, pero lo que sí está claro es que muchos políticos lo usaron para promover ideologías racistas. Me sentí totalmente aislado. Empecé a mirar por mi propia seguridad y me fui a Berlín.

Desde de su experiencia, ¿cómo se siente cuando ve que Israel se erige como un refugio para la comunidad LGTBI y un país gayfriendly?

Nací en Haifa, una ciudad en la que viven tanto israelíes como palestinos. Pero no conocí a una persona palestina como igual hasta que empecé a moverme en espacios queer. Es que ni siquiera coincidí con ellos en la escuela, durante 12 años. Fue ahí cuando entendí por qué cuando hablamos de Israel, hablamos de un sistema de apartheid.

Vi claro que la lucha por la liberación queer debía ir de la mano con la liberación de Palestina, porque ambos se salen de lo que se considera aceptable. Israel se presenta como un refugio, pero solo para quienes encajan en la heteronorma; es decir a hombres homosexuales que adoptan o compran niños y que se casan. Pero, además, tienen que comulgar con la idea de la nación israelí.

Es muy impresionante ver cómo personas queer perpetran este genocidio, cuando no hay nada más anti-queer que eso. Es espeluznante que las IDF [Fuerzas de Defensa de Israel, por sus siglas en inglés] lleven la bandera arcoíris a Gaza.

Como judío, ¿se siente cómodo usando la palabra genocidio?

Es una pregunta justa. Hablo como judío, pero también como académico y en la literatura tenemos el término ‘genocidio’ muy bien definido. Eso me da seguridad para usarlo tranquilamente y, además, creo que es necesario porque nos ayuda a entender un fenómeno universal. Porque el genocidio judío no es el único. Tenemos el de Armenia, el de Ruanda, el Congo, Sudán y el de Gaza.

Es un término que debería hacer sonar alarmas, pero no lo hace. No molesta a quienes están en el poder, a pesar de que hay gente que incesantemente sale a la calle para pedir el alto al fuego. Es otra muestra de que la democracia está colapsando, porque nuestros dirigentes no escuchan al pueblo.

Usted vive en Alemania, ¿cómo es la situación allí?

En Berlín hay mucha gente de diferentes culturas, contextos y narrativas. Y ahora el Gobierno quiere que abandonemos esa diversidad y que adoptemos una ideología que justifica el genocidio, asegurando que es para proteger al pueblo judío y al conjunto del mundo occidental. Pero lo irónico es que la mayor parte de judíos viven fuera de Israel y Palestina y, en gran parte, no están alineados con el sionismo.

Asumiendo la voluntad de esa pequeña parte del pueblo judío, no solo nos están excluyendo al resto sino que nos hacen parecer un peligro para los países que nos han acogido.

Hay un vídeo suyo en Berlín frente a una manifestación de apoyo a Israel en la que pregunta a los asistentes cuántos de ellos son judíos y apenas una persona levanta la mano. ¿Quiénes son los sionistas?

Esa imagen es un ejemplo de un fenómeno amplio. Tanto que los sionistas más poderosos del mundo ahora mismo no son ni siquiera judíos. Y eso demuestra que el sionismo no es una idea de judíos para judíos. Fue diseñada para judíos, pero por no judíos. La base del sionismo es que no podemos pertenecer a Europa. Como mucho, podemos ser sus representantes fuera de sus fronteras.

Los Gobiernos que se alinean con el sionismo toman decisiones en nombre del pueblo judío, pero no lo incluyen. Y como prueba está que en el Parlamento alemán ninguno de los 700 diputados es judío. Otro ejemplo: en 2018 se crearon las comisiones para la vida judía en Alemania y para la lucha contra el antisemitismo en las que no hay ni una sola persona judía.

¿Cómo afecta el papel que Alemania tuvo en el Holocausto a la postura que tiene hoy frente a lo que sucede en Gaza?

Las élites alemanas no están interesadas en protegernos como judíos, sino como un arma para reproducir el racismo antimusulmán. Somos la excusa para decir que el Islam es peligroso, ya sea para los judíos, las mujeres, las personas queer, para el medio ambiente y hasta para los animales, aunque olvidan que el rito kosher es mucho más cruel y sangriento que el halal.

Lo peor es que, con la excusa de defender al pueblo judío, hasta los partidos de centro-izquierda, los verdes o los socialdemócratas apoyan el genocidio. Podrías pensar que necesitan reconciliarse con su propio pasado genocida, pero en realidad les motiva lo mismo que en el siglo pasado: son un puñado de arios que quiere mantener el poder.

Es cierto que ahora no se identifican como arios, pero todos sabemos qué está en juego. Siempre señalan un grupo social como un peligro urgente: pueden ser los judíos, los homosexuales, los musulmanes, los gitanos… Y si alzas la voz, en seguida te llaman antisemita y así zanjan el asunto.

Usted ha sido detenido en diversas ocasiones por organizar manifestaciones para pedir el alto al fuego en Gaza. ¿Qué pasó?

Nunca lo sabes. Simplemente te llevan sin darte una razón. Al cabo de un rato, te dicen que te enviarán una carta y, normalmente, viene con una multa por desórdenes públicos. La criminalización de un movimiento que vela por la paz y los derechos humanos es la criminalización de la democracia y del derecho internacional que fue escrito, precisamente, con la sangre de más de seis millones de judíos.

También ha sufrido represión en su trabajo. Hace poco fue despedido del Museo Judío de Berlín por asegurar que Israel es un Estado de apartheid.

Trabajaba como guía y hablaba bastante de mi experiencia personal. Por ejemplo, contaba por qué me fui de Israel y, aparte de mencionar que no era un lugar seguro para mí, comentaba que no me sentía cómodo con algunas cosas. Mencionaba un informe de Amnistía Internacional de 2021 que decía que la situación entre el río Jordan y el mar Mediterraneo es un ejemplo de apartheid.

Pues eso fue suficiente para que el museo me sermoneara en diversas ocasiones durante meses para intentar convencerme de no usar el término apartheid. Pero yo daba buenos argumentos y, en el fondo, no me despedían porque era de los pocos trabajadores judíos. Pero llegó el [ataque de Hamás del] 7 de octubre y la primera vez que hablé de apartheid me despidieron. Poco más tarde, el Bild Zeitung, un periódico ario y supremacista, publicó un artículo en el que me llamaban antisemita y que contaba con declaraciones de responsables de Museo.

Cuando empezó el conflicto, corrieron mucho las declaraciones del ministro israelí de Defensa, que llamó a los palestinos “animales”. Como persona criada en Israel, ¿cuál era su percepción del pueblo palestino?

En Haifa ni nos referimos a ellos como palestinos, sino como árabes israelíes [palestinos con ciudadanía israelí]. Los únicos que se conocen como palestinos son los que viven en Cisjordania, que están sujetos a una limpieza étnica. Y luego, los intocables, que son los que viven en Gaza, que están sufriendo un genocidio.

Yo nunca me planteé si los palestinos son humanos o no, porque los veía por la calle. Pero la mayoría de ciudades, pueblos y kibutz [de Israel] son exclusivamente judíos y jamás han visto a un palestino, a no ser que estén en el Ejército. El primer palestino que ven muchos israelíes es el que ven a través de un rifle.

¿Cómo fue la experiencia del servicio militar obligatorio en el Ejército de Israel?

Estuve dos años, en lugar de tres. En aquella época ya había empezado a involucrarme en el movimiento queer y de liberación de Palestina, pero me seleccionaron para ser piloto, que era mi gran ilusión de infancia. Así que, de alguna manera, dejé de lado mis principios porque estaba cumpliendo un sueño. Tardé casi un año en ver que era una contradicción. Y renuncié.

Me trasladaron a la unidad aérea que, por cierto, está en el centro de Tel Aviv, al lado de un hospital. Cuando oigo que la gente del [grupo palestino] Hamás se esconde entre la población civil, no puedo hacer más que reírme, porque el Ejército israelí hace lo mismo.

¿Cómo le fue en la unidad aérea?

Igual, contradecía todos mis principios. Solo diré que era muy fácil saber cuándo se estaba bombardeando y asesinando a gente, porque el día que eso pasaba en la base había un gran bufet de comida y bebida. Muy suntuoso y excesivo. Y es que la única persona que puede dar la orden de bombardeo es un oficial de alto rango y, cuando venía, se le agasajaba. Es decir, si veías comida era que se estaba cometiendo un asesinato.

Así que también pedí el traslado y me llevaron a la base militar de Haifa, donde me hice cargo de las fotocopias, básicamente. Y eso sí me sirvió, porque usé esa fotocopiadora para imprimir panfletos para promocionar la primera manifestación del orgullo que se celebró allí. Pero me pillaron.

¿Qué le pasó?

No me encarcelaron, pero se me prohibió abandonar la base por unos días. Y, mientras estaba recluido, entendí que hacía más como civil que como soldado. Así que les dije que renunciaba y que, si no dejaban que me fuera, me suicidaría. Obviamente, no lo habría hecho, pero era la única manera de marcharme.

A las dianas con las que practicábamos tiro en el ejército se les llamaba ‘sirios’. Todos teníamos a nuestro sirio y le disparábamos.

¿Le sirvieron de algo esos dos años en el Ejército?

Entendí por qué un pueblo entero justifica y apoya el genocidio. Cualquier persona israelí está obligada a estar tres años en el Ejército y todo lo que oyes es confrontación entre ellos y nosotros. E interiorizas la idea de que si en algún momento ves a un palestino va a ser en un contexto de muerte y violencia.

Y quien dice ‘palestino’ dice cualquier persona de los países limítrofes. Recuerdo, por ejemplo, que a las dianas con las que practicábamos tiro se les llamaba ‘sirios’. Todos teníamos a nuestro sirio y le disparábamos. Es una manera de provocar odio contra toda la región, contra cualquier persona musulmana.

Israel es horrible y gran parte de su población, también. Y la mayoría de partidos son genocidas, incluso los de izquierdas. No necesitamos un Estado judío. A estas alturas no podemos eliminar a Israel, pero ningún país genocida tiene derecho a existir. Quizás la solución de los dos Estados es la mejor y que nos dé igual si lo llamamos Israel o Palestina. Igual que a mí me da igual que me percibas como un hombre que como a una mujer. Lo único que me importa es que me veas como a un ser humano.

Fuente: https://www.eldiario.es/catalunya/u...

Sur Cioran: stratégie "littéraire" du fascisme roumain au nihilisme bon teint (bourgeois occidental)

 Source (extrait): https://jeune-nation.com/kultur/culture/commentaire-sur-codreanu-et-emil-cioran-par-yurie-rosca

Oui, il est l’un des brillants disciples du professeur de philosophie et de logique, le grand publiciste et doctrinaire du nationalisme Nae Ionescu, avec Mircea Eliade, Mircea Vulcănescu, Constantin Noica, Petre Țuțea, et bien d’autres. Oui, il a écrit un essai célèbre sur le Capitaine Corneliu Codreanu en 1940 deux ans après son assassinat.  Son livre  « La Transfiguration de la Roumanie » écrit en 1936 dans un style radicalement nationalisé le met mal à l’aise une fois parti en France, il préfère s’en distancier. Réfugié en France, il a préféré faire carrière en tant que philosophe « français », c’est-à-dire un philosophe qui a renoncé au Christ, à la tradition orthodoxe et au roumanisme,  errant dans la nébuleuse du nihilisme occidental. Il a renié sa jeunesse d’admirateur du mouvement légionnaire et s’est rendu célèbre en abandonnant sa propre nation au profit d’une identité artificielle et d’une attitude politiquement correcte. Après la chute du communisme, j’ai lu environ trois de ses livres, mais j’ai été dégoûté par sa polémique avec Saint Paul, ainsi que par sa prétention à rivaliser avec les auteurs français modernes en esthétisant le désespoir, le néant, le dégoût de tout, etc. 

En d’autres termes, Cioran est un snob très doué, un conformiste avec un talent remarquable qui a nié sa propre identité religieuse, ethnique et culturelle pour satisfaire la fierté de l’auteur français accepté dans les salons littéraires de Paris comme un philosophe raffiné qui pratique sa plume dans une sorte de décadence si chère aux Français. Et clairement, lorsqu’il répand la modernité ou les maladies de la société dans laquelle il s’est intégré, il le fait d’un point de vue profondément «moderne» de l’école européenne des rationalistes et des illuministes qui ont irrémédiablement déformé la culture traditionnelle française. 

Contrairement à ses collègues de l’autre génération, Cioran est devenu célèbre, mais c’est en niant son propre passé et les valeurs qu’il professait au profit d’une renommée de philosophe subtil et de connaisseur raffiné de la langue française. Peut-être que les Français ont gagné un auteur supplémentaire, mais le courant de pensée nationaliste roumain a perdu une plume redoutable. 

Yurie Roșca 

Le Royaume-Uni et ses crimes contre l’humanité à travers l’histoire

 Source: https://www.legrandsoir.info/le-royaume-uni-et-ses-crimes-contre-l-humanite-a-travers-l-histoire.html


 
 

Plus personne n’ignore le rôle macabre que le Royaume-Uni joue dans les événements tragiques qui ont lieu en Ukraine.

Fin novembre 2023, David Arakhamia, qui n’est personne d’autre que le chef de la fraction parlementaire du parti de Volodymyr Zelensky « Serviteur du Peuple », a évoqué dans une interview accordée à la chaîne de télévision ukrainienne « 1+1 » les circonstances des négociations entre la Russie et l’Ukraine qui ont eu lieu à Istanbul en mars-mai 2022 alors qu’il était à la tête de la délégation ukrainienne.

Arakhamia se souvient de la position des Russes à l’époque : « Ils ont espéré presque jusqu’au dernier moment que nous allions accepter la neutralité. Cela était leur objectif principal. Ils étaient prêts à terminer la guerre si nous prenions la neutralité - comme la Finlande autre fois - et si nous prenions des obligations de ne pas entrer dans l’OTAN ».

En parlant des raisons de l’annulation de l’accord il n’en a évoqué qu’une seule sérieuse - la visite du premier ministre britannique Boris Johnson à Kiev, le 15 novembre 2022 : « ...Boris Johnson est venu à Kiev et a dit que « nous ne signerons rien du tout avec eux. Nous allons, tout simplement, faire la guerre ».

Il est à noter que le parlementaire n’a pas prononcé un seul mot concernant le massacre de Boutcha. Et, rappelons-nous, l’unique version officielle de Kiev et du camp « atlantiste » de l’époque de la raison de l’arrêt des pourparlers avec les Russes et de l’annulation de l’accord d’Istanbul était le prétendu « massacre de la population civile perpétré par des troupes russes à Boutcha ».

Ce bras droit de Zelensky termine son interview avec la grande fierté d’avoir dupé la délégation russe : « Nous avons accompli notre mission de faire trainer les choses avec la note 8 sur 10. Ils se sont [les russes] décontractés, sont partis - et nous avons pris la direction de la solution militaire ».

Cette révélation a fait découvrir au grand public ukrainien stupéfait la réalité de la guerre qui aurait pu aisément être arrêtée à ses débuts et que ce n’est qu’à l’initiative directe de l’Occident collectif via son émissaire Boris Johnson qu’elle a été relancée d’une manière forcée et a eu comme conséquences des centaines de milliers de morts ukrainiens et encore davantage de blessés graves et de mutilés, ainsi que la destruction quasi totale de l’économie et des infrastructures du pays. Il faudra des décennies au pays pour s’en remettre et revenir au niveau d’avant-guerre qui était déjà tout à fait déplorable.

Allocution du représentant de la Russie au conseil de sécurité de l’ONU

Ayant actuellement la présidence du Conseil de Sécurité de l’ONU, le Royaume-Uni a organisé, le 18 novembre 2024, une réunion sur l’Ukraine dédiée à 1000 jours depuis « l’agression de l’Ukraine par la Russie ».

Il y a beaucoup à dire sur les donneurs de leçon sur « la paix, la démocratie et les droits de l’homme » produite par les représentants de l’île britannique. Cela étant, dans ces pages je ne me limiterai qu’à l’exposition de la traduction intégrale de l’allocution de Vasiliy Nebenzia, représentant permanent de la Fédération de Russie à la réunion du conseil de sécurité de l’ONU sur l’Ukraine, qui expose précisément à qui nous avons affaire, quand on parle de la couronne britannique, et je ne rajouterai que quelques faits supplémentaires pour compléter la vision de la réalité souvent méconnue par un grand nombre de lecteurs :

« Monsieur le Président,

Il y a un certain symbolisme dans le fait que ce sont nos collègues britanniques qui présideront le Conseil de sécurité ce mois-ci, qui ont insisté pour que la réunion d’aujourd’hui coïncide avec 1 000 jours depuis que la crise ukrainienne est entrée dans une phase chaude. Nous avons, une fois de plus, eu une excellente occasion de nous assurer que, pour vous et vos collègues, il ne s’agit que d’un prétexte médiatique accrocheur pour diffamer la Russie, en y accrochant ces étiquettes éculées qui, comme on pouvait s’y attendre, abondaient dans les discours des membres occidentaux du Conseil. Et dans votre pays – la Grande-Bretagne – la russophobie a longtemps été élevée au rang de politique d’État, bien avant février 2022.

Permettez-moi de vous rappeler qu’en préparant la réunion d’aujourd’hui, vous avez manqué une autre occasion médiatique, bien plus importante dans le contexte de la crise ukrainienne que la date que vous avez choisie. Vendredi dernier, le 15 novembre, cela faisait exactement 950 jours depuis la visite de l’ancien chef du gouvernement britannique Boris Johnson à Kiev, lorsque, comme nous le savons tous avec certitude, il avait dissuadé le chef du régime de Kiev de signer un accord de paix avec la Russie, paraphée à Istanbul, qui mettrait un terme aux hostilités. Nous en étions alors très proches. En signe de bonne volonté, la Russie a même retiré ses troupes du nord de l’Ukraine, notamment à proximité immédiate de Kiev.

En d’autres termes, 50 jours après le début de notre opération militaire spéciale, alors que les pertes dans les rangs des forces armées ukrainiennes n’étaient pas si importantes, les opérations militaires avaient toutes les chances de prendre fin, sans l’intervention du Premier ministre britannique, qui a convaincu Zelensky qu’il devait continuer à se battre et qu’avec l’aide et le soutien des pays occidentaux il pourrait bien infliger à la Russie une défaite stratégique, ce qui intéressait précisément le Premier ministre britannique et ses complices occidentaux. Et pour expliquer d’une manière ou d’une autre un tel tournant de l’opinion publique ukrainienne et mondiale, avec la participation directe des services de renseignement britanniques et des médias, une provocation absolument maladroite a été concoctée à Boutcha, où, après le retrait de l’armée russe, des cadavres de personnes ont été amenés et étalés dans les rues, dont personne n’a pris la peine d’expliquer l’origine et la véritable cause du décès, malgré nos requêtes répétées.

De manière générale, il s’avère que la Grande-Bretagne a poussé le régime de Kiev vers une défaite inévitable, provoquant son choix en faveur de la poursuite de la confrontation avec la Russie. Je pense qu’en Ukraine, ils n’oublieront pas avant longtemps que c’est à cause des actions de votre pays que cet État se trouve aujourd’hui dans une situation économique terrible, a perdu la majeure partie de son armée et de son équipement militaire, et a également perdu au moins quatre régions, en plus de celle qui a été libérée en 2014 de la Crimée ukrainienne.

Les Ukrainiens ont depuis longtemps cessé de vouloir se battre ; l’armée ukrainienne a oublié depuis deux ans ce que sont les volontaires et le régime de Kiev, ayant empêché les hommes de quitter le pays, attrape aujourd’hui dans les rues les réfractaires, y compris en utilisant des armes à feu, et les envoie de force vers le hachoir à viande inutile et pratiquement sans préparation. Le front oriental des forces armées ukrainiennes dans le Donbass s’effondre sous nos yeux. Vous êtes bien conscient du rythme d’avancée de notre armée, et le régime de Zelensky, essayant de maintenir le soutien de l’Occident, a fait une incursion absolument insensée dans la région de Koursk et a tenté de s’emparer et de faire exploser la centrale nucléaire de Koursk, ce qui a coûté aux forces armées plusieurs dizaines de milliers de soldats bien entraînés. Cette aventure a été une erreur fatale et n’a fait qu’accélérer l’inévitable future défaite de l’Ukraine sur le champ de bataille, qu’aucune nouvelle arme occidentale ne pourra l’aider à éviter.

Les initiateurs de la réunion d’aujourd’hui devraient, par souci de transparence, partager avec nous les fabuleux bénéfices financiers que la Grande-Bretagne a reçus pendant près de trois ans de soutien militaire à l’Ukraine, comment vos sociétés d’armement se sont enrichies grâce au sang et aux tragédies des Ukrainiens ordinaires, et comment votre ministère de la Défense a réussi à se débarrasser de vieux équipements militaires en le vendant à des prix faramineux à l’Ukraine en guerre, au lieu de dépenser des sommes considérables pour les recycler. Il serait également intéressant de parler de la corruption qui accompagne ces processus, dont on ne peut que deviner l’ampleur. Ainsi, comme l’écrivent les médias ukrainiens eux-mêmes, après la victoire de Donald Trump aux élections aux EU, la panique s’est installée au sein de l’élite ukrainienne, non seulement parce que les États-Unis pourraient reconsidérer leur aide à l’Ukraine, mais parce que les nouvelles autorités pourraient vouloir gérer tout cet argent qui était envoyé en Ukraine et procéder à un audit comptable complet de l’aide déjà fournie. Ce scénario, comme le notent unanimement les experts ukrainiens, est bien le plus terrible pour Zelensky, car une partie importante de l’aide est simplement volée et appropriée par le président ukrainien périmé et son entourage.

Si l’on considère que le volume de l’aide militaire de la Grande-Bretagne à la junte de Kiev depuis février 2022 s’élève à lui seul à 9,7 milliards de dollars, votre pays apporte sans aucun doute également sa contribution à la croissance de la corruption en Ukraine. Certes, il est peu probable que nous attendions des enquêtes pertinentes de la part des autorités britanniques, car dans de tels cas, comme nous le savons, le plus important pour les enquêteurs c’est de ne pas trouver des coupables chez eux.

Monsieur le Président, en fait, pour ceux qui connaissent l’histoire du Royaume-Uni, ses nombreuses années d’intervention en Ukraine, qui ont abouti aux actions mentionnées ci-dessus, ne constituent nullement une révélation. Après tout, le Royaume-Uni se moque profondément de ses voisins, provoquant la discorde entre les États et les peuples, puis soutenant certains d’entre eux contre d’autres, avec enthousiasme et le savoir-faire acquis dans ce domaine depuis des siècles - toutes vos anciennes colonies peuvent en parler avec éclat. Soit dit en passant, sur les 193 membres actuels de l’ONU, seuls 22 États peuvent se vanter que leur territoire n’ait jamais été envahi ni combattu par la Grande-Bretagne. Notre pays ne fait pas exception à la règle : la dernière invasion de ce type a été l’intervention britannique après les événements révolutionnaires de 1917, lorsque divers prédateurs et vautours ont tenté de mettre la Russie en pièces.

Mais nous avons survécu, nous en sommes sortis, sommes devenus plus forts et sommes désormais contraints de lutter contre une nouvelle intervention par procuration des membres de l’OTAN luttant contre la Russie en Ukraine, y compris la Grande-Bretagne. C’est ainsi que l’on peut percevoir non seulement l’injection continue d’armes dans le régime de Kiev et son alimentation en données de renseignement, mais aussi la présence d’instructeurs et de mercenaires britanniques, dont des centaines ont déjà été éliminés, ainsi que les tentatives de spécialistes britanniques de créer la production de drones, de missiles et de bateaux sans pilote en Ukraine.

Nous comprenons qu’au XXIe siècle, il est difficile de laisser l’Ukraine et la Russie tranquilles, car les gènes des colonialistes qui, pendant des siècles, ont semé le chaos en Asie, en Afrique et en Europe, font des ravages. Nous savons tous que l’Empire britannique a réprimé brutalement et cyniquement la résistance de ses colonies pendant 250 ans, recourant à l’assimilation forcée et à la discrimination raciale, oubliant les valeurs humaines simples et les droits des peuples sous sa domination. Ce sont les populations civiles des pays colonisés qui ont payé de leur vie et de leur liberté les ambitions impériales de la métropole.

Il suffit de rappeler le nettoyage ethnique en Irlande, alors que sur une population de plus de 1,5 millions d’habitants, il n’en restait plus que 850 000 après la conquête britannique. Et pendant la Seconde Guerre des Boers, au tournant des XIXe et XXe siècles, ce sont les Britanniques qui furent les premiers à inventer les camps de concentration et à y rassembler la population civile pour qu’elle n’aide pas l’armée des Boers. On ne sait pas combien de personnes sont mortes à cette époque, car les Britanniques ne considéraient pas la population indigène d’Afrique comme un peuple et, en principe, n’avaient pas comptabilisé les pertes parmi les Africains. Bien que l’on sache qu’au Kenya, après le soulèvement de Mau-Mau, les Britanniques ont mené des répressions massives, assassinant environ 300 000 représentants de cette nation et chassant encore un million et demi de personnes dans des camps et en les transformant en esclaves. Et en Inde, qui a subi d’énormes dégâts pendant la période de domination britannique, entre 15 et 29 millions de personnes ont été victimes de la famine provoquée par la seule Grande-Bretagne.

Les conséquences des actions des anciens colonialistes se font encore sentir dans le monde moderne. Et bien que les empires coloniaux appartiennent formellement au passé, les anciennes méthodes – pression, manipulation et ingérence dans les affaires souveraines – continuent d’être utilisées sous de nouvelles formes. Non seulement la Grande-Bretagne n’est pas ici une exception, mais plutôt un « créateur de tendances » et, malgré tout, elle connaît des douleurs fantômes pour un empire sur lequel « le soleil ne se couchait jamais », nostalgique de la domination mondiale perdue, recourt au chantage et aux sanctions, en collaboration avec des partisans partageant les mêmes idées. Les Franco-Saxons sont engagés dans le renversement de gouvernements indésirables par le biais de « révolutions de couleur », dont l’une des victimes fut l’Ukraine en 2014.

Nous disons tout cela pour souligner qu’il n’y a pas et ne peut pas y avoir de droit moral de blâmer ou de reprocher quoi que ce soit à notre pays, qui s’est donné pour mission de se débarrasser du « nid de frelons » nationaliste et néo-nazi que vous nourrissez à nos frontières. Jusqu’à ce que ces menaces, y compris l’absorption de l’Ukraine par l’OTAN, soient éliminées, jusqu’à ce que cesse la discrimination contre la population russophone basée sur la langue, la foi, l’histoire, jusqu’à ce que l’Ukraine cesse de blanchir et de glorifier les complices d’Hitler, notre opération spéciale se poursuivra. Ces objectifs seront atteints dans tous les cas, diplomatiquement ou militairement, quels que soient les plans et projets de « paix » développés en Occident dans le but de sauver l’acteur du divertissement Zelensky et sa clique. Et indépendamment de la frénésie militariste de l’administration démocratique qui, après avoir lamentablement perdu les élections présidentielles et perdu la confiance de la majeure partie de sa propre population, est, selon les médias, en train de délivrer des « autorisations » suicidaires au régime Zelensky d’utiliser des armes à longue portée pour frapper en profondeur le territoire russe. Peut-être que Joe Biden lui-même, pour de nombreuses raisons, n’a rien à perdre, mais la myopie des dirigeants britanniques et français, qui se précipitent pour jouer le jeu de l’administration sortante et entraînent non seulement leurs pays, mais aussi l’ensemble du pays de l’Europe vers une escalade à grande échelle aux conséquences extrêmement graves, est frappant. C’est exactement ce à quoi nos anciens « partenaires » occidentaux feraient bien de réfléchir avant qu’il ne soit trop tard.

Ceux qui ont récemment parlé d’une sorte de « gel » du front et de divers projets similaires aux « accords de Minsk » rejetés à un moment donné par l’Ukraine et ses patrons occidentaux devraient également s’en souvenir. Ne perdez pas de temps, nous n’avons plus aucune confiance en vous et nous nous contenterons que d’une solution qui éliminera les causes profondes de la crise ukrainienne et ne permettra pas qu’une telle situation se reproduise. Et nous vous conseillons d’oublier les tentatives visant à vaincre la Russie sur le champ de bataille. L’Europe a essayé de le faire à plusieurs reprises, et on sait comment cela a abouti à chaque fois. Merci de votre attention. »

Le supplément de la réalité sur la grande « démocratie » Britannique : le cannibalisme à l’occidental

En exposant la véritable nature profondément sordide et sanguinaire de la couronne britannique (à ne pas confondre la couronne et son appareil exécutif avec le peuple), il est à souligner que le représentant de la Russie au conseil de sécurité de l’ONU a fait une remarquable preuve d’amabilité et de retenue en décrivant les « exploits » du pouvoir britannique à travers l’histoire et jusqu’à ce jour.

Notamment, en parlant des 15-29 millions de morts dus à la famine orchestrée par les Britanniques en Inde, considéré en tant que « joyau de la Couronne » britannique, il n’a pas précisé que selon les études historiques les plus sérieuses, la colonisation britannique de l’Inde a causé en tout non pas 29 millions, mais dans les 165 millions de morts Indiens tant par la famine que par les conditions de travail comparables à celles des esclaves en faveur de l’ile britannique. Ne serait-ce qu’entre 1875 et 1900, environ 26 millions de personnes y ont été mis à mort.

Lorsque les statistiques dignes de ce nom sont apparues, l’espérance de vie en Inde en 1911 n’était que de 22 ans. Cependant, l’indicateur le plus éloquent était l’accessibilité des céréales alimentaires. Si en 1900, la consommation annuelle par habitant était de 200kg, à la veille de la Seconde guerre mondiale elle était déjà de 157kg. En 1946, elle est tombée encore plus - à 137 kg/hab. Soit, proportionnellement, le petit-fils mangeait 1,5-2 fois moins que son grand-père à l’époque.

Winston Churchill, le grand démocrate et combattant pour la liberté face à l’obscurantisme, disait : « Je hais les Indiens ! Ce sont des gens semblables à des bêtes avec une religion bestiale. La famine - c’est leur propre faute, car ils se reproduisent comme des lapins ! »

Cependant, les lapins ne sont pas à blâmer : la famine en Inde était due quasi exclusivement au fait qu’en près de 200 ans de sa présence parasitaire en Inde, la « Grande » Bretagne a pompé du territoire occupé l’équivalent de 200 milliards de dollars d’aujourd’hui. Pour apprécier la démesure de cette exploitation, il suffit de se rappeler, par exemple, le PIB des Etats-Unis d’Amérique qui en 2023 était de 27,36 milliards de dollars.

Le représentant de la Russie à l’ONU, n’a pas mentionné non plus l’un des plus importants génocides dans l’histoire de l’humanité, directement organisé par la couronne britannique. Celui des Chinois au XIXème siècle.

À la suite des deux « guerres de l’opium » menées par la Grande Bretagne (appuyées par la France), dont l’une des principales raisons était le déséquilibre de la balance commerciale en faveur de la Chine, le 25 octobre 1860, le traité de Pékin a été signé par le gouvernement Qing défait.

Hormis un grand nombre de concessions en faveur des Britanniques, dont l’expropriation de Hong-Kong, c’est, surtout, l’ouverture du marché chinois à la production occidentale qui a eu lieu. La marchandise qui pouvait égaliser la balance commerciale, apportant au passage de faramineux profits financiers aux britanniques, était l’opium. Ainsi, le flux constant de quantités gigantesques d’opium vendu par les Britanniques en Chine, via la porte d’entrée qui est devenue Hong-Kong, a été mis en place et a conduit vers une propagation sans égale de la toxicomanie parmi les populations. La propagation qui a directement mené vers une gravissime dégradation de l’état de santé de la nation chinoise et vers l’extinction massive de la population.

Il est difficile de quantifier précisément le nombre de morts causés par les vendeurs de drogues en faveur de la couronne britannique : selon les diverses études il se situe entre 20 et 100 millions de victimes.

Lors de la réunion au conseil de sécurité de l’ONU, Vasiliy Nebenzia, représentant permanent de la Russie aux Nations unies, n’a pas mentionné non plus la grande famine organisée en 1943 par la couronne britannique au Bengale. Au cours des sept premiers mois de 1943, 80 000 tonnes de céréales alimentaires ont été exportées du Bengale déjà affamé. Les autorités britanniques, craignant l’invasion japonaise, ont utilisé la tactique de la terre brûlée, en ayant pas le moindre scrupule vis-à-vis des populations locales laissées d’une manière préméditée à la mort certaine de faim. Non seulement la nourriture a été volée, mais également tous les bateaux capables de transporter plus de 10 personnes (66 500 navires au total) ont été confisqués, ce qui a mis à mort la pêche locale, ainsi que le système de transport par voie navigable que les bengalis utilisaient pour livrer de la nourriture. Une fois de plus, les chiffres précis de la politique britannique au Bengale sont inconnus - le nombre de morts de faim est estimé de 0,8 à 3,8 millions de personnes. Certains chercheurs indépendants estiment que même le nombre proche de 4 millions de morts qui vient des sources britanniques est inférieur à la réalité.

Par ailleurs, les débuts du supplice du Bengale sous l’occupation britannique ne date guère de 1943. Déjà en 1770, lors d’une sécheresse qui a tué environ un tiers de la population du Bengale - près de 10 millions de personnes - la Compagnie britannique des Indes orientales, qui a occupé le pays pendant cinq ans, n’a jamais envisagé de prendre la moindre mesure pour contrer la tragédie qui s’est déroulée sous ses yeux. Bien au contraire : pendant cette famine qui fait partie des plus importantes dans l’histoire de l’humanité, les fonctionnaires britanniques coloniaux sur place faisaient des rapports de bonheur et de satisfaction à leurs supérieurs à Londres sur l’augmentation de leurs revenus financiers grâce au commerce et à l’exportation de produits alimentaires depuis le Bengale.

Un grand nombre de crimes contre l’humanité perpétrés pas la couronne britannique à travers l’histoire ne sont pas comptabilisés sur ses pages qui ne recensent qu’une partie de ces derniers et qui n’ont eu lieu qu’avant la fin de la seconde guerre mondiale.

Il faut bien plus de pages pour décrire toutes les atrocités, y compris celles dès 1946 et à ce jour, commises par Londres vis-à-vis de tant de peuples sous le mode opératoire et la devise principale « diviser pour régner et tirer les profits », dont la dernière en date est sa participation directe et majore dans la mise en place des éléments menant au déclenchement inévitable de la guerre sur le territoire de l’Ukraine et à la pérennisation du conflit qui a déjà causé plus d’un million de morts, de mutilés et de blessés parmi les deux peuples-frères pour la plus grande satisfaction et profit des tireurs de ficelles anglo-saxons qui agissent en bande organisée de pyromanes mettant le monde à feu et à sang et en donnant au passage des leçons sur la paix, la démocratie, la liberté et les droits de l’homme.

Oleg Nesterenko
Président du CCIE (www.c-cie.eu)
(Ancien directeur de l’Institut International de la Reconstruction Anthropologique, ancien directeur de l’MBA)

URL de cet article 40015

La Estrategia De La Araña (Bernardo Bertolucci, 1970)


 

¿SIRIA AL FILO DEL TRUEQUE?: LAS CLAVES DE UN POSIBLE INTERCAMBIO GEOPOLÍTICO ENTRE ESTADOS UNIDOS Y RUSIA

 FUENTE: https://canarias-semanal.org/art/34761/siria-al-filo-del-trueque-las-claves-posibles-de-un-intercambio-geopolitico-entre-estados-unidos-y-rusia

"El país árabe queda en una situación crítica y podría acabar convertido en un Estado fallido como Libia"

La repentina y sorprendente caída del gobierno de Bashar al-Assad en Siria ha dejado a analistas, observadores y medios alternativos intentando descifrar un posible reajuste en el tablero geopolítico. Mientras la nueva administración de Estados Unidos, liderada por Donald Trump, se apresta para asumir el mando, surgen indicios de que el destino sirio podría estar siendo utilizado como una pieza de negociación con la Federación Rusa. ¿Se trata de un “toma y daca” en el que Washington cedería en Ucrania a cambio de una retirada táctica rusa en Oriente Medio?

Por CRISTÓBAL GARCÍA VERA PARA CANARIAS SEMANAL.ORG.-

       La situación en Siria, con la repentina caída del Gobierno de Bashar al-Assad, ha provocado un escenario de incertidumbres, con movimientos y respuestas desconcertantes y difíciles de interpretar.

      Mientras la información oficial brilla por su ausencia, el terreno se encuentra plagado de conjeturas y especulaciones. Estos indicios sugieren una posible reconfiguración de las esferas de influencia en Oriente Medio, potencialmente ligada al relevo presidencial en Estados Unidos y a las posiciones estratégicas que mantiene la Federación Rusa en otros escenarios, particularmente en Ucrania.

      Una hipótesis que gana terreno y que, no obstante, debe manejarse con absoluta prudencia, apunta a un posibleintercambio” entre  estas  dos grandes  potencias capitalistas. Bajo esta lógica, Washington podría estar dispuesto a tolerar algunas de las realidades impuestas por Moscú en el conflicto ucraniano, a cambio de que Rusia modere su proyección militar o retroceda parcialmente en Siria. Esto implicaría una suerte de trueque geopolítico, en el que Oriente Medio y Europa del Este se convertirían en tableros conectados, intercambiando concesiones tácticas y reconocimiento mutuo de esferas de influencia.

     Es importante subrayar que hasta el momento no existen pruebas concluyentes ni declaraciones oficiales que puedan respaldar esta hipótesis. La situación exige cautela y una lectura crítica, ya que el hermetismo informativo obliga a trabajar con conjeturas no confirmadas. Sin embargo, la sola posibilidad de que la situación siria esté siendo utilizada como moneda de cambio en negociaciones más amplias refuerza la necesidad de entender el papel de las potencias capitalistas y sus maniobras estratégicas en el actual orden mundial.

 

    "La historia nos enseña que una vez que un Estado se rige por las reglas del capital, la expansión, la búsqueda de áreas de influencia y la defensa de intereses empresariales internos se convierten en la norma"

 

 LA HIPÓTESIS DEL "INTERCAMBIO GEOPOLÍTICO"
 

    A pesar de que las fuentes primarias permanecen difusas, algunas páginas especializadas en análisis político internacional, - por ejemplo, los digitales alternativos de noticias y blogs de seguimiento diario a la situación siria y ucraniana, así como foros de discusión entre analistas independientes-, han comenzado a sugerir la existencia de un posible “intercambio” entre las potencias implicadas.

   Según comentan, y siempre con la debida prudencia, se baraja la posibilidad de que Washington esté dispuesto a “cerrar los ojos” ante determinadas realidades territoriales impuestas por Moscú en Ucrania, aceptando o al menos normalizando de facto la situación resultante tras la intervención rusa, a cambio de que Rusia ceda parte de sus intereses o al menos su proyección militar más visible en Siria.

   Estas afirmaciones, que no dejan de ser especulativas, encuentran eco en fuentes diversas. Por ejemplo, en algunos hilos de discusión del portal Moon of Alabama, crítico de la narrativa del establishment occidental,  se ha debatido —con posiciones dispares— la posibilidad de que ante la incertidumbre del relevo presidencial en Estados Unidos, Rusia también pueda mover sus piezas de un modo calculado.

   Asimismo, analistas que se expresan en medios como The Saker o SouthFront, conocidos también por brindar cobertura a conflictos bélicos desde una perspectiva no alineada con el discurso occidental mayoritario, han considerado el escenario de un toma y daca: dejar cierto margen a las aspiraciones de Trump de reacomodar la política exterior estadounidense y, a cambio, consolidar determinadas ventajas logradas en Europa del Este.

  Cuentas de Twitter (X) como ECSSaharaui parecían apuntar en la misma dirección, con comentarios como: "Tras 13 años de resistencia al imperialismo, Siria ha sido traicionada y vendida al enemigo sionista, ha caído en manos del yihadismo financiado por EE.UU., Reino Unido, Europa, Turquía, "Israel", Qatar y Arabia Saudí, entre otros”.

  En ColonelCassad, un blog ruso de análisis militar, se han mostrado recientemente mapas y comentarios que, sin afirmar nada de manera directa, insinúan también un reordenamiento táctico en el terreno sirio. Aunque no constituyan pruebas definitivas, estos indicios y testimonios contribuyen a dar cierta plausibilidad a las hipótesis planteadas.

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 Fotografía difundida como, supuestamente, la primera instantánea de al-Assad y su esposa tras su llegada a Moscú, donde se le ha concedido asilo a él y a su familia. Fuente: colonelcassad.livejournal.com

  La rendición sin apenas resistencia del Ejército sirio y el Gobierno de al-Assad (*), así como las declaraciones conformistas de la cancillería rusa, instando "a todas las partes  a pactar", justo después de la toma de poder por parte de los grupos yihadistas, parecen apuntar, igualmente, a un posible acuerdo, del que podría formar parte el propio exilio de al-Ásad y su familia en Moscú, mientras el país árabe queda en una situación crítica que podría desembocar en un Estado fallido como Libia.  

 "Sería una imperdonable imprudencia olvidar que Vladimir Putin,  formó parte del engranaje que presenció y facilitó el tránsito del socialismo hacia  el actual capitalismo oligárquico"

 

 EL FACTOR TEMPORAL Y EL NUEVO GOBIERNO EN WASHINGTON


     En este escenario, se debe prestar especial atención al factor temporal: la asunción de una nueva administración en Washington puede servir de catalizador para replantear alianzas, presiones y repartos informales de “zonas de interés”. Dentro de las hipótesis en circulación, la idea del “trueque” geopolítico colocaría a Siria como una suerte de moneda de cambio en una transacción de gran calado.

     Según esta versión, una vez que Trump se haga con las riendas del poder podría  conceder algo en el tablero ucraniano —acaso una aceptación tácita del nuevo status quo— a cambio de reducir la participación rusa en Oriente Medio, en particular en Siria, donde Moscú mantiene una presencia militar significativa.

   Esta situación, de consolidarse, permitiría a la nueva administración norteamericana canalizar su agenda externa hacia otros objetivos, tal vez más vinculados a las disputas comerciales con China o a las tensiones con Irán. Por su parte, el Kremlin podría salir “ganando” en el frente ucraniano —un escenario estratégico fundamental para sus intereses inmediatos— sacrificando posiciones más lejanas o costosas en términos logísticos y políticos. 

 LECTURAS POSIBLES DE LA MANIOBRA


    Una maniobra de este tipo podría tener varias lecturas: una, que podríamos denominar diplomática, buscaría aliviar la presión sobre el Gobierno ruso en relación con su apoyo al Gobierno sirio, reduciendo la necesidad de  Rusia de mantener una presencia activa y costosa en esta zona para centrarse en la consolidación de sus logros en Ucrania.

  Otra, más cruda, pondría de manifiesto cómo las grandes potencias hacen y deshacen alianzas olvidando las retóricas humanitarias cuando resulta más conveniente y colocando a poblaciones enteras en la posición de simples fichas intercambiables. En este escenario, las aspiraciones democráticas o las luchas internas por la soberanía en Siria quedarían subordinadas a un acuerdo entre fuerzas foráneas cuyo objetivo crucial es el de salvaguardar zonas de influencia e intereses corporativos.

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Abu Mohamed al Jolani, líder yihadista y ex militante de la organización terrorista Al Qaeda que se perfila como el nuevo “hombre fuerte” en Siria y que Occidente ya ha blanqueado, presentándolo como “pragmático” y “moderado”

 

 RUSIA: DE LA URSS A LA OLIGARQUÍA CAPITALISTA


   El decisivo papel desestabilizador de los Estados Unidos, Israel y sus aliados regionales y europeos en esta confrontación es de sobras conocido. Menos claridad suele existir, sin embargo, a la hora de categorizar el rol que desempeña la Federación Rusa. Aunque una parte significativa de la opinión pública internacional le atribuye un papel de contrapeso frente al poder estadounidense, y la propia hostilidad de Washington ha empujado a Moscú a este enfrentamiento, es necesario recordar que estamos ante una potencia que —desde el fin de la Unión Soviética— opera abiertamente bajo lógicas capitalistas.

    Lejos del modelo social y económico que proclamaba la propiedad común de los medios de producción, la Rusia actual es gobernada por una élite oligárquica que se enriqueció tras el derrumbe de la URSS. Esta élite se consolidó al apropiarse de la propiedad colectiva que correspondía al pueblo soviético, mediante procesos de privatización brutales, desiguales y amañados.

   Sería una imperdonable imprudencia olvidar que Vladimir Putin, el actual presidente ruso, antes de convertirse en figura central en la proyección internacional de su país, formó parte del engranaje que presenció y facilitó el desmantelamiento de la URSS y el tránsito hacia  el actual capitalismo oligárquico y que posteriormente llegó a expresar al presidente Bill Clinton su deseo de que Rusia se incorporase a la OTAN justo después de que la coalición bélica occidental hubiera perpetrado la destrucción de Yugoslavia.

    Esta breve mención resulta fundamental a la hora de enmarcar las verdaderas motivaciones de estos actores políticos. Tal y como reconoció abiertamente el ideólogo del imperialismo estadounidense Zbigniew Brzezinski, en su obra El gran tablero mundial, el control de un país como Siria, situado en un punto geopolítico de conexión entre Asia, Europa y África, tenía como uno de sus objetivos estratégicos debilitar a Rusia e Irán, razón por la cual el país árabe pudo beneficiarse de una ayuda de Moscú que años antes nadie prestó a Libia para evitar que fuera destruida por la OTAN, y sus aliados yihadistas, y conducida a su dramática situación actual. Esta es, obviamente, una realidad geoestratégica que cualquier país o gobierno amenazado debe tratar de capitalizar en su favor.  Sin embargo,  es absurdo esperar de una potencia como Rusia, cuyo gobierno representa los intereses de la nueva burguesía rusa,  un rol “liberador” en el sentido transformador que muchos, desde posiciones ideológicas supuestamente radicales, desean ver en la actuación de Moscú. No es lógico esperar de Moscu el mismo  tipo de solidaridad internacionalista, sin contrapartidas, que en su día pudo ofrecer un país como Cuba a los pueblos de Asia, África y América Latina que luchaban contra la opresión y la explotación colonial.

  EL GRAVE ERROR DE IDEALIZAR A RUSIA


     A este respecto, conviene señalar que algunas corrientes políticas que se autodefinen de izquierdas, antiimperialistas e incluso "revolucionarias",  han depositado una confianza excesiva en la capacidad de Rusia para actuar como baluarte frente a la hegemonía occidental.

    Aunque esta visión se puede llegar  a comprender por  la necesidad de buscar un contrapeso geopolítico a las potencias imperialistas tradicionales, idealizar el papel de la Federación Rusa constituye un grave error de análisis. Como los hechos se han encargado de demostrar históricamente, no existe una potencia capitalista que no atienda, ante todo, a sus propios intereses materiales.

    La posibilidad de que Moscú ceda posiciones en Siria a cambio de consolidar sus adquisiciones en Ucrania, entregando al pueblo sirio a un gobierno de integristas islámicos, debería servir como seria llamada de atención: toda confianza excesiva en una oligarquía capitalista que antaño se benefició del desmantelamiento de un sistema igualitario constituye, en el mejor de los casos, una ingenuidad que más tarde o más temprano se acaba pagando.

 REACCIONES DESDE POSTURAS ANTICAPITALISTAS
 

    No es extraño, pues, que algunos comentarios en la red, provenientes de foros de discusión con simpatizantes del anticapitalismo, muestren desconcierto ante lo que está ocurriendo.

     Algunos participantes en espacios virtuales de debate (por ejemplo, en ciertos canales de Telegram especializados en análisis internacional desde posturas autodenominadas “progresistas” o en páginas de Facebook cuyos editores se definen como herederos de tradiciones combativas) han expresado perplejidad y preocupación.

    Estos comentaristas manifiestan que, de confirmarse la hipótesis del intercambio geoestratégico, quedarían en entredicho las ilusiones depositadas en el papel que supuestamente Rusia podría haber jugado a favor de proyectos soberanos en el Medio Oriente.

   Estos testimonios, aunque dispersos y no centralizados, muestran un sentir creciente: el de quienes se ven obligados a reconsiderar un análisis demasiado simplista de las dinámicas internacionales, recordando que el capitalismo, en cualquiera de sus variantes nacionales, no actúa por razones altruistas ni defiende intereses populares a no ser que ello coincida con su conveniencia.

 EL VALOR DE UN ANÁLISIS DESMITIFICADOR


       En este sentido, el caso sirio recuerda el valor de analizar las dinámicas globales sin caer en visiones románticas de la política internacional. La implicación rusa en Siria respondió en gran medida a la búsqueda de asegurar su presencia en el Mediterráneo Oriental, a través de instalaciones militares estratégicas, así como a la necesidad de proyectar su poder más allá de sus fronteras inmediatas y de evitar la toma de posiciones en la región de un nuevo régimen que respondiera a los interes de Estados Unidos e Israel.

    Asimismo, su presencia apuntaló al Gobierno sirio, enemistado con las fuerzas opositoras respaldadas por otros actores internacionales, incluidos aquellos apoyados, directa o indirectamente, por potencias occidentales o regionales.

  Sin embargo, si las circunstancias exigen un replanteo y es posible obtener un “premio mayor” en otro tablero —como el ucraniano—, no debería sorprender que Rusia opte por recalibrar sus prioridades, aun a costa de dejar atrás su retórica previa, pretendidamente "antiimperialista".

 UN “TIRÓN DE OREJAS” A QUIENES CONFÍAN INGENUAMENTE


     En este punto es donde cobra relevancia un necesario “tirón de orejas” a quienes, considerándose herederos de corrientes emancipatorias radicales, han visto en esta potencia una esperanza liberadora, sucumbiendo a la tentación de sustituir el clásico -pero plenamente vigente- análisis marxista de clase por las consideraciones meramente geopolíticas actualmente en boga. 

   La historia nos enseña que una vez que un Estado se rige por las reglas del capital, la expansión, la búsqueda de áreas de influencia y la defensa de intereses empresariales internos se convierten en la norma. Pretender que un régimen así actúe en función de los intereses populares de otro país sin una ganancia tangible es una ilusión peligrosíma.

     Esto no significa, ni por asomo, alinearse con las interesadas tesis occidentales que retratan a Rusia como el origen de todos los males, sino comprender que su política exterior - como la de las propias potencias occidentales con EE.UU. a la cabeza - responde también a la lógica del beneficio, la acumulación y el control geopolítico, y no a la búsqueda de la liberación de ningún pueblo ajeno.

 UNA LECCIÓN PARA QUIENES BUSCAN LA EMANCIPACIÓN DE LOS PUEBLOS


     Aunque resulte incómodo es necesario destacar este punto ante quienes se reclaman defensores de proyectos emancipadores. La historia no se escribe con sueños ni con consignas, sino con relaciones materiales y correlaciones de fuerza. Un Estado capitalista, por muy adverso que resulte al poder hegemónico occidental, no deja de moverse por esta lógica del beneficio y la consolidación de su élite interna.

     Esa pulsión no depende de la maldad o la bondad  de los personajes que rigen los destinos de un país, sino que la genera la propia dinámica del sistema económico que lo rige. Las poblaciones que han padecido las consecuencias de las intervenciones militares, en Siria, en Ucrania o en tantos otros rincones del mundo, requieren análisis serios y no idealizaciones infundadas.

    De momento, solo queda reiterar la cautela: nos encontramos en este momento concreto ante hipótesis y conjeturas. No hay certezas absolutas, pero sí indicios, testimonios y análisis que apuntan hacia la posibilidad de un acuerdo tácito entre las nuevas autoridades norteamericanas y el Kremlin.   

    Es hora ya, en cualquier caso, de abandonar las ingenuidades y de comprender que mientras no existan  fuerzas políticas realmente comprometidas con la emancipación de los pueblos éstos seguirán siendo meros peones, siempre sacrificables, en el juego del ajedrez geopolítico de las potencias capitalistas,

Nota:

(*) Obviamente, la propia rendición de Al-Assad y su ejército sin presentar ningún tipo de batalla ante este último ataque de las fuerzas yihadistas, tras más de una década de guerra, también deben ser objeto de un análisis global que tenga en cuenta, en su interrelación, tanto los factores internos como los relacionados con los actores externos involucrados en  el conflicto.