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mercredi 12 mars 2025

Les Chevaux du Vercors (Jacqueline Audry, 1943)

Les Chevaux du Vercors Les Chevaux du Vercors

En 1943, Jacqueline Audry est enfin aux manettes pour Les Chevaux du Vercors, un très beau court métrage documentaire, avec Henri Alekan à la photo, sur la transhumance des chevaux jusqu’en Camargue dont on peut faire une lecture métaphorique, comme une célébration de la liberté et des maquis de la Résistance. 

Dans quel putain de dvd j'ai visionné ce film, impossible de le trouver sur le net..

Reivindicando el cine político-quinqui-gay de Eloy de la Iglesia

 El artículo que sigue es en plan postmoderno/Otan cultural, de lo más actual y típico de la izquierda anticomunista, pero todo lo que resalta el cine de Eloy de la Iglesia es de remarcar con tal de contribuir a una cultura roja. En este caso, cine rojo con el cine cubano (desde 1960), estadounidense (años 1930-1950), italiano (1940-1980), español antes de la dictadura y algo al final y después, alemán de la República de Weimar, soviético en gran medida y del bloque del Este después de 1945 (el de la DDR es el que más conozco). Eloy refleja con su estética los años 70 y 80 de la España tardofranquista y de la transición-transacción. 

No existe una estética roja, pero sí una cultura roja apoyada sobre la historia: todos esos momentos de la historia del siglo XX conforman esa cultura tan variopinta del punto de vista estético. Es lo que contrasto con todas esas cinematografías, distintas, pero éticamente similares. El cine letrista-situationista entraría en esta cronología roja? No todo desde luego. Pero merece retomar las técnicas letristas-situacionistas, cine expansivo en modo deriva delirante, en una perspectiva mucho más roja o por lo menos en contra de la perspectiva postmoderna con la que muy malamente se entiende: mi película supertemporal o hacienda expansiva, De l'Espagne 95, busca reinsertar el vanguardismo cinematográfico dentro de una tradición roja y por eso tiene que definir lo que es su genealogía (y lo que no entra en ella): son puntales para la hacienda.

FUENTE: https://www.lamarea.com/2024/11/07/reivindicando-el-cine-politico-quinqui-gay-de-eloy-de-la-iglesia/

La editorial Dos Bigotes publica una monografía dedicada al director vasco sin eludir las zonas de sombra: tanto su persona como su obra siguen siendo hoy objeto de controversia.

 

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José Luis Manzano (a la derecha) en una escena de 'El pico'. FLIXOLÉ / ÓPALO FILMS

«No deja de ser paradójico que mi adicción haya sido tan sonada cuando tan sólo consumí durante cuatro años. Desde hace once estoy desintoxicado», confesaba Eloy de la Iglesia en 1996, en una entrevista en El Mundo. Aún tardaría otros cinco años en volver a dirigir. Por aquel entonces, el cineasta vasco (fallecido en 2006), autor de películas extraordinariamente taquilleras en las décadas de 1970 y 1980, se había convertido en un apestado. Homosexual, comunista y yonqui, todo el mundo encontró una excusa para darle la espalda. Durante mucho tiempo, en el mundillo del cine había gente se avergonzaba de haber trabajado con él, pero eso está cambiando. «¡Joder, qué bien que por fin se esté reivindicando su figura!», le dijo José Sacristán a La Caneli cuando lo llamó para contar con su testimonio en el libro Eloy de la Iglesia: El placer oculto del cine español.

La Caneli (nombre artístico de Alberto Fernández) es uno de los 11 nombres que firman esta monografía publicada por la editorial Dos Bigotes. Coordinado por Carlos Barea, el volumen –que participa del espíritu reivindicativo que ha alumbrado otros estudios similares lanzados por la editorial, como los dedicados a Ocaña o a Gloria Fuertes–, cuenta con textos de Violeta Kovacsis, Eduardo Bravo, Nicolás Grijalba de la Calle, Diana Aller, Francina Ribes Pericàs, Juan Sánchez, David Velduque, Alejandro Melero y Vicente Monroy. Cada uno de ellos realiza una aproximación (personal, académica, histórica, social) al cine de Eloy de la Iglesia. Y todos confiesan haber tenido que usar un tacto especial para tratar el tema, porque tanto su obra como su persona siguen siendo hoy objeto de controversia.

Eloy de la Iglesia
Portada del libro, diseñada por Raúl Lázaro. DOS BIGOTES

«Cuando revisas hoy su cine, teniendo en cuenta todos los avances que hemos tenido en cuestiones de género y en derechos LGTBIQ+… En fin, yo veía que era una cosa muy difícil», confesaba Eduardo Bravo en la presentación del libro. Al principio, cuando recibió la invitación para participar en él, lo vio como un regalo; luego, al sopesar todas las implicaciones, se sintió abrumado por la responsabilidad.

Obviamente, el cine de Eloy de la Iglesia no puede verse hoy con los mismos ojos que cuando se estrenó. Hay cuestiones muy problemáticas que los autores, consecuentemente, no han tratado de eludir. «No hay que olvidar cómo trata al gay con pluma», recuerda Nicolás Grijalba, profesor en la Universidad Nebrija. «Eloy era un plumófobo total, en el sentido de que hacía una caricatura que es casi heredera de No desearás al vecino del quinto y ese tipo de películas». Además, en plena era del #MeToo, su escabrosa relación con José Luis Manzano, su actor fetiche, amante y compañero de viaje en su descenso a los infiernos, tampoco puede ser pasada por alto.

El control que ejerció sobre el intérprete le impidió a éste participar en proyectos diferentes a los suyos. Sólo hubo un par de excepciones: Barcelona Sur (1981) y la serie de televisión de Los pazos de Ulloa (1985). Ambos, Manzano y De la Iglesia, sobre todo a partir del rodaje de El pico (1983), cayeron en una espiral de dependencia tóxica (en todos los sentidos) en la que el actor se llevó la peor parte. En 1992 apareció muerto, aparentemente por sobredosis, en el piso del director y en circunstancias nunca aclaradas del todo. Tenía 29 años.

Por todas estas cosas, publicar un libro dedicado a Eloy de la Iglesia «es todo un atrevimiento», en palabras de Carlos Barea. Pero era un hueco que había que llenar a pesar de las dificultades. Mientras en París le han dedicado una retrospectiva en la Cinémathèque Française, en España apenas hay estudios publicados sobre su obra. De la Iglesia fue un pionero en muchas cosas, realizó un cine popular, a veces tosco, a menudo contradictorio, ingenuo en muchos sentidos, pero comprometido política y socialmente. Además, quienes lo conocieron de cerca (y están vivos para contarlo), sólo tienen palabras de cariño hacia él. Aunque hay excepciones: Pedro Mari Sánchez, por ejemplo, chocó con el cineasta durante el rodaje de Otra vuelta de tuerca (1985) y aquella contrariedad fue tan traumática que a día de hoy sigue sin querer hablar del tema.

Eloy de la Iglesia, cineasta gay

La semana del asesino (1972) fue la primera película española en la que puede verse un beso entre dos hombres, aunque eso sólo ha sido posible a partir de una versión restaurada con los planos que sí estaban presentes en la copia que se destinó al extranjero. Al parecer, la censura franquista ordenó más de 100 cortes, entre los que estaba, claro está, el beso entre Vicente Parra (galán español por excelencia, homosexual él mismo y productor de la cinta) y Eusebio Poncela. Otro de sus títulos emblemáticos, Los placeres ocultos (1977), ostenta el honor de haber sido la última película censurada oficialmente por el franquismo, que aún pervivía tras la muerte del dictador.

«Por desgracia, a día de hoy, vemos que muchas cosas no han cambiado», apunta el director David Velduque. «La censura, como tal, supuestamente no existe, pero se ha reinventado, tiene otras formas de operar. Lo vemos con las productoras, con las plataformas. Como cineasta queer, yo tengo muchas dificultades para sacar mis proyectos adelante y por eso siento una empatía enorme por el cine que hizo Eloy, que no sólo era arriesgado por sus temáticas sino por cómo las abordaba».

«Él hacía sus películas con la intención de molestar. Nunca vas a estar cómodo al cien por cien», opina Alejandro Melero, profesor de Comunicación en la Universidad Carlos III. «En pleno franquismo, cuando aún estaba vigente la Ley de Peligrosidad Social, en España había un director haciendo cine gay. Y era un cine muy explícito, además. Sucio, con calzoncillos, con sudor, con pelo, con imágenes que incluso hoy no son fáciles de asimilar por la industria».

Entonces, ¿cómo es que Eloy de la Iglesia fue tan prolífico? Si su cine político-quinqui-gay era tan espinoso, ¿cómo fue capaz de filmar tantas películas? «Es que Eloy no fue nunca un director marginal –explica el documentalista Juan Sánchez–. Al contrario, era un cineasta muy comercial. A los actores y actrices del momento, cuando les llegaba una propuesta de Eloy, era como si les tocara la lotería, porque sabían que era una película que se iba a ver y que iba a dar que hablar». Por eso grandes estrellas del momento como José Sacristán, Ana Belén o Juan Diego, y otras que lo habían sido antes y querían relanzar su carrera, como Carmen Sevilla o María Asquerino, se embarcaron en el cine más sucio y más arriesgado que se había rodado hasta entonces en España. «La industria tiene la manga muy ancha», continúa Sánchez. «Algunos de los productores de Eloy tampoco estaban ideológicamente cerca de él, pero se trataba de hacer dinero. Y su cine hacía dinero».

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José Sacristán en una escena de ‘El diputado’ (1978). FLIXOLÉ / FIGARO FILMS

«Cuando le pones películas de Eloy a los chavales de hoy en día, les explota la cabeza. Porque no deja indiferente a nadie, porque es una bomba, un kamikaze, para bien y para mal», añade Nicolás Grijalba. «Se habla mucho de su cine quinqui [Navajeros, Colegas, El pico], pero en su obra hay un acercamiento al giallo [El techo de cristal], al cine más psicotrópico [Una gota de sangre para morir amando]… Tenemos películas tremendamente malas y otras que están rodadas de forma exquisita, como es el caso de El diputado».

Aquella película, tan hija de su época, tan canónica en su estilo social y casi documental, hablaba de un problema que, medio siglo después, sigue aquejando a la izquierda: su machismo. Según Grijalba, «Eloy rodaría hoy mismo en Tirso de Molina. Rodaría los deseos, las pesadillas, la desesperanza, a la gente desharrapada y atropellada por ese capitalismo salvaje que se ceba con el más débil. Eloy es eso, un dedo en la llaga, y no sólo para el fascismo de su época sino también para sus propios compañeros de partido. Él [aunque consiguió arrastrar a Carrillo y a la plana mayor del PCE al estreno de El diputado] no acabó bien en un partido que era, en buena medida, hombruno, machirulo y homófobo».

 

mardi 11 mars 2025

Nuevo espíritu para Occidente terminal

París ha muerto, su espíritu ha muerto, y lo liquido la Otan cultural de manera sistemática a partir de los años 1960, cuando Debord empezo a utilizar el término de Espectacúlo. Ahora Macron, el liquidador, usa el término de Espíritu, de un "esprit français" otanizado al mismo tiempo que encarga para él un Aston Martin tipo James Bond..

Para las trampas, siempre contar con los hijos de Gran Bretaña, expertos en leyendas negras y blancas al servicio de la City.


Al Nosra fait du bon boulot

 La chef de l'égoût européen, Von der Leyen a invité le leader de HTS, Al Julani, a Bruxelles le lundi 17 mars. Et elle l'a fait pendant que les hordes de Al Julani massacraient des familles entières d'alaouites et de chrétiens en Syrie. 

Le gars est invité un jour avant l'anniversaire de la date anniversaire du 11 mars 2004 en Espagne, quand à la gare d'Atocha  200 travailleurs et étudiants espagnols furent assassinés par Al-Qaeda. Or, le président jihadiste syrien y avait déjà les responsabilités les plus hautes.

Aujourd'hui et hier, les égorgeurs inclusifs ont jetté les corps des massacrés du haut des falaises. De ce "7 octobre syrien" on ne connaitra même pas le nombre des tués.

SOURCE: https://www.librairie-tropiques.fr/2025/03/al-nosra-fait-un-bon-boulot.html?utm_source=_ob_email&utm_medium=_ob_notification&utm_campaign=_ob_pushmail

LE CHAOS EST DE RETOUR

Des familles syriennes trouvent refuge dans une base russe

Plus de 1 300 civils auraient été tués suite à la résurgence des massacres
dans ce pays déchiré par la guerre.

Des centaines de civils ont trouvé refuge sur la base aérienne russe de Khmeimim, dans l'ouest de la Syrie, cherchant à se mettre à l'abri des violents affrontements qui ont éclaté la semaine dernière, comme le montrent plusieurs vidéos obtenues par RT. Selon les images, des centaines de personnes déplacées, dont des femmes et des enfants, se sont réfugiées dans des bâtiments et dans des espaces ouverts.

Plus de 1.300 personnes ont été tuées en Syrie en trois jours jusqu'à dimanche, dont au moins 973 civils, selon des informations de presse. La région côtière du pays, où vit une majorité de membres de la communauté alaouite, est en proie à des violences depuis mercredi, après le déclenchement d'une rébellion armée, au cours de laquelle des groupes décrits par les médias occidentaux comme "fidèles à l'ancien président Bachar al-Assad" se sont affrontés à des milices de mercenaires jihadistes alliés au nouveau gouvernement "provisoire" syrien.


Plus tôt lundi, le ministère de la Défense du pays a annoncé l'achèvement d'une « opération militaire », a écrit le journal Asharq Al-Awsat, citant le porte-parole du ministère de la Défense, Hassan Abdul Ghany (alias le terroriste d'Al Qaïda : Al Jolani).

Alors que les combats s'intensifiaient, les civils ont été autorisés par les russes à pénétrer dans la base de Khmeimim. Selon des sources de RT, l'armée russe a installé des tentes, une cuisine de campagne et un centre médical.

Le nouveau dirigeant syrien, Ahmed al-Sharaa aka Abou Mohammed al-Jolani, a accusé les factions pro-Assad soutenues par des "alliés étrangers" d'avoir "incité à la violence".

S'exprimant sur les relations avec la Russie lors de la même interview accordée à Reuters lundi, al-Sharaa a déclaré que les nouvelles autorités « ne veulent pas de rupture avec la Russie », mais qu'elles ne veulent pas non plus que « sa présence en Syrie constitue une menace pour un quelconque pays ».

DIMANCHE 16 MARS 16 H

RENCONTRE SPÉCIALE
STRATÉGIE DU CHAOS

LE RETOUR DU CHAOS EN SYRIE
Sur la situation des minorités et des populations de Syrie
après la chute d'Assad.

 

Ciencia ficción capitalista, más de lo mismo

 SIN novedad: nadie escapa del espectáculo.

Los valores individualistas del humano antoconstruido -del emprededor de sí mismo cuya versión cool se desgrana en biografías de artista, de rockero, etc- apuntan siempre al mismo modelo anarcocapitalista de Ayn Rand que el pobre Gary Cooper, sin entender muy bien su papel, interpretaba en The Foutain/El Manantial: un arquitecto al que nadie doblegará su voluntad y que, contra todos si hace falta, construirá su sueño, en este caso arquitectónico. Los arquitectos son la encarnación heroíca del emprededor, la mejor figura, la del demiurgo de carne capaz de darle al capitalismo una figura civilizacional o por lo menos con algo de trascendencia. El libro de Aynd Rand, una anticomunista feroz salida de la Rusia blanca, es la biblia capitalista del país del destino manifiesto al que dios ha agraciado para arrasar hasta la última frontera, hasta Marte empuja Musk. Esta temporada, El Brutalista, biopic de un arquitecto judío europeo salido de un campo de concentración, va del mismo rollo de redención, redención, los yankees no saben contar otra historia.  

1943


Por lo visto Ciencia ficción capitalista de Michel Nieva crítica la ciencia ficción capitalista al descubrir que efectivamente es una vertiente de lo que me gusta llamar, con Mark Fisher, realismo capitalista con Mark Fisher, o espectáculo con Guy Debord. Parece ser que la crítica del librito pierde fuelle rapidamente y el de la reseña de abajo quería más. Pero merece la pena ir más lejos? Musk con sus fantasias marcianas suena a rancio, a occidente terminal, da para unas risas como en este video. 


 



FUENTE: https://www.ccyberdark.net/10228/ciencia-ficcion-capitalista-como-los-multimillonarios-nos-salvaran-del-fin-del-mundo-de-michel-nieva/

Ciencia ficción capitalista. Cómo los multimillonarios nos salvarán del fin del mundo, de Michel Nieva

Ciencia ficción capitalista 

La única vez que he hablado en mi vida con el por lo demás admirable Jorge Herralde, tras cumplir con el motivo que nos había reunido con Luis Goytisolo, saqué el tema de la literatura de ciencia ficción y él lo rechazó con elegante firmeza. Después su editorial, Anagrama (supongo que ya no bajo su guía directa por pura lógica de edad), ha sido ejemplo de esa travesía a la que hemos asistido en los últimos años: esconder el término «ciencia ficción» en cualquiera de sus publicaciones, luego mencionarlo para negarlo («no se trata de ciencia ficción, sino…»), más tarde utilizar el incluso más abominable «una obra que trasciende la ciencia ficción», después admitir su existencia como algo de interés folklórico (véase la publicación de biografías de autores a los que a su vez no se publica) y finalmente aceptarlo al punto de dar a luz, como en el caso que nos ocupa, un ensayo sobre el género que incluye la etiqueta en su propio título. En el fondo para decir que es caca, pero de una valiosa forma más sofisticada.

Michel Nieva es un interesante autor argentino al que tenía pendiente leer. Aquí, en las primeras sesenta páginas de este breve volumen, pura y simplemente da en el clavo. Me parece muy difícil que cualquier análisis del impacto y la relevancia de la cf en los próximos años en términos más allá de lo literario no pasen por el concepto de «ciencia ficción capitalista» que Nieva desarrolla de forma impecable. Porque esa es una de las cuestiones clave para entender la ciencia ficción: es literatura, sí, y como tal hay que juzgarla, pero también es algo más, sí, y en esos términos tiene un potencial mayor que el del 95% de lo que se publica como literatura.

En resumen, Nieva lanza la idea de que el capitalismo tecnológico (lo que genéricamente solemos denominar como Silicon Valley) se ha apropiado del lenguaje de la ciencia ficción, y además utiliza buena parte de sus especulaciones como justificación para sus actos. ¿Que viene el cambio climático? Bien, la ciencia siempre podrá inventarse algo. ¿Que nos cargamos el planeta? Bueno, llevamos siglos soñando con llevarnos el tinglado a otra parte. Con dinero y talento emprendedor, amigos, todo puede solucionarse.

«Mientras el capital condena a los trabajadores del mundo a un presente perpetuo de inestabilidad, incertidumbre y endeudamiento, son los multimillonarios los únicos capaces de avizorar y monetizar ese porvenir. Así, la ciencia ficción capitalista es la violencia que restringe el monopolio de imaginar nuestro futuro a las corporaciones», afirma de manera tajante y, a mi juicio, poco discutible. El argumento de Nieva camina en la misma línea de diversos trabajos publicados en Estados Unidos para explicar la famosa afirmación de por qué es más fácil pensar en el fin del mundo que en el del capitalismo. Cómo la imaginería de la cf, consolidada en la opinión pública, es utilizada por las nuevas elites económicas para ofrecer un sueño de futuro en medio de un presente sin esperanza (también para ti, amigo proletario, empieza a lamer botas, porque el ascensor social existe en nuestro sistema, ja, ja). Todo parte de un proceso que no menciona pero está implícito en su argumentación: algunos frikis pasaron de ser los desheredados de la Tierra a los dueños del mundo, de que se les rieran en el instituto a mandar cohetes quizá hasta Marte para crear ahí su nueva utopía. Admito el uso de este término aquí en su acepción chestertoniana: la utopía de los señores que mandan en ella probablemente es la pesadilla de los subordinados.

Nieva acierta al denunciar la aporía del razonamiento dominante según el cual el mismo sistema y las mismas tecnologías que han destruido el planeta pueden ser los que salven a la humanidad y colonicen ordenadamente otros mundos. Y también al mencionar precedentes no del todo obvios: la idea germinal de Hugo Gernsback de que «el destinatario natural» de la ciencia ficción fuera el empresario, el emprendedor; la mitología ciberpunk del llanero solitario triunfante en un entorno incomprensible para los demás; incluso la participación de Arthur C. Clarke en el desarrollo de los satélites, «el punto nodal entre ciencia ficción y capitalismo (…) la primera tecnología que privatizó Estados Unidos y liberó al usufructo corporativo». También se permite bromear sobre la posibilidad de que el «componente especulativo» de la ciencia ficción hiciera referencia a la especulación financiera, y concluye: «¿Será la ciencia ficción una fase superior del capitalismo, la asociación más virtuosa entre empresariado, tecnología y literatura?».

Guau. Nosotros pensando en nuestras cositas y resulta que esos autores que no puedes comprar en las librerías, los que nuestros propios lectores más jóvenes no conocen, son el faro que guía el sendero del futuro para los tipos que aparentemente lo diseñan. Y todo suena verosímil, cuadra, está justificado en las declaraciones de interesados como el granujilla de Elon Musk, etc. Mis dieses hasta aquí, en resumen.

El problema del librito de Nieva es que las setenta páginas posteriores, más de la mitad del libro, no son tan efectivas. Mientras en las primeras abundan los datos, se cita a autores del género de forma acertada, se hila un discurso, en las siguientes, interesantes por lo demás, tengo la impresión de que ha pegado cuatro textos escritos sobre temas tenuemente asociados que no tienen la misma relevancia y solidez, aunque estén vagamente relacionados y completen la extensión de librito. Y si no es así, entonces en cualquier caso no sigue a la misma altura.

El primero de los capítulos posteriores, «Cambio climático. El gran orgullo del hombre blanco», es el más interesante, a partir de la idea de que la narrativa apocalíptica es una fantasía blanca masculina cisheterosexual, ya que sólo el macho empresario se ve capaz (ja, ja de nuevo) de ponerle remedio. A partir de algunas tendencias como la de hacer barbacoas para quemar todo el carbón posible porque así somos los machotes (es cierto, existe), Nieva desarrolla esa ideal central sin argumentarla mucho más allá de algunas publicaciones entorno a la idea del «ecopragmatismo», realmente asquerosa, pero el texto no pasa de describir del tema.

Muchos más problemas me plantea «Ciencia ficción comunista o socialismo interplanetario», que es un articulito con muy importantes carencias. Si en las páginas anteriores Nieva mostraba conocimiento del género y apenas cometía nada más que un error significativo (al calificar a Judith Merrill como autora de ciencia ficción «dura»), aquí el autor ignora por completo la existencia de una escuela «izquierdista» de cf estadounidense, por desconocimiento o por no encajar con el discurso global que quiere transmitir con el volumen.

El capítulo se centra en explicar la (por otro lado, absolutamente memorable) historia de la Cuarta Internacional Posadista, un movimiento argentino que pretendía fusionar comunismo con ufología. Por lo que relata Nieva, la historia daría para uno de esos libritos de historia y ascopena de Eric Vuillard, y no la destripo porque es extremadamente curiosa. Pero el hecho de que cite a los Posadistas y derivados como única alternativa «al monopolio de la imaginación cósmica de la ciencia ficción capitalista» demuestra que no conoce o no quiere dar valor porque contradicen su argumentario a Frederick Pohl, Robert Sheckley, Iain Banks, Ken McLeod y tantos otros si nos limitamos estrictamente a la cf anglosajona.

En particular, se echa de menos que Nieva dé cancha sin cuestionarlos a algunos razonamientos totalmente contrarios a un concepto tan en vigor en la cf como el de «el bosque oscuro», popularizado sobre todo por el chino Cixin Liu, porque de hecho no menciona ni una sola vez a ningún escritor de cf no anglosajón, lo que parece un tanto contradictorio con sus planteamientos (si bien es cierto que el fundamento de la cf capitalista está donde está, es decir, en la tradición estadounidense).

Luego, tanto «Ciencia ficción capitalista, fase superior del colonialismo» como el Epílogo (una suerte de relato metaficticio en que se aplica lo anterior) me resultan bastante ajenos. El razonamiento de fondo del capítulo es que los pueblos indígenas, «los sobrevivientes del fin del mundo que trajeron el capitalismo y el colonialismo son los únicos portadores de la sabiduría que ilustra formas diferentes de habilitar este y otros planetas de cara a un final irreversible».

A mí como lector de ciencia ficción el que se remita a la Pachamama (literalmente, no es un decir) como referente para el futuro desarrollo de la humanidad se me hace bastante cuesta arriba, quizá en mi condición de blanco (o no, según quien lo diga en USA), cisheterosexual miembro del grupo dominante etc. También porque, pese a todo, mantengo cierta fe en la ciencia en sí, más allá de su uso comercial.

Pero sobre todo me molesta que Nieva desconozca o prefiera ignorar lo muy interesada que ha estado la cf por otras formas de desarrollo social alternativas al capitalismo occidental, incluso en novelas tan conocidas como Dune o en la práctica totalidad de la obra de Jack Vance y buena parte de lo mejor de Robert Silverberg, sin olvidar tendencias actuales como el afrofuturismo, la obra de su paisana Angélica Gorodischer etc. Como en el capítulo anterior, Nieva no ha hecho los deberes y su tratamiento superficial, como de ocurrencia a la que pega sus propios intereses sin buscar más, contrasta con el de las primeras páginas, recordándonos otros lamentables acercamientos a la literatura de cf tomando el rábano por las hojas que hemos sufrido a lo largo de los años.

Ciencia ficción capitalista, en suma, abre puertas y es sin duda una aportación interesante, pero se cierra sólo como peldaño esperemos que a obras mayores. Para un lector ajeno al género probablemente despertará su interés por el fenómeno anómalo que supone la ciencia ficción, para el encallecido sólo aporta un desarrollo de una única idea interesante, para la que quizá habrían bastado treinta páginas.

Ciencia ficción capitalista. Cómo los multimillonarios nos salvarán del fin del mundo, de Michel Nieva (Anagrama, Nuevos cuadernos Anagrama 79, 2024)
144 pp. Bolsillo. 12,90€